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Charla «Cómo dirigir una conversación entre personas en desacuerdo» de TED Salon Doha Debates en español.
En un mundo profundamente dividido, ¿cómo podemos tener conversaciones difíciles con matices, curiosidad, respeto? La reportera senior Eve Pearlman presenta el «periodismo de diálogo»: un proyecto en el que los periodistas van al corazón de las divisiones sociales y políticas para apoyar las discusiones entre personas que no están de acuerdo. Vea lo que sucedió cuando un grupo que nunca se hubiera juntado, 25 liberales de California y 25 conservadores de Alabama, se reunieron para hablar sobre temas polémicos. «Conexión real a través de la diferencia: este es un bálsamo que nuestra democracia necesita profundamente», dice Pearlman.
- Autor/a de la charla: Eve Pearlman
- Fecha de grabación: 2019-01-16
- Fecha de publicación: 2019-04-08
- Duración de «Cómo dirigir una conversación entre personas en desacuerdo»: 549 segundos
Traducción de «Cómo dirigir una conversación entre personas en desacuerdo» en español.
En el período previo a las elecciones de 2016, yo veía en la mayoría de nosotros, el aumento de la discordia, los insultos y la maldad en nuestros espacios públicos.
Fue ese aumento descalabrado en la polarización.
Fue desalentador y a la vez angustioso.
Y así comencé a pensar, con un compañero periodista, Jeremy Hay, cómo podríamos practicar nuestro oficio de manera diferente.
Cómo podríamos ir al corazón de las divisiones, a lugares de conflicto, como los periodistas siempre lo hemos hecho, pero luego, una vez allí, hacer algo realmente diferente.
Sabíamos que queríamos usar las herramientas centrales de nuestro oficio, investigación cuidada de la información, investigación diligente, curiosidad, un compromiso de servicio al bien público —de servicio a nuestra democracia— y hacer algo nuevo.
Y así trazamos este proceso, lo que llamamos diálogo periodístico, para ir al corazón de las divisiones sociales y políticas, Y una vez allí, construir conversaciones apoyadas por el periodismo entre personas contrarias en temas polarizantes.
Pero ¿cómo hacer esto en un mundo tan dividido, tan profundamente dividido, cuando vivimos en un mundo en el que los primos, las tías y los tíos ya no se hablan entre sí, cuando a menudo vivimos en ecosistemas de noticias separados y distintos, y cuando reflexionamos y habitualmente difamamos y descartamos a aquellos con los que no estamos de acuerdo? Pero queríamos intentarlo.
Y así, justo tras las elecciones de 2016, en ese tiempo entre la elección y la inauguración, nos asociamos con Alabama Media Group para hacer algo realmente diferente.
Unimos a 25 partidarios de Trump de Alabama en conversación con 25 simpatizantes de Clinton de California.
Y los reunimos en un grupo cerrado y moderado de Facebook que mantuvimos abierto durante un mes.
Lo que queríamos hacer era darles un lugar para participar con genuina curiosidad y apertura.
Y queríamos apoyarlos en la construcción de relaciones, no solo el uno con el otro, sino con nosotros como periodistas.
Y luego quisimos suministrar hechos e información, hechos e información que realmente pudieran recibir, procesar y utilizar para apoyar sus conversaciones.
Y así como un preludio a esta conversación, en el primer paso que llamamos periodismo de diálogo, preguntamos acerca de lo que creían ellos que los otros pensaban de ellos.
Así que cuando preguntamos a los partidarios de Trump de Alabama que pensaban que los partidarios de Clinton en California creían de ellos, esto es algo de lo que dijeron: «Creen que somos fieles seguidores de la Biblia».
«Que estamos atrasados, locos y estúpidos».
«Creen que todos tenemos banderas confederadas en nuestros patios, que somos racistas, sexistas y sin educación».
«Creen que estamos descalzas y embarazadas, con caminos de tierra».
«Y piensan que todos somos remilgados y que caminamos en faldas de aro a través de campos de algodón al fondo».
Y luego hicimos esa misma pregunta a los californianos: «¿Qué creen que los de Albania piensan de Uds.?».
Y dijeron esto: «Que estamos locos, liberales californianos».
«Que no somos patriotas».
«Que somos esnobs y elitistas».
«Que somos ateos y permisivos con nuestros hijos».
«Y que estamos enfocados en nuestras carreras, no en nuestra familia».
«Que somos intelectuales elitistas, y no pisamos tierra, que somos gente rica, que comemos alimentos ecológicos.
y nada accesibles».
Así que al hacer preguntas como estas al comienzo de cada conversación y al identificar y compartir estereotipos, encontramos que la gente, personas en todos lados, comienzan a ver las caricaturas simplistas y, a menudo, mezquinas.
Y en eso…
después de eso, podemos pasar a un proceso de conversación genuina.
En los dos años posteriores al lanzamiento del Proyecto California / Alabama, hemos pasado a organizar diálogos y asociaciones con organizaciones de medios en todo el país.
Y han tratado algunos de nuestros problemas más polémicos: armas, inmigración, raza, educación.
Y lo que encontramos, notablemente, es que el diálogo real es de hecho posible.
