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Cómo nuestra amistad sobrevive nuestras posiciones políticas opuestas – Charla TEDxMileHigh

Charla «Cómo nuestra amistad sobrevive nuestras posiciones políticas opuestas» de TEDxMileHigh en español.

¿Puedes seguir siendo amigo de alguien que no vota de la misma manera que tú? Para Caitlin Quattromani y Lauran Arledge, dos íntimas amigas que piensan muy diferente sobre la política, el resultado de las elecciones presidenciales de 2016 podría haber supuesto hostilidad y falta de respeto. Escucha cómo en vez de eso eligieron entablar un diálogo… y aprende algunas tácticas simples que están usando para mantener una «amistad bipartidista».

  • Autor/a de la charla: Caitlin Quattromani
  • Fecha de grabación: 2017-07-08
  • Fecha de publicación: 2017-09-11
  • Duración de «Cómo nuestra amistad sobrevive nuestras posiciones políticas opuestas»: 865 segundos

 

Traducción de «Cómo nuestra amistad sobrevive nuestras posiciones políticas opuestas» en español.

Caitlin Quattromani: Las elecciones de 2016 fueron diferentes.

Las conversaciones políticas con nuestra familia y amigos revelaron un nivel de polarización que muchos de nosotros no habíamos experimentado antes.

Las personas sobre las que siempre pensábamos que eran razonables e inteligentes, parecían extrañas.

Nos decíamos: «

¿Cómo puedes pensar eso?

Pensé que eras inteligente».

Lauran Arledge: Caitlin y yo nos conocimos en el verano de 2011, y nos unía ser mamás trabajadoras que intentaban mantener ocupados a nuestros hijos muy enérgicos.

Y pronto vimos que teníamos casi todo en común.

Desde nuestro amor a Colorado, hasta nuestro amor al sushi, no había mucho en lo que no estuviéramos de acuerdo.

También descubrimos que compartimos un profundo amor por este país y sentimos la responsabilidad de ser activas en política.

Pero nadie es perfecto…


(Risas)
Y pronto descubrí dos cosas decepcionantes sobre Caitlin.

Primero, ella detesta acampar.

CQ: Creo que ir de acampada es lo peor.

LA: Así que no habría ningún viaje juntas para acampar en nuestro futuro.

Lo segundo es que ella es activa en política…

como conservadora.

CQ: Puedo detestar acampar, pero me encanta la política.

Escucho la radio conservadora casi todos los días, y me he ofrecido como voluntaria para campañas políticas conservadoras.

LA: Y yo diría que soy un poco de izquierdas, más bien totalmente de izquierda.


(Risas)
Siempre me ha interesado la política.

Yo era especialista en ciencias políticas y trabajé como organizadora de la comunidad y en una campaña del Congreso.

CQ: Cuando Lauran y yo nos conocimos, era justo en medio de esa campaña presidencial de 2012, y la mayoría de nuestras conversaciones políticas iniciales estaban realmente basadas ​​en bromas y jugarretas.

Como ejemplo, cambiaba el protector de pantalla de la computadora de Lauran por una foto de Mitt Romney, o ella ponía un imán de la campaña de Obama en la parte trasera de mi auto.


(Risas)
LA: Auto, no furgoneta.

CQ: Pero con el tiempo, esas conversaciones se tornaron más graves y realmente se volvieron un núcleo de nuestra amistad.

Y en algún momento, decidimos que no queríamos excluir ningún tema de las discusiones, incluso si esos temas nos sacaban de nuestra zona de confort de la amistad.

LA: Y así para la mayoría de nosotros, las conversaciones políticas son un juego de suma cero.

Hay un ganador y hay un perdedor.

Vamos al ataque y detectamos una debilidad en el argumento de alguien.

Y aquí está la parte importante: tendemos a tomar cada comentario u opinión expresada como una afrenta personal a nuestros propios valores y creencias.

¿Pero y si cambiamos la manera de pensar estas conversaciones?

¿Y si, en estos momentos de calentamiento, elegimos el diálogo sobre el debate?

Cuando nos involucramos en el diálogo, damos vuelta el guion.

