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Cómo afecta el racismo a las mujeres embarazadas y cómo podemos ayudar – Charla TEDWomen 2016

Charla «Cómo afecta el racismo a las mujeres embarazadas y cómo podemos ayudar» de TEDWomen 2016 en español.

El racismo hace que la gente enferme, sobre todo las mujeres negras y sus bebés, afirma Miriam Zoila Pérez. La comadrona convertida en periodista explora la relación entre el racismo, clasismo y la enfermedad, y nos habla de un programa de cuidados prenatales totalmente compasivo que puede amortiguar el estrés de las mujeres embarazadas frente al racismo que sufren a diario.

  • Autor/a de la charla: Miriam Zoila Pérez
  • Fecha de grabación: 2016-10-26
  • Fecha de publicación: 2017-02-13
  • Duración de «Cómo afecta el racismo a las mujeres embarazadas y cómo podemos ayudar»: 745 segundos

 

Traducción de «Cómo afecta el racismo a las mujeres embarazadas y cómo podemos ayudar» en español.

La mayoría de Uds.

puede quizá entender cómo me siento ahora mismo.

El corazón me late en el pecho.

Tengo las palmas de las manos un poquito húmedas.

Estoy sudando.

Y mi respiración es poco profunda.

Esta sensación familiar es, obviamente, el resultado de estar ante Uds., que son mil, y dar una charla que puede que se emita en línea para, quizás, un millón más.

Pero, las sensaciones físicas que experimento ahora mismo son el resultado de un mecanismo mente-cuerpo mucho más básico.

Mi sistema nervioso está enviando un diluvio de hormonas, como cortisona y adrenalina, a mi flujo sanguíneo.

Es una respuesta muy antigua y necesaria que envía sangre y oxígeno a los órganos y músculos que lo necesitan para responder rápidamente a una posible amenaza.

Pero hay un problema con esta respuesta, y es que, puede ser sobreactivada.

Si hago frente a estos factores estresantes en mi día a día, especialmente en un periodo largo, mi sistema puede sobrecargarse.

Así, si esta respuesta se produce pocas veces, es súper necesaria para mi bienestar y supervivencia.

Pero si ocurre muy a menudo, puede hacer que enferme.

Cada vez son más los estudios que investigan la relación entre el estrés crónico y la enfermedad.

Algunas enfermedades coronarias e incluso el cáncer muestran una relación con el estrés.

Y esto es porque, con el tiempo, una gran activación del estrés puede interferir en los procesos corporales que me mantienen sana.

Bien, imaginemos por un momento que estuviera embarazada.

¿Qué haría ese tipo de estrés especialmente durante mi embarazo? ¿Qué tipo de impacto tendría en la salud del feto en desarrollo? Probablemente, no se sorprenderán si digo que ese tipo de estrés durante el embarazo no es bueno.

Puede provocar un parto muy prematuro porque, básicamente, el estrés comunica que el vientre ya no es un lugar seguro para el bebé.

El estrés en el embarazo está relacionado con la presión arterial alta y el bajo peso del niño al nacer, y puede iniciar una cascada de problemas de salud que hacen que el parto sea mucho más peligroso tanto para la madre como para el hijo.

Bueno, el estrés en nuestro estilo de vida actual es una experiencia universal, ¿verdad? Quizás nunca estén aquí para dar una charla TED Talk, pero sí harán frente a una presentación en el trabajo, una pérdida de trabajo repentina, un importante examen, un conflicto acalorado con un familiar o amigo.

Pero eso se convierte en un tipo de estrés que experimentamos, y, que seamos capaces de relajarnos durante suficiente tiempo para que nuestros cuerpos trabajen correctamente, depende bastante de cómo somos.

Hay, además, un creciente volumen de investigaciones que revela que las personas que experimentan más discriminación son más propensas a gozar de una salud pobre.

Incluso la amenaza de discriminación como preocuparte si te para la policía cuando vas conduciendo, puede tener un impacto negativo en la salud.

El Dr.

David Williams, profesor de Harvard, pionero en las herramientas que han demostrado estos vínculos, asegura que los grupos más marginados de la sociedad experimentan más discriminación y más impacto en la salud.

He estado interesada en estas cuestiones casi una década.

Empecé a interesarme por la salud materna cuando un fallo en mi recorrido preanestésico me llevó a buscar un camino, a buscar otras formas de ayudar a las personas embarazadas.

Me hice comadrona-doula, una persona inexperta entrenada para ayudar durante el embarazo y el parto.

