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Charla «Cómo ganaremos dinero en un futuro sin empleos» de TED2017 en español.
Llegan máquinas que son capaces de pensar, aprender y adaptarse y eso podría significar que los humanos acabaremos teniendo un nivel de desempleo considerable. ¿Qué deberíamos hacer al respecto? En una charla muy directa acerca de una idea controvertida, el futurista Martin Ford defiende la idea de separar los ingresos del trabajo tradicional y de establecer una Renta Básica Universal.
- Autor/a de la charla: Martin Ford
- Fecha de grabación: 2017-04-24
- Fecha de publicación: 2017-10-26
- Duración de «Cómo ganaremos dinero en un futuro sin empleos»: 877 segundos
Traducción de «Cómo ganaremos dinero en un futuro sin empleos» en español.
Voy a empezar con una pregunta alarmante:
¿Nos dirigimos hacia un futuro sin empleos?
El progreso considerable que vemos en tecnologías como los autos sin conductor ha provocado una explosión de interés en esta pregunta, pero como se ha preguntado muchas veces en el pasado, a lo mejor lo que deberíamos preguntar es si esta vez es distinto.
El miedo de que la automatización pueda desplazar a los trabajadores y potencialmente llevar a mucho desempleo se remonta al movimiento ludita en Inglaterra hace 200 años.
Y desde entonces esta preocupación ha vuelto una y otra vez.
Imagino que la mayoría de Uds.
nunca ha oído hablar del informe de la Triple Revolución, pero fue un informe muy importante.
Fue preparado por un grupo brillante, comprendía a dos premios nobeles, y este informe, presentado al presidente de EE.UU., sostenía que EE.UU.
estaba al borde de una agitación económica y social porque la automatización industrial dejaría a millones sin trabajo.
Ese informe fue entregado al presidente Lyndon Johnson en marzo de 1964, hace más de 50 años, y, desde luego, eso no ha pasado.
Y la historia se ha ido repitiendo.
Se ha dado la voz de alarma en repetidas ocasiones, pero siempre ha sido una falsa alarma.
Y por este motivo ahora hay una manera muy convencional de pensar en esto.
Y dice, esencialmente, que sí, que la tecnología puede destruir industrias enteras, puede barrer ocupaciones enteras y tipos de trabajo.
Pero, a la vez, el progreso aportará cosas totalmente nuevas.
Así que habrá nuevas industrias que surgirán en el futuro y que, naturalmente, contratarán personas.
Aparecerán nuevos tipos de trabajo y pueden ser cosas que hoy en día no podemos ni imaginar.
Y esta ha sido la historia hasta ahora y ha sido positiva.
Resulta que los nuevos trabajos creados por lo general han sido mucho mejores que los viejos.
Por ejemplo, han sido más agradables, en entornos de trabajo más seguros y más cómodos y han sido mejor retribuidos.
Ha sido una historia positiva.
Así han evolucionado las cosas hasta ahora.
Pero hay una clase particular de trabajador para el cual la historia ha sido bastante diferente.
Para estos trabajadores la tecnología ha destruido completamente su trabajo y no ha creado ninguna nueva oportunidad.
Estos trabajadores, por supuesto, son los caballos.
(Risas)
Entonces puedo hacer una pregunta provocadora:
¿Es posible que en el futuro una parte significativa de la mano de obra humana se vuelva superflua como ocurrió con los caballos?
Ahora, podrían reaccionar a esto de manera visceral y reactiva.
Podrían decir: ”Es absurdo.
¿Cómo es posible que compare a los seres humanos con los caballos?
” Los caballos son muy limitados y cuando llegaron los autos, camiones y tractores, ya no tuvieron nada más que hacer.
En cambio, las personas son inteligentes; podemos aprender y adaptarnos.
Y en teoría eso significa que siempre encontraremos algo nuevo que hacer y que siempre podremos ser relevantes para la economía.
Pero aquí viene la cosa crucial que hay que entender: las máquinas que amenazarán a los trabajadores en el futuro no tienen nada que ver con esos autos, camiones y tractores que desplazaron a los caballos.
El futuro estará lleno de máquinas que piensan, aprenden y se adaptan.
La tecnología por fin está empezando a usurpar esa capacidad humana fundamental, la cosa que nos diferencia de los caballos y la única cosa que hasta ahora nos ha permitido ir por delante del ritmo del progreso y permanecer relevantes e indispensables para la economía.
Por lo tanto,
¿cuál es la verdadera diferencia entre la tecnología de hoy en día y la que hemos visto en el pasado?
Yo señalaría tres aspectos fundamentales.
Lo primero es que hemos visto este proceso continuo de aceleración exponencial.
