Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » Cómo aprendí a leer, e invertir en la bolsa, en la cárcel – Charla TEDxSanQuentin

Cómo aprendí a leer, e invertir en la bolsa, en la cárcel – Charla TEDxSanQuentin

Charla «Cómo aprendí a leer, e invertir en la bolsa, en la cárcel» de TEDxSanQuentin en español.

«La educación financiera no es una competencia, es un estilo de vida», dice Curtis «Wall Street» Carroll, un ex presidiario que conoce bien el poder del dinero.

Durante su detención aprendió a leer y a invertir en la bolsa. Ahora quiere compartir con nosotros un mensaje simple pero poderoso: tenemos que tomar decisiones de manera más responsable con respeto a nuestro dinero.

  • Autor/a de la charla: Curtis «Wall Street» Carroll
  • Fecha de grabación: 2016-01-22
  • Fecha de publicación: 2017-04-21
  • Duración de «Cómo aprendí a leer, e invertir en la bolsa, en la cárcel»: 663 segundos

 

Traducción de «Cómo aprendí a leer, e invertir en la bolsa, en la cárcel» en español.

Con 14 años estaba en una bolera robando el dinero de una máquina recreativa y al salir del edificio, un guardia me agarró por brazo, así que corrí.

Corrí calle abajo y salté la valla.

En lo alto, el peso de las 3000 monedas de un cuarto de dólar de mi mochila me hizo caer al suelo.

Estaba en el suelo con el guardia de seguridad de pie encima de mí y me dijo, «La próxima vez, pequeño macara, roba algo que te puedas llevar».


(Risas)
Me llevaron al juzgado de menores y cuando me liberaron en la custodia de mi madre, las primeras palabras que mi tío me dijo fueron: «

¿Cómo te atraparon?

» Le dije: «Tío, la mochila era demasiado pesada».

Me dijo, «Hombre, se suponía que no ibas a llevarte todo».

Le dije, «Tío, si tenían poco valor.

¿Qué se supone que tenía que hacer?

» Y diez minutos más tarde, me llevó a robar otra máquina recreativa.

Necesitábamos dinero para gasolina para llegar a casa.

Así era mi vida.

Crecí en Oakland, California, con mi madre y y familiares cercanos adictos a la cocaína.

Mi vida consistía en vivir con la familia, los amigos, y con los sin techo.

A menudo, me servían la cena en las filas de los albergues.

Un sintecho grandulón me dijo que el dinero mandaba el mundo y todo lo que hay en él.

Y en estas calles, el dinero es el rey.

Y si sigues el dinero, te llevará con el tipo malo o el tipo bueno.

Poco después, cometí mi primer crimen, y fue la primera vez que me dijeron que tenía potencial y sentí como si alguien creyera en mí.

Nadie me dijo nunca que podría llegar a ser abogado, médico o ingeniero.

Es decir,

¿cómo iba a ser alguien?

No sabía leer, escribir ni deletrear.

Era analfabeta.

Así que siempre pensé que delinquir era la respuesta.

Y luego, un día, estaba hablando con alguien y me estaba contando detalles de este robo que podríamos hacer.

Y lo hicimos.

La realidad era que yo crecí en la nación más poderosa económicamente del mundo, los EE.UU., a la vez que veía a mi madre en fila de un banco de sangre vendiendo la suya por 40 dólares solo para poder alimentar a sus hijos.

Todavía tiene las marcas de aguja en los brazos hoy como prueba.

Así que nunca me importó mi comunidad.

A ellos tampoco les importaba mi vida.

Todo el mundo hacía lo que hacía para tomar lo que quería: los traficantes de drogas, los ladrones, el banco de sangre.

Todo el mundo estaba manchado.

Así que conseguí el mío como sea.

Yo también.

Tener conocimientos financieros realmente gobernaba el mundo, y yo era su hijo esclavo siguiendo al malo.

A los 17 años, me arrestaron por robo y asesinato y pronto aprendí que las finanzas mandan más en la cárcel que en las calles, y quería aprenderlas.

Un día, me hice con la página de deportes de un periódico para que mi compañero de celda me leyera, pero era sección de negocios.

Y este anciano me dijo, «Oye jovencito, te interesa la bolsa?

» Y dije, «

¿Qué es eso?

» Dijo: «Ese es el lugar donde los blancos guardan todo su dinero».


(Risas)
Y fue la primera vez que vi un rayo de esperanza, un futuro.

Me describió brevemente qué eran las acciones, pero solo una introducción.

Quiero decir,

¿cómo iba a hacerlo?

No sabía leer, escribir ni deletrear.

Mis estrategias desarrolladas para ocultar mi analfabetismo ya no funcionaban en este entorno.

Estaba atrapado en una jaula, presa entre depredadores, luchando por la libertad que nunca tuve.

Estaba perdido, cansado y no me quedaban opciones.

Así que a los 20 años, hice la cosa más difícil de toda mi vida: tomé un libro, Y fue la tortura más grande de mi vida, esto de tratar de aprender y leer, rechazado por mi familia, mis colegas.

Fue duro.

Una lucha.

Aún no sabía que estaba recibiendo el mayor regalo con que jamás había soñado: autoestima, conocimiento, disciplina.

Estaba tan entusiasmado con poder leer que leía todo lo que me caía en las manos: envolturas de caramelos, etiquetas de ropa, placas de calle, todo.

¡Simplemente leía todo!
(Aplausos)
Leía cualquier cosa.

Estaba tan emocionado con poder leer y saber deletrear que al amigo que se me acercó preguntándome: «

¿Qué estás comiendo, tío?

» le dije: «C-A-R-A-M-E-L-O, un caramelo».


(Risas)
Me dijo, «Dame algunos».

Yo dije, «N-O.

