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Charla «Cómo el pago de préstamos con servicio social transforma comunidades» de TEDWomen 2019 en español.
¿Qué pasaría si pudieses pagar préstamos con voluntariados y tutorías en vez de dinero? La activista Angie Murimirwa nos cuenta cómo una herramienta económica innovadora conocida como «interés social» está reactivando a las comunidades subsaharianas que alguna vez estuvieron atrapadas en ciclos de pobreza. Súmate a ella en su explicación de cómo este método de préstamos está creando oportunidades para miles de niñas y mujeres africanas y entérate por qué este modelo puede ser adoptado en cualquier sitio con efectos duraderos.
- Autor/a de la charla: Angie Murimirwa
- Fecha de grabación: 2019-12-04
- Fecha de publicación: 2020-03-19
- Duración de «Cómo el pago de préstamos con servicio social transforma comunidades»: 663 segundos
Traducción de «Cómo el pago de préstamos con servicio social transforma comunidades» en español.
La mayoría de Uds.
sabrá los desafíos que enfrenta mi amado continente, África.
Demasiada gente es pobre.
Millones de niñas no tienen acceso a la educación.
Y no hay suficientes empleos para la población, que crece rápidamente.
Cada día, 33 000 nuevos jóvenes se suman a la búsqueda de empleo.
Eso es 12 millones para tres millones de trabajos formales.
En África subsahariana, menos de uno de cada cuatro de ellos podría conseguir un trabajo asalariado.
Las posibilidades de tener una vida segura son aun más bajas para una joven pobre y de una zona rural.
Las jóvenes no pueden pagar su educación.
Y no tienen el mismo acceso a sueldos, préstamos o tierras que tienen los hombres.
Esto deja a comunidades enteras atrapadas en un círculo vicioso de pobreza, desigualdad y desesperanza.
Pero no estoy aquí para narrar la condena y el pesimismo, porque también sabemos que una población joven ofrece una oportunidad para iniciar el crecimiento económico y solucionar los desafíos globales.
Y de hecho, en África hay un movimiento creciente de jóvenes educadas que están actuando y utilizando el poder de sus redes y una herramienta llamada interés social para estimular a las comunidades.
Soy una de las líderes de la organización detrás de este movimiento.
Organización que también financió mi educación.
Y he visto cómo el interés social multiplica el impacto de nuestro trabajo.
El interés social es una forma de devolver los intereses de un préstamo a través de servicio en lugar de dólares.
Compartir tiempo y conocimiento mediante la orientación, el apoyo académico, y la capacitación empresarial para las personas necesitadas.
De esta manera, el impacto de un préstamo no se siente por uno, sino por muchos.
Mediante este sistema, hemos podido ayudar a más y más niñas y enviarlas a la escuela, mantenerlas el tiempo que están allí, ayudarlas a comenzar sus negocios y, a la larga, ser líderes en sus comunidades.
Al mismo tiempo que proveen fondos para la próxima generación.
El interés social puede utilizarse para potenciar los movimientos en los que los beneficios puedan pagarse a futuro.
Les daré un ejemplo.
Ella es Stumai, de la zona rural de Tanzania.
Cuando tenía solo tres años perdió a su padre de manera trágica.
Su madre discapacitada tuvo que criar sola a Stumai y a sus cinco hermanos.
Cuando Stumai terminó la primaria, estuvo a punto de dejar la escuela y convertirse en parte del 92 % de las niñas de África subsahariana que nunca termina la escuela secundaria.
En cambio, tuvo suerte.
Contó con el apoyo de una organización que pagó sus matrículas y que la mantuvo en la escuela.
Pero al graduarse de la secundaria, se enfrentó al enorme desafío de lo que sigue.
Sabía que tenía que comenzar su propio negocio para sobrevivir.
Y ayudar a su madre, quien se había esforzado tanto para mantenerla en la escuela al vender sus únicos bienes: una pila de chapas onduladas que había estado guardando con la esperanza de construir una casa mejor para sus hijos.
Stumai también supo que no obtendría un préstamo de un banco tradicional, los cuales consideran «no financiables» a las jóvenes de zonas rurales como ella, sin tierra ni bienes.
Gracias a un grupo especial de socios prestamistas, consiguió 350 dólares para abrir una tienda de alimentos que vendía vegetales, aceite, arroz, tomates, cebollas y guisantes.
Los compañeros de la red la capacitaron en conocimientos empresariales básicos como la creación de un plan de negocios, el cálculo de las ganancias, el marketing, los registros contables y el valor de los ahorros.
Y el negocio despegó.
Ella devolvió el préstamo inicial en menos de ocho meses, y luego pidió prestados 2000 dólares para iniciar un negocio de mensajería y taxi en motocicleta.
Stumai ahora posee dos motocicletas y emplea a dos personas.
Ha podido comprar un terreno y construir una casa, y el negocio sigue creciendo viento en popa.
Stumai devolvió sus intereses en forma de interés social.
Y lo hizo al otorgarles orientación a las niñas en una secundaria local.
Se ofreció semanalmente como guía para las alumnas, para dar un programa de bienestar y habilidades para la vida cotidiana que ayuda a que las niñas ganen confianza para hacer preguntas, se cuiden y apoyen las unas a las otras, aprendan sobre salud y nutrición, definan metas y aprendan cómo alcanzarlas.
Stumai dice que su mayor recompensa es ver que las niñas a quienes orienta comienzan a creer en sí mismas y empiezan a triunfar.
Hoy en día, Stumai también entrena a otros guías.
Eso multiplica la cantidad de niñas que terminan la escuela y logran obtener sustentos estables como lo hizo ella.
Gracias a las ganancias de su negocio, ha podido mantener a sus hermanos, tres sobrinas y sobrinos, y a otros niños de su comunidad para que puedan ir a la escuela.
Ella también apoya con frecuencia a otros miembros de la red.
Por ejemplo, a una joven que estudia para obtener un diploma en desarrollo comunitario.
En los últimos dos años, Stumai la ayudó con dinero para pagar el boleto de autobús, toallas femeninas y jabón, y la alentó a seguir adelante.
Stumai gasta 370 dólares al año para financiar la educación de otros.
Eso es el 17 % de los ingresos brutos de su negocio de motocicletas.
Este es el poder del interés social.
El ejemplo de Stumai muestra que si ayudas a una niña, no solo para que vaya a la escuela, sino también para que se gradúe e inicie un negocio, ella a su vez puede hacer una diferencia enorme en las vidas de otros y en su comunidad.
Si Stumai hubiese devuelto los intereses de su préstamo en dólares, su éxito podrían haberlo sentido ella y sus familiares directos, pero al pagar los intereses con interés social, el impacto se sintió en las niñas a las que orienta, sus sobrinas, sobrinos, empleados y en tantos otros que la rodean.
Stumai es solo uno de muchos ejemplos.
Hoy en día tenemos 7000 guías como Stumai que trabajan en Malawi, Tanzania, Ghana, Zambia y Zimbabue.
Y de manera conjunta, han ayudado a que a las niñas les vaya mejor en la escuela.
Las niñas con las que trabajamos tienen casi tres veces menos probabilidades de dejar la escuela, ya que las guías visitan sus hogares cuando ellas no van a la escuela para ayudarlas a volver a ponerse en marcha.
También trabajan con los gobiernos de los distritos y las comunidades para encargarse de los desafíos que enfrentan las niñas, como prevenir y anular los matrimonios infantiles, conectar a los niñas que padecen hambre o pasan momentos difíciles en casa con el apoyo local, o dirigir grupos de estudio para que las niñas que puedan llegar a estar atrasadas puedan tener colaboradores para ponerse al día.
Actúan como hermanas, amigas y tutoras de confianza.
Hasta ahora, casi 6300 miembros de la red tomaron prestados casi tres millones de dólares, con una tasa de pago de esos préstamos que se mantiene por encima del 95 %.
Y nuestros 140 000 miembros han invertido sus propios recursos para mantener a más de 937 000 niñas y enviarlas a la escuela primaria y secundaria.
Cada joven con la que trabajamos mantiene en promedio a otras tres niñas fuera de su núcleo familiar para que vayan a la escuela.
Todo esto sin dinero adicional de nuestra parte.
Estamos construyendo una fuerza poderosa.
Estamos tomando un impulso cada vez mayor al hacer posible que cada vez más y más niñas puedan ir a la escuela, tengan éxito, sean líderes y, a su vez, apoyen a miles más.
Este sistema, que mantiene a las que fueron excluidas para transformar sus vidas y luego ayudar a otras, puede funcionar para algo más que la educación de las niñas.
Por supuesto que necesitas recuperar tu dinero si lo prestaste.
Pero en vez de exigir intereses en dólares,
¿puedes considerar implementar el interés social a cambio?
Por ejemplo,
¿podrían los jóvenes transmitir las habilidades aprendidas en los centros de formación?
Como Michelle, que enseña a fabricar ladrillos en la zona rural de Zimbabue.
O Louisa, que forma a otros en agricultura climáticamente inteligente en Malawi.
O Fatima en Ghana, quien forma a mujeres para que puedan asistir en los partos en los que las futuras madres no logran llegar a tiempo al hospital local.
Cuando era niña, una anciana en mi pueblo en la zona rural de Zimbabue una vez describió los desafíos que enfrenté al ir a la escuela.
Ella dijo: «a menudo aquellos que cosechan muchas calabazas no tienen las ollas de barro para cocinarlas».
(Risas)
Lo que quiso decir es que, si bien en mis exámenes obtuve los mejores resultados posibles cuando terminé la escuela primaria, mi talento no valía nada si mi familia no podía pagar para que yo pudiera seguir estudiando.
Bueno, con este sistema no solo proporcionamos ollas, o hacemos una sola comida con las calabazas.
Después de todo, hay cientos de semillas en una sola calabaza.
Estamos salvando las semillas, estamos plantando y cultivando cada una de ellas.
¿Y el resultado?
Un ciclo virtual de prosperidad, igualdad y esperanza, liderado por mujeres jóvenes.
Porque juntas estamos sacudiendo el mundo.
Pamoja tunaweza, es el lema de mi red en suajili: ¡juntas podemos! Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/angie_murimirwa_how_repaying_loans_with_social_service_transforms_communities/