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Charla «Cómo las innovaciones arquitectónicas migran a través de fronteras» de TEDGlobal 2013 en español.
Mientras que las ciudades del mundo están sometidas a un crecimiento explosivo, la desigualdad se intensifica. Barrios ricos y barrios pobres crecen en paralelo, la brecha entre ellos se ensancha. En esta charla reveladora, el arquitecto Teddy Cruz nos invita a repensar el desarrollo urbano de abajo a arriba. Compartiendo las lecciones de los barrios pobres de Tijuana, Cruz explora la inteligencia creativa de los residentes de la ciudad y ofrece una nueva perspectiva sobre lo que podemos aprender de los lugares con carencias.
- Autor/a de la charla: Teddy Cruz
- Fecha de grabación: 2013-06-12
- Fecha de publicación: 2014-02-05
- Duración de «Cómo las innovaciones arquitectónicas migran a través de fronteras»: 794 segundos
Traducción de «Cómo las innovaciones arquitectónicas migran a través de fronteras» en español.
La explosión urbana de los últimos años de bonanza económica también produjo una marginación dramática, que llevó a la explosión de barrios pobres en muchas partes del mundo.
Esta polarización de lugares de riqueza descomunal rodeados por sectores de pobreza y las desigualdades socioeconómicas que han engendrado están en el centro de la crisis urbana de hoy.
Pero quiero empezar esta noche sugiriendo que esta crisis urbana no es solo económica o medioambiental.
Es sobre todo una crisis cultural, una crisis de las instituciones incapaces de reimaginar las estúpidas formas en las que hemos ido creciendo, incapaces de desafiar a los sedientos de petróleo, una urbanización egoísta que ha perpetuado ciudades basadas en el consumo, del sur de California a Nueva York a Dubái.
Solo quiero compartir con Uds.
una reflexión: el futuro de las ciudades de hoy depende menos de edificios y más, de hecho, de la reorganización básica de las relaciones socioeconómicas, pues las mejores ideas en la definición de la ciudad en el futuro no vendrá de los enclaves de poder económico y la abundancia, sino de los sectores de conflicto y escasez, por lo que desde una imaginación urgente realmente nos puede inspirar a repensar el crecimiento urbano actual.
Permítanme ilustrar lo que quiero decir entendiendo o participando en sitios de conflicto que son semilleros de creatividad, como brevemente les mostraré en la región fronteriza de Tijuana-San Diego, que ha sido mi laboratorio para repensar mi práctica como arquitecto.
Este es el muro, el muro fronterizo, que separa a San Diego y Tijuana, América Latina y EE.
UU., un emblema físico de políticas excluyentes de planificación que han perpetuado la división de las comunidades, las jurisdicciones y los recursos en todo el mundo.
En esta región fronteriza, encontramos algunas de las propiedades inmobiliarias más ricas, como una vez encontré en las fronteras de San Diego, a escasos 20 minutos de algunos de los asentamientos más pobres en América Latina.
Y aunque que estas dos ciudades tienen la misma población, San Diego ha crecido seis veces más que Tijuana en las últimas décadas, lo que inmediatamente nos lleva a confrontar las tensiones y conflictos entre la desorganización y la densidad, que se encuentran en el centro del debate de hoy sobre la sostenibilidad ambiental.
Así que he venido argumentando en los últimos años que, de hecho, los barrios pobres de Tijuana pueden enseñar mucho al descontrolado San Diego en lo referente a sostenibilidad socio-económica, que debemos prestar atención y aprender de las muchas comunidades migrantes a ambos lados de este muro fronterizo para que podamos trasladar sus procesos informales de urbanización.
¿Qué quiero decir por informales en este caso? Solo hablo de el compendio de las prácticas sociales de adaptación que muestran muchas de estas comunidades migrantes para transgredir recetas políticas y económicas impuestas por la urbanización.
