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Bob Mankoff: Anatomía de una tira cómica de The New Yorker – Charla TEDSalon NY2013

Charla «Bob Mankoff: Anatomía de una tira cómica de The New Yorker» de TEDSalon NY2013 en español.

The New Yorker recibe alrededor de 1000 caricaturas cada semana, solo publica unas 17 de ellas. En esta charla divertida, de ritmo rápido y perspicaz, el editor de tiras cómicas de larga data de la revista y autoproclamado «analista de humor», Bob Mankoff, disecciona la comedia en tan solo algunos de los «dibujos de ideas» que aparecen en la revista, explicando lo que funciona, lo que no y por qué.

  • Autor/a de la charla: Bob Mankoff
  • Fecha de grabación: 2013-05-16
  • Fecha de publicación: 2013-06-26
  • Duración de «Bob Mankoff: Anatomía de una tira cómica de The New Yorker»: 1259 segundos

 

Traducción de «Bob Mankoff: Anatomía de una tira cómica de The New Yorker» en español.

Hablaré sobre diseñar humor, algo interesante pero que lleva a algunas discusiones sobre las restricciones y cómo en ciertos contextos el humor está bien y en otros contextos está mal.

Bien, soy neoyorquino así que en eso hay un 100 % de satisfacción.

En realidad, eso es ridículo, porque en materia de humor lo mejor que se puede esperar es un 75 %.

Nadie nunca está satisfecho al 100 % con el humor, excepto esta mujer.

(Video) Mujer: (Ríe) Bob Mankoff: Esa era mi primera esposa.


(Risas)
Esa parte de la relación fue buena.


(Risas)
Ahora veamos esta caricatura.

Una de las cosas que señalo es que las caricaturas aparecen en el contexto de la revista The New Yorker.

con esa preciosa tipografía Caslon, parece ser una caricatura bastante benigna en este contexto.

Se burla un poco del envejecimiento y puede que le guste a la gente.

Pero, como dije, no se puede satisfacer a todos.

No a este tipo: «Otro chiste sobre ancianos blancos.

Ja, ja.

El ingenio.

Es bueno, estoy seguro de que eres joven y grosero, pero algún día serás viejo, a menos que mueras como yo deseo».


(Risas)
The New Yorker es más bien un entorno sensible, es muy fácil que la gente se saque de quicio.

Y uno se da cuenta de que es un entorno inusual.

Aquí les hablo en persona.

Todo es colectivo.

Escuchan a los otros reír y conocen la risa del otro.

The New Yorker sale a una audiencia amplia cuando realmente ven eso, nadie sabe de qué se ríe el otro y al analizarlo, la subjetividad que conlleva el humor es algo muy interesante.

Veamos esta caricatura.

«Datos desalentadores sobre los antidepresivos».


(Risas)
De hecho, es desalentador.

Ahora, podrían pensar…

la mayoría de Uds.

se rió.

¿Cierto?

Pensaron que era divertido.

En general, parece ser una caricatura divertida, pero veamos la encuesta en línea que hice.

Generalmente, a un 85 % de las personas le gustó.

109 personas votaron un 10, lo más alto.

10 votaron 1.

Pero veamos las respuestas individuales.

«¡¡¡¡¡Me gustan los animales!!!!!» Vean lo mucho que le gustan.


(Risas)
«No quiero hacerles daño.

Eso no me parece muy divertido».

Esta persona evaluó con un 2.

«No me gusta ver sufrir a los animales, ni siquiera en las caricaturas».

Para personas como esta, señalo que usamos tinta anestésica.

Otras personas pensaron que era divertida.

Esa en realidad es la verdadera naturaleza de la distribución del humor si no hay contagio de humor.

El humor es un tipo de entretenimiento.

Todo entretenimiento contiene una pequeña dosis de peligro, algo que pudiera salir mal y sin embargo nos gusta cuando hay protección.

Es como en un zoológico.

Es peligroso.

