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Cómo las películas transforman la manera de ver el mundo – Charla TED2019

Charla «Cómo las películas transforman la manera de ver el mundo» de TED2019 en español.

El cine tiene el poder de transformar la manera de pensar en nuestra cultura. La documentalista y Becaria TED Sharmeen Obaid-Chinoy lo utiliza para combatir la violencia contra las mujeres, enfocando su cámara en la tradición de los crímenes de honor en Pakistán. En esta emocionante charla, Sharmeen comparte cómo llevó su película ganadora de un Oscar en un cine móvil, visitando pequeños pueblos y aldeas de todo Pakistán y transformando la dinámica entre mujer, hombre y sociedad, de a una proyección a la vez.

  • Autor/a de la charla: Sharmeen Obaid-Chinoy
  • Fecha de grabación: 2019-04-15
  • Fecha de publicación: 2019-07-12
  • Duración de «Cómo las películas transforman la manera de ver el mundo»: 739 segundos

 

Traducción de «Cómo las películas transforman la manera de ver el mundo» en español.

Soy narradora y también algo conflictiva.


(Risas)
Y tengo por costumbre plantear preguntas difíciles.

Empecé con diez años y mi madre, que criaba a seis hijos, no tenía tiempo para responderlas.

Con 14 años, harta de mis preguntas cada vez más molestas, me aconsejó empezar a escribir para el periódico local en inglés en Pakistán, para plantear mis preguntas a todo el país, me dijo.


(Risas)
Con 17, era una periodista de investigación encubierta.

No creo que mi editor supiera lo joven que era cuando le envié un artículo que señalaba y culpaba a gente muy poderosa.

Los hombres sobre los que escribí quisieron darme una lección.

Quisieron avergonzarnos a mi familia y a mí.

Pintaron con spray mi nombre y apellido con profanidades inefables en nuestra puerta principal y por todo el vecindario.

Y pensaban que mi padre, un hombre estricto y tradicional, me pondría freno.

En lugar de eso, mi padre se puso ante mí y me dijo: «Si dices la verdad, yo estaré a tu lado, y también el mundo».

Y entonces…


(Aplausos)
reunió a un grupo de personas y limpiaron las paredes.


(Risas)
Siempre he querido que mis historias sacudan a la gente, que les lleven a mantener conversaciones difíciles.

Y pensé que sería mucho más efectivo si hacía algo visual.

Así que, con 21 años, me convertí en documentalista, enfocando mi cámara en las comunidades marginales en la primera línea de las zonas de guerra y volviendo finalmente a Pakistán, donde quise documentar la violencia contra las mujeres.

Pakistán es el hogar de 200 millones de personas.

Y con su bajo nivel de alfabetización, las películas pueden cambiar la manera de ver ciertos temas.

Un narrador efectivo habla a nuestras emociones, provoca empatía y compasión y nos obliga a ver las cosas de manera distinta.

En mi país las películas tenían el potencial de ir más allá del cine.

Podían cambiar vidas.

Los temas de los que siempre he querido hablar…

Siempre he querido sostener un espejo para la sociedad, determinado por el barómetro de mi ira.

Y el barómetro de mi ira me condujo, en 2014, a los crímenes de honor.

Los crímenes de honor tienen lugar en muchas partes del mundo, donde los hombres castigan a las mujeres por transgredir normas que ellos crean: mujeres que deciden casarse según su voluntad, o mujeres que quieren divorciarse, o mujeres sospechosas de mantener relaciones ilícitas.

En el resto del mundo, los crímenes de honor se consideran asesinatos.

Siempre había querido contar esa historia desde la perspectiva de una superviviente.

Pero las mujeres no viven para contarlo y acaban en tumbas anónimas.

Así que una mañana, mientras leía el periódico, leí que una mujer había sobrevivido milagrosamente tras recibir un disparo en la cara por parte de su padre y su tío porque decidió casarse por voluntad propia, supe que había encontrado a mi narradora.

Saba estaba dispuesta a enviar a la cárcel a su padre y a su tío, pero en los días siguientes tras el alta del hospital la presión la llevó a perdonarles.

Hay una escapatoria legal que permite que las víctimas perdonen a los agresores y así evitarles la pena de cárcel.

Y le advirtieron que sería marginada junto con su familia y sus suegros, todos serían expulsados de la comunidad, porque muchos consideraban que su padre tenía razón, teniendo en cuenta su transgresión.

Ella luchó…

durante meses.

Pero en el último día del juicio, declaró que les perdonaba.

Como documentalistas, nos quedamos devastados, porque esta no era la película que planeábamos rodar.

En perspectiva, si hubiera presentado cargos, luchado y vencido, su caso habría sido una excepción.

Cuando una mujer tan fuerte es silenciada,

¿qué oportunidad tienen las demás?

Y empezamos a pensar en utilizar nuestra película para cambiar la visión de la gente sobre los crímenes de honor y afectar a esa escapatoria legal.

Nuestra película fue nominada a un Oscar, los crímenes de honor salieron en los titulares, y el primer ministro, al felicitarnos, se ofreció a estrenar la película en su oficina.

Por supuesto, aprovechamos la oportunidad, porque ningún primer ministro en la historia del país había hecho nada igual.

En la presentación, que se emitió en directo en la televisión nacional, declaró algo que resonó por todo el país: «No hay nada honorable en los crímenes de honor», manifestó.