Reemplazamos nuestro ego y nuestro deseo de ganar por curiosidad, empatía y un deseo de aprender.

En lugar de juzgar, estamos genuinamente interesados ​​ en las experiencias de la otra persona, sus valores y sus preocupaciones.

CQ: Haces que suene muy simple, Lauran.

Pero llegar a ese lugar de verdadero diálogo es difícil, especialmente si hablamos de política.

Es muy fácil emocionarse sobre temas que nos apasionan, y dejamos que nuestro ego se interponga en el camino de la escucha de verdad la perspectiva de la otra persona.

Y en este loco clima político en el que estamos ahora, desafortunadamente, vemos un resultado extremo de esas acaloradas conversaciones políticas, hasta el punto en el que la gente está dispuesta a alejarse de sus relaciones.

De hecho, Rasmussen publicó una encuesta a principios de este año que dijo que el 40 % de la gente informó que las elecciones de 2016 afectaron negativamente a una relación personal, y el Journal of Cognitive Neuroscience dice que las personas tienden a sentir sus creencias en lugar de razonarlas y que cuando la razón y la emoción chocan, es la emoción la que invariablemente gana.

Así que no es de extrañar que sea difícil hablar de estos temas.

LA: Y somos solo dos amigas normales que piensan muy diferente sobre política y el papel que el gobierno debe desempeñar en nuestras vidas.

Y sé que a todos nos enseñaron a no hablar de política porque no es educado, pero tenemos que ser capaces de hablar de política, porque es importante para nosotras y es parte de lo que somos.

CQ: Hemos decidido evitar el debate político y en su lugar dialogamos para mantener lo que llamamos cariñosamente nuestra amistad bipartidista.


(Risas)
LA: Y estas elecciones y toda la locura que ha seguido nos ha dado varias oportunidades para practicar esta habilidad.


(Risas)
Comencemos con enero y la Marcha de las Mujeres.

Entre tanto podrán probablemente adivinar quién de nosotras participó.


(Risas)
CQ: Oh, la Marcha de la Mujer.

Estuve enfadada y molesta todo ese día debido a dos cosas.

Número uno, el nombre «Marcha de la Mujer».

Como mujer conservadora, la plataforma de la marcha de las cuestiones no me representan, y eso está bien, pero al oír cómo se presentó esta demostración como de hermandad y solidaridad para todas las mujeres no se atenía a la verdad para mí.

Otro tema fue el momento del evento, el hecho de que fue el día después de la inauguración presidencial.

Parecía que no dábamos crédito a la nueva administración para hacer cualquier cosa, buena o mala, antes de que la gente sintiera la necesidad de manifestarse en contra.

LA: En circunstancias normales estaría de acuerdo con Caitlin.

Creo que una administración merece el beneficio de la duda.

Pero en este caso yo me manifestaba para mostrar mi preocupación porque un hombre con un historial tan reprobable con mujeres y otros grupos había sido electo como presidente.

Tenía que ser parte de la voz colectiva que quería enviar un mensaje claro al nuevo presidente de que no aceptábamos ni perdonábamos su comportamiento o retórica durante las elecciones.

CQ: Así que ya empiezo a sentirme un poco exasperada y luego veo esto en Facebook de Lauran en mi feed de redes sociales.


(Risas)
Ver a los hijos de Lauran en la marcha sosteniendo pancartas llevó esto a un nuevo nivel para mí y no de una buena manera, porque conozco a estos muchachos, me encantan estos chicos, y no me pareció que fueran lo suficientemente mayores como para entender lo que significaba la marcha.

No entendía por qué Lauran decidió participar de esa manera, y supuse que no fue una opción que los chicos decidieron solos.

Pero también conozco a Lauran.

Eres una madre increíble que nunca manipularías a tus hijos de manera alguna, así que tuve que parar y analizarme.

Tuve que tomar una decisión.

Podía tomar la salida fácil y elegir no decirle nada a ella, y, en vez de eso, estar a punto de estallar en mi frustración, o podía pedirle que aprendiera más sobre sus motivaciones.