Hablo simplemente de la inteligencia creativa de las bases, que se manifiesta en los barrios pobres de Tijuana que ellos construyen, de hecho, con los desperdicios de San Diego, o de los muchos barrios migrantes del sur de California que han comenzado a ser reajustados con diferencia en las últimas décadas.
Así que me ha interesado como artista medir, observar, los muchos flujos informales transfronterizos a través de esta frontera: en una dirección, de sur a norte, el flujo de inmigrantes hacia EE.
UU., y de norte a sur el flujo de residuos del sur de California hacia Tijuana.
Me estoy refiriendo al reciclaje de estos viejos bungalows de posguerra que contratistas mexicanos traen a la frontera porque los promotores inmobiliarios de EE.
UU.
se deshacen de ellos en el proceso de construir una versión más inflada de los suburbios en las últimas décadas.
Estas son casas esperando para cruzar la frontera.
No solo las personas cruzan la frontera sino que mueven trozos enteros de una ciudad a otra, y cuando estas casas se ponen encima de los marcos de acero, hacen que el primer piso se convierta en el segundo para ampliar la casa, con un pequeño negocio.
Esta superposición de espacios y economías es muy interesante.
Pero no solo casas, también pequeños escombros van de una ciudad, San Diego, a otra, Tijuana.
Probablemente muchos de Uds.
han visto que los neumáticos se utilizan en los barrios pobres para construir muros de contención.
Pero miren lo que la gente ha hecho aquí en condiciones de emergencia socioeconómica.
Han averiguado cómo arrancar el neumático, cómo pasarlo y enclavarlo para construir un muro de contención más eficiente.
O las puertas del garaje que traen de San Diego en camiones para convertirlas en la nueva piel de vivienda emergentes en muchos de estos barrios pobres que rodean Tijuana.
Como arquitecto, esto es algo muy cautivador de presenciar, esta inteligencia creativa, y quiero mantenerme en jaque.
No quiero idealizar la pobreza.
solo quiero sugerir que esta urbanización informal no solo es imagen de precariedad, esta informalidad, lo informal, es en realidad un conjunto de procedimientos socioeconómicos y políticos que podríamos traducir como artistas, pues es una urbanización de abajo hacia arriba la que actúa.
Vean, los edificios no son importantes por su sola apariencia, sino, en realidad, son importantes por lo que pueden hacer.
Realmente funcionan mientras se transforman a través del tiempo conforme las comunidades negocian los espacios y los límites y los recursos.
Así que mientras los residuos van hacia el sur, la gente va hacia el norte en busca de dólares, y la mayor parte de mi investigación se relaciona con el impacto de la inmigración en la alteración de la homogeneidad de muchos barrios en los EE.
UU., particularmente en San Diego.
Y hablo de cómo esto comienza a sugerir que el futuro del sur de California depende de la retroadaptación de la gran urbanización, —quiero decir, con esteroides— con los pequeños programas, sociales y económicos.
Me refiero a cómo los inmigrantes, cuando vienen a estos barrios, empiezan a alterar la unidimensionalidad de las parcelas y propiedades en sistemas social y económicamente más complejos que empiezan enchufando una economía informal en un garaje, o que construyen un apartamento ilegal para dar apoyo a la familia extendida.
Este emprendimiento socioeconómico en el suelo dentro de estos barrios realmente comienza a sugerir maneras de traducirlo en nuevas, inclusivas y equitativas políticas de uso de la tierra.
Son tantas las historias que surgen de estas dinámicas de alteración del espacio, como la de «El Buda informal», que narra la historia de una pequeña casa que se salvó a sí misma, no viajó a México, sino que fue adaptada al final como templo budista, y al hacerlo, esta pequeña casa se transformó o mutó de vivienda unipersonal a pequeña, micro, infraestructura socioeconómica y cultural dentro de un barrio.
Así que estos barrios de acción, como yo los llamo, tienen la inspiración de imaginar otras formas de ciudadanía que tienen menos que ver, de hecho, con la pertenencia al estado-nación, y más con la defensa de la noción de ciudadanía como un acto creativo que reorganiza los protocolos institucionales en los espacios de la ciudad.