El tigre está ahí.

La reja nos protege.

Ese tipo de diversión,

¿sí?

Ese es un zoológico malo.


(Risas)
Es un zoológico muy políticamente correcto, pero es un zoológico malo.

Pero este es peor.


(Risas)
Así que para tratar con el humor en el contexto de The New Yorker, tienen que ver dónde estará ese tigre.

¿Dónde va a existir el peligro?

¿Cómo lo van a manejar?

Mi trabajo es ver 1000 caricaturas por semana.

Pero The New Yorker solo puede tener 16 o 17 y recibimos 1000.

Por supuesto, muchas, muchas caricaturas deben ser rechazadas.

Ahora bien, podríamos colocar más caricaturas en la revista si elimináramos los artículos.


(Risas)
Pero creo que sería una tremenda pérdida, podría vivir con eso, pero aún así es enorme.

Los caricaturistas vienen a la revista cada semana.

El caricaturista promedio que se mantiene con la revista hace 10 o 15 ideas cada semana.

Pero la mayoría será rechazada.

Esa es la naturaleza de cualquier actividad creativa.

Muchos de ellos desaparecen.

Algunos se quedan.

Matt Diffee es uno de ellos.

Aquí está uno de sus caricaturas.


(Risas)
Drew Dernavich.

«Noche de contabilidad en la improvisación».

«Ahora es la parte del show cuando le pedimos al público que grite algunos números al azar».

Paul Noth.

«Está bien.

Solo me gustaría que fuera un poco más pro-Israel».


(Risas)
Ahora, lo sé todo sobre el rechazo, porque cuando dejé, en realidad, me echaron de la escuela de psicología y decidí convertirme en caricaturista, una transición natural, de 1974 a 1977 envié 2000 caricaturas a The New Yorker y me rechazaron las 2000.

En cierto punto, esta nota de rechazo de 1977…

[Lamentamos no poder usar el material adjunto.

Gracias por enviarlo.] …mágicamente cambió a esto: [¡Oye! Vendiste una.

¡No es broma! Realmente le vendiste una caricatura a la maldita revista The New Yorker.]
(Risas)
Por supuesto eso no es lo que pasó, pero esa es la verdad emocional.

Y, por supuesto, ese no es el humor de The New Yorker.

¿Cuál es el humor de The New Yorker?

Bueno, después de 1977, entré en The New Yorker y comencé a vender caricaturas.

Finalmente, en 1980, recibí el venerado contrato de The New Yorker, del cual borré partes, porque no es asunto de Uds.

De 1980.

«Querido Sr.

Mankoff, confirmando el acuerdo del mismo…» bla, bla, bla, borrón…

«para cualquier dibujo de ideas».

Con respecto al dibujo de ideas, en ningún lugar del contrato se menciona la palabra «caricatura».

El concepto «dibujo de ideas» es la condición sine qua non de las caricaturas de The New Yorker.

Entonces,

¿qué es un dibujo de idea?

Un dibujo de idea es algo que les demanda pensar.

Eso no es una tira cómica.

Requiere pensar en la parte del caricaturista y pensar en su parte para que sea una tira cómica.


(Risas)
Estas son algunas, que captan ese tipo de de humor.

«No hay justicia en el mundo.

Hay algo de justicia en el mundo.

El mundo es justo».

Esta es «Lo que creen los lemmings».


(Risas)
The New Yorker y yo, cuando hicimos comentarios, la tira cómica lleva una cierta ambigüedad sobre qué es en realidad.

¿Qué es la tira cómica?

¿Se trata realmente de los lemmings?

No, es sobre nosotros.

Saben, básicamente es mi visión sobre la religión, que el conflicto real y todas las luchas entre religiones son sobre quién tiene el mejor amigo imaginario.


(Risas)
Y esta es mi tira cómica más conocida.

«No, el jueves no está.

¿Qué tal nunca?

¿Nunca es bueno para Ud.?

