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Asegurar cultivos, una idea que vale la pena sembrar – Charla TEDSalon Berlin 2014

Charla «Asegurar cultivos, una idea que vale la pena sembrar» de TEDSalon Berlin 2014 en español.

En toda África subsahariana los pequeños agricultores son el pilar de las economías nacionales y regionales– cuando el tiempo no se vuelve impredecible y las cosechas no fracasan. La solución es un seguro, a escala continental, y con un costo muy bajo y asequible. La keniata Rose Goslinga y su equipo lideraron una forma poco convencional de darle a los agricultores cuyos cultivos fracasan temprano, una segunda oportunidad en una misma temporada.

  • Autor/a de la charla: Rose Goslinga
  • Fecha de grabación: 2014-06-23
  • Fecha de publicación: 2014-08-26
  • Duración de «Asegurar cultivos, una idea que vale la pena sembrar»: 604 segundos

 

Traducción de «Asegurar cultivos, una idea que vale la pena sembrar» en español.

En Kenia, 1984 se conoce como el año de la copa, o el goro goro.

El goro goro es una copa que se usa para medir 2 kilos de maíz en grano en el mercado, y el maíz se usa para hacer ugali, una tarta como la polenta que se come con verduras.

Tanto el maíz como los vegetales se cultivan en la mayoría de las granjas keniatas, lo que significa que la mayoría de las familias se abastecen de su propia granja.

Un goro goro alcanza para 3 comidas de una familia promedio, y en 1984, la cosecha completa cabía en un goro goro.

Fue, y todavía es, una de las peores sequías de las que se tenga memoria.

Hoy, aseguro a agricultores contra sequías como las del año de la copa, o, para ser más específicos, aseguro las lluvias.

Vengo de una familia de misioneros que construía hospitales en Indonesia, y mi padre hizo un hospital psiquiátrico en Tanzania.

Aquí estoy, de 5 años, frente a ese hospital.

No creo que imaginaran que al crecer vendería seguros.


(Risas)
Les contaré cómo fue que ocurrió esto.

En el 2008, estaba trabajando en el Ministerio de Agricultura de Ruanda, y mi jefa acababa de ser promovida a ministra.

Ella lanzó un plan ambicioso para empezar una revolución verde en su país, y antes de que nos diéramos cuenta, estábamos importando toneladas de fertilizantes y semillas y diciéndole a los agricultores cómo aplicar ese fertilizante y cómo sembrar.

Un par de semanas más tarde, el Fondo Monetario Internacional nos visitó y le preguntó a mi ministra: «Ministra, es genial que quiera ayudar a los agricultores a alcanzar la seguridad alimentaria, pero

¿y si no llueve?

» Mi ministra respondió con orgullo y en un tono algo desafiante: «Voy a rezar para que llueva».

Eso puso fin a la discusión.

En el auto, de regreso al ministerio, se dio vuelta y me dijo: «Rose, siempre has estado interesada en las finanzas.

Ve y consigue algún seguro».

Hace 6 años de esto, y el año pasado tuve la suerte de ser parte del equipo que aseguró contra la sequía a más de 185 000 agricultores en Kenia y Ruanda.

Tienen en promedio 1/5 de hectárea y pagan un promedio de 2 euros en primas.

Son microseguros.

El seguro tradicional no funciona con 2 o 3 euros de prima porque el seguro tradicional depende de las visitas a las granjas.

Un campesino aquí en Alemania sería visitado al inicio, a mitad y al final de la temporada, y una vez más si hubiera pérdida, para estimar los daños.

Con un pequeño agricultor del centro de África, las cuentas de esas visitas simplemente no cuadran.

En lugar de eso, está la tecnología y los datos.

Este satélite establece si hubo, o no, nubes, porque piénsenlo: Si hay nubes, puede que haya lluvias, pero si no hay nubes, entonces es imposible que llueva.

Estas imágenes muestran el inicio de las lluvias de esta temporada en Kenia.

Ven que cerca del 6 de marzo las nubes parecen ingresar y luego desaparecen, y luego cerca del 11 de marzo, las nubes efectivamente entran.

Eso y esas nubes, marcaron el inicio de las lluvias de este año.

Este satélite cubre toda África y lo hace desde 1984, y eso es importante porque si uno sabe cuántas veces hubo sequía en un lugar en los últimos 30 años, puede hacer una estimación bastante buena de la probabilidad de sequía en el futuro, y eso significa poder ponerle un precio al riesgo de sequía.

Los datos solos no son suficientes.

Ideamos algoritmos agronómicos que nos dicen cuánta lluvia necesita un cultivo y cuándo.

Por ejemplo, para el maíz se necesitan 2 días de lluvia para que los agricultores siembren, y luego tiene que llover cada 2 semanas para que el cultivo germine adecuadamente.

Después de eso, tiene que llover cada 3 semanas para que salgan las hojas, y durante la floración, se necesita lluvia con más frecuencia, cerca de una vez cada 10 días para que se forme la mazorca.

