El chochin es un incansable constructor de nidos. Sirviéndose de plaquetas de musgo, telas de araña y hierbas húmedas construye simultáneamente media docena de ellos y, a continuación, los cuelga, como si se tratasen de barquillas de un globo, de las ramas de una conífera, invitando, al mismo tiempo, a su compañera a que les haga una visita de inspección. Cuando la hembra ha encontrado la construcción a su gusto, se instala en uno de ellos para efectuar la puesta después de haber cubierto el interior con un sinnúmero de pequeñas plumas blancas. Los demás nidos sirven de repuesto en caso de que tuviera que abandonar el primero.