Como artista, me interesa la visualización de la ciudadanía, la reunión de muchas anécdotas, historias urbanas, con el fin de narrativizar la relación entre los procesos sociales y los espacios.
Esta es una historia de un grupo de adolescentes que una noche, hace unos meses, decidió invadir este espacio debajo de la autopista para empezar a construir su propio parque de skateboard.
Con palas en mano, empezaron a cavar.
Dos semanas más tarde, la policía los detuvo.
Cerró el lugar, y desalojó a los adolescentes, y los adolescentes decidieron contraatacar, no con panfletos o lemas sino con la construcción de un proceso crítico.
Lo primero que hicieron fue reconocer la especificidad de la jurisdicción política inscrita en ese espacio vacío.
Descubrieron que habían tenido suerte porque no habían comenzado a cavar bajo territorio de Caltrans.
Caltrans es una agencia estatal que regula las autopistas, caso en el que habría sido muy difícil negociar con ellos.
Tuvieron suerte, porque empezaron a cavar debajo de un brazo de la autopista que pertenece a la municipalidad local.
También tuvieron suerte, dijeron, porque empezaron a cavar en una especie de Triángulo de las Bermudas jurídico, entre la autoridad portuaria, la autoridad del aeropuerto, dos distritos de la ciudad y una junta de revisión.
Todas estas líneas rojas son las invisibles instituciones políticas que fueron inscritas en ese espacio vacío sobrante.
Con este conocimiento, estos adolescentes como patinadores se enfrentaron a la ciudad.
Fueron a la fiscalía de la ciudad.
La abogacía de la ciudad les dijo que, para poder continuar la negociación, debían convertirse en una organización no gubernamental, y por supuesto no sabían qué era una ONG.
Tuvieron que hablar con sus amigos en Seattle que habían pasado por la misma experiencia.
Y empezaron a darse cuenta de la necesidad de organizarse mucho mejor y comenzaron a recaudar fondos, organizar presupuestos, a ser conscientes de todos los conocimientos del código urbano de San Diego para así poder comenzar a definir el propio significado del espacio público en la ciudad, y expandirlo a otras categorías.
Al final, los adolescentes ganaron el caso con esa evidencia y pudieron construir su parque de skateboard bajo la autopista.
Puede que para muchos de Uds.
esta historia puede parecer trivial o ingenua.
Para mí, como arquitecto, se ha convertido en una narrativa fundamental, porque empieza a enseñarme que esta microcomunidad no solo ha diseñado otra categoría de espacio público sino también ha diseñado los protocolos socioeconómicos necesarios para ser inscritos en ese espacio para su sostenibilidad a largo plazo.
También me enseñaron que de forma similar a las comunidades migrantes a ambos lados de la frontera, afrontaron el conflicto en sí mismo como una herramienta creativa, porque tenían que crear un proceso que les permitiera reorganizar los recursos y la política de la ciudad.
Ese acto, tan informal, de transgresión de abajo hacia arriba, realmente comenzó a ascender para transformar la política de arriba hacia abajo.
Ahora este viaje de abajo a arriba a la transformación de los de arriba hacia abajo es donde encuentro esperanza hoy.
Y pienso que estas alteraciones modestas en el espacio y la política en muchas ciudades en el mundo, principalmente en la urgencia con la que la imaginación colectiva de estas comunidades reimagina sus propias formas de gobierno, organización social e infraestructura, realmente está en el centro de la nueva formación de la política democrática de lo urbano.
Es, en realidad, lo que podría convertirse en el marco para producir la nueva justicia social y económica en la ciudad.
Quiero decir esto y enfatizarlo, porque esta es la única manera que veo que puede permitirnos movernos de urbanizaciones de consumo a barrios de producción hoy.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/teddy_cruz_how_architectural_innovations_migrate_across_borders/