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Charla «Cómo explotar la democracia» de TED2017 en español.
Ciberdelincuencia, noticias falsas, burbujas de información… todos estos y más términos han pasado a formar parte de la lengua vernácula en los últimos años. Pero Laura Galante, como analista del ciberespacio describe en esta alarmante charla, el objetivo real de cualquiera que busque influir en la geopolítica es cruelmente simple: es usted.
- Autor/a de la charla: Laura Galante
- Fecha de grabación: 2017-04-24
- Fecha de publicación: 2017-05-03
- Duración de «Cómo explotar la democracia»: 573 segundos
Traducción de «Cómo explotar la democracia» en español.
Digamos que desprecian la democracia occidental.
La democracia, con toda su parafernalia, elecciones libres, municipios, debates interminables sobre el papel adecuado del gobierno.
Demasiado complicado, demasiado impredecible, demasiado restrictivo para su gusto.
La forma en la que estas democracias se unen y aleccionan a los demás sobre los derechos y libertades individuales…
les molesta.
¿Qué hacer entonces? Se puede apelar a la hipocresía y fracasos de las democracias occidentales y explicar cómo la manera de uno es mejor, pero eso nunca funciona.
¿Y si pudiesemos hacer que la gente cuyo apoyo es la base misma de estas democracias, comenzara a cuestionar el sistema? Hacer que la idea se propague en sus mentes; la democracia y sus instituciones les están fallando, que la élite son titiriteros corruptos, y el país que conocieron está en caída libre.
Para hacer esto, hay que infiltrarse en los círculos de información de estas democracias.
Hay que hacer que su activo más poderoso, una mente abierta, se convierta en su mayor vulnerabilidad.
Es necesario que la gente cuestione la verdad.
Están familiarizados con los ataques informáticos y filtraciones de 2016.
Uno de ellos ocurrió en el Comité Nacional Demócrata, las cuentas de correo electrónico de su equipo, fueron publicadas en WikiLeaks.
Luego, varios personajes de Internet, como un supuesto cibercriminal rumano que no hablaba rumano, alertaron sobre estas filtraciones a los periodistas.
La prensa mordió el anzuelo.
Fueron cegados por cuánto odiaba el CND a Bernie Sanders.
En ese momento esa historia llenó de titulares las noticias: un grupo de cibercriminales financiado por el gobierno ruso, que se hacían llamar «Amenaza Persistente Avanzada 28», o, simplemente, «APT 28», estaban llevando a cabo estas operaciones contra EE.
UU.
Y las pruebas no escaseaban.
Este grupo de cibercriminales no surgió de la nada en 2016.
Empezamos a seguir la pista de este grupo en 2014.
Las herramientas que usaban para vulnerar las redes de sus víctimas demostraban un esfuerzo meditado, con abundantes recursos, que funcionaba más de una década en la zona horaria de Moscú más o menos desde las 9 am hasta las 18 pm.
Al APT28 le encantaba capturar los emails y contactos de periodistas de Chechenia, del gobierno de Georgia, adjuntos de defensa de Europa occidental; todos ellos, objetivos de un interés innegable para el gobierno Ruso.
No éramos los únicos metidos en esto.
Gobiernos, equipos de investigación de todo el mundo, llegaron a conclusiones similares y observaron los mismos tipos de operaciones.
Pero lo que Rusia estaba haciendo en 2016 iba más allá del espionaje.
El ataque al CND fue uno de muchos donde los datos robados se publicaron acompañados de una narrativa sensacionalista, y amplificados en las redes sociales seguido de, su publicación inmediata en los medios.
Esto no hizo saltar las alarmas de que un estado-nación intentaba interferir en la credibilidad de los asuntos internos de otro.
¿Por qué, colectivamente no lo vimos venir? ¿Por qué pasaron meses hasta que los estadounidenses se dieron cuenta de que estaban bajo un ataque a la información patrocinado por un estado? La respuesta fácil es política.
El gobierno de Obama se vió atrapado en una trampa perfecta.
Al asegurar que el gobierno ruso estaba interfiriendo en la campaña presidencial estadounidense, el gobierno se arriesgaba a parecer que se entrometía en la campaña.
Pero creo que la mejor respuesta es que EE.