Sé que todos Uds.
conocen la ley de Moore, pero en realidad es mucho más amplia; en muchos casos abarca, por ejemplo, el software, las comunicaciones, el ancho de banda y demás.
Pero el aspecto clave que hay que entender es que esta aceleración ocurre desde hace mucho tiempo.
De hecho, lleva décadas sin parar.
Desde el final de los años 50, cuando se fabricaron los primeros circuitos integrados, la potencia de cálculo se ha duplicado 30 veces.
Este es un número extraordinario de veces para duplicar cualquier cantidad y significa que ahora estamos en un punto en el que veremos un progreso increíblemente grande y, por supuesto, las cosas continuarán a acelerarse desde este punto.
Así que mientras esperamos los próximos años y décadas, creo que veremos cosas para las que no estamos preparados, cosas que nos dejarán estupefactos.
El segundo aspecto clave es que las máquinas, en un sentido limitado, están empezando a pensar.
Y no me refiero a inteligencia artificial de nivel humano o de ciencia ficción.
Solo digo que las máquinas y los algoritmos toman decisiones, resuelven problemas y, lo que es más importante, aprenden.
De hecho, si hay una tecnología que es realmente vital para esto y que se ha convertido en el motor detrás de esto, es el aprendizaje automático, que se está transformando en una tecnología increíblemente potente, perturbadora y expansible.
Uno de los mejores ejemplos que he visto es lo que hizo la división de Google, DeepMind, con su sistema AlphaGo.
Este es el sistema que fue capaz de ganar al mejor jugador del mundo en el antiguo juego de go.
Para mí, hay dos cosas que realmente destacan en el juego de go.
Una es que mientras juegas el número de configuraciones que se pueden dar en el tablero es prácticamente infinito.
De hecho, hay más posibilidades que átomos en el universo.
Es decir, una computadora nunca ganará en go usando la técnica que sirvió para ganar en ajedrez que consistió en usar fuerza bruta de cálculo.
Se necesita un enfoque más sofisticado y parecido a la acción de pensar.
La segunda cosa que se destaca es que si hablas con uno de los jugadores del campeonato de go, esta persona no es capaz ni siquiera de expresar en qué está pensando exactamente mientras juega.
A menudo es algo muy intuitivo, es casi como una sensación acerca del movimiento que debería hacer.
Así que, con estos dos elementos, diría que jugar a go al nivel de un campeón mundial debería ser algo a salvo de la automatización y el hecho de que no lo sea debería ser una seria advertencia para nosotros.
Y el motivo es que tendemos a dibujar una línea muy clara.
A un lado de la línea ponemos los trabajos y las tareas que percibimos, de un modo u otro, como rutinarios, repetitivos, predecibles.
Sabemos que estos empleos podrían ser de distintas industrias, de distintas ocupaciones y niveles de destreza, pero por ser intrínsecamente predecibles sabemos que quizá algún día sean compatibles con el aprendizaje automático y, por ello, con la automatización.
Y no se confundan, son muchos trabajos.
Probablemente sean la mitad de los empleos de la economía.
Pero luego, al otro lado de la línea, tenemos todos los trabajos que requieren algún tipo de habilidad que percibimos como exclusivamente humana, y estos son los empleos que creemos a salvo.
Basándome en lo que sé acerca del juego de go, lo habría imaginado en el lado seguro de esta línea.
Pero el hecho de que no lo está y de que Google solucionó este problema sugiere que esa línea va a ser muy dinámica.
Se va a desplazar de una forma que barrerá trabajos que percibimos como a salvo de la automatización.
El otro aspecto clave que hay que entender es que esto no atañe en absoluto solo a los trabajos manuales o de salario bajo, o a los empleos y tareas llevados a cabo por gente con nivel educativo bajo.
Hay mucha evidencia que indica que estas tecnologías suben rápido por la escalera de las competencias.
Por lo tanto, ya vemos un impacto en los trabajos profesionales, las tareas ejecutadas por gente como contables, analistas financieros, periodistas, abogados, radiólogos, etc.
Así que es probable que muchas de nuestras suposiciones sobre el tipo de ocupaciones y tareas y empleos que serán amenazados por la automatización sean desafiadas en el futuro.
Creo que estas tendencias revelan que es probable que en el futuro acabemos teniendo un considerable desempleo.
O como mínimo podríamos enfrentar mucho subempleo o estancamiento de los sueldos, tal vez, incluso, bajas salariales.
Y, por supuesto, crecientes niveles de desigualdad.
Todo esto va a producir un alto nivel de estrés en el tejido social.
Pero también existe un problema económico fundamental: hoy en día los empleos son el mecanismo principal que dispensa ingresos y, por consiguiente, poder adquisitivo a los consumidores que compran los productos y servicios que producimos.