Y, como soy latina y hablante de español, en mi primer voluntariado como comadrona en un hospital público de Carolina del Norte, vi claramente cómo el racismo y la clase afectaban a las experiencias de las mujeres a las que asistí.

Si echamos un vistazo a las estadísticas de los índices de enfermedad durante el embarazo y el parto, vemos claramente el patrón delineado por el doctor Williams.

Las mujeres afroamericanas en general tiene una experiencia totalmente diferente a la de las mujeres blancas cuando se trata de si sus bebés nacen sanos.

En algunas partes del país, como el Sur Profundo, la tasa de madres y niños muertos por mujeres negras se aproxima a los índices de las mujeres del África subsahariana.

En estas mismas comunidades, las tasas de mujeres blancas es casi nula.

Incluso nacionalmente, las mujeres negras son cuatro veces más propensas a morir durante el embarazo y el parto que las mujeres blancas.

Cuatro veces más propensas a morir.

También es dos veces más probable que sus hijos mueran antes del primer año de vida comparados con los niños blancos, y de dos a tres veces más propensos a nacer muy prematuros o con muy poco peso, una señal de desarrollo insuficiente.

Además, es probable las indígenas sufran más estos problemas que las mujeres blancas, porque son grupos de latinas.

Durante mi última década como comadrona me hice periodista y bloguera, he estado intentando dar la voz de alarma por lo diferente que es la experiencia de las mujeres de color, y, especialmente, de las mujeres negras, cuando se trata del embarazo y del parto en EE.

UU.

Pero al hablar a la gente de estas estadísticas atroces, me topo, normalmente, con una presunción de que es o por la pobreza o la falta de acceso a cuidados.

Pero resulta que nada de esto cuenta la historia completa.

Incluso las mujeres negras de clase media obtienen peores resultados que las mujeres blancas de clase media homólogas.

La diferencia se amplia entre este grupo.

Y mientras el acceso a los cuidados sigue siendo un problema, hasta las mujeres de color que reciben los recomendados cuidados prenatales siguen sufriendo por esos índices.

Y por eso, si volvemos al camino de la discriminación para intensificar la mala salud y si empezamos a dibujar un cuadro en el que la gente de color pueda saber qué es lo real: el racismo puede enfermarnos.

¿Les sigue pareciendo una exageración? Pensemos esto: las inmigrantes, especialmente, negras y latinas, gozan actualmente de mejor salud que cuando llegaron a EE.

UU.

Pero, durante su estancia en ese país, lo peor de sus vidas ha pasado ya.

Las personas que, como yo, nacen en EE.

UU.

de padres cubanos inmigrantes, son, de hecho, más propensas a tener peor salud que cuando nacieron mis abuelos.

Es lo se conoce como «la paradoja de los inmigrantes», y esto además ilustra que hay algo en el ambiente de EE.

UU.

que nos hace enfermar.

Pero la cuestión es esta: este problema, este racismo hacia la gente de color pero, especialmente a las mujeres y bebés negros, es amplio.

Podría pasar todo el tiempo hablándoles de esto, pero no lo haré, porque quiero asegurarme de darles una solución.

Y la buena noticia es que esta solución no es muy cara no requiere ningún tratamiento farmacológico ni nuevas tecnologías.

Esta solución se llama: «El método J.

J.» Conozcan a Jennie Joseph.

Es una matrona de Orlando, en la zona de Florida, que ha asistido a embarazadas durante una década.

En lo que ella señala como clínicas de fácil acceso, Jennie y su equipo proporcionan cuidados prenatales a casi 600 mujeres a año.

Sus clientes, la mayoría de ellas negras, haitianas y latinas, asisten en el hospital local.

Pero, al proporcionar ayuda prenatal accesible y respetuosa, Jennie ha logrado algo increíble: casi todas sus clientes dan a luz a bebés saludables y nacidos a término.

Su método es aparentemente sencillo.

Jennie dice que todas sus consultas empiezan en recepción.

Cada miembro del equipo y, cada momento que una mujer pasa en su clínica, es tan servicial como posible.

No se rechaza a nadie por falta de recursos.

El método J.

J trata de que funcionen los fondos sin importar las dificultades.

No se castiga a nadie por acudir más tarde a las citas.

No se menosprecia ni se subestima a nadie.

La sala de espera de Jennie en la consulta es más el salón de tu tía que una clínica.

Ella llama a este espacio «sala enmascarada».