LA: Y compartí con Caitlin que habíamos empezado a hablar de la Marcha semanas antes de que participáramos.

Y mis hijos tenían curiosidad por saber por qué se estaba organizando el evento, y esto implicó conversaciones familiares muy interesantes.

Hablamos de cómo en este país tenemos el derecho y el privilegio de manifestarnos contra algo con lo que no estamos de acuerdo, y mi marido compartió con ellos por qué pensaba que era tan importante que los hombres se unieran a la Marcha de Mujeres.

Pero la razón más importante para ir a la marcha como familia es que era una manera de honrar el legado de mis padres.

Pasaron su vida trabajando para defender los derechos de nuestros ciudadanos más vulnerables, y ellos nos inculcaron estos valores a mi hermano y a mí, y queremos hacer lo mismo con nuestros hijos.

CQ: Tras hablar con Lauran, realmente entendí no solo por qué sentía que era tan importante marchar, sino por qué tenía a sus hijos con ella.

Y francamente, mis suposiciones estaban equivocadas.

Fueron los chicos los que querían marchar tras haber hablado del tema en familia.

Pero lo más importante de este ejemplo es pensar en la alternativa.

Si Lauran y yo no hubiéramos hablado de eso, me habría enfadado con ella, y podría haber implicado una corriente subyacente de falta de respeto en nuestra amistad.

Pero plantearle esto a Lauran permitió que dialogáramos para llegar a un lugar de verdadera comprensión.

Ahora, para ser claros, nuestra conversación no cambió mi opinión sobre cómo me sentía por la marcha, pero sí cambió mi opinión sobre por qué ella llevó a sus hijos con ella.

Y para ambas ese diálogo nos permitió entender la perspectiva de cada una sobre la Marcha de la Mujer aunque no estuviéramos de acuerdo.

LA: El segundo tema que desafió nuestra capacidad de entablar un diálogo era mi necesidad de entender cómo Caitlin podía votar a Trump.


(Risas)
Caitlin es una mujer profesional exitosa profundamente cuidadosa y compasiva, y la Caitlin que conozco nunca disculparía a ningún hombre que hablara de las mujeres como lo hizo Trump durante la campaña.

Me fue difícil reconciliar ambas cosas en mi mente.

¿Cómo pudiste pasar por alto las cosas que se dijeron?

CQ: Adivino que no soy la única aquí que pensó que no tuvimos las mejores opciones para las elecciones presidenciales del año pasado.


(Risas)
El candidato republicano al que apoyé no salió de las primarias, así que cuando llegó la hora de votar, tuve que tomar una decisión.

Y tienes razón, algunas cosas terribles salieron durante la campaña Trump, tanto que casi decidí abstenerme en lugar de votar en las presidenciales, algo que ni siquiera había considerado hacer antes.

Pero al final, voté por Donald Trump, y para mí fue realmente un voto por el partido más que por la persona, sobre todo al saber lo importante que es la elección presidencial para influir en nuestro poder judicial.

Pero compartí a Lauran que fue una decisión con la que realmente luché, y que no tomé a la ligera.

LA: Y tras nuestra conversación, me sorprendieron algunas cosas.

Primero, había sido víctima de mi propio sesgo de confirmación.

Debido a mis fuertes sentimientos sobre Trump, yo había otorgado a todos los votantes de Trump los mismos atributos, y sin perdonar a ninguno.


(Risas)
Pero conociendo a Caitlin, comencé a hacer preguntas.

¿Qué les preocupaba realmente a los votantes de Trump?

Bajo el lenguaje divisivo,

¿qué estaba pasando realmente?

¿Qué podríamos aprender de nosotros y de nuestro país de este evento improbable?

También entendí que compartimos una profunda decepción sobre estas elecciones, y que tenemos una creciente preocupación por nuestro sistema político bipartidista.

Pero lo más importante de esta conversación es que tuvo lugar.

Sin un diálogo abierto y honesto entre ambas, estas elecciones habrían sido como un «elefante» en un bazar por los próximos cuatro años…

un elefante republicano.