» Se ha reimpreso miles de veces, totalmente robado.

Está incluso en tangas, pero comprimido en «

¿Qué tal nunca?

¿Nunca es bueno para Ud.?

» Parecen muy diferentes formas de humor, pero en realidad tienen una gran similitud.

En cada caso, se desafían nuestras expectativas.

En cada caso, la narrativa cambia.

Hay una incongruencia y un contraste.

En «No, el jueves no está.

¿Qué tal nunca?

¿Nunca es bueno para Ud.?

» está la sintaxis de la cortesía y el mensaje grosero.

Así funciona el humor.

Es una sinergia cognitiva donde machacan estas dos cosas que no van juntas pero se juntan temporalmente en nuestras mentes.

Está siendo cortés y grosero.

Aquí, tienen lo correcto de The New Yorker y la vulgaridad del idioma.

Básicamente, así funciona el humor.

Soy un analista del humor, dirían Uds.

E.B.

White dijo, analizar el humor es como diseccionar una rana.

A nadie le interesa demasiado y la rana muere.

Bueno, voy a matar algunas, pero no habrá un genocidio.

Me causa…

Veamos esta imagen.

Esta es una imagen interesante: el público ríe.

Ahí está la gente, los presumidos arriba, pero todos ríen, todos ríen excepto un hombre.

Este.

¿Quién es?

Es el crítico.

Es el crítico de humor y en realidad estoy forzado a estar en esa posición, cuando estoy en The New Yorker y ese es el peligro; convertirme en este hombre.

Acá hay un pequeño video realizado por Matt Diffee, una especie de cómo imaginan si de verdad exageráramos eso.

(Video) Bob Mankogg: «Oooh, no.

Ehhh.

Oooh.

Hmm.

Demasiado gracioso.

Normalmente lo haría, pero estoy en un estado de ánimo irritado.

Lo disfrutaré por mi cuenta.

Tal vez.

No.

Nah.

No.

Sobredibujado.

Muy esbozado.

Bien dibujado, aunque no muy divertido.

No.

No.

Por Dios no, mil veces no.

(Música) No.

No.

No.

No.

[4 horas después] Oye, eso es bueno, sí,

¿qué tienes ahí?

Empleado:

¿Quieres uno de jamón y suizo con pan de centeno?

BM: No.

Empleado: De acuerdo.

¿Pastrami en pan agrio?

BM: No.

Empleado:

¿Pavo ahumado con panceta?

BM: No.

Empleado:

¿Falafel?

BM: Déjame verlo.

Eh, no.

Empleado:

¿Queso a la parrilla?

BM: No.

Empleado:

¿Un sándwich de lechuga y tomate?

BM: No.

Empleado:

¿Jamón de selva negra y mozzarella con mostaza de manzana?

BM: No.

Empleado:

¿Ensalada de frijoles?

BM: No.

(Música) No.

No.

Definitivamente no.

[Varias otras después] (Sirena) No.

Sal de ahí.


(Risas)
Esa es una especie de exageración de lo que hago.

Bien, rechazamos muchas, muchas, muchas tiras cómicas, por eso es que hay muchos libros titulados «La colección rechazada».

«La colección rechazada» no es el tipo de humor de The New Yorker.

Y pueden ver al vagabundo en la acera aquí que está tomando alcohol y su muñeco ventrílocuo está vomitando.

Ven, eso probablemente no sea el humor de The New Yorker.

Fue hecho por Matt Diffee, uno de nuestros caricaturistas.

Les daré algunos ejemplos del humor de la colección rechazada.

«Estoy pensando en tener un hijo».


(Risas)
Aquí tienen una interesante: la risa culpable, reír aunque sepamos que está mal.


(Risas)
«Cabeza de trasero.

Por favor, ayúdeme».


(Risas)
Ahora, de hecho, en el contexto de este libro, que dice, «las tiras cómicas que nunca vieron y nunca verán en The New Yorker», este humor es perfecto.