Y que cuando a uno se le da una oportunidad y una estructura para hacerlo, muchos, no todos, pero muchos de nuestros conciudadanos están ansiosos por comprometerse con el otro.
Muy a menudo los periodistas han agudizado las divisiones a favor del drama o de los lectores o del servicio a puntos de vista propios.
Y muy a menudo hemos ido citando una voz partidista en un lado y una voz partidista del otro.
con una ventaja anecdótica y una cita final concisa, todas ellas que los lectores están interesados en explotar por sesgo.
Pero el proceso basado en diálogo tiene un ritmo más lento y un foco diferente.
Y nuestro trabajo está guiado por el principio de que el diálogo con diferentes es esencial para una democracia funcional, y que periodismo y periodistas tienen un papel multifacético que desempeñar, en apoyar eso.
¿Y cómo trabajamos? En cada etapa, somos lo más transparentes posible sobre nuestros métodos y nuestros motivos.
En cada etapa nos tomamos el tiempo de responder las preguntas de las personas.
explicando por qué hacemos lo que estamos haciendo.
Decimos a la gente que no es una trampa, que no hay nadie para decirnos que somos estúpidos, que no hay nadie para decirnos que nuestra experiencia no vale.
Y siempre pedimos un comportamiento muy diferente, un reformular lejos de la llamada reflexión, tan incrustada en el discurso de la mayoría de nosotros, en todos los lados que ni siquiera lo notamos.
Así que la gente suele entrar en nuestras conversaciones algo enojada.
Dicen cosas como: «¿Cómo puedes creer en X?» y «¿Cómo puedes leer Y?» y «¿Puedes creer que esto sucedió?».
Pero en general, en este milagro que nos deleita cada vez, la gente comienza a presentarse.
Y comienzan a explicar quiénes son y de dónde vienen.
Y comienzan a hacerse preguntas unos a otros.
Y lentamente, con el tiempo, las personas vuelven una y otra vez a temas difíciles, Cada vez con un poco más de empatía, un poco más de matiz, un poco más de curiosidad.
Y nuestros periodistas y moderadores trabajan muy duro para apoyar esto.
Porque no es un debate, no es una batalla, no es un programa de entrevistas matinales domingueras.
No es el tiroteo de puntos de conversación dispares.
No es el apilamiento de memes y gifs o artículos con titulares que prueben un punto.
Y no se trata de obtener victorias políticas con preguntas capciosas.
Lo que hemos aprendido es que nuestro estado de discordia es malo para todos.
Es un estado de sentirse profundamente infeliz.
Y la gente nos dice esto una y otra vez.
Dicen que aprecian la oportunidad de abrirse respetuosamente, con curiosidad y con franqueza, y que están contentos y aliviados por la oportunidad de bajar la guardia.
Y así hacemos nuestro trabajo en desafío directo al clima político en nuestro país ahora mismo.
Y lo hacemos sabiendo que es un trabajo difícil, desafiante, mantener y apoyar a las personas en puntos opuestos en la conversación.
Y lo hacemos sabiendo que la democracia depende de nuestra capacidad para abordar juntos nuestros problemas compartidos.
Hacemos este trabajo poniendo la comunidad en el centro del proceso periodístico, poniendo nuestros egos a un lado para escuchar primero y profundamente, para escuchar alrededor y a través de nuestros propios prejuicios, nuestros propios hábitos de pensamiento, y para ayudar a otros a hacer lo mismo.
Y hacemos este trabajo sabiendo que el periodismo como institución está luchando, y que siempre ha tenido un papel que desempeñar y seguirá teniéndolo en apoyo al intercambio de ideas y puntos de vista.
Para muchos de los participantes en nuestros grupos, hay reverberaciones duraderas.
Muchas personas se han convertido en amigos en Facebook y en la vida real, a través de líneas políticas.
Después de que cerramos ese primer proyecto de Trump / Clinton, cerca de 2/3 de las mujeres formaron su propio grupo de Facebook.
Y eligieron un moderador de cada estado.
y continúan hablando sobre temas difíciles y desafiantes.
La gente nos dice una y otra vez que está agradecida por la oportunidad de ser parte de este trabajo.
Agradecida de saber que las personas del otro lado no están locas, agradecidas de que hayan tenido la oportunidad de conectarse con la gente de lo contrario no habrían hablado.
Mucho de lo que hemos visto y aprendido, a pesar de que nos llamamos Spaceship Media, no es en absoluto ciencia espacial.
Si le pones apodos a las personas, si los etiquetas, si los insultas, no están dispuestas a escucharte.
El sarcasmo no ayuda, la vergüenza no ayuda.
La condescendencia no ayuda.
La comunicación genuina requiere práctica y esfuerzo.
Moderación y autoconciencia.
No hay un algoritmo para resolver donde estamos, porque la conexión humana real es, de hecho, una conexión humana real.
Así que dirijan con curiosidad, enfaticen la discusión no el debate, salgan de su zona de confort.
Porque la conexión real a través de la diferencia…
este es un bálsamo que nuestra democracia necesita profundamente.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/eve_pearlman_how_to_lead_a_conversation_between_people_who_disagree/