PAUL GAUGUIN (Pintor) (1848-1903)
Después de pasar su infancia en Perú, Gauguin regresó con sus padres a Francia, más precisamente a Orléans.
En 1887 se unió a la Marina y más tarde trabajó en la bolsa de valores.
A los 35 años tomó la decisión más importante de su vida: dedicarse totalmente a la pintura.
Así comenzó una vida de viajes y bohemia, que dio lugar a una producción artística única que fue decisiva en las vanguardias del siglo XX.
Su obra, lejos de poder enmarcarse en ningún movimiento, era tan singular como la de sus amigos Van Gogh o Cézanne.
Sin embargo, es cierto que tuvo seguidores y que puede ser considerado el fundador del grupo de los Navis, que, más que un concepto artístico, representaba una forma de pensar la pintura como una filosofía de vida.
Sus primeras obras trataron de capturar la simplicidad de la vida en el campo, algo que logra con la aplicación arbitraria de los colores, en oposición a cualquier naturalismo, como lo demuestra su famoso Cristo Amarillo.
Los colores se extienden planos y puros en la superficie, casi decorativamente.
En 1891, el pintor partió hacia Tahití, en busca de nuevos temas, para liberarse del condicionamiento de Europa.
Sus lienzos están cargados de la iconografía exótica del lugar, y no faltan escenas que muestran un erotismo natural, fruto, según los conocidos del pintor, de su pasión por los nativos.
El color adquiere mayor preponderancia representado por el rojo, amarillo, verde y violeta intensos.
Cuando regresó a París, realizó una exposición individual en la galería Durand-Ruel, volvió a Tahití, pero se estableció permanentemente en la isla de Dominique.
Obras destacadas de GAUGUIN
