Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » Cómo ayudar a la olvidada «franja del medio» a alcanzar su máximo potencial. – Charla TEDWomen 2018

Cómo ayudar a la olvidada «franja del medio» a alcanzar su máximo potencial. – Charla TEDWomen 2018

Charla «Cómo ayudar a la olvidada «franja del medio» a alcanzar su máximo potencial.» de TEDWomen 2018 en español.

Conocen a la olvidada «franja del medio»: son los estudiantes, compañeros de trabajo y personas comunes que a menudo son ignoradas porque no son consideradas excepcionales ni problemáticas. ¿Cómo podemos empoderarlas para que alcancen su máximo potencial? La activista social Danielle R. Moss comparte con nosotros su trabajo para ayudar a los jóvenes a ir a la universidad, nos desafía a pensar más en profundidad sobre quién merece ayuda y atención, y nos muestra cómo animar a los que están en la franja del medio a soñar en grande.

  • Autor/a de la charla: Danielle R. Moss
  • Fecha de grabación: 2018-11-28
  • Fecha de publicación: 2019-02-06
  • Duración de «Cómo ayudar a la olvidada «franja del medio» a alcanzar su máximo potencial.»: 778 segundos

 

Traducción de «Cómo ayudar a la olvidada «franja del medio» a alcanzar su máximo potencial.» en español.

Quiero hablarles hoy de la olvidada franja del medio.

Para mí, son los estudiantes, compañeros de trabajo, y gente común y corriente a quienes ignoramos a menudo porque no son vistos como excepcionales ni problemáticos.

Son los jóvenes que creemos que podemos ignorar porque parecerían no necesitar apoyo de manera particularmente urgente.

Son los compañeros de trabajo que realmente mantienen los motores de nuestras organizaciones funcionando, pero no son vistos como innovadores que impulsan la excelencia.

En muchas formas, ignoramos a las personas del medio porque no nos mantienen en vela con la incertidumbre de cuál será su próxima locura.


(Risas)
Y la verdad es que hemos llegado a confiar en su conformismo y en su sentido de desconexión porque nos facilita el trabajo.

A decir verdad, algo sé de esa olvidada franja del medio.

Como estudiante de secundaria, pasé un buen tiempo en ese lugar.

Durante mucho tiempo, había sido una buena estudiante.

Pero el séptimo grado fue un punto de inflexión.

Me pasaba el día contando chismes, pasando notas, generalmente perdiendo el tiempo con mis amigos.

En lugar de hacer la tarea, me la pasaba en el teléfono repasando lo ocurrido en el día.

Y en muchos sentidos, aunque era una típica niña de 12 años, mi ambivalencia en mi educación me significó tener calificaciones promedio.

Afortunadamente, mi madre entendió algo importante: que el lugar en que estaba no era mi destino.

Como exbibliotecaria de investigación y educadora, mi madre sabía que yo era capaz de lograr mucho más.

Pero también sabía que, como joven negra en EE.

UU., podría no tener oportunidades fuera de la franja media si ella no las creaba intencionalmente.

Decidió entonces cambiarme de escuela, me inscribió en actividades de liderazgo en el barrio, y empezó a hablarme más en serio sobre la universidad y las opciones de carreras a las que podía aspirar.

El plan de mi madre para sacarme de esa franja del medio era muy simple.

Empezó con altas expectativas.

Se encargó de descubrir cómo prepararme para el éxito.

Me hizo responsable y, en el camino, me convenció de que yo tenía el poder para crear mi propia historia.

Ese plan no solo me ayudó a salir del pozo que fue mi séptimo grado, sino que lo usé más tarde en la ciudad de Nueva York, cuando trabajé con niños que tenían mucho potencial, pero no muchas oportunidades para ir la universidad y graduarse.

Los estudiantes de alto rendimiento suelen tener acceso a otros recursos, como actividades académicas de verano, pasantías y un plan integral de estudios que los saca del aula y los introduce en el mundo, de manera que dan muy buena imagen cuando se postulan para ingresar a la universidad.

Pero no estamos proporcionando ese tipo de oportunidades para todos.

Y el resultado no solo es que algunos niños quedan fuera, sino que nosotros, como sociedad, quedamos fuera.

Verán, tengo una teoría alocada sobre las personas de la franja del medio.

Creo que, en esa franja, hay boletos de lotería ganadores no reclamados.

Creo que la cura para el cáncer y el camino hacia la paz mundial bien podrían estar allí.

Ahora bien, como exmaestra de secundaria, no digo que, por arte de magia, todos se convertirán alumnos sobresalientes.

Pero también creo que la mayoría de la gente en esa franja del medio es capaz de mucho más.

Y creo que se estancan en ese lugar porque ahí es donde los relegamos y, algunas veces, es allí donde se relajan un poco mientras resuelven cosas.

Todos nuestros viajes se componen de una serie de descansos, aceleraciones, derrotas y victorias.

Tenemos la responsabilidad de asegurarnos de que la raza, el género, la cultura, y la identidad socioeconómica nunca sean las razones que impidan a alguien salir de la franja del medio.

Así que, tal como lo hizo mi madre conmigo, empecé con altas expectativas hacia mis jóvenes.

Y comencé con una pregunta.

Dejé de preguntar a los jóvenes: «Oye,

¿quieres ir a la universidad?

«.

Y empecé a preguntarles: «

¿A qué universidad te gustaría asistir?

«.

