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EL FAUSTO DE GOETHE: Friedrich Wilhelm Murnau

EL FAUSTO DE GOETHE de Friedrich Wilhelm Murnau

Mayo de 1926. Friedrich Wilhelm Murnau acaba de terminar el rodaje de Fausto, la más compleja producción realizada hasta entonces por la UFA. Seis meses de rodaje, dos millones de marcos, miles de metro de negativo y un reparto internacional encabezado por Emil Jannings para una película que revolucionará los métodos de rodaje en estudio y las técnicas de efectos especiales.

Murnau: EL FAUSTO DE GOETHE

Murnau: EL FAUSTO DE GOETHE

Para este film Murnau rueda con dos cámaras un gran número de tomas destinadas al montaje de distintos negativos que se distribuirán por todo el mundo. Las grandes superproducciones como Fausto se distribuían por todo el mundo y se tiraban cientos de copias. Los negativos se deterioraban con los sucesivos tirajes, y por ello era necesario disponer de negativos dobles o de seguridad.

De Fausto se montaron varios negativos con tomas muy diferentes entre sí. Estas distintas versiones pueden hoy verse a través de copias y negativos repartidos por archivos de todo el mundo.

El guión de Hans Kyser se basa en el Fausto de Johann Wolfgang von Goethe, de Christopher Marlowe y en un manuscrito de Ludwig Berger. Alimentarse de las referencias de toda la cultura alemana respecto al mito de Fausto es sin duda uno de los mayores aciertos de la producción del film.

No solo la producción literaria sirve de estímulo, sino también la pictórica. Murnau toma cuadros de Caspar David Friedrich o de Lovis Corinth como ejemplo para componer distintas escenas de la película, y las ilustraciones que August von Kreling realiza para el Fausto de Goethe publicado en 1885 son una referencia constante. No hay que dejar de señalar que dichas ilustraciones alcanzaron una gran popularidad hacia finales de siglo XIX y comienzos del XX.

El maravilloso genio y la cultura de F. W. Murnau le sirven para utilizar las influencias de todas las artes en provecho de la calidad de sus filas. No en vano, la versión americana se titula Fausto, un poema en imágenes. Como dirían los geniales Les Luthiers: qué más podemos añadir que no se haya dicho ya… o que sí se haya dicho…

El film

El comienzo del film es realmente impactante. La guerra, la peste y el hambre cabalgando sobre la tierra, rodeados de humo e iluminados por cañones de luz desde la izquierda. Los claroscuros, presentes en todo el film, configuran un cuadro extraño e inquietante. Enseguida surge Mefisto, apenas iluminado y vestido por supuesto de negro. El Arcángel da la réplica y se opone con blanco puro y su iluminación exagerada. Podemos ver que Mefisto aparece en la parte inferior de la pantalla y el Arcángel en la parte superior, sumando un elemento más a la oposición divino-demoníaco.

Fausto es presentado por Mefisto como un ser egoísta que busca la piedra filosofal, la que convierte el metal en oro. Un picado nos muestra una bola iluminada de blanco humeante en primer plano y a Fausto algo más alejado con mirada ansiosa. Por momentos se ve iluminada su frente, su larga barba, sus manos…

La siguiente secuencia nos muestra la ciudad en una imagen de postal, y a Mefisto tapando el sol con sus inmensas y terroríficas alas. El vestuario es realmente impresionante, tanto el suyo como el que vimos del Arcángel. Parecen casi más esculturas que vestidos. Mefisto extiende el humo negro de la peste por la ciudad, que rápidamente se llena de muertos. Y los que los transportan llevan capirotes parecidos a los del Ku-Klux-Klan. (Da una grima…) La locura se apodera de la ciudad y la gente corre desatada, desoyendo los consejos del predicador majareta que les amonesta por su impiedad.

Fausto ve que no puede hacer nada para que la plaga remita y se pone a quemar sus libros. Pero uno de ellos se abre por una interesante página… Entre el fuego y a través del humo Fausto recoge el volumen y comienza a hojearlo. La siguiente es una imagen de cuadro romántico; pero no por su belleza impresionante (árbol, luna, niebla, la capa…), sino literalmente. Si miramos la pintura de Caspar David Friedrich llamada Hombre y Mujer contemplando la luna veremos que son como dos gotas de agua (pequeñas y resbaladizas… No, no, era broma ;-).

La secuencia de la invocación al demonio en el cruce de caminos es fascinante. Rayos atravesando la escena, el círculo de fuego elevándose gracias a los (primitivos) efectos especiales, la aparición de Mefisto con apariencia de viejo. Todo destila ese sabor romántico que Murnau trabaja tan bien.

Fausto corre hacia su casa, tratando de huir del demonio (como si fuese posible), hasta que se deja vencer por la tentación de la juventud. El demonio le ofrece un día de prueba, que termina por aceptar. Al firmar el pacto Mefisto cambia su atuendo por una túnica negra acompañada de capa, gorro y la pluma, que le da un toque cómico. Es magistral la escena en la que se desdobla y le dice a su yo vestido de viejo que se vaya.

Entonces le muestra a Fausto a una preciosa joven desnuda (¡guau!) y a requerimiento de éste lo lleva volando en su capa a través del mundo. Las montañas, ríos y nubes que se contemplan forman parte de un complejo decorado que contenía unos raíles por los que se movía la cámara. El empeño puesto por Murnau en filmarlo de la mejor forma posible es encomiable, pero quizá pudo ahorrarse una o dos de las tropecientas tomas que rodó. El resultado es todo lo satisfactorio que se podía pedir. En esta secuencia aparecen al final unos pájaros primitivos que posiblemente copió Murny de una ilustración de August von Kreling para la ya señalada edición de 1875 del Fausto de Goethe. Y la propia imagen de los dos encima de la capa es también de una ilustración de von Kreling.

EL FAUSTO DE GOETHE

EL FAUSTO DE GOETHE


Llegan hasta el palacio de la duquesa de Parma, acompañados de esclavos negros, elefantes y suntuosos regalos. El vestuario es elegante, quizá hasta pomposo. De nuevo vemos como actúa el demonio y consigue que la duquesa quede prendada de Fausto. La escena de la “muerte” y “resurrección” de Mefisto es genial. El toque de humor que proporciona Emil Jannings con su interpretación es sencillamente soberbio. Sigue jugando Murnau con la luz cuando Fausto lleva a la duquesa al lecho haciendo oscilar la lámpara que está junto a él. Entonces se cumple el día de prueba, y Fausto por supuesto sella el pacto y consigue la eterna juventud.

Tras una elipsis vemos a Fausto aburrido y a Mefisto tentándolo con la corona brillante del emperador. Vemos aparecer al fondo un pequeño pueblo en fiestas, y entonces Fausto decide volver a su hogar. Allí aparece por primera vez a Gretchen, la preciosa Camilla Horn, que se encamina como todos a la iglesia. Desde el exterior vemos una pequeña ventana que da a la habitación de Gretchen, tejados a la altura del suelo y unas empinadas escaleras que recorren el pueblo. El decorado es realmente precioso, y parece propio del cuento de Blancanieves.

Ante la iglesia se cruzan Fausto y Gretchen, y esta última entra rápidamente. Rayos de sol entrando desde la derecha y el vestido blanco conforman una luminosidad angelical para la protagonista. Como contraste vemos a Mefisto que no puede entrar en la iglesia y que se te tapa los oídos ante los cánticos religiosos de los feligreses.

Una vez terminada la misa regresa la joven a su casa, alterada por su encuentro con el joven Fausto, y allí la recibe su recién llegado hermano Valentin. Al entrar de nuevo en su cuarto descubre un collar, puesto allá por Mefisto, pero no se atreve a cogerlo. La escena en la termina por fin por cogerlo está rodada hacia una esquina de la habitación, con una mesa en primer término a la izquierda, Gretchen más alejada y a la derecha y la ventana al fondo. Con estos sencillos elementos y la actuación de la actriz Murnau logra una intriga y una sensualidad que traspasan la pantalla.

