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Charla «Bill Ford: Un futuro más allá del embotellamiento» de TED2011 en español.
Bill Ford es un hombre del mundo de los automóviles –su bisabuelo fue Henry Ford– y creció dentro de la gran Ford Motor Co. De manera que, cuando se preocupa del impacto de los automóviles en el medio ambiente, y de nuestro creciente problema del embotellamiento mundial, merece la pena escucharlo. Su visión del futuro del tránsito incluye “carreteras inteligentes”, transporte público aún más inteligente y políticas verdes como nunca antes.
- Autor/a de la charla: Bill Ford
- Fecha de grabación: 2011-03-03
- Fecha de publicación: 2011-06-20
- Duración de «Bill Ford: Un futuro más allá del embotellamiento»: 1008 segundos
Traducción de «Bill Ford: Un futuro más allá del embotellamiento» en español.
Por nacimiento y por elección, he estado inmerso en la industria del automóvil durante toda mi vida, y en los últimos 30 años, he trabajado en la Ford Motor Company.
Y en la mayoría de esos años, me ha preocupado,
¿cómo voy a vender más autos y camiones?
Pero hoy me preocupa,
¿qué pasaría si todo lo que hacemos es vender más autos y camiones?
¿Qué pasa cuando el número de vehículos en la carretera se duplica, triplica, o incluso se cuadruplica?
Mi vida se guía por dos grandes pasiones, y la primera son los automóviles.
Crecí literalmente con la Ford Motor Company.
De niño, pensaba que era fascinante cuando mi padre traía a casa el último Ford o Lincoln y lo dejaba en el camino de la entrada.
Y decidí por ese tiempo, a los 10 años de edad, que sería genial si yo fuese un piloto de pruebas.
Mis padres iban a cenar.
Una vez que se sentaban, me escapaba de la casa.
Saltaba detrás del volante y conducía el nuevo modelo, y era una maravilla.
Esto se prolongó cerca de dos años, hasta que –creo que fue cuando tenía unos 12 años– mi padre trajo a casa un Lincoln Mark III.
Y ese día estaba nevando.
Él y mamá se fueron a cenar.
Y yo me escapé y pensé que sería genial hacer donas o incluso figuras del número ocho en la nieve.
Aquella noche, mi papá terminó de cenar más temprano.
Y estaba caminando hacia el vestíbulo pasando la puerta principal justo en el momento en que yo me resbalaba en el hielo y me encontré con él en la puerta, con el auto, y casi termino en el vestíbulo.
Así que mis prácticas quedaron congeladas por un tiempo.
Pero realmente comenzaron a gustarme los autos entonces.
Y mi primer auto fue un Mustang verde eléctrico en 1975.
y aunque el color era horrible, adoraba el auto, y realmente consolidó mi historia de amor con los autos que continúa hasta hoy.
Pero los autos son más que una pasión para mí; están casi literalmente en mi sangre.
Mi bisabuelo fue Henry Ford, y por parte de madre, mi bisabuelo fue Harvey Firestone.
Así que cuando nací, se podría decir que se esperaban grandes cosas de mí.
Pero mi bisabuelo, Henry Ford, creía verdaderamente que la misión de la Ford Motor Company era mejorar la vida de las personas y fabricar autos asequibles para que todos pudieran tenerlos.
Porque creía que, con la movilidad, viene la libertad y el progreso.
Y es una creencia que comparto.
Mi otra gran pasión es el medio ambiente.
De niño, solía ir al norte de Michigan a pescar en los ríos en que Hemingway había pescado y sobre los que luego escribió.
Y realmente me impactó con el paso de los años, de una manera muy negativa, ir a un arroyo que había querido mucho, y acostumbrado a caminar por ese campo antes lleno de luciérnagas, y había ahora un centro comercial o un grupo de condominios.
Y a pesar de que era muy joven, eso realmente hizo eco en mí.
Y toda la noción de conservación del medio ambiente, en un nivel muy básico, la comprendí bien.
Cuando estudiaba la secundaria, empecé a leer a autores como Thoreau, Aldo Leopold y Edward Abbey.
Y realmente comencé a desarrollar un gran aprecio por el mundo natural.
Pero nunca se me ocurrió que mi pasión por los autos y camiones pudiese entrar en conflicto con la naturaleza.
Y eso era así hasta que fui a la universidad.
