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Cómo el trabajo me ayudó a seguir adelante durante mi tratamiento de cáncer – Charla TED@Westpac

Charla «Cómo el trabajo me ayudó a seguir adelante durante mi tratamiento de cáncer» de TED@Westpac en español.

Cuando a la abogada Sarah Donnelly le diagnosticaron cáncer de mama recurrió a sus amigos y familiares para obtener apoyo, pero también encontró significado, enfoque y estabilidad en su trabajo. En una charla personal sobre cómo y por qué se quedó en su trabajo, comparte sus ideas sobre cómo los puestos de trabajo pueden adaptarse para las personas que atraviesan por enfermedades importantes, ya que los beneficios se dan en ambos sentidos.

  • Autor/a de la charla: Sarah Donnelly
  • Fecha de grabación: 2017-12-10
  • Fecha de publicación: 2018-04-26
  • Duración de «Cómo el trabajo me ayudó a seguir adelante durante mi tratamiento de cáncer»: 690 segundos

 

Traducción de «Cómo el trabajo me ayudó a seguir adelante durante mi tratamiento de cáncer» en español.

Era junio de 2014.

Tenía 30 años, y me llamaron de la consulta de mi doctora para decirme que tenían los resultados de mi test.

Así que me acerqué a verla en mi hora del almuerzo y me dijo que sentía decirme que tenía cáncer de pecho.

Al principio no quería creerla, no lo hice.

Ya ven, soy abogada y necesitaba alguna evidencia.

Me avergüenza reconocerles que me levanté y me dirigí hacia ella para poder mirar sobre sus hombros y verificar lo que decía el informe que tenía delante.


(Risas)
Carcinoma maligno.

Aún sin querer creerlo, le dije: «Bueno, carcinoma maligno,

¿Está segura de que eso significa cáncer?

«.


(Risas)
Me dijo que estaba segura.

Ya de vuelta al trabajo, entregué las cosas urgentes que tenía pendientes mientras me estaba haciendo más pruebas para ver si mi cáncer se había extendido.

Pero en ese momento, el trabajo no era mi prioridad.

Pensaba en cómo iba a decirles a mi familia y amigos que tenía cáncer.

Cómo iba a responder sus preguntas sobre si era muy grave, o si iba a estar bien, cuando ni siquiera yo lo sabía.

Me preguntaba si mi compañero y yo tendríamos alguna vez la oportunidad de empezar una familia.

Y estaba averiguando cómo iba a contárselo a mi madre, que ya había pasado por un cáncer de mama cuando estaba embarazada de mí.

Ella sabría cómo me sentía y tendría una idea de lo que me esperaba.

Pero tampoco quería que tuviera que revivir su experiencia con el cáncer.

Lo que no sabía en ese momento era que el trabajo iba a jugar un papel importante en mi tratamiento y recuperación.

Que serían mis compañeros de trabajo y mi trabajo los que me harían sentir valiosa y humana en esos momentos en los que de no ser así me habría sentido un número más.

Que sería mi trabajo el que me daría rutina y estabilidad cuando estaba lidiando con tantas decisiones personales y difíciles y con tanta incertidumbre.

Como qué tipo de reconstrucción de mama iba a tener.

Y en un momento como ese, Uds.

pensarían que yo buscaría apoyo en mi familia y amigos.

Sí, por supuesto que lo hice.

Pero finalmente serían mis colegas quienes jugarían un papel muy importante en mi vida cotidiana.

Y ellos serían los que me harían reír.

Ya ven, éramos un equipo bastante cercano, y compartíamos unos cuantos ratos de chistes muy buenos, como esa vez que oyeron por casualidad a alguien preguntarme cómo conseguía tener el cabello tan brillante y perfecto, sin saber que era, por supuesto, una peluca, y ya saben, era una peluca muy buena y era fácil prepararla por las mañanas.


(Risas)
Pero en esos pequeños momentos, yo apreciaba lo que significaba su apoyo, y me preguntaba qué habría hecho sin ese equipo.

He hablado con tanta gente, mujeres en particular, que no han tenido la suerte de tener ese equipo porque no han tenido la oportunidad de trabajar durante sus tratamientos.

Y hay varias razones para esto, pero creo que todo se reduce a que son unos empleadores demasiado paternalistas.

Estos empleadores quieren que uno, vaya y se concentre en uno.

Y regrese cuando se encuentre mejor.

Suelen usar ese tipo de frases.

Y aunque tienen buena intención, ya que me beneficiaba, me hace sentir increíblemente frustrada cuando se le dice a alguien que no podría o debería trabajar, cuando eso es lo que quieren hacer y físicamente pueden hacerlo.

Así que comencé a investigar lo que un empleador debe hacer cuando alguien se presenta con un diagnóstico de cáncer.

Descubrí que, según la ley australiana, el cáncer se considera una discapacidad.

y si no pueden realizar sus tareas habituales en el trabajo, el empleador está obligado por la Ley de Discriminación por Discapacidad a hacer los ajustes necesarios para su adaptación laboral, y que puedan continuar trabajando.

¿Cómo serían las adaptaciones razonables para mí?

Yo conocía el impacto que obviamente mi diagnóstico iba a tener en el trabajo.

Tendría citas médicas durante mis horas de trabajo, y sabía que necesitaría tiempo libre para recuperarme de los procedimientos quirúrgicos.

De nuevo, como abogada típica, hice las debidas diligencias sobre qué esperar del tratamiento.

Lo admito, gran parte fue a través del Dr.

Google, quizás no fue mi mejor movimiento, y no lo recomendaría.


(Risas)
Pero, aunque estaba preparada para los efectos secundarios físicos, lo que realmente me asustaba era eso llamado «quimio-cerebro».

La quimio-cerebro se presenta en forma de pérdida de memoria, una incapacidad para concentrarse y una incapacidad para resolver problemas.

Y si eso me ocurriera a mí, me preguntaba cómo haría mi trabajo de abogada.

¿Me obligarían a dejar el trabajo?

¿Y cómo podría tratar con mi gerente sobre los cambios necesarios para mi adaptación laboral cuando ni yo sabía cómo iba a afectarme?

Tuve suerte por tener un gerente tan comprensivo que disfrutaba viendo que todo iba marchando bien, según avanzaba, en lugar de pedir un plan concreto por adelantado.

Tuve la suerte de que a pesar de no haber oído nunca sobre este concepto de adaptaciones razonables, para él, era sentido común.

Pero he aprendido que no es sentido común para todo el mundo.

Cada persona que tome el tratamiento averiguará cómo le afecta y cuáles son sus limitaciones.

Y aprenderán a adaptarse a ello.

Yo tenía mis trucos y consejos que aprendí con el propio tratamiento, como, antes de ir a quimio, necesitan asegurarse de que están muy bien hidratados y que no están con frío porque ayuda a las enfermeras a encontrar las venas.

Y asegúrense de que no comen ninguna de sus comidas favoritas, ni antes ni después de la quimio, porque la van a vomitar y no querrán verla otra vez.


(Risas)
Lo aprendí por las malas.

Y luego estaban los trucos para organizar mi flujo de trabajo.

Programaba la quimio el lunes por la mañana a primera hora.

Sabía que desde el momento en que dejara la unidad de cuidado del cáncer, tenía cuatro horas antes de que la pantalla de niebla bajara y comenzara a sentir náuseas.

Así que usaría ese tiempo para limpiar mi bandeja de entrada y hacer cualquier llamada urgente.

Lo peor de la Indisposición habría desaparecido en aproximadamente 48 horas.

Y luego volvería a conectarme al trabajo desde casa.

Este tratamiento continuó y yo sabía qué esperar.

Pude establecer expectativas razonables con mis socios comerciales sobre lo que podría hacer y los periodos de tiempo en los que podría hacerlo.

Pero todavía recuerdo la vacilación en sus voces cuando venían a pedirme cosas, y pedirme que hiciera cosas en un tiempo determinado.

Y créanme, estas eran personas que no tenían miedo de establecer una buena fecha límite.


(Risas)
Me daba la impresión de que no querían ponerme presión extra mientras estaba con el tratamiento.

Y aunque apreciaba el sentimiento, de hecho, necesitaba esas fechas límites.

Para mí, eso era algo dentro de mi control y algo que podía tener bajo control cuando había tantas cosas que no podía.

Y mientras trabajaba desde casa, pensaba en cómo los empleadores deberían estar aplicando este concepto de las adaptaciones razonables en nuestra época actual, donde uno de cada dos hombres y mujeres australianos será diagnosticado con cáncer antes de los 85.

Así que, mientras seguimos trabajando más y más hasta una edad avanzada, las posibilidades de tener una enfermedad grave mientras estamos activos laboralmente se van incrementado.

Y con la tecnología que nos permite trabajar desde donde sea y cuando sea, las adaptaciones razonables ya no dependen de si puedes continuar o no haciéndolo físicamente dentro de la oficina física.

Las adaptaciones razonables tampoco tratan de ofrecer un descanso más largo o una silla más cómoda para sentarse, aunque esas cosas también podrían estar bien.

Por lo menos, necesitamos aplicar las políticas de flexibilidad y estrategias que hemos desarrollado para otros escenarios, como para las personas con responsabilidades familiares.

Pero

¿cómo podemos asegurar que al menos se esté teniendo una conversación sobre cuales serían las adaptaciones razonables para ellos si la primera respuesta de un gerente es decir: «Oh no, no vuelva al trabajo hasta que esté mejor».

Y una luz se me encendió.

Debe ser obligatorio para los gerentes tener que sostener estas conversaciones con sus empleados.

Y lecciones de personas como yo, que realmente se han beneficiado de trabajar con tratamiento, necesita ser compartido más ampliamente.

Y pensé en lo que podría hacerse para guiar estas conversaciones, y luego una asombrosa colega mía, Camilla Gunn, desarrolló un manual para «Trabajar con Cáncer».

Este manual proporciona un marco para aquellos diagnosticados, sus gerentes, sus cuidadores y sus compañeros de trabajo, para tratar el tema del cáncer y el apoyo disponible en el trabajo.

Camilla y yo hemos estado en otras organizaciones para hablar sobre este manual y cómo puede ayudar a guiar esas conversaciones que de otra forma, sinceramente, serían muy difíciles.

Y me complace decirles que el uso de este manual está aumentando.

Así que,

¿cuál debería ser la primera respuesta de un gerente cuando alguien le dice que está enfermo y no sabe cómo va a afectar a su trabajo?

Debe ser esta: «En la medida que Ud.

sea capaz y quiera, nos encantaría hacer los cambios posibles para que continúe trabajando durante el tratamiento».

Necesitamos empezar a comprometernos con los enfermos graves para mantenerlos activos en el trabajo, mejor que darles de lado paternalmente.

Les he contado mi historia porque quiero que sepan los beneficios que obtuve al trabajar durante mi tratamiento.

Y también quiero cambiar sus percepciones si piensan que alguien con tratamiento es solo alguien aburrido, frágil y alguien que vomita un montón.

Y sí, era cierto algunas veces, o puede que muchas, pero también estaba decidida a esforzarme en el trabajo tanto como lo había hecho siempre.

Y fui capaz de hacerlo porque mi empresa me dio la opción.

Más importante aún, les estoy contando porque aunque es una elección aparentemente obvia que debe ser dada no es lo que siempre se ofrece o se promueve.

Y debe serlo.

Gracias a todos.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/sarah_donnelly_how_work_kept_me_going_during_my_cancer_treatment/

 

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