Para tener una economía de mercado vibrante hay que tener muchos consumidores que sean capaces de comprar los productos y los servicios que se producen.
Si no los hay se corre el riesgo de un estancamiento económico, incluso de una espiral económica descendente, ya que no hay suficientes consumidores para comprar lo que producimos.
Es importante darse cuenta de que todos nosotros, como individuos, contamos con el acceso a esa economía de mercado para tener éxito.
Pueden visualizarlo pensando en una persona realmente excepcional.
Imaginen que toman a Steve Jobs y lo sueltan en una isla desierta.
En esa isla correrá por todos lados recogiendo cocos, como cualquier otra persona.
No va a ser nada especial porque no existe un mercado donde pueda desplegar sus increíbles talentos.
Así que el acceso a este mercado es vital para los individuos y también para el sistema entero para que sea sostenible.
Entonces la pregunta va a ser:
¿Qué podemos hacer al respecto?
Y pueden ver esto a través de un marco utópico.
Pueden imaginar un futuro donde todos trabajamos menos, tenemos más tiempo para el ocio más tiempo para pasar con nuestras familias, para hacer cosas que consideramos auténticamente gratificantes, etc.
Y creo que esta es una magnífica visión.
Es algo que, sin duda, deberíamos esforzarnos para conseguir.
Pero al mismo tiempo creo que deberíamos ser realistas y reconocer que es muy probable que enfrentemos un serio problema de distribución de ingresos.
Es probable que mucha gente se quede atrás.
Y creo que para resolver ese problema tendremos que encontrar un modo para disociar los ingresos del trabajo tradicional.
Y la forma mejor y más directa que conozco para hacerlo es algún tipo de ingreso garantizado o Renta Básica Universal.
Esta se está convirtiendo en una idea muy importante.
Está ganando terreno y se están llevando a cabo muchos proyectos piloto y experimentos importantes por todo el mundo.
Mi opinión personal es que la renta básica no es la panacea; no es necesariamente una solución inmediata, sino más bien un punto de partida.
Es una idea que nos puede servir como base para refinarla.
Por ejemplo, una cosa sobre la que he escrito mucho es la posibilidad de incorporar incentivos explícitos a la renta básica.
Para ilustrarlo imaginen que son estudiantes sin dinero.
Imaginen que corren el riesgo de abandonar los estudios.
Y aun así, imaginen que saben que en algún momento futuro, pase lo que pase, recibirán la misma renta básica que todos los demás.
En mi opinión, eso se convierte en un incentivo malsano para que se rindan y abandonen la escuela.
Así que no estructuremos las cosas de esa forma.
En su lugar, paguemos a la gente que acaba el colegio algo más que a los que se limitan a dejarlo.
Y podemos tomar esa idea de incentivos constructivos y quizás extenderla a otros ámbitos.
Por ejemplo, podríamos crear un incentivo para trabajar en la comunidad y ayudar a los demás o para beneficiar al medio ambiente, etc.
Así que al incorporar incentivos a la renta básica podríamos mejorarla y tal vez también dar por lo menos algunos pasos para resolver otro problema que creo que tendremos que enfrentar en el futuro que es:
¿Cómo vamos a encontrar sentido y plenitud, y cómo vamos a ocupar nuestro tiempo en un mundo con menos demanda de trabajo tradicional?
Creo que ampliando y refinando la renta básica podemos mejorarla y quizás también podamos contribuir para que sea más aceptable y factible política y socialmente, y así aumentar las probabilidades de que se haga realidad.
Creo que una de las objeciones básicas, casi instintiva, que muchos tenemos ante la idea de la renta básica o ante cualquier ampliación significativa del sistema de seguridad es el miedo de acabar con demasiadas personas subidas al carro económico sin las suficientes tirando de ese carro.
Aun así, lo que quiero dejar claro aquí es que en el futuro las máquinas serán cada vez más capaces de tirar de ese carro.
Eso debería dejarnos más opciones a la hora de estructurar nuestra sociedad y economía.
Creo que al final será más que una simple una opción, será un imperativo.
El motivo, desde luego, es que todo esto va a someter a nuestra sociedad a un alto nivel de estrés.
Y también porque los trabajos son el mecanismo que da a los consumidores el poder adquisitivo para que impulsen la economía.
Si ese mecanismo falla en el futuro tendremos que sustituirlo con otro o correr el riesgo de que nuestro sistema deje de ser sostenible.
Pero la conclusión es que estoy convencido de que solucionar estos problemas y encontrar la forma de construir una economía que funcione para todos, a cada nivel de nuestra sociedad, será uno de los mayores retos que enfrentaremos en los próximos años y décadas.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/martin_ford_how_we_ll_earn_money_in_a_future_without_jobs/