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Arte Carolingio: renovacion cultural

 

A partir de mediados del siglo VIII se da en Europa occidental un florecimiento artístico que responde, sin duda, a una nueva situación política y cultural. Desde finales del siglo VII los pipínidas dirigían la monarquía merovingia y a principios del siglo VIII se afianzaron con Carlos Martel.

Su sucesor, Pipino el Breve fue nombrado, en el 751, rey de los francos por el Papa e intentó establecer las bases para la unidad de la Europa occidental desde la colaboración con el poder temporal y espiritual.

Arte Carolingio: la renovación cultural de Carlomagno y la alianza con la Iglesia.

Con la coronación de su hijo Carlomagno en el 800 por parte del Papa, interesado en formar un imperio  occidental para rivalizar con Bizancio, resurgirá la idea del cesaropapismo a imitación de la época del gran emperador cristiano Constantino.

 

Carlomagno personificará en occidente la Renovatio Imperii y desde su círculo palatino y de los centros m

onásticos relacionados con él se iniciará una aventura cultural que hará aflorar el arte de la baja romanidad sin menospreciar otros estímulos mediterráneos y orientales.  En las representaciones artísticas de acontecimientos históricos y religiosos se hallará un medio para hacer extensible al pueblo franco la idea del imperio que se quería hacer revivir.

Durante los primeros años del siglo IX se estabilizaron las conquistas y se organizaron los territorios, aumentando la clientela y el número de vasallos. Con el sucesor de Carlomagno, Ludovico Pio (814-840) se acabó el cesaropapismo y se dio preeminencia al ámbito de lo religioso.

A la hora de establecer su sucesión, Ludovico intentó conciliar las prácticas germánicas de división de la tierra con la transmisión de patrimonios íntegros a la iglesia, creando luchas de sucesión.

Hacia mediados del siglo IX el imperio entró en crisis y aunque Carlos el Calvo ostentase el título imperial, después de él hubo que esperar a los monarcas germánicos del siglo X para ver de nuevo la constitución de un imperio.

En estas circunstancias toma forma lo que se ha llamado renacimiento carolingio, un fenómeno más de carácter político-religioso que artístico-estético.

Sin cuestionar la validez del término, hay que reconocer que se desarrolla un arte ligado  a la clase dominante, en las grandes sedes religiosas y políticas del imperio, imprescindibles  para llevar a cabo la grandiosa concepción imperial de Carlomagno.

 

Este arte muestra el interés por descubrir, de una manera selectiva y planificada, lo que se consideraba la edad de oro de la Roma cristiana, o sea, el siglo de Constantino.

Este propósito se hallaba una plataforma en la consolidación de los vínculos entre la iglesia franca y la romana, lo que favorecía los contactos con el mundo mediterráneo.

La reorganización del reino franco y las grandes iniciativas de mecenazgo por parte de la familia imperial y de los eclesiásticos, muy a menudo unidos a la corte por vínculos de parentesco, potenciarán una eclosión artística de gran magnitud.

Los datos acerca de la construcción y decoración mural de catedrales, iglesias conventuales y residencias reales son espectaculares.

Las escuelas ubicadas en estos edificios albergaban talleres de artistas de los que saldrían códices iluminados y todo tipo de objetos suntuarios.

Dado el ideal de resurgimiento del clasicismo, las pautas artísticas serán buscadas en el mundo paleocristiano, bizantino y griego-latino, pero el peso de elementos étnicos de diversa procedencia también se dejará sentir sobre las creaciones carolingias.

 

1 comentario en «Arte Carolingio: renovacion cultural»

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