Al final de la temporada, uno no quiere que llueva porque las lluvias pueden arruinar el cultivo.

Idear una cobertura así es difícil, pero el verdadero reto resultó ser vender el seguro.

Nos pusimos la meta modesta de 500 agricultores asegurados en nuestra primera temporada.

Después de un par de meses de mercadeo intenso habíamos sumado en total 185 agricultores.

Estaba decepcionada y confundida.

Todos seguían diciéndome que los agricultores querían seguros, pero nuestros principales clientes simplemente no estaban comprando.

Esperaban a ver qué pasaba, no confiaban en las compañías de seguros, o pensaban: «Me las arreglé así durante tantos años,

¿por qué comprar un seguro ahora?

» Muchos de Uds.

conocen el microcrédito, la estrategia de dar pequeños préstamos a los pobres liderado por Muhammad Yunus, ganador del Premio Nobel de la Paz por su labor con el Banco Grameen.

Resulta que vender microcrédito no es lo mismo que vender seguros.

Para el crédito, el agricultor tiene que ganarse la confianza de un banco, y si tiene éxito, el banco le prestará el dinero.

Es una propuesta atractiva.

En seguros, el agricultor necesita confiar en la compañía de seguros y tiene que adelantarle dinero a esa compañía de seguros.

Es una propuesta de valor muy diferente.

Y entonces, el repunte de los seguros ha sido lento, y solo el 4,4 % de los africanos se han asegurado en el 2012, siendo la mitad de ellos de un mismo país: Sudáfrica.

Durante años tratamos de venderle seguros a los agricultores directamente con costos de comercialización muy altos y muy poco éxito.

Luego, nos dimos cuenta de que había muchas organizaciones trabajando con agricultores: compañías de semillas, instituciones microfinancieras, empresas de telefonía móvil, agencias gubernamentales.

Todas ofreciendo préstamos a los agricultores, y muchas veces, poco antes de finalizar el papeleo, el agricultor decía: «

¿Qué pasa si no llueve?

¿Cómo esperan que pague mi préstamo?

» Muchas de estas organizaciones asumían el riesgo ellas mismas, esperando sencillamente que aquel año no pasara lo peor.

La mayoría de las organizaciones, sin embargo, limitaban su crecimiento en el campo agrícola.

No podían asumir ese tipo de riesgo.

Estas organizaciones se volvieron nuestros clientes y al combinar crédito y seguros, pueden ocurrir cosas interesantes.

Les contaré una historia más.

A principios de febrero de 2012 en el oeste de Kenia, empezaron las lluvias, y lo hicieron tempranamente, y cuando las lluvias empiezan temprano, los agricultores se entusiasman porque por lo general eso significa que la temporada será buena.

Así que tomaron préstamos y plantaron.

En las siguientes 3 semanas, no cayó una sola gota de lluvia, y los cultivos que habían germinado tan bien, se marchitaron y murieron.

Habíamos asegurado los préstamos de una institución de microfinanzas que había otorgado préstamos a unos 6000 agricultores en esa zona, y los llamamos para decirles: «Miren, sabemos lo de la sequía.

Los entendemos.

Les daremos 200 000 euros al final de la temporada».

Dijeron: «¡Eso es genial, pero será tarde!

¿Podrían darnos el dinero ahora?

Así los agricultores podrán volver a plantar y tendrán una cosecha esta temporada».

Convencimos a los socios de nuestra compañía, y más tarde ese abril, estos agricultores volvieron a plantar.

Tomamos, entonces, esta idea de volver a plantar, nos fuimos a una compañía de semillas y los convencimos de aplicar la prima a cada bolsa de semilla.

Y en cada bolsa pusimos una tarjeta que tenía un número.

Cuando los agricultores las abrían, debían enviarnos un mensaje de texto con este número, y ese número nos ayudaría a ubicar al agricultor y a asignarle un píxel de satélite.

Un satélite mediría la lluvia durante las siguientes 3 semanas, y de no llover, reemplazaríamos sus semillas.

Uno de los primeros…


(Aplausos)
Un momento, ¡no he terminado! Uno de los primeros beneficiarios de esta garantía de replantación fue Bosco Mwinyi.

Visitamos su granja más tarde aquel agosto y desearía poder mostrarles la sonrisa que tenía en su rostro cuando nos mostró su cosecha, porque reconfortó mi corazón y me hizo dar cuenta de que vender seguros puede ser algo bueno.

¿Y saben qué?

Él insistió que la cosecha, toda, saliera en la fotografía, así que tuvimos que alejarnos mucho.

Los seguros garantizaron la cosecha aquella temporada, y creo que hoy tenemos las herramientas para permitir a los agricultores africanos tomar las riendas de su propio destino.

No más años de la copa.

En lugar de eso, espero que llegue, de alguna forma al menos, el año del seguro, o el año de la gran cosecha.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/rose_goslinga_crop_insurance_an_idea_worth_seeding/

 

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