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Charla «Caminar es un acto revolucionario de autocuidado» de TED2017 en español.
«Cuando las mujeres negras caminan, las cosas cambian», dicen T. Morgan Dixon y Vanessa Garrison, las fundadoras de la organización sin fines de lucro GirlTrek. Están en una misión para reducir las principales causas de la muerte evitable entre las mujeres negras y construir comunidades en el proceso. ¿Cómo? Logrando que un millón de mujeres y niñas negras prioricen su autocuidado, atando los cordones de sus zapatos y caminando hacia una vida más saludable y plena.
- Autor/a de la charla: T. Morgan Dixon
- Fecha de grabación: 2017-04-24
- Fecha de publicación: 2017-05-19
- Duración de «Caminar es un acto revolucionario de autocuidado»: 933 segundos
Traducción de «Caminar es un acto revolucionario de autocuidado» en español.
Vanessa Garrison: Soy Vanessa.
Hija de Annette, hija de Olympia, hija de Melvina, hija de Katie, nacida en 1878, en el condado de Parish, en Louisiana.
T.
Morgan Dixon: Y yo me llamo Morgan, hija de Carol, hija de Letha, hija de Willie, hija de Sarah, nacida en 1849 en Bardstown, Kentucky.
VG: Y es tradición de nuestras familias, la gran tradición oral de casi toda iglesia negra que conocemos de honrar la cultura que tanto nos empodera así que empezaremos de la manera que nuestras madres y abuelas lo harían: TMD: (Rezando) Dejen que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón, sea aceptada, oh Señor, mi fuerza y mi redentor.
VG: Invocamos los nombres y los rituales de nuestros ancestros en esta sala hoy porque recibimos de ellas las poderosas pautas de la supervivencia, las estrategias y las tácticas sanativas traídas por las mujeres africanas y pasadas de generación en generación por las mujeres negras en EE.
UU., las mismas mujeres que aprovecharon esta experiencia para afrontar la esclavitud y la discriminación institucionalizadas por el estado y para que nosotras podamos subir a este escenario.
Seguimos los pasos de estas mujeres, nuestras antepasadas, las famosas Ella Baker, Septima Clark, Fannie Lou Hamer, de las que hemos aprendido el poder de organizarse, y apuntar a mano en los registros electorales 60 000 votantes en Mississippi durante la ley de segregación racial.
TMD: 60 000 votantes es mucha gente así que os podéis imaginar que ser la fuente de inspiración junto a Teresa para que 60 000 mujeres empezaran a caminar con nosotras el año pasado nos animó inmensamente.
Pero hoy en este escenario nos acompañan 100 000 mujeres y niñas negras.
Estamos comprometidas en sanarnos, atarnos los cordones y salir por la puerta cada día para estar completamente sanas y transformar nuestras comunidades ya que comprendemos que avanzamos el legado de los derechos civiles como nunca antes.
Y que así nos enfrentamos a la crisis de la salud como nunca hasta ahora.
Así pasamos muchos momentos geniales juntas como la fiestas de pijamas o el momento cuando recibimos la invitación de Michelle Obama a la Casa Blanca y pensamos que era un correo basura.
Y este momento de dar esta charla también es una oportunidad.
Una oportunidad que no damos por sentada y en la cual pensamos mucho cómo usarla: hablarle a las mujeres que esperamos inspirar, a lo mejor un millón este año, ¿o hablarles a Uds.? Y decidimos hablarles a Uds.
hablarles de una cuestión que nos preguntan todo el tiempo.
Así que esperamos que los millones de mujeres que nos ven no se lo tengan que volver a preguntar nunca.
Y es: ¿por qué las mujeres negras mueren más rápido y más a menudo en EE.
UU.
que cualquier otro grupo de personas por enfermedades evitables, relacionadas con la obesidad? Esta pregunta me duele.
Estoy temblando un poco.
Se siente una gran carga emotiva Me duele en el cuerpo porque el peso es muy significativo Pero vamos a hablar de eso y los invitamos a ser partícipes porque es necesario, y porque los necesitamos.
VG: Cada noche antes del primer día de escuela, mi abuela me sentaba cerca de la estufa y usaba un peine caliente para plancharme el cabello.
Mi abuela era legendaria, grandota, hablaba fuerte.
Su risa se escuchaba por toda la casa y a veces soltaba palabrotas.
