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Charla «Caroline Casey: Mirando los límites del pasado» de TEDWomen 2010 en español.
La activista Caroline Casey nos cuenta la historia de su extraordinaria vida, comenzando con una revelación (sin desvelar). En una charla que desafía las percepciones, Casey nos pide que vayamos más allá de los límites que creemos tener.
- Autor/a de la charla: Caroline Casey
- Fecha de grabación: 2010-12-03
- Fecha de publicación: 2011-04-08
- Duración de «Caroline Casey: Mirando los límites del pasado»: 1157 segundos
Traducción de «Caroline Casey: Mirando los límites del pasado» en español.
¿Algunos de ustedes pueden recordar lo que querían ser cuando tenían 17 años?
¿Saben lo que yo quería ser?
Quería ser una motociclista.
(Risas)
Quería correr autos, y quería ser vaquera, y quería ser Mowgli de «El libro de la Selva».
Porque todo consistía en ser libre — el viento en tu cabello — sólo ser libre.
Y cuando cumplí 17 años, mis padres, conociendo cuanto me encantaba la velocidad, me regalaron una clase de conducción para mi cumpleaños.
No es que nos pudiéramos permitir que yo condujera, pero me dieron el sueño de conducir.
Y en mi 17° cumpleaños, acompañé a mi hermanita completamente inocente, como lo hice toda mi vida — mi hermana con discapacidad visual — a ir a ver a un oftalmólogo.
Porque se espera que las hermanas mayores siempre apoyen a las hermanas menores.
Y mi hermanita quería ser piloto — Dios la ayude.
Solía hacerme exámenes visuales sólo por diversión.
Y en mi 17° cumpleaños, luego de mi fingido examen visual, el oftalmólogo se dio cuenta que era mi cumpleaños.
Y dijo, «
¿qué vas a hacer para celebrar?
» Y tomé esa clase de conducción, y dije: «voy a aprender cómo conducir».
Y entonces hubo un silencio — uno de esos silencios horribles de cuando sabes que algo anda mal.
Y se volvió a mi madre, y le dijo: «
¿aún no se lo has dicho?
» En mi 17° cumpleaños, como Janis Ian muy bien lo diría, a los 17 conocí la verdad: soy, y lo he sido desde que nací, legalmente ciega.
Y ya saben,
¿Cómo es que llegué a los 17 sin saber eso?
Bueno si alguien dice que la música country no es de gran alcance, déjenme contarles esto: Llegué ahí por la pasión de mi padre por Johnny Cash y una canción «A Boy Named Sue» (Un chico llamado Sue).
Soy la mayor de 3.
Nací en 1971.
Y poco después de mi nacimiento, mis padres descubrieron que tenía una enfermedad llamada albinismo ocular.
¿Y qué diablos significa eso para ustedes?
Así que sólo permítanme decirles,
¿qué es lo mejor de todo esto?
No puedo ver este reloj y no puedo ver el tiempo, así que ¡Santo Dios, woohoo! Debería comprar algo de tiempo.
Incluso más importante, permítanme decirles — Voy a llegar muy cerca de aquí.
No te asustes, Pat.
Oigan.
¿Ven esta mano?
Más allá de esta mano hay un mundo de Vaselina.
Cada hombre en esta sala, incluido tú, Steve, es George Clooney.
(Risas)
Y cada mujer, son tan hermosas.
Y cuando quiero verme hermosa, me alejo a 3 pasos del espejo, y no tengo que ver estas líneas marcadas en mi cara por cada vez que entrecerré los ojos de las luces oscuras durante toda mi vida.
La parte realmente extraña es que, a los 3 años y medio, justo antes de comenzar la escuela, mis padres tomaron una decisión rara, inusual y extraordinariamente valiente.
Nada de escuelas para necesidades especiales.
Nada de etiquetas.
Nada de limitaciones.
Mi capacidad y mi potencial.
Y decidieron decirme que yo podía ver.
Así que al igual que Sue, de Johnny Cash un joven que le dieron nombre de mujer, Crecería y aprendería de la experiencia cómo ser fuerte y cómo sobrevivir cuando ellos ya no estén para protegerme, o simplemente llevárselo todo.
Pero incluso más significativo, es que me dieron la habilidad para creer, para creer absolutamente en que yo podía.
Entonces cuando escuché a ese oftalmólogo decirme todas las cosas, un gran «no», todos se imaginaban que estaba devastada.
Y no me malinterpreten, porque cuando al principio escuché eso — además de pensar que estaba loco — Tuve ese golpe en mi pecho — ese «
¿qué?
«.
Pero muy rápidamente me recuperé.
Así fue.
Lo primero que pensé fue en mi mamá que estaba llorando a mi lado.
Y juro a Dios que salí de su oficina, «Conduciré, Conduciré.
Estás loco.
Yo conduciré.
Sé que puedo conducir».
Y con la misma obstinación que mi padre me crió desde que era una niña — me enseñó cómo navegar, sabiendo que nunca podría ver a dónde iba, que nunca podría ver la costa, y que no podría ver las velas, y que no podría ver el destino.
Pero me dijo que creyera y sintiera el viento en mi cara.
Y ese viento en mi cara me hizo creer que él estaba loco y que yo conduciría.
Y por los siguientes 11 años, Juré que nunca nadie se enteraría de que yo no podía ver, porque yo no quería ser una fracasada, y no quería ser débil.
Y yo creía que podía hacerlo.
Así que embestí a la vida como sólo un Casey puede hacerlo.
Y fui una arqueóloga, y luego rompí las cosas.
Y luego administré un restaurante, y luego me resbalé sobre las cosas.
Y luego fui masajista.
Y luego jardinera Y luego ingresé a la escuela de negocios.
Y las personas con discapacidad son sumamente educadas.
Y luego me fui y conseguí un trabajo de consultoría global en Accenture.
Y ni siquiera sabían.
Y es extraordinario cuán lejos te puede llevar tu confianza En 1999, con dos años y medio en ese trabajo, algo pasó — maravillosamente, mis ojos dijeron, suficiente.
Y de forma temporal, inesperadamente, se bajaron.
Y estoy en uno de los ambientes más competitivos del mundo, donde trabajas duro, juegas duro, tienes que ser el mejor, tienes que ser el mejor.
Y en 2 años ahí, realmente podía ver muy poco.
Y me encontré delante del gerente de recursos humanos en 1999 diciendo lo que nunca me imaginaba que diría.
Tenía 28 años.
Había construido un personaje en torno a lo que podía y no podía hacer.
Y simplemente dije, «Lo siento.
No puedo ver, y necesito ayuda».
Pedir ayuda puede ser increíblemente difícil.
Y todos ustedes saben lo que es, no es necesario tener una discapacidad para saberlo.
Todos sabemos lo difícil que es admitir la debilidad y el fracaso.
Y es aterrador,
¿no?
Pero toda esa confianza me había alimentado tanto tiempo.
Y puedo decirles, manejarse en el mundo de los videntes cuando uno no puede ver, es bastante difícil — realmente lo es.
Puedo decirles que los aeropuertos son un desastre.
Oh, por el amor de Dios.
Y por favor, algún diseñador ahí.
Por favor, diseñadores levanten la mano, aunque no los pueda ver.
Siempre termino en el baño de hombres.
Y no hay nada mal con mi sentido del olfato.
Pero sólo puedo decirles, la pequeña señal para el baño de damas o caballeros está determinada por un triángulo.
¿Alguna vez trataron de ver eso si tienen vaselina delante de sus ojos?
Es algo tan pequeño,
¿verdad?
¿Y saben lo agotador que puede ser tratar de ser perfecto cuando no lo eres, o ser alguien que no eres?
Y así, después de admitir ante recursos humanos que no podía ver, me enviaron a un oftalmólogo.
Y no tenía idea de que este hombre iba a cambiar mi vida.
Pero antes de ir a verlo, me sentía tan perdida.
Ya no tenía idea de quién era yo.
Y ese oftalmólogo, no se molestó en examinar mis ojos.
No Dios, fue terapia.
Y me hizo varias preguntas, de las cuales muchas fueron, «
¿Por qué?
»
¿Por qué luchas tan fuertemente para no ser tú misma?