(Risas)
CQ: Así que, miren…


(Aplausos)
Por lo tanto, sabemos que se precisa trabajo para superar las difíciles, y frustrantes y a veces emocionales discusiones sobre temas como la Marcha de la Mujer o por qué tu amiga puede haber votado por un candidato para uno insoportable.

Pero debemos tener estas conversaciones.

Nuestra capacidad para superar el debate político en un verdadero diálogo es una habilidad crítica en la que todos debemos centrarnos en el momento, especialmente con personas que nos importan más.

LA: Y no es justo como adultos que bloqueemos esta actitud.

Es fundamental que lo hagamos para nuestros hijos también.

Mis hijos fueron saturados con esta elección.

Escuchábamos las noticias en la mañana, y teníamos conversaciones con sus amigos en la escuela.

Me preocupaba que captaran tanta desinformación polarizadora, y sentían realmente temor ante una presidencia de Trump.

Un día, después de las elecciones, mientras llevaba a mis hijos a la escuela, y mi hijo menor, completamente de la nada, dijo: «Mamá, no conocemos a nadie que votara por Trump,

¿verdad?

»
(Risas)
Y me detuve y respiré hondo.

«Sí».


(Risas)
«Los Quattromanis».

Y su respuesta fue genial.

Con una mirada confundida en su cara dijo: «Pero los amamos».


(Risas)
Y yo respondí: «Sí, lo amamos».


(Risas)
Y entonces dijo: «

¿Por qué votaron por él?

» Y recuerdo detenerme y pensar que era realmente importante cómo respondía esta pregunta.

De alguna manera, debía honrar nuestros propios valores familiares y mostrar respeto por nuestros amigos.

Así que finalmente dije: «Creen que esa es la dirección correcta para este país».

Y antes de decir la frase completa, se había ido ya al partido de fútbol que iba a jugar en el recreo.

CQ: Así es la vida con los niños.


(Risas)
Así que Lauran y yo hemos descubierto a través de nuestra amistad bipartidista la posibilidad existente en el diálogo.

Hemos elegido ser genuinamente curiosas acerca de las ideas y perspectivas de cada una y estamos dispuestas a escucharnos incluso si no estamos de acuerdo.

Y dejando a un lado nuestro ego y nuestras ideas preconcebidas, nos hemos abierto al aprendizaje ilimitado.

Y quizás lo más importante para nuestra relación, nos hemos comprometido mutuamente a que nuestra amistad es mucho más importante que si alguna de nosotras tiene razón o gana una conversación sobre política.

Así que hoy, les pedimos que entablen una conversación.

Hablen con alguien que no sea de su partido político que pueda desafiar su pensamiento.

Hagan un esfuerzo por compartir con alguien con quienes normalmente evitarían una conversación política.

Pero recuerden, el objetivo no es ganar, el objetivo es escuchar y entender y estar abierto a aprender algo nuevo.

LA: Así que volvamos a la noche de las elecciones.

Conforme cerraba el recuento y quedaba claro que Trump iba a ser nuestro nuevo presidente, estaba devastada.

Estaba triste, estaba confundida, y voy a ser honesta, estaba enojada.

Y luego, justo antes de la medianoche, recibí este mensaje de texto de Caitlin.

[Sé que es una noche difícil para Uds.

Pensando en Uds.

Les amamos.] Y donde no podría haber sido tan fácil semanas o meses de torpeza y de hostilidad tácita, llegó esto, una ofrenda de empatía arraigada en la amistad.

Y yo sabía, en ese momento, que lo superaríamos.

CQ: Así que debemos encontrar una manera de entablar conversaciones significativas que nos hagan avanzar como nación, y ya no podemos esperar a que nuestros funcionarios electos eleven nuestro discurso nacional.

LA: Los desafíos a afrontar van a requerir que todos participemos de una manera más profunda y significativa …

y esto comienza con cada uno de nosotros construyendo conexión a través del diálogo en nuestras relaciones, en nuestras comunidades y como país.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/caitlin_quattromani_and_lauran_arledge_how_our_friendship_survives_our_opposing_politics/

 

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