Con las sillas de felpa dispuestas en forma de círculo, las mujeres esperan su consulta charlando de una en una con un educador personal o en un grupo de clases prenatales.

Cuando finalmente se las vuelve a llamar para sus consultas, las reciben Alexis o Trina, dos de las asistentes sanitarias de Jennie.

Ambas son jóvenes, afroamericanas y madres.

Su acercamiento es relajado y amable.

Durante una consulta, vi que Trina hablaba con una pronto futura mamá joven mientras le medía la presión arterial.

Esta madre latina había tenido problemas para comer debido a las náuseas.

Mientras Trina desinflaba el esfigmomanómetro, le dijo: «Vamos a ver si podemos cambiar tu prescripción, ¿vale? Nosotros no podemos tenerte sin comer».

Ese «nosotros» es un aspecto crucial en el método de Jennie.

Ve al personal como parte de un equipo que, en la vida de la mujer y su familia, tiene un objetivo; conseguir que la mamá llegue a término con un bebé saludable.

Jennie dice que Trina y Alexis son su modelo de centros de cuidados y que su papel como asistente es solo un apoyo a su trabajo.

Trina pasa gran parte del día con el móvil mensajeándose con las clientes sobre este tipo de cosas.

Una mujer la mensajeó para ver si el medicamento que le recetaron en el hospital era bueno durante el embarazo.

La respuesta fue «no».

Otra mujer le envió fotos de un bebé nacido con la ayuda de Jennie.

Por último, cuando las llaman para ver a la asistente, ya se les ha medido el peso en la sala de espera y se les ha hecho el test de orina en el baño.

Esto es una gran salida del método médico tradicional porque otorga responsabilidad e información en manos de la mujer.

Así, más que un entorno médico que debería reprenderle por no seguir las recomendaciones de los asistentes (un ambiente siempre disponible para mujeres de bajos ingresos), el método de Jennie consiste en ayudar tanto como posible.

Y esta ayuda proporciona un colchón crucial debido al estrés por el racismo y por la discriminación que sufren estas mujeres cada día.

Pero hay algo aun mejor en el método de Jennie: es increíblemente exitoso.

¿ Recuerdan que en las estadísticas de las que hablé las mujeres negras eran más propensas al parto prematuro, a dar a luz a bebés con bajo peso e incluso a morir por las complicaciones del embarazo y el parto? Bien, el método J.

J.

casi ha eliminado estos problemas empezando por lo que Jennie llama «bebés delgados».

Ha sido capaz de conseguir que casi todas sus clientes lleguen a término con bebés tan sanos y regordetes como este.

(Audiencia): ¡Ay! (Miriam Zoila Pérez): Es una niña de una cliente de Jennie nacida el pasado junio.

Una demografía similar a la de las mujeres de la zona de Jennie que dieron a luz en el mismo hospital que sus clientes fueron tres veces más propensas al parto de un bebé saludable por debajo del peso.

Jennie está avanzando en lo que que ha visto durante décadas como un problema casi inextricable.

Alguno de Uds.

estará pensando que toda esta atención una a una que precisa el método J.

J.

debe ser muy cara de escalar.

Bien, pues se equivocan.

La visita a la clínica no es el centro del método de Jennie y es por una buena razón.

Estas visitas son caras y para preservar su método visita a muchas clientes para cubrir sus costos.

Pero Jennie no tiene que pasar excesivo tiempo con cada mujer si cada miembro del equipo puede proporcionar ayuda, información y cuidados necesarios.

Se cree que lo bueno del método de Jennie es que puede aplicarse a cualquier ámbito de cuidados médicos.

Es una revolución de los cuidados que está esperando suceder.

Estos problemas que estoy compartiendo con Uds.

son importantes.

Proceden de largas historias de racismo y clasismo, de una sociedad basada en razas y en la estratificación social.

Encierran mecanismos psicológicos complejos con la intención de protegernos, de que, cuando nos sobreestimulemos, enfermemos.

Pero si algo he aprendido de mi trabajo de comadrona es que un poco de apoyo incondicional puede conducir a un largo camino.

La historia ha demostrado que la gente es increíblemente fuerte, y que, aunque no podamos erradicar el racismo o el estrés que nos pasa factura por la noche, podemos crear un entorno que actúe de colchón para la experiencia de la gente de color en su día a día.

Y durante el embarazo, la mediadora puede ser una herramienta increíble para cambiar el impacto del racismo en las generaciones futuras.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/miriam_zoila_perez_how_racism_harms_pregnant_women_and_what_can_help/

 

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