En la universidad, se pueden imaginar mi sorpresa cuando asistía a clases y algunos de mis profesores decían que la Ford Motor Company y mi familia representaban todo lo que estaba mal en nuestro país.
Pensaban que, como industria, estábamos más interesados en las ganancias que en el progreso, y que llenábamos los cielos de smog, y francamente, éramos el enemigo.
Empecé a trabajar en la Ford después de la universidad, después de un examen de conciencia sobre si era o no realmente lo que había que hacer.
Decidí que quería ir y ver si podía influir en el cambio allí.
Y cuando miro hacia atrás, más de 30 años, veo que era un poco ingenuo pensar a esa edad que iba a poder, pero quería hacerlo.
Y realmente descubrí que mis profesores no estaban completamente equivocados.
De hecho, cuando regresé a Detroit, mis tendencias ambientales no fueron bien recibidas por los de mi propia compañía, y mucho menos por los de la industria.
Tuve conversaciones muy interesantes, como pueden imaginarse.
En la Ford había algunos que creían que todas estas tonterías ecológicas simplemente debían desaparecer y que yo tenía que dejar de frecuentar a los “locos del medio ambiente”.
Se me consideraba un radical.
Nunca olvidaré el día en que me llamaron de la alta dirección para decirme que dejara de reunirme con los que fueran o se sospechara que fueran ambientalistas.
(Risas)
Por supuesto, no tenía intención de hacerlo.
Así que continué hablando sobre el medio ambiente.
Que era justamente el tema que hoy conocemos como sostenibilidad.
Y con el tiempo, mi óptica pasó de controversial a tener más o menos consenso, hoy.
Quiero decir, que la mayoría de la gente en la industria comprende que tenemos que seguir adelante con eso.
Y la buena noticia es que hoy estamos abordando los grandes temas, de los autos y el medio ambiente, no sólo en la Ford, sino como una industria.
Estamos llevando la eficiencia del combustible a nuevos niveles.
Y con la nueva tecnología, estamos reduciendo –y creo que, algún día vamos a eliminar– las emisiones de CO2.
Empezamos a vender autos eléctricos, lo que es estupendo.
Estamos desarrollando grupos motopropulsores alternativos que van a hacer que los autos sean asequibles en todo el sentido de la palabra; económica, social y ambientalmente.
Y, a pesar de que tenemos un largo camino por recorrer y mucho trabajo por hacer, Puedo ver el día en que mis dos grandes pasiones –los autos y el medio ambiente– puedan ir de la mano.
Pero, por desgracia, mientras que estamos en vías de solucionar un problema terrible –y como he dicho, no llegamos aún, tenemos mucho por hacer, pero veo que lo lograremos– incluso cuando estamos en el proceso de hacerlo, otro gran problema se avecina, y la gente no se da cuenta.
Y que es la libertad para desplazarse que mi bisabuelo trajo a la gente está bajo amenaza, al igual que el medio ambiente.
El problema, puesto en términos simples, es de orden matemático.
Hoy hay cerca de 6 800 millones de personas en el mundo.
Y durante nuestra vida, ese número va a crecer hasta unos 9 000 millones.
Y a ese nivel de población, el planeta lidiará con los límites del crecimiento.
Y con ese crecimiento vienen varios problemas serios, uno de los cuales es que el sistema de transporte simplemente no será capaz de hacerle frente.
Cuando vemos el crecimiento demográfico en términos de autos, esto queda mucho más claro.
Hoy hay alrededor de 800 millones de autos circulando en el mundo.
Pero con más gente y mayor prosperidad en todo el mundo, ese número va a crecer a 2 000 o 4 000 millones de autos a mediados del siglo.
Y esto va a crear un tipo de embotellamiento mundial nunca antes visto.
Ahora pensemos en el impacto que esto va a tener en la vida cotidiana.
Actualmente, el estadounidense promedio pasa cerca de una semana al año atrapado en embotellamientos.
Y eso es una enorme pérdida de tiempo y recursos.
Pero no es nada comparado con lo que pasa en los países que están creciendo más rápido.
Hoy, el conductor promedio en Pekín hace un viaje de cinco horas.
Y el verano pasado –muchos de ustedes probablemente vieron esto– hubo un embotellamiento de 160 kilómetros que duró 11 días en China.
En las próximas décadas, el 75 por ciento de la población mundial vivirá en ciudades, y 50 de esas ciudades tendrán 10 millones de habitantes o más.
Pueden ver el tamaño del problema que enfrentamos.
