Principales características de la ciudad medieval
Las ciudades medievales no tienen un modelo, por lo que en general se adaptan a las circunstancias históricas y geográficas. Las calles son de un trazado irregular pero están organizadas de tal manera que forman un espacio unitario, siendo imposible tener una idea general del barrio o la ciudad.
Las calles no son iguales, sino que existe una gradación de arterias primarias y secundarias, las plazas son ensanchamientos muy relacionados a ellas, excepto las vías secundarias (simples pasajes). El resto es utilizado para el comercio, las reuniones, etcétera. Las casas, casi siempre de varias plantas, contribuyen a formar él ambiente de las calles y las plazas. Los espacios públicos y privados no forman zonas continuas y separadas, sino que existe un espacio público común, complejo y unitario que se reparte por toda la ciudad. El espacio público de la ciudad tiene una estructura compleja, puesto que debe guardar espacio para los distintos poderes por lo que no hay un “centro”, sino varios: centro cívico (palacio municipal), centro religioso (catedral y palacio episcopal) y uno o más centros comerciales (asociaciones mercantiles). Las ciudades se organizan en barrios que tienen su propia fisonomía individual y a menudo su propia organización política. En el centro de la ciudad se ubica la gente con más dinero, mientras que la más pobre vive en los suburbios. En el centro se construyen algunas estructuras muy altas, las que marcan el perfil culminante de la ciudad. Toda ciudad debe tener una muralla, y a medida que esta va creciendo se ocupan los espacios dentro de la antigua y se construyen nuevas casas.
La ciudad medieval
Al promediar el año 1000 el temor a las cruentas invasiones bárbaras que asolaban a toda Europa colmaba de un sentimiento apocalíptico la mentalidad del habitante del medievo. Este concebía a la tierra como una superficie circular, plana y estratificada en torno a la cual giraba todo el universo. Esta visión del mundo, la teoría geocéntrica de Toloméo, la cual permaneció vigente durante más de 1.300 años hasta que a raíz de sucesos tales como el descubrimiento de América y el pensamiento de sabios como Copérnico sea refutada, complacía particularmente a la iglesia, la cual creía reforzar sus enseñanzas con dichos postulados. Los clérigos de la edad media impusieron un dogmatismo tal que impidió durante mucho tiempo aceptar (o siquiera considerar seriamente) teorías que se opusieran a las validadas por la iglesia. La edad media concebía al cosmos como unificado y jerárquicamente organizado. En el sistema religioso imperante, cristalizado en la escolástica, toda fase de la realidad recibía un puesto específico que determinaba completamente su valor según la mayor o menor distancia respecto al ser supremo.
Durante el siglo VII numerosas tribus politeístas provenientes de Arabia se constituyen en musulmanes, navegan por el mediterráneo(centro principal de intercambio comercial entre oriente y occidente) y atacan salvajemente a los que no profesan su fe. Con la actividad comercial anulada, las ciudades pierden su razón de ser y la diezmada población europea emigra hacia el centro del continente huyendo de la amenaza islámica, siendo esta la consecuencia más evidente de la crisis económica y política de los 5 primeros siglos que siguieron a la caída del imperio. Al desaparecer la moneda (por tornarse un elemento superfluo debido a la inexistencia de intercambio comercial), la tierra se constituye en el elemento en torno al cual gravita el poder. El rey se empobrece, debido a la imposibilidad práctica de recaudar impuestos, y se convierte en gobernante sólo de nombre, puesto que son los dueños de las tierras (los nobles) quienes verdaderamente poseen las riendas de la sociedad feudal que comienza a gestarse.
El desorden institucional y el temor a las invasiones bárbaras reinaban en la sociedad. Sumidos en la incertidumbre, los campesinos se cobijan bajo la égida de los que comienzan a afianzarse como señores feudales. Estos eran los antiguos nobles, los propietarios de las tierras que impusieron una relación de vasallaje en la que se pagaba con trabajo la tierra y la protección prometida. La ausencia de un poder centralizado provocó que la defensa se organizara en torno a un señor y su burgo, los cuales eran recintos amurallados que albergaban viviendas e iglesias, allí se refugiaría la población en caso de una invasión bárbara. En él vivían el señor feudal, clérigos, domésticos y los caballeros que se encargarían de la defensa, los cuales eran meros mercenarios al servicio del señor que amedrentaban a los campesinos exigiendo ser mantenidos a cambio de la protección que aseguraban.
