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Charla «Combatientes y dolientes de la revolución ucraniana» de TEDGlobal 2014 en español.
«Los hombres luchan en las guerras y las mujeres los lloran,» dice la fotógrafa Anastasia Taylor-Lind. Con imágenes duras e impresionantes de las protestas de Maidán en Ucrania, esta TED Fellow nos muestra los rostros íntimos de la revolución. Una charla triste y hermosa.
- Autor/a de la charla: Anastasia Taylor-Lind
- Fecha de grabación: 2014-10-14
- Fecha de publicación: 2014-12-09
- Duración de «Combatientes y dolientes de la revolución ucraniana»: 365 segundos
Traducción de «Combatientes y dolientes de la revolución ucraniana» en español.
Cuando llegué a Kiev, el 1 de febrero de este año, la Plaza de la Independencia estaba sitiada, rodeada por la policía leal al gobierno.
Los protestantes ocupaban Maidán, como se conoce la plaza, listos para la batalla, almacenando armas caseras y produciendo en serie chalecos antibalas improvisados.
Las protestas Euromaidán comenzaron pacíficamente a fines del 2013, después de que el presidente de Ucrania, Viktor Yanukovych, rechazara un acuerdo trascendental con la Unión Europea en favor de vínculos más estrechos con Rusia.
En respuesta, decenas de miles de ciudadanos insatisfechos salieron al centro de Kiev para manifestarse contra esta lealtad.
Mientras pasaban los meses, las confrontaciones entre la policía y los civiles se intensificaron.
Monté un estudio fotográfico improvisado junto a las barricadas en Hrushevsky Street.
Allí, fotografié a los combatientes con una cortina negra de fondo, una cortina que oscureció el fondo altamente seductor y visual de fuego, hielo y humo.
Con el fin de contar las historias humanas individuales allí, sentí que tenía que quitar los dramáticos elementos visuales que se habían vuelto tan familiares y repetitivos en los principales medios de comunicación.
Lo que estaba presenciando no eran solo noticias, sino también historia.
Con este entendimiento, estaba libre de las convenciones de fotoperiodismo del periódico y la revista.
Oleg, Vasiliy y Maxim eran hombres comunes con vidas comunes en pueblos comunes.
Pero los elaborados disfraces con los que se habían adornado eran bastante extraordinarios.
Uso la palabra «disfraz» porque no se trataba de ropa que había sido expedida o coordinada por alguien.
Eran uniformes improvisados hechos de equipo militar decomisado, uniformes de combate irregulares y trofeos quitados a la policía.
Me interesé en la forma que escogieron para representarse, esta expresión externa de masculinidad, el ideal del guerrero.
Trabajé lentamente, usando una cámara filmadora análoga con un asa de enfoque manual y un fotómetro de mano.
El proceso es anticuado.
Me da el tiempo para hablar con cada persona y para observarlos, en silencio, mientras ellos me miran a su vez.
Las tensiones crecientes terminaron en el peor día de violencia el 20 de febrero, que vino a conocerse como el Jueves Sangriento.
Francotiradores, leales al gobierno, comenzaron a dispararles a los civiles y protestantes en la Calle Institutskaya.
Muchos fueron asesinados en muy poco tiempo.
La recepción del Hotel Ucrania se convirtió en una morgue improvisada.
Había filas de cuerpos yaciendo en la calle.
Y había sangre por todo el pavimento.
Al día siguiente, el Presidente Yanukovych huyó de Ucrania.
En total, 3 meses de protestas resultaron en más de 120 muertes confirmadas y muchos más desaparecidos.
La historia se desarrolló rápidamente, pero la celebración se mantuvo esquiva en Maidán.
Mientras pasaban los días en la plaza central de Kiev, a las oleadas de combatientes armados se les unieron decenas de miles de personas comunes, llenando las calles en un acto de duelo colectivo.
Muchas eran mujeres que con frecuencia llevaban flores que habían llevado para poner como señales de respeto por los muertos.
Vinieron día tras día y cubrieron la plaza con millones de flores.
La tristeza envolvió a Maidán.
Estaba en silencio y pude oír a las aves cantar.
No había escuchado eso antes.
Detuve a unas mujeres que se acercaban a las barricadas para dejar sus tributos y les pregunté si podía fotografiarlas.
La mayoría de las mujeres lloraron cuando las fotografié.
El primer día, mi técnico, Emine, y yo lloramos con casi todas las mujeres que visitaron nuestro estudio.
Había habido tal ausencia de mujeres hasta ese momento.
El color de sus abrigos pasteles, sus carteras brillantes, y los manojos de claveles rojos, tulipanes blancos y rosas amarillas que llevaban, hicieron temblar la plaza ennegrecida y los hombres ennegrecidos que acampaban ahí.
Está claro para mí que estos dos sets de fotos no tienen mucho sentido el uno sin el otro.
Tienen que ver con los hombres y mujeres y nuestra forma de ser, no la manera en que lucimos, sino nuestra forma de ser.
Hablan de los diferentes roles de género en los conflictos, no solo en Maidán y no solo en Ucrania.
Los hombres luchan la mayoría de las guerras y las mujeres las lloran.
Si los hombres representan el ideal del guerrero, las mujeres representan las secuelas de esa violencia.
Cuando tomé estas fotos creí que estaba documentando el fin de los eventos violentos en Ucrania.
Pero ahora entiendo que es el registro del comienzo.
Hoy en día hay alrededor de 3000 muertos y cientos de miles han sido desplazados.
Estuve en Ucrania nuevamente seis semanas atrás.
En Maidán, las barricadas han sido desmanteladas, y los adoquines usados como armas en las protestas fueron reemplazados, así que el tráfico fluye libremente hacia el centro de la plaza.
Los combatientes, las mujeres y las flores se han ido.
Un enorme cartel que representa gansos volando sobre un campo de trigo cubre la fachada quemada del edificio del sindicato y proclama: «Gloria a Ucrania.
Gloria a los héroes».
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/anastasia_taylor_lind_fighters_and_mourners_of_the_ukrainian_revolution/