(Aplausos)
En la entrega de los Oscars en Los Ángeles, muchos entendidos nos habían despreciado, pero sentíamos que para que continuase el impulso legal, necesitábamos esa victoria.

Entonces, anunciaron mi nombre.

y subí los peldaños en chancletas, porque no esperaba subir al escenario.


(Risas)
Y acepté la estatuilla, contando a los miles de millones de espectadores que el primer ministro de Pakistán se había comprometido a cambiar la ley porque, por supuesto, era una manera de obligarle a cumplirlo.


(Risas)
Y…


(Aplausos)
De vuelta a casa, el Oscar dominaba los titulares y más gente se unía a nuestra causa pidiendo que la vía de escape legal quedase abolida.

En octubre de 2016, tras meses de campaña, el escape legal quedó abolido.


(Aplausos)
Ahora los hombres que matan mujeres en nombre del honor son condenados a cadena perpetua.


(Aplausos)
A pesar de eso, al día siguiente una mujer fue asesinada en nombre del honor, y luego otra, y otra más.

Habíamos cambiado la legislación, pero no era suficiente.

Necesitábamos llevar la película y su mensaje al corazón, a las pequeñas villas y aldeas de todo el país.

Opino que el cine puede tener un papel muy positivo para cambiar y moldear la sociedad en una dirección positiva.

¿Cómo llegamos hasta ahí?

¿Cómo podríamos llegar a las pequeñas villas y aldeas?

Construimos un cine móvil, un camión que recorrería el país a lo largo y ancho y que se detendría en las pequeñas villas y aldeas.

Lo equipamos con una gran pantalla que iluminaría el cielo nocturno y lo bautizamos «Mira, pero con amor».

Ofrecería a la comunidad la oportunidad de reunirse y ver películas por la tarde.

Sabíamos que atraeríamos a hombres y niños al cine móvil.

Saldrían para verlo.

Pero,

¿y las mujeres?

En estas comunidades pequeñas, rurales y segregadas,

¿cómo lograríamos hacer salir a las mujeres?

Teníamos que trabajar con las normas culturales imperantes para lograrlo, así que construimos un cine dentro del cine, equipándolo con asientos y una pantalla donde las mujeres podían entrar y ver sin miedo, sin ser humilladas o acosadas.

Empezamos a presentar a todo el mundo películas que abrían su mente a visiones del mundo distintas y fomentaban el pensamiento crítico de los niños para que pudiesen plantear preguntas.

Ampliamos nuestro rango más allá de los crímenes de honor, hablando de la desigualdad de ingresos, el medioambiente, de relaciones étnicas, tolerancia religiosa y compasión.

Y dentro, para las mujeres, proyectábamos películas donde eran las heroínas, no las víctimas, y les enseñábamos a actuar ante el sistema judicial y policial, informándoles sobre sus derechos, contándoles dónde podían buscar refugio si eran víctimas de violencia doméstica, dónde podían acudir para obtener ayuda.

Nos sorprendió ver que éramos bienvenidos en muchos de los sitios que visitábamos.

Muchas aldeas no habían visto nunca la televisión o las redes sociales y les entusiasmaba que sus hijos aprendieran.

Pero también encontramos obstáculos y rechazo a las ideas que presentábamos.

Dos miembros del equipo de nuestro cine dimitieron por amenazas desde sus aldeas.

Y en una de las aldeas donde proyectamos, nos hicieron parar y dijeron que no querían que las mujeres aprendiesen sobre sus derechos.

Y al contrario, en otra aldea, cuando se nos prohibió proyectar, un policía de paisano se levantó y ordenó que se reanudase, y se mantuvo cerca protegiendo al equipo, afirmando que era su deber exponer a las jóvenes mentes a una visión del mundo alternativa y a su contenido.

Era un héroe cotidiano.

Pero nos hemos encontrado con muchos héroes así en nuestro camino.

En otra aldea, donde los hombres dijeron que solo ellos podían mirar y las mujeres se quedarían en casa, un anciano de la comunidad se alzó, reunió a un grupo de gente, lo debatieron y tanto hombres como mujeres se sentaron a ver la película juntos.

Documentábamos lo que hacíamos.

Hablábamos con la gente.

Nos adaptábamos.

Cambiábamos el orden de las películas.

Al enseñar a los hombres películas que mostraban a los violentos entre rejas, queríamos que les quedase claro que si los hombres son violentos, hay consecuencias.

Pero también proyectamos películas donde los hombres defienden mujeres, porque queríamos animarlos a hacer ese papel.

Para las mujeres, proyectamos películas en las que son jefas de Estado o abogadas o doctoras o tienen puestos de liderazgo, hablamos con ellas y las animamos a desempeñar esos roles.

Cambiamos la manera de interactuar de la gente de las aldeas, y llevamos lo aprendido a otros lugares.

Hace poco, un grupo nos contactó para llevar nuestro cine móvil a Bangladesh y Siria y compartimos lo aprendido con ellos.

Creemos que es crucial compartir con todo el mundo lo que estamos haciendo.

En las pequeñas aldeas y villas de todo Pakistán, los hombres cambian su manera de tratar a las mujeres, los niños cambian su manera de ver el mundo, aldea tras aldea, a través del cine.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/sharmeen_obaid_chinoy_how_film_transforms_the_way_we_see_the_world/

 

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