Así, la sociedad medieval se estratificó completamente, encontrándose en lo más bajo los campesinos (llamados siervos de la gleba) quienes eran los encargados de proveer el sustento a los clérigos (la clase que ora) y a los caballeros (la clase que combate) cultivando la tierra. La propiedad de ésta se encontraba en manos de los señores, quienes la dividían en dos partes: una, el llamado dominio; que albergaba las habitaciones del señor, construcciones que sirven para la explotación agrícola, y diversos talleres, y la otra se hallaba dividida en pequeñas parcelas (tenures), concedidas a los campesinos a cambio de tributos sobre el producto de su parcela y días de trabajo(corvvés) para el dominio del señor, quien apenas posee mano de obra propia. Estas prestaciones de trabajo personal se realizaban tres días a la semana, aunque paulatinamente, y debido a las vigorosas luchas de los campesinos contra las corvvés, desaparece esta forma de explotación y el señor divide su dominio en nuevas tenures, obteniendo su renta casi exclusivamente de la renta anual sobre estas tierras.
La ciudad medieval crece en las ruinas de La ciudad antigua, en donde los grandes espacios públicos de la antigüedad (termas, teatros, anfiteatros) se transforman en fortalezas; las murallas (de la antigua ciudad) se mantienen en activo o bien se reducen con el fin de proteger una parte limitada de la ciudad, uniendo entre sí los puntos defensivos más importante. En esta sociedad rural, que forma la base de la organización política feudal, las ciudades ocupan un puesto marginal. Ya no actúan como centros administrativos y sólo en pequeña escala como centros de producción e intercambio.
La adecuación del hombre medieval tanto al campo como a las ruinas de la antigua ciudad se dio en forma semejante: con un carácter espontáneo, sin prejuicios, siguen con indiferencia las formas irregulares del terreno y las formas regulares de la ciudad romana, adaptándose con seguridad a estos ambientes; por último anulan cualquier diferencia entre naturaleza y geometría, es decir, deforman con pequeñas irregularidades las líneas precisas de los monumentos y calles antiguas, y simplifican las formas imprecisas del paisaje, siguiendo las líneas generales de los perfiles montañosos, de los valles y de los cursos de agua.
A finales del siglo X comienza el renacimiento económico de Europa: la población aumenta, la producción agrícola se incrementa y el comercio adquiere una nueva importancia. Esto sucede por diversas razones:
- La estabilización de los últimos pueblos invasores.
- Las innovaciones técnicas en agricultura, como por ejemplo los molinos hidráulicos.
- La influencia de las ciudades marineras(Venecia, Génova, por ej.) que mantuvieron el contacto con el comercio internacional del mediterráneo y que estimulan el surguimiento de otros centros comerciales.
A comienzos del siglo XI el papa convocó a los cristianos de Europa con objeto de recuperar la ciudad santa de Jerusalén, que se hallaba en poder de los musulmanes. Miles de cristianos entre caballeros, campesinos, príncipes y peregrinos, respondieron al llamado y emprendieron un largo peregrinaje militar (las cruzadas) desde Europa occidental hasta Palestina (hoy Israel). Las cruzadas contribuyeron en gran medida a la revitalización de la vida urbana puesto que liberaron el Mediterráneo (antes en poder de los musulmanes) y reabrieron rutas comerciales con oriente. Al disminuir las amenazas de ataques bárbaros, comenzaron a surgir poblaciones aledañas a las fortalezas, las que paulatinamente fueron aumentando el tamaño de sus murallas (crecimiento en forma de anillo) e integrando a los nuevos habitantes.
Comienza a gestarse una nueva clase social: la burguesía. Los burgueses (llamados así porque vivían en los Burgos) no son más que los artesanos y los nuevos comerciantes descendientes de los domésticos especializados del señor, del obispo y de la guarnición de caballeros de la fortaleza. Las leyes que regían la vida urbana no podían ser iguales que las que lo hacían con la vida rural. Asimismo, al cesar la amenaza de una invasión, los tributos exigidos por los señores se hicieron intolerables, puesto que ya no era necesaria la protección que brindaban. Comenzaron a surgir nuevas comunas que buscaron obtener autonomía jurídica y administrativa, para lo cual en varios casos debieron recurrir a la violencia, aunque en la mayor cantidad se logró obtener con dinero. Estas ciudades ya autónomas se hallaban regidas por un consejo elegido por sus habitantes. Las aspiraciones de la burguesía fueron favorecidas por la realeza, la cual le otorgó privilegios buscando recuperar el poder perdido frente a los señores feudales, puesto que las ciudades liberadas pasaban a depender de la corona. Con el retorno del comercio, aumenta la prosperidad en las ciudades, donde la burguesía concentra un poder económico(al retornar los intercambios pecuniarios) mucho más grande que el de los señores feudales, y relega a la actividad rural a una actividad de segundo grado en importancia, ocupando el lugar de esta la actividad comercial.
