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Cómo los médicos pueden ayudar a los pacientes de bajos recursos (y a la vez ganar dinero) – Charla TEDxMileHigh

Charla «Cómo los médicos pueden ayudar a los pacientes de bajos recursos (y a la vez ganar dinero)» de TEDxMileHigh en español.

El servicio de salud actual de los EE. UU. se caracteriza por sus altos precios, altos costos operativos y dificultad de acceso, especialmente para los pacientes de bajos recursos. ¿Y si pudiésemos rediseñar el sistema para que beneficie a los pobres a la vez que permita a los médicos ganar dinero? En esta esclarecedora y divertida charla, el médico P. J. Parmar comparte con nosotros la historia de su clínica en Colorado, en la que sólo se atienden refugiados reubicados que tienen –mayormente– Medicaid, y plantea la propuesta de negocios de un servicio médico diferente.

  • Autor/a de la charla: P.J. Parmar
  • Fecha de grabación: 2018-06-16
  • Fecha de publicación: 2019-02-12
  • Duración de «Cómo los médicos pueden ayudar a los pacientes de bajos recursos (y a la vez ganar dinero)»: 621 segundos

 

Traducción de «Cómo los médicos pueden ayudar a los pacientes de bajos recursos (y a la vez ganar dinero)» en español.

La Av.

Colfax, aquí en Denver, Colorado, era conocida como la calle más larga y más peligrosa de EE.

UU.

Mi oficina se encuentra ahí, en esa calle.

Es un desierto médico.

Hay clínicas estatales y hospitales cerca, pero son insuficientes para tratar a todos los pobres de la zona.

Por ‘pobres’ me refiero a quienes cuentan con Medicaid.

No sólo las personas sin hogar, sino 20 % de la población en EE.UU tiene Medicaid.

Si sus vecinos son una familia de cuatro y ganan menos de USD 33 000 al año, pueden solicitar Medicaid.

Pero no consiguen médicos que los atiendan.

En un estudio de Merritt Hawkins se descubrió que únicamente 20 % de los médicos de familia en Denver atienden pacientes con Medicaid.

Y dentro de ese 20 % algunos tienen un límite de cinco pacientes con Medicaid al mes.

Otros hacen que los pacientes con Medicaid esperen meses por una consulta, pero los atenderán hoy mismo si tienen Blue Cross.

Esta forma de discriminación clasista es legal, y no es un problema exclusivo de Denver.

Casi la mitad de los médicos de familia del país no atiende a los pacientes con Medicaid.

¿Por qué?

Porque con Medicaid ganan menos que con seguros privados, y porque se considera que es más difícil tratar a este tipo de pacientes.

Algunos de ellos llegan tarde a las consultas, otros no hablan inglés, y hay quienes no saben seguir instrucciones.

Es algo que he pensado cuando estudiaba Medicina.

Si pudiera diseñar un consultorio que se hiciera cargo de los individuos de bajos recursos en lugar de evitarlos, tendría clientes garantizados y muy poca competencia.


(Risas)
Tras mi residencia, abrí una clínica para comunidades subatendidas.

No era una ONG, sino un consultorio privado, un humilde negocio que atendía únicamente refugiados reubicados.

Fue hace unos seis años, y desde entonces hemos atendido a unos 50 000 refugiados.


(Aplausos)
El 90 % de nuestros pacientes tiene Medicaid, y a la mayoría del restante 10 % los atendemos sin costo.

Los médicos piensan que no es posible ganar dinero con Medicaid, pero nos va bastante bien.

¿Cómo?

Si yo fuera un verdadero capitalista, no les contaría como, porque entonces se convertirían en la competencia.


(Risas)
Yo lo denomino ‘capitalismo sensible’.

Y necesitamos más competencia, no menos.

Ésta es la forma.

Derribemos las paredes de nuestro laberinto médico, y asumamos el desafío de atender a los pacientes con Medicaid; convirtámoslos en oportunidades y ganemos dinero con la diferencia.

Los aspectos prácticos pueden parecer simples pero tienen sentido.

Por ejemplo, no concertamos citas.

Atendemos por orden de llegada.

Claro que así funciona en las salas de emergencia, en los centros de urgencias y en Taco Bell.


(Risas)
Pero no suele ser así en el consultorio de un médico de familia.

¿Por qué lo hacemos?

Porque Nasra no puede concertar una cita.

Tiene un teléfono, pero no tiene saldo para hacer llamadas.

No habla inglés y le resulta difícil seguir a la operadora automática.

Le cuesta llegar a horario a la consulta puesto que no tiene automóvil, usa el autobús, y debe cuidar tres niños y a su padre inválido.

Así que no damos citas.

Ella viene cuando quiere, pero comúnmente debe esperar menos de 5 minutos para ser atendida.

Luego, se queda con nosotros el tiempo que sea necesario.

A veces son 40 minutos, usualmente son menos de 5.

Está encantada con esta flexibilidad.

Así la atendían sus médicos en Somalia.

Y a mí me encanta, porque no debo pagar empleados que organicen las citas, y nuestro índice de inasistencias y demoras es de 0 %.


(Risas)

(Aplausos)
Tiene sentido, económicamente.

Otra diferencia es la disposición de nuestra oficina.

Nuestros consultorios están al lado de la sala de espera, nuestros médicos reciben a sus propios pacientes, y permanecen en la misma sala en lugar de trasladarse de un lugar a otro.

De esta forma se reducen los costos y se aumenta la satisfacción del cliente.

También brindamos medicamentos sin costo, ahí mismo en los consultorios: de venta libre y con prescripción médica también.