Explicaré la razón.

Existe una idea de humor como violación benigna.

En otras palabras, para que algo sea divertido, tienes que pensar en lo malo y en lo bueno a la misma vez.

Si creemos que está completamente mal, decimos «no es gracioso».

Y si está completamente bien,

¿Cuál es el chiste?

¿Sí?

Es benigno: «No, el jueves no está.

¿Qué tal nunca?

¿Nunca es bueno para Ud.?

» Y es grosero.

El mundo realmente no debería ser así.

En ese contexto, sentimos que está bien.

En ese contexto, «Cabeza de trasero.

Por favor, ayúdeme», es una violación benigna.

En el contexto de la revista The New Yorker…

«Ejército de linfocitos T:

¿Puede la respuesta inmunitaria del cuerpo ayudar a tratar el cáncer?

» Oh, Dios.

Están leyendo este dato curioso, esta disección inteligente del sistema inmune.

Echan un vistazo allí y dice:

¿»Cabeza de trasero.

Por favor, ayúdeme»?

Dios.

Aquí la violación es maligna.

No funciona.

No hay algo intrínsecamente divertido.

Todo estará en un contexto y dentro de nuestras expectativas.

Una forma de verlo es esta.

Algo llamado teoría meta-motivacional sobre cómo nos vemos, una teoría sobre la motivación y el ánimo que tenemos y como ese ánimo determina las cosas que nos gustan o no nos gustan.

Cuando estamos con un estado de ánimo lúdico, queremos emoción.

Queremos alta excitación.

Nos sentimos emocionados.

Un estado de ánimo decidido, nos pone ansiosos.

«La colección rechazada» está absolutamente en esta zona.

Quieren estar estimulados.

Quieren estar excitados.

Quieren ser transgredidos.

Es así, como un parque de diversiones.

Voz: Acá vamos.

(Gritos) Se ríe.

Está en peligro y a salvo, increíblemente excitado.

No hay chiste.

No se necesita un chiste.

Si excitan y estimulan bastante a la gente se reirán con muy, muy poco.

Esta es otra tira cómica de «La colección rechazada».

«

¿Demasiado cómodo?

» Esa es una tira cómica sobre terrorismo.

The New Yorker ocupa un espacio muy diferente.

Es un espacio lúdico a su manera y también decidido y en ese espacio, las tiras cómicas son diferentes.

Ahora voy a mostrarles las tiras cómicas que hizo The New Yorker justo después del 11-S, un momento muy, muy sensible para el humor.

¿Cómo lo abordaría The New Yorker?

No sería con un hombre y una bomba diciendo «

¿Demasiado cómodo?

» Había otra tira cómica que no mostré porque en realidad pensé que quizá la gente se ofendería.

La tira cómica del gran Sam Gross, esto pasó después de la controversia de Mahoma donde está en el cielo, el terrorista suicida está en pequeños trozos y él le está diciendo al terrorista suicida: «Tendrás a las vírgenes cuando encuentres tu pene».


(Risas)
Mejor dejarlo sin dibujar.

La primera semana no colocamos tiras cómicas.

Fue un agujero negro para el humor y estuvo bien.

No siempre es apropiado.

Pero la semana siguiente, esta fue la primera tira cómica.

«Creí que nunca volvería a reír.

Luego vi tu chaqueta».

Era básicamente sobre, si estábamos vivos, íbamos a reír.

Íbamos a respirar.

Íbamos a existir.

Acá hay otra.

«Me imagino que si no tomo ese tercer Martini, los terroristas ganarán».

Estas tiras cómicas no son sobre ellos, son sobre nosotros.

El humor se refleja en nosotros.

Lo más fácil es hacer humor —y es perfectamente legítimo— es un amigo que se burla de un enemigo.

Se llama humor disposicional.

Es el 95 % del humor.

No es nuestro humor.

Acá hay otra tira cómica.