UU.
y occidente no estaban preparados en absoluto para reconocer y responder a una operación de información moderna a pesar del hecho de que EE.
UU.
había gestionado información con un éxito arrollador hacía poco tiempo.
Mientras EE.
UU.
y occidente se pasaron los últimos 20 años absortos en ciberseguridad: que redes reforzar, que infraestructura considerar crítica, cómo preparar ejércitos de guerreros y comandos cibernéticos, Rusia estaba pensando en términos mucho más relevantes.
Antes de que el primer iPhone llegase a las estanterías, el gobierno ruso entendió los riesgos y la oportunidad que proveía la tecnología y que nos proveía de intercomunicación y comunicación instantánea.
A medida que nuestra realidad se basa cada vez más en la información que consumimos en la palma de nuestra mano en las fuentes de noticias que consultamos y en las etiquetas e historias que se hacen tendencia, el gobierno ruso fue el primero en reconocer cómo esta evolución ha convertido las mentes en el dispositivo más vulnerable del planeta.
Y la mente es particularmente vulnerable si está acostumbrada a un flujo de información sin trabas, ahora cada vez más personalizado en función de los gustos.
Este panorama de información tan interesante para la gente, le da a cualquier individuo o estado un camino alternativo hacia la mente.
Es la nueva marca de operaciones de información patrocinadas por el estado que pueden resultar mucho más exitosas, más traicioneras, y más difícil para el público objetivo, que incluye a la prensa, de descifrar y categorizar.
Si puede hacer que una etiqueta sea tendencia en Twitter, o agitar las aguas con noticias falsas dirigidas a un público preparado para recibirlas, o llevar a periodistas a diseccionar terabytes de emails por un céntimo de indecencia, todas las tácticas usadas en las operaciones rusas, entonces uno tiene la oportunidad de camuflar eficazmente sus operaciones en la mente de su objetivo.
Esto es lo que Rusia siempre ha llamado «control reflexivo».
La habilidad de utilizar información en otra persona para que tome una decisión por su propia cuenta que le sea favorable.
Es un control de imagen y gestión de percepción a nivel de estado-nación y se lleva a cabo por cualquier medio, con cualquier herramienta, online o no, que lo consiga.
Tomen este otro ejemplo.
En febrero de 2014, unas semanas antes de que Rusia invadiera Crimea, se publicó en YouTube una llamada de teléfono.
En ella aparecen dos diplomáticos de EE.
UU.
Parece como si estuviesen jugando a ser reyes en Ucrania, y peor, maldicen la Union Europea por su falta de velocidad y liderazgo en la resolución de la crisis.
La prensa cubre la llamada telefónica, y la consiguiente reacción diplomática deja a Washington y a Europa tambaleándose.
Y crea una respuesta y una actitud irresponsable hacia la toma de tierras de Rusia en Ucrania.
Misión cumplida.
Mientras las llamadas, emails y redes pirateadas se aferraban a los titulares, las operaciones reales son las que están influyendo en las decisiones que uno toma y en las opiniones que uno tiene, todo ello al servicio de un interés estratégico de una nación-estado.
Esto es poder en la era de la información.
Y esta información es mucho más seductora y más fácil de asimilar en sentido literal y transmitirla, cuando es auténtica.
¿Quién no está interesado en saber la verdad de esas llamadas y emails que nunca fueron destinados al público general? Pero, ¿cómo de significativa es esa verdad si no se sabe por qué se revela? Debemos reconocer que este lugar donde residimos cada vez más, y al que curiosamente llamamos «ciberespacio», no está definido por unos y ceros, sino por información y las personas detrás de ella.
Es mucho más que una red de computadoras y dispositivos.
Es una red compuesta de mentes que interactúan con computadoras y dispositivos.
Y para esta red, no hay encriptación, no hay cortafuegos, no hay autenticación en dos pasos, ni contraseñas lo suficientemente complejas para protegerle.
Lo que se tiene por defensa es mucho más fuerte, más adaptable, siempre tiene la última versión.
Es la capacidad de pensar críticamente: destapar las mentiras, hacer presión por los hechos.
Y por encima de todo, hay que tener la valentía de buscar la verdad firmemente.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/laura_galante_how_and_why_russia_hacked_the_us_election/