Su postre de melocotón era como ninguno.
Tuvo 11 hijos y una casa llena de nietos, y, como toda mujer negra que conozco, como todas las mujeres que conozco, priorizó el cuidado de otros, antes que el de ella misma Su fuerza residía en su capacidad de soportar el dolor y el sufrimiento.
La admirábamos por eso, y nuestra decisión demostraría ser letal.
Una noche, tras alisarme el pelo antes de mi primer día en 8º, mi abuela se fue a al cama y nunca más despertó.
Murió a los 66 años de un ataque al corazón.
Antes de terminar la universidad, perdí a dos familiares muy queridos debido a enfermedades crónicas: a mi tía Diane, a los 55, a mi tía Tricia, a los 63.
Luego de vivir esas pérdidas, el vacío que dejaron, decidí calcular la expectativa de vida de las mujeres en mi familia.
Con el peso de esa edad de 65 Sabía que no podía quedarme de brazos cruzados y esperar que otra familiar querida muriera a edad temprana.
TMD: Normalmente no hablamos de nuestros problemas.
Dejemos esto claro.
Pero tengo que mostrar las estadísticas.
Las mujeres negras mueren a un ritmo alarmante, y yo, que fui maestra en el colegio South Atlanta, recuerdo estar de pie ante la clase y pensar en la estadística que dice que la mitad de las chicas negras tendrán diabetes a menos que cambien la dieta y los niveles de actividad.
La mitad de las chicas de mi clase.
Así que no pude seguir enseñando.
Empecé a llevar a las chicas a caminar, y por eso nos llamamos GirlTrek, pero Vanessa no estaba muy convencida de que esto no movería nada la crisis de salud; Solo decía que es un club bonito para hacer caminatas.
Así que pensamos que era mejor poder reunir un millón de madres, porque un 82 % de las mujeres negras tienen sobrepeso.
El 53 % somos obesas.
Pero el número que no puedo, no puedo sacármelo de la cabeza es que, cada día en los EE.
UU.
137 mujeres negras mueren de una enfermedad prevenible: enfermedades cardíacas.
Esto significa una mujer cada 11 minutos.
137 muertes por esta razón significan más que las muertas por violencia armada, tabaquismo y SIDA cada día.
Es más o menos el total de la gente que había en el avión que me trajo de New Jeresey a Vancouver.
¿Se lo pueden imaginar? Un avión repleto de mujeres negras que se estrella cada día y del cual nadie habla.
VG: Así que la pregunta que nos hacemos todos es: ¿por qué? ¿Por qué mueren estas mujeres? Todos nos preguntamos lo mismo.
¿Qué contribuye a esto? ¿Por que no funcionan los esfuerzos de las empresas privadas, las medidas gubernamentales, las campañas de salud pública? Les diré por qué: todas se preocupan por la pérdida de peso y cómo verse bien en vaqueros apretados sin reconocer el trauma que estas mujeres negras llevan en su cuerpo, y es presente el su propio ADN.
Los mejores consejos médicos y hospitalarios, los mejores tratamientos de compañías farmacéuticas no fueron efectivas ni previnieron el ataque de corazón de mi abuela porque no se reconoció el racismo sistemático al que tuvo que enfrentarse nada más nacer.
(Aplausos) La falta de inversión en educación, las prácticas discriminatorias de vivienda el sistema bancario abusivo, la epidemia de drogas, el encarcelamiento masivo que puso más personas negras tras rejas que el número total de esclavos considerados propriedad.
Pero GirlTrek reconoce todo esto.
Para el cuerpo de la mujer negra que no soporta el peso de un sistema nunca diseñado para apoyarla, GirlTrek es un salvavidas.
16 de agosto de 2015: Danita Kimball, socia de GirlTrek en Detroit, recibe la noticia que demasiadas mujeres negras reciben: su hijo Norman de 23 años y padre de dos hijos ha sido disparado en su auto mientras conducía una tarde.
Imagínense el dolor que se apodera de su cuerpo en aquel momento; el miedo paralizante.
Ahora, escuchen esto: solo días tras enterrar a su hijo, Danita Kimball escribe esto: «No sé que hacer o cómo seguir adelante, pero mis hermanas no dejan de decirme que salga a caminar, así que lo haré».
Para que días más tarde, diga: «Hoy caminé en nombre de mi hijo Norm.
