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Becky Blanton: El año en que estaba desahuciada – Charla TEDGlobal 2009

Charla «Becky Blanton: El año en que estaba desahuciada» de TEDGlobal 2009 en español.

Becky Blanton planeó vivir en su camioneta durante un año y ver el país, pero cuando la depresión llegó y su trabajo independiente terminó, su viaje de campamento se convirtió en un desahucio. En esta charla íntima, ella describe su experiencia de convertirse en una persona sin hogar con trabajo en América.

  • Autor/a de la charla: Becky Blanton
  • Fecha de grabación: 2009-07-23
  • Fecha de publicación: 2009-10-28
  • Duración de «Becky Blanton: El año en que estaba desahuciada»: 429 segundos

 

Traducción de «Becky Blanton: El año en que estaba desahuciada» en español.

Soy escritora y periodista, y también soy una persona extremadamente curiosa.

Así que en 22 años como periodista he aprendido a hacer muchas cosas nuevas.

Y hace tres años, una de las cosas que aprendí fue a hacerme invisible.

Me convertí en una persona trabajadora sin hogar.

Dejé mi trabajo como editora del periódico después de que mi padre falleciera en febrero de ese mismo año, y decidí viajar.

Su fallecimiento me afectó profundamente y había muchas cosas que quería sentir y hacer frente en ese momento.

He ido de acampada toda mi vida y decidí que vivir en mi camioneta un año para afrontarlo sería como un largo viaje de campamento.

Así que metí a mi gato, a mi rottweiler, y mi equipo de campamento en mi camioneta Chevy 1975 y conduje hacia el ocaso, sin haberme dado cuenta de tres ideas fundamentales.

Una: la sociedad cree que vivir en una estructura permanente, incluso en una casucha representa tu valor como persona.

Dos: no me di cuenta lo de rápido que la percepción negativa de las personas puede afectar nuestra realidad si lo permitimos.

Tres: fallé en darme cuenta de que ser desahuciado es una actitud, no un estilo de vida.

Al principio, vivir en la camioneta fue genial.

Me bañaba en campamentos.

Comía con regularidad.

Tuve tiempo para relajarme y afrontar mi duelo.

Pero llegaron la ira y la depresión por la muerte de mi padre.

Mi trabajo terminó.

Y necesitaba conseguir un trabajo a tiempo completo para pagar las facturas.

Lo que había sido una primavera tranquila se transformó en un miserable y caluroso verano.

Me fue imposible estancionarme en cualquier lugar —
(Risas)
— si no fuera tan obvio que tenía a un gato y a un perro conmigo, y hacía mucha calor.

El gato iba y venía a través de una ventana abierta de la camioneta.

El perrito se fué a su pensión canina.

Y yo sudaba.

Cada vez que podía utilizaba duchas de empleados en las oficinas y en paradas de camiones.

O me lavaba en baños públicos.

Por la noche, la temperatura en la camioneta rara vez bajaba de 27°C dificultando o imposibilitando dormir.

La comida se descomponía por el calor.

El hielo de mi congelador se derretía en pocas horas, era miserable.

No podía encontrar un apartamento o pagar uno que me permitiera tener a un rottweiler y a un gato.

Me negué a deshacerme de ellos.

Así que me quedé en la camioneta Y cuando el calor me agotaba tanto que no podía ni caminar hasta el baño público afuera de mi camioneta por la noche, usaba una cubeta y una bolsa para la basura como WC.

Cuando el frío del invierno llegó, la temperatura bajó por debajo de 0ºC.

Y continuó así.

Me enfrentaba a nuevos retos.

Me estacionaba en diferentes lugares cada noche para evitar hacerme notar y meterme en líos con la policía.

No siempre lo conseguía.

Sentía mi vida fuera de control.

Y no sabía cómo ni cuándo había ocurrido, pero la velocidad de pasar de ser una escritora y periodista con talento a ser una persona sin hogar, viviendo en una camioneta, me dejó sin aliento.

Yo no había cambiado.

Mi CI no había dismunuido.

Mi talento, mi integridad, mis valores, cada aspecto de mí seguía igual.

pero yo había cambiado.

Caí en una profunda depresión.

Y finalmente alguien me habló de un centro de salud para vagabundos.

Y fui.

No me había bañado en tres días.

Estaba tan olorosa y deprimida como cualquiera de ese lugar.

Solamente que no estaba borracha o drogada.

Y cuando varios de los vagabundos se dieron cuenta, incluyendo un ex profesor universitario, me dijeron: “Tú no eres una vagabunda.

¿Por qué estás aquí?

Otros vagabundos no me veían como ellos, pero lo era.

Entonces el profesor escuchó mi historia y dijo, “Tienes un trabajo.

Tienes esperanza».

“Los verdaderos desahuciados no tienen esperanza».

Una reacción al medicamento que me dieron en la clínica para la depresión hizo que quisiera suicidarme.

Recuerdo que pensé: “Si me suicido, nadie lo notaría“.

Una amiga me dijo, poco después de eso, que había escuchado que Tim Russert, un renombrado periodista había estado hablando de mí en la televisión nacional.

Un ensayo que yo había escrito sobre mi padre el año antes de que falleciera, estaba en el libro de Tim.

Y él estaba dando conferencias y hablando de mi trabajo.

Cuando me enteré que Tim Russert, ex moderador del programa Meet the Press, estaba hablando de mi trabajo, mientras yo estaba viviendo en una camioneta en el estacionamiento de Wal-Mart, Empecé a reir.

Deberían de hacerlo también.


(Risas)
Empecé a reir porque llegué a un punto donde me preguntaba:

¿Era una escritora o una persona desahuciada?

Así que fui a la librería y encontré el libro de Tim.

Me quedé ahí.

Y leí otra vez mi ensayo.

y lloré.

Porque era una escritora.

Era una escritora.

Poco después me mudé a Tennessee.

Alterné el vivir en mi camioneta con dormir con mis amigos.

Y volví a escribir.

En verano del año siguiente, estaba trabajando como periodista.

Estaba ganando premios.

Vivía en mi propio apartamento.

Ya no estaba desahuciada.

Ya no era invisible.

Miles de personas trabajan a tiempo completo y parcial, y viven en sus coches.

Pero la sociedad continúa estigmatizando y criminaliza el vivir en tu vehículo o en la calle.

Así que los vagabundos, los trabajadores desahuciados, permanecen invisibles.

Pero si se encuentran con uno, denles ánimo, denles esperanza.

El espíritu humano puede superar cualquier cosa si se tiene esperanza.

Y yo no estoy aquí para ser el ejemplo de las personas sin hogar.

No estoy aquí para animarles a dar dinero al próximo vagabundo que se encuentren.

Estoy aquí para decirles que, basada en mi experiencia, las personas no son su domicilio, donde duermen, o cualquier situación en la vida en cualquier momento.

Hace tres años vivía en una camioneta en un estacionamiento de Wal-Mart.

Y hoy estoy hablando en TED.

La esperanza siempre, siempre, encuentra una forma.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/becky_blanton_the_year_i_was_homeless/

 

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