Cuando se toma en cuenta el crecimiento demográfico, queda claro que el modelo de tránsito de hoy simplemente no va a funcionar mañana.
Francamente, 4 000 millones de autos limpios en las carreteras siguen siendo 4 000 millones de autos.
Y un embotellamiento sin emisiones sigue siendo un embotellamiento.
Entonces, si no hacemos cambios hoy,
¿cómo será el mañana?
Creo que ustedes probablemente ya tienen la imagen.
Los embotellamientos son sólo un síntoma de este desafío, y son realmente muy, muy incómodos, pero eso es todo.
El mayor problema es que el embotellamiento mundial va a ahogar el crecimiento económico y nuestra capacidad para proporcionar alimentos y atención médica, en especial a las personas que viven en centros urbanos.
y nuestra calidad de vida va a verse seriamente comprometida.
Entonces,
¿cuál es la solución?
Bueno, la respuesta no va a ser más de lo mismo.
Mi bisabuelo dijo una vez antes de que inventara el Modelo T, “si hubiese preguntado a la gente entonces qué querían, habrían respondido, –queremos caballos más rápidos–” Por lo que la respuesta a más autos no es simplemente tener más carreteras.
Cuando Estados Unidos comenzó a avanzar al oeste, no añadimos más caravanas de carretas, construimos ferrocarriles.
Y para conectar al país después de la II Guerra Mundial, no construimos más autopistas de dos carriles, construimos el sistema de autopistas interestatales.
Hoy necesitamos ese mismo pensamiento de avanzada para crear un futuro viable.
Vamos a construir autos inteligentes, pero también tenemos que construir carreteras inteligentes, parqueo inteligente, sistemas de transporte público inteligentes y mucho más.
No queremos perder el tiempo en el tráfico, en las cabinas de peaje o en busca de estacionamiento.
Necesitamos un sistema integral que utilice datos en tiempo real para optimizar el desplazamiento de personas a gran escala sin problemas ni compromisos para los viajeros.
Y, francamente, ese es el tipo de sistema que va a hacer que el futuro del tránsito sea sostenible.
Ahora, la buena noticia es que parte de este trabajo ya ha comenzado en diferentes partes del mundo.
La ciudad de Masdar en Abu Dabi utiliza vehículos eléctricos sin conductor que pueden comunicarse entre sí, y van por debajo de la calles de la ciudad.
Y por encima, hay una serie de pasajes para peatones.
En la calle 34 de Nueva York, el embotellamiento pronto será refrenado con un sistema interconectado de corredores reservados para vehículos específicos.
Se van a crear zonas peatonales y carriles de tráfico dedicados, y todo esto va a reducir el tiempo de viaje promedio en hora punta en la ciudad de Nueva York de una hora, que demora hoy en hora punta, a unos 20 minutos.
Ahora, si nos fijamos en Hong Kong, allí hay un sistema muy interesante al que llaman Pulpo.
Es un sistema que agrupa todo el transporte en un sistema de pago unificado.
Así el estacionamiento, los autobuses y trenes operan dentro del mismo sistema.
Los servicios de autos compartidos están también surgiendo en todo el mundo.
Y creo que estos esfuerzos son muy buenos.
Están aliviando la congestión, y de hecho, han comenzado a ahorrar un poco de combustible.
Todas estas son muy buenas ideas que nos harán avanzar.
Pero lo que realmente me inspira es todo lo que se va a poder lograr cuando nuestros autos puedan comunicarse entre sí.
Dentro de poco, los mismos sistemas que usamos hoy para la música, el entretenimiento y la información del GPS en nuestros vehículos van a ser utilizados para crear una red de vehículos inteligentes.
Cada mañana conduzco casi 50 kilómetros de mi casa en Ann Arbor a mi oficina en Dearborn, Michigan.
Y cuando regreso a casa de noche, mi viaje diario es un desastre total.
A menudo tengo que salir de la autopista y buscar diferentes maneras de llegar a casa.
Pero muy pronto vamos a ver el día en que los autos puedan comunicarse entre sí.
De manera que si el auto delante de mí en la I-94 encuentra tráfico, alertará inmediatamente a mi auto y le dirá que cambie de dirección para llevarme a casa de la mejor manera posible.
Estos sistemas se están probando actualmente, y, muy pronto estarán listos para la hora estelar.
Pero el potencial de una red de autos interconectados es casi ilimitado.
Imagínense: un día muy cercano, serán capaces de planificar un viaje al centro y sus autos estarán conectados a un sistema de parqueo inteligente.
Entonces, se suben a sus autos, y en ese momento, los autos les reservan estacionamiento antes de llegar, ya no tendrán que dar vueltas en busca de parqueo.
Uno de los mayores consumidores de combustible de los automóviles de hoy en las zonas urbanas es justamente buscar estacionamiento.
Imagínense en Nueva York localizando un taxi inteligente desde un teléfono inteligente sin tener que esperar en el frío para llamar a uno.
O estar en una futura conferencia de TED y que sus autos hablen con los calendarios de todo el mundo aquí y les digan la mejor ruta para llevarlos a casa y en qué momento irse, para que todos puedan llegar a su próximo destino a tiempo.
Este es el tipo de tecnología que unirá millones de vehículos individuales en un solo sistema.
Así que creo que está claro que tenemos el comienzo de una solución a este problema enorme.
Pero tal como nos enteramos al abordar las cuestiones del CO2, y también de los combustibles fósiles, no hay una única solución milagrosa.
La solución no va a ser más autos, más carreteras o un nuevo sistema ferroviario; sino que sólo se puede encontrar, creo, en una red global de soluciones interconectadas.
Sé que podemos desarrollar la tecnología que va a hacer que esto funcione, pero tenemos que estar dispuestos a salir de donde estamos para ir a buscar las soluciones, ya sea que signifique compartir vehículos o usar transporte público o alguna otra manera que no hayamos siquiera pensado, el conjunto del transporte y la infraestructura debe brindar soporte a todas las opciones del futuro.
Se necesita a los mejores y más brillantes entre nosotros para atender este asunto.
Compañías, empresarios, capitalistas de riesgo, todos deben entender que esto es una gran oportunidad de negocios, así como un problema social enorme.
Y así como estos grupos aceptan el reto de la energía verde, ha sido realmente sorprendente para mí ver toda la materia gris, el dinero y toda la reflexión profunda invertidos durante los últimos tres años, en el campo de la energía verde.
Se necesita el mismo tipo de pasión y energía para actuar contra el embotellamiento mundial.
Pero se necesita gente como ustedes en esta sala, pensadores eminentes.
Quiero decir, francamente, es necesario que todos ustedes piensen cómo pueden contribuir para resolver este gran problema.
Se necesita gente de todos los sectores, no sólo los inventores, es necesario que los dirigentes y funcionarios gubernamentales piensen también cómo van a responder a este desafío.
Esto no va a ser resuelto por una sola persona o un grupo.
Va a requerir realmente una política energética nacional, para cada país, porque las soluciones en cada país van a ser diferentes según niveles de ingresos, atascos de tráfico y según qué tan integrados están ya los sistemas.
Pero tenemos que ponernos a trabajar, y tenemos que hacerlo ahora.
Es necesario contar con una infraestructura diseñada para dar soporte a este futuro flexible.
Saben, hemos recorrido un largo camino.
Desde el Modelo T, la mayoría de la gente no había viajado más allá de 40 kilómetros de su casa en toda su vida.
Y desde entonces, el automóvil nos ha permitido la libertad de elegir el lugar donde vivir, trabajar, jugar y simplemente cuándo salir y desplazarse.
No queremos retroceder y perder esa libertad.
Estamos en el camino a la solución –y como he dicho, sé que tenemos un largo camino por recorrer– del gran problema que llama nuestra atención y que amenaza; el problema ambiental, pero creo que todos debemos dirigir todos nuestros esfuerzos y todo nuestro ingenio y determinación para ayudar a resolver ahora el problema del embotellamiento mundial.
Porque al hacerlo, vamos a preservar lo que realmente hemos llegado a dar por sentado, que es la libertad para desplazarse y desplazarse por todo el mundo sin mayor esfuerzo.
Nuestra calidad de vida mejorará verdaderamente si solucionamos esto.
Porque, si pueden imaginar, como yo, un futuro sin emisiones y la libertad para desplazarse por el país y en todo el mundo como damos por sentado hoy, merece la pena el duro trabajo de hoy para conservar eso para mañana.
Creo que estamos en el mejor momento, cuando nos enfrentamos a grandes problemas.
Este es uno grande, y no va a esperar.
Así que empecemos ahora.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/bill_ford_a_future_beyond_traffic_gridlock/