Murnau: EL FAUSTO DE GOETHE

Una de las escenas más bonitas del film es en la que aparecen los niños jugando sobre la hierba llena de flores, y terminan por unírseles Gretchen y Fausto. El segundo persigue a la primera hasta que la alcanza y (como no podía ser de otra manera) la besa. Primero bajo las sombras de un árbol, y más tarde junto a la casa, rodeados de flores sentados en un banco y después de que ella haya deshojado una margarita. ¡Qué innecesario!, (y qué bello).

Paralelamente hemos visto cómo Mefisto seduce (muy a su pesar) a Martha, la tía de Gretchen, para urdir su malévolo plan.

Gretchen está peinándose en su alcoba, una vela ilumina la parte izquierda y al fondo, como siempre, está la ventana. Se acerca y la abre para respirar aire fresco, y aparece Fausto. Al verlo forcejea tratando de cerrarla de nuevo, pero termina dándose por vencida. Mefisto, que ha prometido mantener alejado al hermano, sin embargo lo pone sobre aviso. La escena en la taberna nos muestra unos gigantescos toneles y una total ausencia por lo demás de elementos decorativos, alejándose del realismo por la vía de la austeridad. (¡Qué genio, este Murny!) El ángulo imposible con que se encuadra la escena y la puerta difícil de situar nos recuerdan sin duda a El gabinete del Dr. Caligari.

Los claroscuros vuelven a dominar en la siguiente secuencia. Ya de noche, Mefisto va hacia la casa y despierta a la madre, que encuentra a Fausto y a Gretchen en la alcoba, y muere de la impresión. Regresa Valentin, y se bate en duelo con Fausto entre las sombras de la entrada de la casa y un fuerte viento. Mefisto “ayuda” a Fausto y atraviesa al hermano con su espada, apremiando a Fausto para que huya. Impresionante imagen suya iluminado sobre un trozo de pared y el resto en sombras, con Valentin moribundo a sus pies.

Los vecinos comienzan a acudir con sus faroles. Valentin acusa a su hermana de puta, y pide que la lleven a la picota. (La familia apoyando, como siempre.)

Mefisto y Fausto cabalgan a lomos de un demoníaco corcel, en similar estampa al cuadro de Lovis Corinth Dos caballos al galope con Fausto y Mefisto, de 1922. Rodeado de fuego grita Fausto el nombre de Gretchen.

Y la preciosa Gretchen recibe encadenada la repulsa de todos. Después de ser liberada regresa a su casa, andando como sin vida. Recuerda a la escena inicial de Caligari.

Es invierno. Gretchen ha tenido un niño. La vemos semejante a la Virgen, a la intemperie. Con un niño que se le muere de frío en los brazos. Está nevando. Gretchen se pone en pie y atraviesa una senda nevada. Una palmera en mitad de la escena nos hace un absurdo guiño. En ningún lugar es acogida. Muerta de frío y delirando, deja a su hijo en la nieve. Unos alguaciles se encuentran con ella, piensan que ha matado a su hijo y la detienen.

Gretchen grita pidiendo ayuda a Fausto. Su imagen se superpone a una imagen que recorre la tierra hasta llegar a Fausto, que reacciona. Éste acusa a Mefisto de haberlo engañado, pues su amada está sufriendo.

Fausto Murnau

Fausto Murnau

Gretchen es condenada a la hoguera mientras Fausto regresa para verla. Al verla, Fausto reniega de la juventud que ha provocado ese dolor, por lo que Mefisto se la arrebata. Fausto, de nuevo anciano, se abraza a Gretchen, que reconoce en él a su amado. Se besan. Y juntos se consumen por el fuego.

Mefisto ha perdido. Una palabra destruye el pacto.
AMOR

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