Me sentí bien hacerlo, esto de caminar».
TMD: Andar para afrontar adversidades es algo que siempre hicimos.
Mi madre, que está por allí en la sala, mi madre se fue andando a su escuela en 1955 en plena segregación.
Su madre vivió subiendo y bajando de una autobús abandonado donde crió sus 11 hijos como aparcera.
Y su madre se adentró andando en territorio indio para escapar el terror del mundo de la segregación racial.
Y su madre acompañó andando a la puerta a su marido que se iba a la guerra con la tropa de color de Kentucky durante la guerra de Secesión.
Todas nacieron esclavas pero no iban a morir esclavas.
Apostar por el cambio está en mi sangre, es lo que hago.
Y esta crisis de salud no es nada comparada con el largo camino que anduvimos.
(Aplausos) Es algo como en las canciones evangélica de James Cleveland: no me cansa nada así que estoy trabajando.
Empezamos con modelos de cambio.
Y buscamos en todo el mundo.
Necesitábamos algo que no solo era representativo de nuestra herencia cultural como el andar, sino también algo escalable, de mucho impacto, algo que podríamos replicar en todo el país.
Así que estudiamos el modelo de Wangari Maathai, ganadora de un premio Nobel por inspirar a las mujeres kenianas plantar 50 millones de arboles, acción que salvó a Kenya de un desastre ambiental.
Estudiamos estos sistemas de cambio y el andar científicamente y aprendimos que con solo andar 30 minutos al día se puede rebajar el riesgo de sufrir de diabetes con un 50 %, igual que el ataque cardíaco, el derrame cerebral, la demencia, hasta el Alzheimer.
Sabemos que el caminar es la actividad más poderosa que una mujer puede hacer para su salud así que sabíamos que esto era un buen comienzo, ya que desde Harriet Tubman hasta las mujeres de Montgomery que marcharon, las cosas cambian.
(Aplausos) VG: Entonces, ¿cómo se toma una idea tan simple como caminar y se empieza una revolución que engancharía a todos los barrios en EE.
UU.? Nos inspiramos en las practicas del movimiento de los derechos civiles.
Nos reunimos en las iglesias, difundimos la palabra de boca a boca por los salones de belleza, empoderamos y entrenamos a las madres que encabezaban este movimiento, llevamos nuestro mensaje a la calle y las mujeres respondieron.
Mujeres como LaKeisha de Chattanooga, Chrysantha de Detroit, Onika de New Orleans, u otras mujeres con nombres e historias difíciles de pronunciar que se unieron a GrilTrek y que cada día se comprometieron andar para curarse.
Una vez que caminan, estas mujeres empiezan a organizarse, antes en sus familias, luego en la comunidad, y así, hablando y caminando resuelven sus problemas juntas.
Andando se dan cuenta de un edificio abandonado, ven que faltan aceras, parques, y deciden que ya basta.
Mujeres como Susie Paige de Filadelfia, que al pasar caminando diariamente por delante de un edificio abandonado decidió que no esperará más si decidió reunir un equipo y herramientas para arreglar lo que nadie más se preocupó por arreglar en su comunidad.
TMD: Sabemos que una sola mujer puede marcar la diferencia porque ya hubo una mujer que ella sola cambio el mundo, Harriet Tubman.
Y creadme, amo a Harriet Tubman, me obsesiona, y aunque fui profesora de historia no os contaré su historia.
Solo cuatro cosas.
Tenía un Saab descapotable, por cuyo techo pasaba la lluvia, y al llegar en la orilla este de Maryland y bajar en el lodo por donde Harriet Tubman realizaba sus misiones de rescate me di cuenta que fue una mujer como cualquiera de nosotras, y que nosotras podíamos hacer lo que ella hizo o aprender por lo menos cuatro cosas de ella.
Lo primero es que no hay que esperar.
Empieza a andar ahora, hacia tu vida más sana y plena, porque cuidarse es un acto revolucionario.
Segundo: una vez que conoces el camino hacia delante, regresa y trae contigo a una hermana.
En nuestro caso, reúne amigas y crea un equipo; amigas, familia, gente de tu iglesia.
Tercero: trae más aliados.
Cada persona aquí presente puede volverse una cómplice y tomar el control de su salud inspirada por las acciones de Tubman.