Caroline,
¿amas lo que haces?
Y ya saben que cuando uno entra a una firma de consultoría global, te ponen un chip en la cabeza, y estás como, «Me encanta Accenture, Me encanta Accenture.
Amo mi trabajo.
Amo Accenture.
Amo Accenture.
Amo mi trabajo.
Amo Accenture».
Irse sería un fracaso.
Y él dijo, «
¿lo amas?
» Ni siquiera podía hablar, estaba tan anonadada.
Me sentía tan –
¿cómo le digo?
Y entonces él me dijo: «
¿Qué querías ser cuando eras pequeña?
» Claro, no iba a decirle, «Bueno, yo quería correr autos y motos».
No era realmente apropiado en ese momento.
De todos modos, pensaba que yo estaba loca.
Y cuando salí de su oficina, me llamó de nuevo y dijo, «Creo que es tiempo.
Creo que es tiempo de dejar de luchar y hacer algo diferente».
Y esa puerta se cerró.
Y ese silencio, fuera del consultorio, que muchos de nosotros conocemos.
Y me dolía el pecho.
Y no tenía idea de a dónde iba.
No tenía ni idea.
Pero yo sabía que el juego había terminado.
Y me fui a casa, y, porque el dolor en el pecho me dolía tanto, Pensé: «Voy a salir a correr».
Realmente no era algo muy sensato.
Y me fui corriendo en una ruta que conozco muy bien.
Conozco esta ruta tan bien, como la palma de mi mano.
Y siempre la corro perfectamente bien.
Cuento los pasos y los postes de luz y todas esas cosas que las personas con impedimentos visuales tienden a encontrarse con frecuencia.
Y había una piedra que siempre le erraba.
Y nunca me había caído en ella, nunca.
Y ahí estaba llorando y zas, me golpeo con mi piedra.
Quebrada, caída sobre esta piedra a mediados de marzo de 2000 — un miércoles, con un típico tiempo irlandés — gris, mocos, lágrimas en todas partes — ridículamente auto-compasiva.
Y estaba tirada, y quebrada, y enojada.
Y no sabía qué hacer.
Y me senté allí por bastante tiempo, «
¿Cómo puedo dejar atrás esta piedra y volver a casa?
Porque
¿quién voy a ser?
¿Qué voy a ser?
» Y pensé en mi papá, y pensé, «Dios, Dios, ahora no soy Sue».
Y me quedé pensando una y otra vez,
¿Qué había sucedido?
¿dónde surgió el error?
¿por qué no entendí?
Y ya saben la parte extraordinaria de esto es que simplemente no tenía respuestas; había perdido mi confianza.
Miren a donde me había llevado mi confianza.
Y ahora la había perdido.
Y ahora realmente no podía ver.
Estaba devastada.
Y luego recuerdo pensar en ese oftalmólogo preguntándome, «
¿Qué quieres ser?
¿Qué quieres ser?
»
¿Qué querías ser cuando eras pequeña?
¿Amas lo que haces?
Haz algo diferente.
¿Qué quieres ser?
Haz algo diferente.
¿Qué quieres ser?
» Y realmente, muy lentamente, sucedió.
Y pasó de este modo.
Y entonces llegó el minuto en que estalló en mi cabeza y pegó en mi corazón algo diferente, «Bien,
¿qué tal Mowgli, de «El libro de la selva?
» no puedes ser más diferente que eso».
Y el momento, es decir el momento, el momento que me tocó, juro por Dios, fue como un ¡woohoo!, ya saben — algo en qué creer.
Y nadie me puede decir no.
Sí, pueden decir que no puedo ser arqueóloga.
Pero no me pueden decir que no puedo ser Mowgli, porque
¿adivinen?
Nadie lo hizo antes, así que voy a hacerlo.
Y no importa si soy chico o chica, simplemente me iré.
Y entonces me libré de esa roca, y, mi Dios, sí que corrí a casa.
Y corrí a casa, y sin caerme ni chocarme.
Y subí corriendo las escaleras, y allí estaba uno de mis libros favoritos de todos los tiempos, «La reina de los elefantes» de Mark Shand —No se si alguno de ustedes lo conocen.