Asimismo, la gente que no consigue trabajo en el campo se refugia en las ciudades, creciendo la masa de artesanos y comerciantes, los que viven al margen del régimen feudal. La ciudad (burgo) les queda chica, por lo que surgen los suburbios (construcciones hechas fuera de la muralla) que pronto serán más grandes que la ciudad antigua, debiéndose construir nuevas murallas de protección que les contengan. La burguesía intenta sustraerse del sistema político feudal y asegurarse las condiciones necesarias para su actividad económica: libertad personal, autonomía jurídica, autonomía administrativa, un sistema de impuestos proporcional a las rentas y destinado a las obras de utilidad pública (en general fortificaciones y armamento).
La nueva organización surge en primer momento como organización privada, más tarde se enfrenta con los obispos y príncipes feudales, y se convierte en comuna, un Estado con ley propia que está por encima de las prerrogativas personales y de los grupos, aunque no obstante respeta los privilegios económicos. Los órganos del gobierno de la ciudad son: 1- un consejo mayor, formado por los representantes de las familias más importantes; 2- un consejo menor, que funciona como junta ejecutiva, 3- un determinado número de magistrados elegidos por sorteo.
A estos se contraponen las corporaciones, asociaciones que representan a una parte de los ciudadanos y las “compañías del pueblo armado”, que nombran un magistrado. Subsiste junto al poder civil el poder religioso de los obispos y las órdenes monásticas. Como árbitro de los conflictos entre los distintos cuerpos políticos y las clases, en ciertos casos es llamado un magistrado foráneo, el “podesto”.
La ciudad depende del campo para abastecerse de víveres. La “ciudad estado” medieval es una ciudad cerrada, ya que no concede la igualdad de derechos al habitante del campo y su política es guiada por los intereses de la población urbana. A su vez esta población no es un cuerpo que pueda manifestarse en común; la clase dominante representada en los consejos se va ampliando progresivamente, pero no llega a incluir a los trabajadores asalariados, y cuando estos deciden luchar por el poder (350) son derrotados, quedando el poder en un grupo de familias aristocráticas o en una sola familia; se pasa de comuna a señoría.
La ciudad importa víveres y materias primas del campo, y exporta los productos de la industria y el comercio. Como consecuencia de este intercambio y del aumento general de la población, el campo se lanza a la colonización de nuevas tierras y al aprovechamiento más intenso y racional de las ya cultivadas para aumentar la producción agrícola. La antigua organización de las cortes es inadecuada para apoyar esta expansión, ya que se basa en la autosuficiencia (cada finca cultiva los productos que necesita y fabrica los utensilios que utiliza). Con la llegada de trabajadores libres a la ciudad (provenientes del campo) los propietarios de las cortes fundan para ellos nuevas ciudades en terrenos libres que todavía deben ser saneados y cultivados. Estas nuevas ciudades imitan a la perfección a las ciudades-estados, pero permanecen sujetas a las leyes feudales en el campo político y judicial.
Por razones económicas o militares surgen en las márgenes del mundo europeo nuevas ciudades. Este proceso de fundaciones y el desarrollo de las ciudades-estados se detendrá a mediados del 300 a causa de una brusca disminución de la población debido a una serie de epidemias y la gran peste de 1348-49.
aprende a escribir talia carrasco
jijijijiji es muy fome jajaja jaja
Bueno?
muy buena respuesta
es super bkn saber sobre la ciudad medieva pero es tan fome la tarea que da muxo sueñito jajaja esto es tan aburrido que nadie lo estudia swoy yo y la yoana cheuquepan ,fernanda gonzales ,glenda barria,lisette ramirez son tan fomes xaoooo jijjijijiji 🙂 <3
lo podrian hacer mas corto o resumir es demasiado largo para copias y Gracias por que al FINAL yo lo tuve que resumir
ESTA TODO BIEN RESUMIDO GRACIAS
muy bueno gracias