Y cuarto: disfrútalo.
El dado menos conocido sobre Harriet Tubman es que llego a vivir hasta los 93 años y no fue una vida cualquiera.
Estuvo de parte de los buenos, se caso con un hombre más joven, adoptó un niño; en serio; vivió su vida.
Visité su casa en el estado de Nueva York donde escondía a los que liberaba donde plantó manzanos que radiaban de salud aquel domingo que estuve de visita.
Se dice así, ¿florecidos? Era la época de las manzanas y pensé, nos dejó frutos.
Este es el legado de cada año que nos dejo Harriet Tubman.
Sabemos que somos todas como Harriet y sabemos que hay una Harriet en cada comunidad de este país.
VG: También sabemos que hay una en cada comunidad de este planeta y que cada ella puede aprender algo del legado de Tubman, de su doctrina en cuatro pasos.
Imagínense a todas estas mujeres que viven más allá de los barrios de Oakland y Newark, las mujeres que trabajan en los campos de arroz de Vietnam, en las campos de té de Sri Lanka, en las montañas de Guatemala, en las reservas indias de toda la planicie de Dakota.
Estamos convencidas que las mujeres que caminan y hablan para resolver juntas sus problemas es una solución a escala global.
TMD: Me despido con esto porque también creemos que andar puede volverse una acto de justicia social.
Me fui a Fort Lauderdale con Vanessa para entrenar a organizadores y al irme para tomar el avión vi a alguien que conocía y le hice una señal con la mano.
Mientras esperaba en la cola, ya saben, esta cola donde todos esperamos, miro atrás y me doy cuenta que no conozco a la mujer pero me sonaba de algo.
Y le mande un beso, porque era Sybrina Fulton la madre de Trayvon Martin, y me respondió dándome las gracias.
Y no puedo parar de pensar que habría pasado si hubiese habido algún grupo de mujeres paseando en el barrio de Trayvon aquel día o que habría pasado cada día en el sur de Chicago si hubiera habido grupos de mujeres, madres, tías y primas que caminaban igual que por las orillas contaminadas del río Flint, en Michigan.
Creo que caminar puede transformar nuestras comunidades, porque ya lo está haciendo.
VG: Creemos que lo personal es un acto político.
Caminamos para nuestra salud, disfrute y aire limpio, para nuestra tranquilidad, para conectar y desconectar, para rendir culto.
Y caminar es también la manera de recobrar nuestra salud para poder encabezar la lucha por el cambio de nuestras comunidades, y es nuestra llamada a la acción para que cualquier mujer negra que escuche cada mujer negra que se vuelve portavoz de nuestra voz y que conocemos.
Piénsenlo: cada mujer que trabaja a la entrada en su trabajo, la cartera, una vecina; esta es nuestra llamada para que se úna a nosotras y cambie nuestra comunidad.
TMD: Y vuelvo a hablar de nosotras y del porque es tan importante para mi querida amiga Vanessa y para mí, porque no es siempre tan fácil lograrlo.
De hecho, las dos vivimos y pasamos por momentos muy difíciles.
Desde la retórica del odio hasta la brutalidad policial y la violencia que vimos el año pasado en verano, hasta perder socias que caminaban a manos de sus custiodadores en arresto policial como Sandy Bland.
Pero lo más valiente que hacemos cada día es que seguir teniendo fe más allá de lo que realmente pasa y la damos vida andando a nuestras plegarias cada día.
Y cuando nos pueden las cosas, recordamos las palabras de gente como Sonia Sanchez, la poeta laureada que nos pregunta donde reside nuestra pasión.
¿Dónde está esta pasión que abrió huecos en los barcos de esclavos para ayudarles respirar? La que transformó las entrañas en lugares de libre expresión y tomó los ritmos para hacer jazz y las protestas non violentas y las marchas que nos hacen superar barreras y obstáculos? Hay que encontrarla y transmitirla.
Estas somos nosotras encontrando nuestra pasión y transmitirla a Uds.
Así que apóyennos, caminen con nosotras, mientras juntamos un millón de mujeres para retomar nuestras calles en las 50 comunidades más necesitadas de esta nación.
Les agradecemos mucho por darnos esta oportunidad.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/t_morgan_dixon_and_vanessa_garrison_the_trauma_of_systematic_racism_is_killing_black_women_a_first_step_toward_change/