No».


(Risas)
Fue increíble.

Quiero decir, por primera vez en mi vida pude leer.

Lo que sentí fue mágico.

Y entonces a los 22, sintiéndome seguro de mí mismo me acordé de lo que me dijo el viejo OG.

Así que me puse a leer la sección de economía del periódico.

Quería encontrar a estos blancos ricos.


(Risas)
Así que busqué este conocimiento.

A medida que avanzaba mi carrera enseñando a otros cómo administrar su dinero e invertir, aprendí pronto que tenía que asumir la responsabilidad de lo que hice.

Era cierto que crecí en un entorno muy complejo, pero fue mi elección cometer crímenes y tenía que reconocerlo.

Tuve que asumir la responsabilidad y lo hice.

Desarrollé un programa para enseñar a los presidiarios cómo administrar el dinero de sus empleos en la cárcel.

La gestión adecuada de este estilo de vida proporcionaría herramientas transferibles en la sociedad, al reincorporarnos y empezar a administrar nuestro dinero como la mayoría de la gente que no cometió delitos.

Entonces descubrí que según MarketWatch, más del 60% de la población estadounidense tiene menos de 1 000 dólares en ahorros.

Sports Illustrated dijo que más del 60% de los jugadores de la NBA y de la NFL están en la quiebra y que 40% de sus problemas conyugales derivan de problemas financieros.

¿Qué diablos?


(Risas)
Significa que estas personas han trabajado toda la vida, han comprado coches, ropa, viviendas y otras propiedades, pero

¿viven cheque a cheque?

¿Cómo va a ayudar la sociedad a los presidiarios a reintegrarse si no puede administrar sus propias finanzas?

Estábamos jodidos.


(Risas)
Necesitaba un plan mejor.

Esto no iba a funcionar muy bien.

Así que… pensé.

Ahora tenía la obligación de conocer a los que habían seguido el mismo camino y ayudarlos y era una locura, porque ahora me preocupaba por mi comunidad.

Imaginen eso.

Preocupado por mi comunidad.

El analfabetismo financiero es una enfermedad que sabotea a las minorías y la clase baja en nuestra sociedad por generación tras generación y deberíamos estar enojados por ello.

Pregúntense esto:

¿cómo puede el 50% de la población estadounidense ser financieramente analfabeta en una nación gobernada por la prosperidad financiera?

Nuestro acceso a la justicia, al estatus social, condiciones de vida, transporte y alimentación todos dependen del dinero que la mayoría no puede administrar.

¡Es una locura! Es una epidemia y más peligrosa para la seguridad pública que cualquier otro problema.

De acuerdo con el Departamento de Correcciones de California, más del 70% de los presidiarios han cometido o han sido acusados de delitos relacionados con el dinero: robos, allanamientos, fraude, hurto, extorsión y la lista continúa.

Escuchen esto: el típico presidiario que entra en el sistema penitenciario de California sin educación financiera, gana 30 centavos la hora, más de 800 dólares al año, sin gastos reales pero no ahorra nada.

Una vez en libertad condicional, se le dan 200 dólares en la puerta y se le dice: «Oye, buena suerte y no te metas en problemas.

No vuelvas a la cárcel».

Sin una preparación necesaria o un plan financiero a largo plazo,

¿que hará?

¿A los 60?

¿Conseguirá un buen trabajo o volverá a la conducta criminal que lo llevó a la cárcel en primer lugar?

Ustedes, los contribuyentes, elijan.

Bueno, su propia educación ya eligió para él, probablemente.

Entonces,

¿cómo curamos esta enfermedad?

Cofundé un programa que llamamos «Alfabetización emocional y capacitación financiera».

Lo llamamos FEEL y enseña cómo separar las decisiones emocionales de las financieras, y asimismo, cuatro reglas atemporales para las finanzas personales: cómo ahorrar correctamente, controlar sus gastos básicos, pedir dinero prestado eficazmente y diversificar su cartera dejando que dinero trabaje para ti y no al revés.

Los presidiarios necesitan estas habilidades antes de la reinserción.

Sin ellos, la rehabilitación es imposible.

Esta idea de que solo los profesionales pueden invertir y administrar el dinero es absolutamente ridícula y quien te dijo otra cosa eso está mintiendo.


(Aplausos)
Un profesional es una persona que domina su campo mejor que la mayoría pero nadie sabe cuánto dinero necesitas, tienes o quieres mejor que tú, lo que significa que tú eres ese profesional.

La educación financiera no es una habilidad, damas y caballeros.

Es un estilo de vida.

La estabilidad financiera deriva de un estilo de vida apropiado.

Una preso educado financieramente puede convertirse en un contribuyente y un ciudadano sensato pagador de sus impuestos puede seguir siéndolo.

Esto nos permite crear un puente entre las personas que influenciamos: familia, amigos y los jóvenes quienes todavía creen que la delincuencia y el dinero están vinculados.

Así que perdamos el miedo y la ansiedad causada por las palabras financieras y todas esas otras tonterías que hayan estado escuchando.

Y lleguemos al meollo del asunto que ha estado paralizando nuestra sociedad y aprendamos a asumir la responsabilidad de que debemos gestionar mejor nuestra vida.

Proporcionemos un programa simple y fácil de usar que llegue al corazón, el corazón de lo que el empoderamiento financiero y la inteligencia emocional son en realidad.

Ahora, si están sentados aquí en la audiencia y dicen: «Sí, bueno, eso no es mi caso y no me lo trago», entonces vengan a mi clase,
(Risas)
para que te muestre cuánto dinero le cuesta cada vez que te pones emotivo.


(Aplausos)
Muchas gracias.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/curtis_wall_street_carroll_how_i_learned_to_read_and_trade_stocks_in_prison/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *