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Charla «Cómo estoy descubriendo los secretos de los textos antiguos» de TEDxUM en español.
Gregory Heyworth es un científico textual; él y su laboratorio trabajan en nuevas formas de leer manuscritos y mapas antiguos usando tecnología de escaneo espectral. En esta fascinante charla, observamos cómo Heyworth arroja luz en la historia perdida, descifrando textos que no se han leído en cientos de años. ¿Cómo podrían estos clásicos perdidos reescribir lo que sabemos del pasado?
- Autor/a de la charla: Gregory Heyworth
- Fecha de grabación: 2015-10-31
- Fecha de publicación: 2016-02-10
- Duración de «Cómo estoy descubriendo los secretos de los textos antiguos»: 727 segundos
Traducción de «Cómo estoy descubriendo los secretos de los textos antiguos» en español.
El 26 de enero 2013, una banda de militantes de al-Qaeda entró a la antigua ciudad de Timbuktú, al sur del desierto del Sahara.
Ahí, incendiaron una biblioteca medieval con 30 000 manuscritos escritos en árabe y en varias lenguas africanas que abarcaban temas desde astronomía a geografía, de historia a medicina, incluyendo un libro que registra lo que podría ser el primer tratamiento para disfunción eréctil masculina.
Desconocido en Occidente, esta era la sabiduría acumulada de todo un continente, la voz de África en un momento en que se pensaba que África no tenía voz.
El alcalde de Bamako, que atestiguó el evento, declaró la quema de los manuscritos «un crimen contra la herencia cultural mundial».
Y tenía razón, o la hubiera tenido, si no fuera porque también estaba mintiendo.
De hecho, justo antes, los académicos africanos habían recopilado una variedad al azar de libros viejos y los dejaron para que los terroristas los quemaran.
Hoy, la colección se halla escondida en Bamako, la capital de Mali, pudriéndose en alta humedad.
Lo que fue rescatado con un ardid, se encuentra otra vez en peligro esta vez debido al clima.
Pero África, y los rincones remotos del mundo, no son los únicos lugares, o los lugares principales en donde los manuscritos que podrían cambiar la historia de la cultura mundial se encuentran en peligro.
Hace varios años, llevé a cabo un sondeo de bibliotecas de investigación europeas y descubrí que, como mínimo, existen 60 000 manuscritos, previos al 1500 que son ilegibles debido al daño por agua, deterioro, moho y reactivos químicos.
El número real es probablemente el doble, y eso sin tomar en cuenta manuscritos del renacimiento y manuscritos modernos y objetos de herencia cultural como mapas.
¿Y si hubiera una tecnología que pudiera recuperar estos trabajos perdidos y desconocidos?
Imaginen mundialmente cómo un tesoro de cientos de miles de textos previamente desconocidos pudieran transformar radicalmente nuestro conocimiento del pasado.
Imaginen los clásicos desconocidos que podríamos descubrir que re escribirían los cánones de literatura, historia, filosofía, música o, más provocativamente, que pudiera reescribir nuestra identidad cultural, construyendo puentes nuevos entre gente y cultura.
Estas son las preguntas que me convirtieron de un académico medieval, un lector de textos, en un científico textual.
Qué poco satisfactoria es la palabra «lector».
Para mí, evoca imágenes de pasividad, de alguien sentado ociosamente en una silla esperando que le llegue el conocimiento en un paquetito ordenado.
Es mucho mejor ser un participante del pasado, un aventurero en un país desconocido, buscando el texto escondido.
Como académico, era un simple lector.
He leído y enseñado los mismos clásicos que la gente ha estado leyendo y enseñando por cientos de años, Virgilio, Ovidio, Chaucer, Petrarca, y con cada artículo académico que publiqué añadí tajadas de conocimiento cada vez menores al conocimiento humano.
Lo que quería ser era un arqueólogo del pasado, un descubridor de literatura, un Indiana Jones sin el látigo, o, de hecho, con el látigo.
(Risas)
No solo lo quería para mí mismo sino tambien para mis estudiantes.
Así que hace 6 años, cambié la dirección de mi carrera.
En ese entonces, estaba trabajando en «El ajedrez del amor», el último poema largo importante de la edad media europea nunca antes editado.
Y no se había editado porque existía en un solo manuscrito que fue dañado terriblemente durante el bombardeo de Dresden en la II Guerra Mundial que generaciones de académicos lo habían declarado perdido.
Por 5 años, he estado trabajando con una lámpara ultravioleta intentando recuperar trazos de la escritura y había avanzado tanto como la tecnología de entonces permitía.
Asi que hice lo que mucha gente hace.
Me metí en línea, y ahí me enteré cómo el escaneo multiespectral se usó para recuperar dos tratados perdidos del afamado matemático griego Arquímedes de un palimpsesto del siglo XIII.
Un palimpsesto es un manuscrito que ha sido borrado y sobreescrito.
Y así, inesperadamente, decidí escribir al científico líder del proyecto de escaneo del palimpsesto de Arquímedes, el profesor Roger Easton, con un plan y una súplica.
Para mi sorpresa, me respondió.
Con su ayuda, pude ganar un subsidio del gobierno de los Estados Unidos para construir un laboratorio de escaneo multiespectral transportable, con este laboratorio, transformé lo que era un desastre carbonizado y deslavado en un nuevo clásico medieval.
¿Pero cómo funciona el escaneo multiespectral?
Bueno, la idea detrás del escaneo multiespectral es algo que cualquiera que conoce los lentes de visión nocturna infrarroja apreciarán inmediatamente: que lo que podemos ver en el espectro de luz visible es solo una fracción minúscula de lo que en realidad existe.
Lo mismo se puede decir de la escritura invisible.
Nuestro sistema utiliza 12 ondas de luz entre el ultravioleta y el infrarrojo, que arrojan luz sobre los manuscritos desde bancos de LEDs y otra fuente de luz multiespectral que sube a través de las hojas individuales del manuscrito.
Hasta 35 imágenes por secuencia por hoja son escaneadas de esta manera usando una cámara digital de alta potencia equipada con un lente que está hecho de cuarzo.
Existen como 5 en todo el mundo.
Una vez capturadas las imágenes, las procesamos con algoritmos estadísticos para mejorarlas y clarificarlas aún más, utilizando software diseñado originalmente para imágenes de satélite y que se usa por gente como científicos geoespaciales y la CIA.
Los resultados pueden ser espectaculares.
Quizá ya han oído lo que se ha hecho con los pergaminos del Mar Muerto, que se están gelatinizando lentamente.
Usando infrarrojo, hemos podido leer aún los rincones más oscuras de los pergaminos del mar rojo.
Sin embargo, quizá no sepan, de otros textos bíblicos que se encuentran en peligro.
Aquí, por ejemplo, tenemos una hoja de un manuscrito, que escaneamos, que es quizá la Biblia cristiana más valiosa del mundo.
El Códice de Vercelli es la traducción más antigua de los Evangelios al latín, y data de la primera mitad del siglo IV.
Esto es lo más cercano que hemos llegado a la Biblia en el momento de la fundación de la Cristiandad bajo el emperador Constantino, y también en el tiempo del Concilio de Nicea, cuando se estaba acordando el credo básico del cristianismo.
Este manuscrito, desafortunadamente, ha sido bastante dañado, y está dañado porque por siglos se ha usado y manipulado en ceremonias de juramento en la iglesia.
De hecho, ese mancha púrpura que ven en la esquina superior izquierda es Aspergillus, que es un hongo que se origina en las manos sin lavar de una persona con tuberculosis.
Nuestro escaneo me ha permitido hacer la primera transcripción de este manuscrito en 250 años.
Tener un laboratorio que viaja a las colecciones que lo necesitan, sin embargo, es solo parte de la solución.
La tecnología es cara y muy poco conocida, y el escaneo y las habilidades para el proceso de imagenes son esotéricas.
Eso significa que organizar restauraciones no está al alcance de la mayoría de los investigadores, solo de las instituciones adineradas.
Por eso fundé el proyecto Lázaro una iniciativa sin fines de lucro para llevar el escaneo multiespectral a investigadores individuales, e instituciones pequeñas a poco o sin costo alguno.
En los últimos 5 años, nuestro equipo de científicos de escaneo, académicos y estudiantes, ha viajado a siete países diferentes y han recuperado algunos de los manuscritos dañados más valiosos del mundo, como el libro Vercelli, que es el más antiguo de inglés, el libro negro de Carmarthen, el más antiguo de galés, y algunos de los primeros evangelios más valiosos que se encuentran en lo que hoy es la antigua Georgia soviética.
Escaneo espectral puede recuperar textos perdidos.
Más sutilmente puede recuperar una segunda historia detrás de cada objeto, la historia de cómo, cuándo y por quién fue creado un texto, y a veces, lo que el autor estaba pensando cuando lo escribió.
Tomemos, por ejemplo, un borrador de la Declaración de Independencia escrita por la propia mano de Thomas Jefferson, que unos colegas míos escanearon hace unos años en la biblioteca del congreso.
Los curadores notaron que una palabra a lo largo del documento había sido tachada y sobreescrita.
La palabra sobreescrita era «ciudadanos».
Quizá puedan adivinar qué palabra estaba debajo.
«Sujetos».
Ahi, damas y caballeros está la democracia estadounidense evolucionando bajo la mano de Thomas Jefferson.
O consideren el mapa de Martellus de 1491, que escaneamos en la biblioteca Beinecke de Yale.
Este era un mapa que Colón seguramente consultó antes de viajar al nuevo mundo y que le dio la idea de cómo era Asia y dónde se encontraba Japón.
El problema con este mapa es que la tinta y el pigmento se han degradado con el tiempo tanto que este mapa enorme de más de 2 metros hace que el mundo parezca un desierto gigante.
Hasta ahora, no teníamos una buena idea, idea detallada, eso es, de lo que Colón conocía del mundo y cómo se representaban las culturas mundiales.
La leyenda principal del mapa era completamente ilegible bajo luz normal.
La luz ultravioleta tampoco ayudó mucho.
La luz multiespectral nos lo dio todo.
En Asia, nos enteramos de monstruos con orejas tan grandes que podían cubrir el cuerpo entero de la criatura.
En África, de una serpiente que podía hacer que el suelo echara humo.
Como luz de estrellas, que puede convocar imágenes de la forma en que el universo se veía en el pasado lejano, la luz multiespectral nos puede regresar a los primeros momentos titubeantes de la creación de un objeto.
A través de estos lentes, somos testigos de los errores, los cambios de opinión, la ingenuidad, los pensamientos sin censura, las imperfecciones de la imaginación humana que permite que estos objetos sagrados y sus creadores se vuelvan reales, eso hace la historia más cercana a nosotros.
¿Qué pasará en el futuro?
Hay tanto del pasado, y tan poca gente con la habilidad de rescatarlo antes de que estos objetos desaparezcan para siempre.
Es por eso que empecé a enseñar esta nueva disciplina híbrida que llamo «ciencia textual».
Ciencia textual es una unión de la habilidad tradicional de un académico literario la aptitud de leer lenguas y escritura a mano antiguas, el conocer cómo se hace un texto para poder darles un lugar y un tiempo, con técnicas nuevas como ciencia de escaneo, la química de tintas y pigmentos, reconocimiento óptico de caracteres por computadora.
El año pasado, un estudiante de primer año de mi clase, con experiencia en latín y griego, estaba procesando la imagen de un palimpsesto que habíamos fotografiado en una famosa biblioteca en Roma.
Al trabajar, escritura minúscula griega comenzó a aparecer detrás del texto.
Todos se reunieron, y leyó una línea de un trabajo perdido del cómico griego dramaturgo Menander.
Era la primera vez en más de 1000 años que esas palabras se habían pronunciado en voz alta.
En ese momento se volvió un académico.
Damas y caballeros, ese es el futuro del pasado.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/gregory_heyworth_how_i_m_discovering_the_secrets_of_ancient_texts/