Y tomé ese libro, y sentada en el sofá viendo, «Sé lo que voy a hacer.
Sé cómo ser Mowgli.
Voy a atravesar India sobre el lomo de un elefante.
Voy a ser un jinete de elefante».
Y no tenía idea cómo iba a ser un jinete de elefante.
De consultora en gestión global a jinete de elefante.
No tenía idea cómo.
De cómo contratar a un elefante, conseguir un elefante.
No hablaba hindi.
Nunca había estado en India – no tenía idea.
Pero sabía que podría.
Porque cuando tomas una decisión en el momento indicado y el lugar indicado, Dios, ese universo lo hace posible.
9 meses después de ese día en la roca con mocos, tuve la única cita a ciegas de mi vida con un elefante de más de 2 metros, llamado Kanchi.
Y juntos recorreríamos miles de kilómetros a través de India.
(Aplausos)
Lo más impactante de todo, no es que lo logré antes de eso — Oh mi Dios, lo hice.
Pero saben, estaba creyendo en lo equivocado.
Porque no estaba creyendo en mí — realmente yo, todo mi ser — cada parte de todo nuestro ser.
¿Ustedes saben cuántos de nosotros pretendemos ser alguien que no somos?
¿Y saben qué, cuando realmente creen en ustedes mismos y todo sobre ustedes, lo que sucede es extraordinario.
Y saben qué, ese viaje de miles de kilómetros, recaudó suficiente dinero para hacer 6.000 operaciones de cataratas.
gracias a esto 6.000 personas pueden ver.
Cuando bajé del elefante,
¿saben cuál fue la parte más maravillosa?
Abandoné mi trabajo en Accenture.
Lo dejé y me convertí en una emprendedora social, y comencé una organización con Mark Shand llamada Elephant Family, que trabaja por la conservación de los elefantes en Asia.
Y la llamé Kanchi porque mi organización siempre será llamada como mi elefante, porque la discapacidad es como el elefante en una habitación.
Y quería que lo vieran desde una perspectiva positiva — sin caridad, sin lástima.
Pero yo quería trabajar sólo y verdaderamente con el liderazgo empresarial y de los medios de comunicación para replantear totalmente la discapacidad de una manera que fuese emocionante y posible.
Fue extraordinario.
Eso es lo que yo quería hacer.
Y nunca más pensé en eso, o en que no podía ver, o en cuestiones imposibles.
Sólo me parecía que era posible.
Y saben que lo más extraño de esto, cuando estaba viajando hacia aquí, a TED, seré honesta, estaba petrificada.
Y dije, pero este es un público increíble, y
¿qué estoy haciendo aquí?
Pero estaba viajando aquí, estarán muy felices de saber, usé mi bastón blanco (para ciegos), porque es muy bueno evitar las filas en el aeropuerto.
Y tomé mi camino hacia aquí felizmente orgullosa de no poder ver.
Y la única cosa es que, un buen amigo mío, me envió un mensaje en el camino, sabiendo que yo estaba asustada.
Aunque aparentaba seguridad, tenía miedo.
Él dijo, «sé tú misma».
Y entonces aquí estoy, esta soy yo, toda yo.
(Aplausos)
Y he aprendido, saben qué, los autos, las motos y los elefantes, eso no es libertad.
Ser absolutamente fiel a ti mismo, eso es la libertad.
Y nunca necesité ojos para ver — nunca.
Simplemente necesité visión y confianza.
Y si verdaderamente creen — y quiero decir creer desde lo más profundo de su corazón — pueden lograr que los cambios sucedan.
Y necesitamos hacer que sucedan, porque cada uno de nosotros – mujeres, hombres, homosexuales, heterosexuales, discapacitados, perfectos, normal, lo que sea — cada uno de nosotros debe ser lo mejor de nosotros mismos.
No quiero que nadie sea invisible.
Todos debemos ser incluidos.
Y terminar con las etiquetas, la limitación – perder las etiquetas.
Porque no somos botes de mermelada; porque somos seres extraordinarios, diferentes y maravillosos.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/caroline_casey_looking_past_limits/