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Cómo la adopción funcionó para mí – Charla TEDGlobal 2017

Charla «Cómo la adopción funcionó para mí» de TEDGlobal 2017 en español.

«El talento es universal pero las oportunidades no lo son», dice el becario de TED Christopher Ategeka. En esta presentación encantadora y llena de esperanza, Ategeka cuenta que quedó huérfano a una temprana edad, y cómo el ser adoptado le dio la oportunidad de conocer una nueva cultura, adquirir una educación y vivir a todo su potencial. «Puede que no seamos capaces de resolver la intoleracia y el racismo del mundo hoy», dice Ategeka, «pero seguro podemos criar a niños que creen un mundo positivo, inclusivo y conectado, lleno de empatía, amor y compasión».

  • Autor/a de la charla: Christopher Ategeka
  • Fecha de grabación: 2017-08-27
  • Fecha de publicación: 2018-01-02
  • Duración de «Cómo la adopción funcionó para mí»: 477 segundos

 

Traducción de «Cómo la adopción funcionó para mí» en español.

¿Cuántos de Uds.

están cansados de ver celebridades adoptando niños de África?


(Risas)
No es del todo malo.

Yo fui adoptado.

Crecí en los campos de Uganda, perdí a mis padres cuando era muy, muy joven.

Cuando mis padres fallecieron, viví todos los aspectos negativos de la pobreza, desde no tener hogar y comer restos de basura hasta lo que imaginen.

Pero mi vida cambió cuando me aceptaron en un orfanato.

A través de un programa de apadrinar a un huérfano fui apadrinado para recibir educación.

Comencé en Uganda.

Fui a la escuela.

Y según a las reglas de este programa en particular, después de terminar la secundaria hay que aprender una profesión: carpintería, mecánica o algo similar.

Mi caso fue un poco diferente.

La familia patrocinadora, que enviaba los 25 dólares al mes al orfanato para apadrinarme y a quienes nunca había conocido, dijo: «Bueno…

en vez de eso queremos enviarte a la universidad».

Esto se pone mejor.


(Risas)
Dijeron: «Si consigues los papeles, te enviaremos a una universidad en EE.UU.» Entonces, con su ayuda, fui a la embajada a solicitar la visa.

Recibí la visa.

Recuerdo ese día como si fuera ayer.

Salí de la embajada con ese trozo de papel en mi mano, saltando de alegría, con una sonrisa en mi rostro y sabiendo que mi vida estaba a punto de cambiar.

Volví a casa esa noche y dormí con mi pasaporte porque me daba miedo que alguien lo robara.


(Risas)
No podía dormirme, seguía tocando el pasaporte.

Tuve una idea para mantenerlo seguro.

Dije: «Lo voy a poner en una bolsa de plástico, cavar un hoyo fuera de la casa y esconderlo allí».

Lo hice y volví a la casa.

No podía dormir, pensaba que alguien me podía haber visto.

Volví.


(Risas)
Lo saqué y lo tuve conmigo toda la noche.

Todo esto es para decirles que fue una noche llena de ansiedad.


(Risas)
Al ir a EE.UU., como dijo otro presentador, fue la primera vez que vi un avión, que estuve en uno y, por supuesto, que me senté en uno para viajar a otro país.

15 de diciembre del 2006.

7:08 p.

m.

Me senté en el puesto 7A.

Avión de ‘Emirates’.

Una de las mujeres más hermosas que jamás he visto se acercó, con un sombrero rojo pequeño y un velo blanco.

La vi asustado, no tenía idea qué hacer.

Me entregó una toalla tibia, tibia, húmeda y blanca como la nieve.

Me quedé mirando la toalla tibia; no sé qué hacer con mi vida, mucho menos con esta bendita toalla…


(Risas)

(Aplausos)
Hice…

bueno, algo que cualquiera haría en esa situación: miré alrededor para saber qué hacían los otros.

Hice lo mismo.

Por si acaso, manejé siete horas desde mi pueblo hasta el aeropuerto ese día.

Tomé esa toalla tibia y limpié mi rostro como hacían los demás.

La vi…

caramba.


(Risas)
Estaba marrón de la mugre.


(Risas)
Estaba tan avergonzado, que cuando ella volvió a recogerla no le di la mía.


(Risas)
Aún la tengo.


(Risas)

(Aplausos)
Ir a EE.UU.

me abrió muchas puertas para aprovechar todo mi potencial.

Recuerdo que cuando llegué la familia patrocinadora me abrazó y, literalmente, me tuvieron que enseñar todo desde cero: esto es un microondas, esto un refrigerador…

cosas que no había visto antes.

También fue la primera vez que me sumergí en una cultura nueva y diferente.

Estos extraños me demostraron verdadero amor.

Estos extraños me mostraron que yo era importante, que mis sueños eran importantes.


(Aplausos)
Gracias.

Estas personas tenían dos hijos biológicos.

Y cuando yo llegué tenía necesidades.

Me enseñaron inglés, me enseñaron, literalmente, todo, debido a eso pasaron bastante tiempo conmigo.

Eso suscitó un poco de celos en sus hijos.

Así que, para la gente de esta sala que tiene hijos adolescentes que no quieren su amor o afecto y, de hecho, los encuentran repulsivos, encontré una solución: adopte un niño.


(Risas)
Resolverá el problema.


(Aplausos)
Obtuve dos títulos de ingeniería en una de las mejores universidades del mundo.

Les tengo que decir: el talento es universal pero las oportunidades no.

Le doy el crédito de esto a las personas que acogen el multiculturalismo, el amor, la empatía y la compasión por otros.

Vivimos en un mundo lleno de odio: que construye muros, con Brexit y xenofobia aquí, en el continente africano.

La multiculturalidad puede ser un remedio para algunas de las peores cualidades humanas.

Hoy, los reto a que ayuden a un niño a experimentar el multiculturalismo.

Les garantizo que enriquecerán la vida del niño y, a su vez, enriquecerán sus propias vidas.

Como un bono: puede que uno de ellos incluso dé una charla en TED.


(Risas)

(Aplausos)
Puede que no seamos capaces de resolver la intolerancia y el racismo del mundo hoy, pero seguro podemos criar a niños que creen un mundo positivo, inclusivo y conectado, lleno de empatía, amor y compasión.

El amor gana.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/christopher_ategeka_how_adoption_worked_for_me/

 

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