«No me importaría vivir en un estado fundamentalista islámico».


(Risas)
El humor necesita un objetivo.

Curiosamente, en The New Yorker, el objetivo somos nosotros.

El objetivo son los lectores y la gente que lo hace.

El humor es autorreflexivo y nos hace pensar en nuestras suposiciones.

Vean esta tira cómica de Roz Chast, el hombre que lee el obituario.

«Dos años más joven que tú, 12 años más viejo que tú, tres años menor, tu misma edad, exactamente tu edad».

Esa es una tira cómica muy profunda.

Y así The New Yorker trata de, en alguna manera, hacer tiras cómicas que digan algo aparte de ser graciosas y algo sobre nosotros.

Acá hay otra.

«Comencé mi vegetarianismo por razones de salud, luego se hizo una opción moral y ahora solo quiero molestar a la gente».


(Risas)
«Discúlpeme.

Creo que hay algo mal en esto en cierta manera que nadie más que yo podría precisar».

Se enfoca en nuestras obsesiones, en nuestro narcisismo, en nuestras frustraciones y debilidades, no en otra persona.

The New Yorker demanda un trabajo cognitivo de su parte y demanda algo que Arthur Koestler —que escribió «El acto de la creación» sobre la relación entre el humor, el arte y la ciencia— denominó bisociación.

Tienen que reunir las ideas de diferentes marcos de referencia y hacerlo rápido para entender la tira cómica.

Si los diferentes marcos de referencia no se reúnen en cerca de medio segundo, no es gracioso, pero creo que lo será para Uds.

Diferentes marcos de referencia.

«Dormiste con ella,

¿no?

»
(Risas)
«¡Lassie! ¡Ve por ayuda!»
(Risas)
Se llama «Navaja francesa».


(Risas)
Y este es Einstein en la cama.

«Para ti fue rápido».


(Risas)
Ahora hay algunas tiras cómicas que son desconcertantes.

Como esta tira cómica que desconcertará a mucha gente.

¿Cuántas personas saben qué significa esta tira cómica?

El perro está señalando que quiere ir a dar un paseo.

Esta es la señal de un catcher para pasear al perro.

Es por eso que dedicamos una edición de tiras cómicas cada año llamada «No entiendo: prueba de C.I.

de tiras de The New Yorker».


(Risas)
La otra cosa con la que juega The New Yorker es con la incongruencia y la incongruencia, les he mostrado, es una base del humor.

Algo completamente normal o lógico no será divertido.

Pero de la incongruencia trabaja con el humor observacional el humor dentro del ámbito de la realidad.

«Mi jefe siempre me está diciendo qué hacer».

¿Está bien?

Eso podría suceder.

Es humor en el ámbito de la realidad.

Aquí, un vaquero a una vaca: «Muy impresionante.

Me gustaría encontrar 5000 más como tú».

Entendemos eso.

Es absurdo.

Pero ponemos ambas cosas.

Aquí, en el grupo del disparate: «Maldita sea, Hopkins,

¿no llegó el memo de ayer?

» Eso sí que es un poco desconcertante,

¿no?

No todo se une.

En general, la gente que disfruta más el disparate, disfruta más el arte abstracto, tiende a ser progresista, menos conservadora, ese tipo de cosas.

Para nosotros y para mí, que ayudamos a diseñar humor, no tiene ningún sentido comparar uno con el otro.

Es una mezcla heterogénea que hace el todo interesante.

Así que quiero resumir todo esto con la frase de una tira cómica, y creo que esto lo resume todo, de verdad, sobre las tiras cómicas de The New Yorker.

«De alguna manera te hace «parar» y «pensar»,

¿no es así?

«.


(Risas)
Y ahora, cuando vean las tiras cómicas de The New Yorker, me gustaría que pararan y pensaran un poco más en ellas.

Gracias.


(Aplausos)
Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/bob_mankoff_anatomy_of_a_new_yorker_cartoon/

 

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