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El arte DADAÍSTA

INTRODUCCIÓN AL DADAÍSMO

El dadaísmo surgió en 1916, por iniciativa de un grupo de artistas que, no creyendo en una sociedad a la que consideraban responsable de los daños de la Primera Guerra Mundial, decidieron romper deliberadamente con todos los valores y principios previamente establecidos por ella, incluidos los artísticos.

La palabra «dadá» en sí misma no tiene otro significado que la falta de significado, siendo un ejemplo de la esencia de este movimiento iconoclasta.

El principal foco de este nuevo movimiento artístico fue el Café Voltaire, fundado en la ciudad de Zurich por el poeta Hugo Ball y al que se unieron los artistas Hans Arp y Marcel Janco y el poeta rumano Tristan Tzara.

Sus provocadoras actuaciones y la publicación de numerosos manifiestos pronto dieron a conocer el dadaísmo en toda Europa, ganándose el apoyo de artistas como Marcel Duchamp, o Francis Picabia.

No debe sorprender que los artistas y los poetas trabajen juntos – el dadaísmo propuso la acción interdisciplinaria como la única forma posible de renovar el lenguaje creativo. De esta manera, todos podían experimentar varios campos al mismo tiempo, intercambiando técnicas o combinándolas.

Nihilistas, irracionales y a veces subversivos, los dadaístas no sólo rompieron con las formas de arte, sino también con el concepto de arte en sí mismo.

No sólo se cuestionan los principios estéticos, como hicieron los expresionistas o los cubistas, sino el núcleo mismo de la cuestión artística. Negando cualquier posibilidad de autoridad crítica o académica, consideran válida cualquier expresión humana, incluso involuntaria, elevándola a la categoría de obra de arte.

Efímero, pero efectivo, el arte dadaísta ha preparado el terreno para movimientos vanguardistas tan importantes como el surrealismo y el pop art, entre otros.

DADAÍSMO - Duchamp - La Fuente

DADAÍSMO – Duchamp – La Fuente

PINTURA DADAÍSTA

La pintura dadaísta fue uno de los grandes misterios de la historia del arte del siglo XX.

Los pintores de este movimiento, guiados por una anarquía instintiva y un fuerte nihilismo, no dudaron en anular las formas, técnicas y temas de la pintura tal como se habían entendido hasta ese momento.

Un ejemplo de esto fueron las pinturas de antimecanismos o máquinas de la nada, en las que el tema central era totalmente inédito para aquellos tiempos.

Representaban artefactos con una apariencia más poética que mecánica, cuya función era totalmente desconocida. Para dificultar aún más su análisis, los títulos elegidos nunca tuvieron relación con el objeto central del cuadro.

No es difícil deducir que, exactamente a través de estos antitemas, los pintores expresaron su repulsa hacia la sociedad, que con la mecanización estaba causando la destrucción del mundo.

Un capítulo aparte merece los collages, que pronto se convirtieron en el medio ideal de expresión del sentimiento dadaísta.

Era la recopilación de materiales aparentemente elegidos al azar, en los que siempre se podían leer textos elaborados con recortes de periódico de diferentes características gráficas.

La mezcla de todo tipo de imágenes extraídas de la prensa de la época hace de este tipo de trabajo una anticipación temprana de la idealización de los medios de comunicación de masas, que más tarde se convertiría en arte pop.

 

ESCULTURA  DADAÍSTA

La escultura dadaísta nació bajo la influencia de un fuerte espíritu iconoclasta. Una vez suprimidos todos los valores estéticos adquiridos y conservados hasta ahora por las academias, los dadaístas se dedicaron por completo a la experimentación, la improvisación y el desorden.

Los ready mades de Marcel Duchamp no pretendían otra cosa que profanar los conceptos de arte y artista exhibiendo objetos cotidianos como esculturas.

Uno de los más escandalosos fue sin duda el urinario que este artista francés se atrevió a presentar en el Salón de los Independientes, compitiendo con las obras de otros escultores.

Su intención era sólo demostrar hasta qué punto el criterio subjetivo del artista podía transformar cualquier objeto en una obra de arte. Con ejemplos de este tipo y otros, se puede afirmar que Marcel Duchamp es sin duda el primer padre del arte conceptual.

 

Al igual que en la pintura, también aparecieron los primeros antimecanismos, máquinas construidas con los elementos más estúpidos y con el único objetivo de exponer al público al desconcierto y la provocación.

Los críticos no fueron muy condescendientes con estas obras, que no podían entender ni clasificar.

Tales manifestaciones, por absurdas e insolentes que parezcan, comenzaron a definir la plasticidad que surgiría en los años siguientes.

 

FOTOGRAFÍA Y CINE DADAÍSTA

Artistas de su época, los dadaístas fueron sin duda los primeros en incorporar el cine y la fotografía a su expresión plástica. Y lo hicieron de forma totalmente experimental y guiados por una espontaneidad innata.

El resultado de este nuevo materialismo fue un cine completamente abstracto y absurdo, por ejemplo, el de directores como Hans Richter y la fotografía experimental de Man Ray y sus seguidores.

Man Ray fue exactamente el inventor de la conocida técnica del raiograma, que consistía en tomar la fotografía sin la cámara, es decir, colocando el objeto cerca de una película de alta sensibilidad y delante de una fuente de luz.

A pesar de su carácter totalmente experimental, las obras así concebidas lograron mantenerse en la cima de la modernidad el tiempo suficiente para formar parte de los anales de la historia de la fotografía y del cine artístico.

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