La primera pregunta…


(Aplausos)
La primera pregunta deja abiertas muchas posibilidades inciertas.

Pero la segunta pregunta da por sentado que los considero capaces de hacer cosas.

En un nivel básico, la pregunta supone que van a graduarse de la secundaria con buen rendimiento.

También supone que tienen los logros académicos que les permitiría ingresar a la universidad.

Y estoy orgullosa de decir que las expectativas altas funcionaron.

Mientras que los estudiantes de color y los latinos en EE.

UU.

suelen graduarse de la universidad en seis años o menos, a razón de un 38%, fuimos reconocidos por el comité universitario por nuestros logros no solo de ayudarlos a entrar en la universidad sino de ayudarlos durante la universidad.


(Aplausos)
También entiendo que las altas expectativas están bien, pero se necesita algo más que eso.

No le pedirían a un pastelero que hornee un pastel sin horno.

Y no deberíamos pedirle a la franja del medio que den el salto sin proporcionarles las herramientas, las estrategias y el apoyo que merecen para progresar en la vida.

Una mujer joven de quien fui mentora por mucho tiempo, Nicole, vino a mi oficina un día, después de que su orientador académico mirara su buen desempeño académico y expresara su total sorpresa y asombro de que estuviera interesada en ir a la universidad.

Lo que el consejero no sabía es que a través de su comunidad, Nicole tuvo acceso a un curso de preparación para la universidad, también para el SAT, e hizo viajes de estudio.

No solo la universidad estaba en su futuro, sino que estoy orgullosa de decir que Nicole obtuvo dos maestrías después de graduarse de la Universidad de Purdue.


(Aplausos)
También quisimos que nuestros jóvenes asumieran responsabilidades, y también les inculcamos el sentido de la responsabilidad hacia sí mismos, entre sí, hacia sus familias y sus comunidades.

Apostamos al desarrollo comunitario basados en las capacidades, hicimos talleres de liderazgo, hicimos actividades con distintos niveles de desafío y debatimos en grupo sobre las principales cuestiones de la vida.

El resultado fue que los jóvenes realmente aceptaron la idea de que eran responsables de lograr estos títulos universitarios.

Fue tan gratificante ver a los jóvenes llamándose y enviándose mensajes para decirse: «

¿Por qué llegas tarde a la preparación de SAT?

«, y: «

¿Qué vas a llevar a la visita de la universidad mañana?

«.

Realmente trabajamos para que la universidad sea su objetivo.

Empezamos a crear programas en los campus universitarios y eventos que permitan a los jóvenes visualizarse a sí mismos como estudiantes universitarios y graduados universitarios.

Con mi personal, pusimos en marcha nuestras propias estrategias y fue muy divertido, una competencia sana sobre cuál escuela era mejor.

Los chicos realmente se involucraron, y comenzaron a ver que algo más era posible en sus vidas.

No solo eso.

Podían echar un vistazo a esa comunidad universitaria y ver chicos que eran de su misma condición, que eran de los mismos barrios y que aspiraban a las mismas cosas.

Ese sentido de pertenencia fue realmente clave, y se manifestó un día de una manera notable y hermosa cuando estábamos en el aeropuerto de Johannesburgo, esperando pasar por aduana camino a Botsuana en un viaje de voluntariado.

Vi un grupo de chicos en un círculo.

Por lo general, con los adolescentes, significa que algo pasa.


(Risas)
Así que caminé detrás de ellos para averiguar de qué hablaban.

Estaban comparando sellos de pasaporte.


(Risas)
Y soñaban en voz alta con todos los otros países que planeaban visitar en el futuro.

Y ver a estos jóvenes de la ciudad de Nueva York convertirse no solo en estudiantes universitarios sino también participar en programas de estudio en el extranjero y luego tener empleos por todo el mundo fue increíblemente gratificante.

Cuando pienso en mis jóvenes y todos los doctores, abogados, profesores, trabajadores sociales, periodistas y artistas que vinieron de nuestro pequeño rincón en Nueva York, me estremece pensar en lo que habría pasado si no hubiéramos invertido en esa franja del medio.

Solo piensen en todo lo que sus comunidades y el mundo se habrían perdido.

Esta fórmula para la franja del medio no solo funciona con la gente joven.

También puede transformar nuestras organizaciones.

Podemos ser más audaces y elaborar y articular una misión que inspire a todos.

Podemos invitar a nuestros colegas a la mesa para llegar a una estrategia que permita cumplir con la misión.

Podemos hacer críticas constructivas a la gente sobre la marcha y, a veces lo más importante, asegurarnos de reconocer a todos los que han contribuido.

Cuando mi personal se impuso aspiraciones altas para sí mismos, hicieron algo muy transformador para los jóvenes.

Y ha sido tan maravilloso mirar hacia atrás y ver a todos mis antiguos colegas que obtuvieron doctorados y asumieron roles de liderazgo en otras organizaciones.

Tenemos lo que se necesita para inspirar y apoyar a la franja del medio.

Podemos extender el amor a esa gente que está en el medio.

Podemos desafiar nuestros propios prejuicios de quién merece ayuda, y cómo.

Podemos estructurar nuestras organizaciones, comunidades e instituciones para que sean inclusivas y respeten el principio de equidad.

Porque, en el análisis final, lo que a menudo se confunde con un punto final en realidad es solo una coma.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/danielle_r_moss_how_we_can_help_the_forgotten_middle_reach_their_full_potential/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *