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Cómo cortar el ciclo del machismo tóxico – Charla TEDWomen 2018

Charla «Cómo cortar el ciclo del machismo tóxico» de TEDWomen 2018 en español.

En una poderosa charla, el educador Eldra Jackson III comparte cómo a través de «Dentro del Círculo» (Inside Circle), una organización que lleva a cabo terapias grupales para hombres encarcelados, ha desaprendido lecciones peligrosas sobre el machismo. Ahora ayuda a otros a sanarse, creando una nueva imagen de lo que significa ser un hombre sano y completo. El autor dice: «El desafío es erradicar este ciclo de analfabetismo emocional y pensamiento grupal».

  • Autor/a de la charla: Eldra Jackson III
  • Fecha de grabación: 2018-11-28
  • Fecha de publicación: 2018-12-18
  • Duración de «Cómo cortar el ciclo del machismo tóxico»: 681 segundos

 

Traducción de «Cómo cortar el ciclo del machismo tóxico» en español.

«Los chicos grandes no lloran».

«Trágatelo».

«Cállate y sacúdete el polvo».

«Deja de llorar antes de que te dé una verdadera razón para llorar».

Estas son solo algunas frases que contribuyen a una enfermedad en nuestra sociedad, específicamente en los varones.

A esta enfermedad se la conoce comúnmente como «machismo», y yo sufría un caso crónico de eso.

Tan enfermo estaba, que pasé 24 años sentenciado a cadena perpetua por secuestro, robo e intento de asesinato.

Y aun así, estoy aquí para contarles, que existe una solución para esa epidemia.

Sé a ciencia cierta que funciona, porque he sido parte de pruebas en humanos.

La solución es una mezcla de elementos.

Empieza cuando observas tu sistema de creencias con voluntad, y te das cuenta cuán fuera de lugar están y cómo tus acciones tienen un impacto negativo, no solo en ti, sino también en las personas de tu entorno.

El siguiente ingrediente es la voluntad de mostrarte vulnerable ante las personas que no solo te ayudan, sino que también se hacen responsables de ti.

Pero antes de que les hable de esto, necesito hacerles saber que para compartir esto tengo que desnudar mi alma por completo y mientras me paro aquí, con tantos ojos mirándome me siento abierto y desnudo.

Cuando este sentimiento está presente, me siento confiado de que la próxima fase de curación se ve en el horizonte, y eso me permite compartirles plenamente mi historia.

Para salvar las apariencias, nací en la dinámica de la familia ideal: madre, padre, hermana y hermano.

Bertha, Eldra Jr., Taydama y Eldra III, ese soy yo.

Mi padre era un veterano de Vietnam que fue condecorado y llegó a casa a encontrar el amor, se casó y empezó su propia camada.

¿Cómo es que terminé en una prisión de California sentenciado a cadena perpetua?

Guardando secretos, creyendo en el mantra de que «los chicos grandes no lloran», sin saber cómo mostrar alguna emoción que no fuera el enojo, participando en atletismo y aprendiendo que mientras mejor seas en la pista, menos tendrás que preocuparte por las reglas fuera de ella.

Es difícil identificar un ingrediente en específico de los muchos síntomas que me enfermaban.

Como un joven negro que creció en Sacramento, California en los años 1980, solo había dos grupos en los cuales identifiqué que podía ser respetado: atletas y gánsteres.

Me destacaba en los deportes, eso fue hasta que mi amigo y yo decidimos tomar el auto de su madre para un paseo y lo destrozamos.

Al tener mis padres que dividirse el costo total del vehículo, me castigaron a un verano de encierro, labores domésticas y nada de deportes.

Sin los deportes, no podría ser respetado, y no ser respetado, equivalía a no tener poder, y el poder era vital para alimentar mi enfermedad.

Fue en ese punto en el que la decisión de pasar de atleta a gánster fue tomada, y de manera muy fácil.

Mis experiencias tempranas de vida prepararon el escenario para verme siempre presentable, para que tratara a los demás como objetos, actuar socialmente de manera desapegada y, por encima de todo, que buscara que se me viera en una posición de poder.

Esa sensación de poder, (Suspiro) equivalía a fuerza en mi entorno, pero más importante, lo hacía en mi mente y mi mente dictaba mis decisiones.

Las consecuencias de mis decisiones, me llevaron por la vía rápida a una vida en prisión.

Y una vez en prisión, continué con mi historial de atropellar los derechos de los demás y aun sabiendo, que ese era el lugar en el que iba a morir, una vez más, terminé en aislamiento por haber apuñalado a otro reo casi treinta veces.

Llegué a un punto en el que no me importaba cómo vivía o si iba a morir, pero luego las cosas cambiaron.

Una de las mejores cosas que me pasó en ese punto fue haber sido transferido a la prisión de New Folsom.

Una vez ahí, me sugirieron unirme a un grupo llamado «Dentro del Círculo».

Inicialmente, estaba dudoso de unirme a un grupo al cual en el patio le llamaban: «abraza a un matón».


(Risas)
Inicialmente, sí me parecía demasiado, pero, finalmente, superé mis dudas.

Resultó que el Círculo era la visión de un hombre llamado Patrick Nolan, a quien también condenaron a cadena perpetua, y que había crecido harto y cansado de estar harto y cansado de ver cómo nos matamos unos a otros, por el color de nuestra piel, por el color de nuestros trapos, por ser del norte o del sur de California, o solo por respirar en la dirección equivocada en un día de viento.

«Tiempo en el Círculo» eran hombres sentados con otros hombres acabando con toda la mierda, desafiando nuestros esquemas mentales.

Pienso de la forma que pienso y actúo de la manera que actúo porque no lo he cuestionado, Como:

¿Quién dijo que si veo una mujer caminando en la calle debo darme la vuelta y mirarle el trasero?

¿De dónde salió eso?

Si no lo cuestiono, simplemente voy con el montón.

Otro ejemplo: las charlas en el vestidor de hombres.

En el Círculo nos sentamos y nos cuestionamos estas cosas.

¿Por qué pienso como pienso?

¿Por qué actúo como actúo?

Porque cuando llego a eso, no estoy pensando, no estoy siendo un individuo, no estoy tomando la responsabilidad de ser quien soy y de qué es lo que dejo en este mundo.

Fue en una sesión en el Círculo que mi vida tomó un giro.

Recuerdo que me preguntaron quién era y no tenía una respuesta; al menos no una que se sintiera honesta en una habitación llena de hombres buscando la verdad.

Hubiera sido fácil decir: «Soy un gánster», o «Me llamo Vegas», o cualquiera de las fachadas que había creado para esconderme.

Fue en ese momento y en ese lugar en el que la fachada cayó.

Me di cuenta de que por más fuerte que me creía, ni siquiera sabía quién era, ni por qué actuaba como actuaba.

No podía pararme en una habitación llena de hombres que buscaban servir y apoyar y presentarles mi yo auténtico.

Fue en ese momento, en el que me gradué a un lugar en mi interior que estaba listo para transformarse.

Por décadas, fui víctima de acoso sexual por parte de una niñera, en secreto.

Me sometí a esto por sus amenazas de lastimar a mi hermana menor; yo tenía siete años y ella tres.

Creía que era mi responsabilidad mantenerla a salvo.

Fue entonces, cuando fueron plantadas las semillas de una larga cadena de lastimar a otros, ya sea de manera física, mental o emocional.

Desarrollé en ese instante, a los siete años, la creencia que de ahora en adelante si se presentaba una situación donde alguien podría salir dañado, yo sería quien impartiría el daño.

También formulé la creencia de que amar me ponía en peligro, y aprendí que preocuparme por otra persona me hacía débil, así que no preocuparme equivalía a ser fuerte.

La mejor manera de enmascarar un sentido inestable de sí mismo es esconderse detrás de un aire falso de respeto.

Sentarse en círculo se asemeja a sentarse en una fogata.

Era una prueba de fuego que puede y va a romperte.

Rompió mi anticuado sentido de mí mismo, mi deteriorado sistema de valores y mi forma de mirar a los otros.

Mi forma de pensar vieja y rancia, fue invitada a salir a la luz para ver si este era quien quería ser en la vida.

Fui guiado por expertos, a un viaje a las profundidades de mi ser para encontrar esas partes lastimadas que no solo se infectaron, sino que emergieron para crear un espacio inseguro para los demás.

Por momentos se parecía a un exorcismo y en esencia lo era.

Hubo una extracción de formas de pensar que estaban dañadas y viejas, formas de ser y de reaccionar, y una inyección de propósito.

Sentarme en esos círculos salvó mi vida.

Hoy estoy aquí para darles un testimonio de los hechos del poder que tuvo este trabajo.

Me dieron libertad condicional en junio del 2014 después de 3 audiencias ante un panel de exoficiales de la ley a quienes les pidieron determinar mi grado de amenaza para la sociedad.

Estar aquí hoy es la primera vez desde que tenía 14 años que no me encuentro bajo ninguna forma de supervisión estatal, estoy casado con una mujer impresionante llamada Holly y juntos estamos criando dos hijos, a quienes animo que experimenten sus emociones de manera segura.

Dejo que me abracen cuando lloro, dejo que sean testigos de que no tengo todas las respuestas.

Mi deseo es que entiendan que ser un hombre no es ser una caricatura machista, y que las características también llamadas defectos son partes de un hombre sano y entero.

Así que hoy en día sigo trabajando, no solo en mi mismo, sino también ayudando a jóvenes varones en mi comunidad.

El reto es erradicar el ciclo de la ignorancia emocional y el pensamiento grupal que les permite a los hombres seguir lastimando a otros y a sí mismos.

Como resultado de esto, se desarrollan nuevas formas de cómo quieren mostrarse en el mundo, y cómo esperan que el mundo se comporte en su nombre.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/eldra_jackson_how_i_unlearned_dangerous_lessons_about_masculinity/

 

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