Si el bebé de Nasra se enferma, le entregamos en mano paracetamol pediátrico o amoxilina.

Puede regresar con el bebé directamente a su hogar, en vez de tener que pasar por la farmacia.

No sé Uds.

pero yo me enfermaría sólo por mirar todas esas drogas.

Nasra no entendería nada allí.

También les mandamos mensajes.

Abrimos por la noche y los fines de semana.

Hacemos consultas a domicilio, recargamos baterías de automóvil.


(Risas)
Dado que la satisfacción del cliente es tan alta, no nos es necesario pagar publicidad y, aun sin ella, crecemos 25 % anualmente.

Y nos hemos especializado en trabajar con Medicaid, puesto que es prácticamente el único seguro médico de nuestros pacientes.

Otros médicos tienen que perseguir 10 empresas de seguros para alcanzar un salario mínimo.

Es extenuante.

Un único sistema de pago es como la monogamia: simplemente funciona mejor.


(Risas)

(Aplausos)
Claro que Medicaid es financiado por contribuyentes, como Uds., así que puede que se estén preguntando: «

¿Cuánto paga el gobierno por esto?

«.

Pues bien, es más barato que las alternativas.

Algunos de nuestros pacientes van a emergencias, y esto puede costar miles de dólares, incluso por un simple resfrío.

Algunos se quedan en casa y dejan que su condición empeore.

Pero la mayoría intenta conseguir una cita en una de las clínicas estatales, conocidas como ‘Centros de Salud aprobados por el gobierno’.

Se trata de una red nacional de clínicas aprobadas que reciben el doble de financiamiento estatal por visita que las prácticas privadas, como la mía.

No sólo reciben más dinero, sino que, por ley, solamente puede haber una por área.

Esto significa que tienen el monopolio del financiamiento destinado a los pobres.

Y como cualquier otro monopolio, presentan la tendencia a aumentar precios y disminuir la calidad.

No soy ni entidad gubernamental ni una ONG.

Tengo un consultorio privado.

Tengo el impulso capitalista de la innovación.

Tengo que ser rápido y amigable.

Tengo que tener precios accesibles y entender las dificultades culturales.

Tengo que ser alto, moreno y atractivo.


(Risas)

(Aplausos)
Y si no lo soy, me quedo fuera del mercado.

Puedo innovar más rápido que una ONG pues no debo convocar a reunión para mover una engrapadora.

(Risas y aplausos) Ninguna de nuestras innovaciones son nuevas o especiales.

Simplemente las combinamos de forma especial para así ayudar a las personas de bajos recursos y ganar dinero.

Y en lugar de llevarme ese dinero a casa, lo invierto en la comunidad de refugiados como gasto comercial.

Aquí ven ‘Mango House’.

Es mi versión de un hogar médico.

Tenemos programas para alimentar y vestir a los pobres, y programas extraescolares como clases de inglés, servicios religiosos, odontológicos, legales, de salud mental y los grupos scout.

Estos programas están a cargo de consorcios y de un personal muy bueno.

Pero todos reciben algún tipo de financiamiento de mi clínica.

Algunos lo llaman ‘emprendimiento social’.

Yo lo llamo ‘arbitrajede servicio social’, aprovechar las deficiencias de nuestro sistema de salud para ayudar a los pobres.

Atendemos 15 000 refugiados por año a menor costo que los otros lugares adonde podrían asistir.

Hay desventajas de brindar estos servicios de forma privada y no como una ONG o una entidad gubernamental.

Tenemos impuestos y riesgos legales.

Hay que lidiar con las tasas volátiles de Medicare y los especialistas que no la reciben.

Y están las amenazas de bomba.

Fíjense que no hay apóstrofe, dice: «¡Íbamos a explotarlos a todos Uds.

refugiados!»
(Risas)
«Íbamos a explotarlos a todos, pero en vez de eso fuimos a sus clases de inglés».


(Risas)

(Aplausos)
Deben estar pensando: «Este tipo es un poco diferente» Fuera de lo común.

¿Un narcisista comunitario?


(Risas)

¿Un unicornio, tal vez?

Porque si esto fuera así de sencillo, otros médicos lo estarían haciendo.

Según las tasas de Medicaid, es posible hacerlo en la mayor parte del país.

Es posible ser tu propio jefe, ayudar a los pobres, y ganar buen dinero de esta forma.

Colegas médicos, escribieron en sus cartas de presentación a la facultad que querían ayudar a los más necesitados.

Pero luego, durante las residencias, perdieron todo su idealismo, perdieron toda su creatividad.

No tiene que ser así.

Pueden optar por la medicina para los más necesitados como una especialidad.

O pueden ser especialistas que reducen gastos para atender a personas de bajos recursos.

Y para quienes no trabajen en el sistema de salud,

¿qué escribieron en sus cartas de presentación?

Casi todos queríamos salvar al mundo, marcar la diferencia.

Quizá hayan tenido éxito en sus carreras pero ahora buscan ese significado.

¿Cómo se lo consigue?

No es simplemente donar unos pocos dólares u horas.

¿Cómo pueden usar su conocimiento para innovar en nuevas formas de ayudar a los demás?

Puede ser más sencillo de lo que creen.

La única forma de acortar la brecha en esta práctica médica es considerándola una oportunidad de negocios.

La única forma de acortar la brecha de desigualdad es reconocer nuestros privilegios y usarlos para ayudar a los demás,
(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/p_j_parmar_how_doctors_can_help_low_income_patients_and_still_make_a_profit/

 

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