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Cómo podría ser un mundo sin conductores – Charla TED@UPS

Charla «Cómo podría ser un mundo sin conductores» de TED@UPS en español.

¿Qué pasaría si el tráfico fluyera por nuestras calles tan fácilmente como la sangre fluye por nuestras venas? El geek de transportes Wanis Kabbaj cree que podemos encontrar inspiración en la genialidad de nuestra biología para diseñar los sistemas de tránsito del futuro. En esta charla con visión de futuro, anticipa conceptos fascinantes como buses modulares y separables, taxis voladores y una red de vainas magnéticas suspendidas que podrían ayudar a hacer realidad el sueño de un dinámico mundo sin conductores.

  • Autor/a de la charla: Wanis Kabbaj
  • Fecha de grabación: 2016-09-15
  • Fecha de publicación: 2016-10-24
  • Duración de «Cómo podría ser un mundo sin conductores»: 691 segundos

 

Traducción de «Cómo podría ser un mundo sin conductores» en español.

Algunas personas están obsesionadas con los vinos franceses.

A otras les encanta el golf o devorar literatura.

Uno de mis mayores placeres es, debo confesar, un poco especial.

No podría describir cuánto disfruto mirar las ciudades desde el cielo desde la ventana de un avión.

Algunas ciudades son tranquilamente industriosas, como Dusseldorf o Louisville.

Otras proyectan una energía que casi no pueden contener, como Nueva York o Hong Kong.

Y luego tenemos París o Estambul, y su pátina cargada de historia.

Yo veo las ciudades como seres vivos.

Y cuando las descubro desde lo alto, me gusta encontrar esas calles principales y carreteras que las estructuran.

Especialmente por la noche, cuando los viajeros ponen estas arterias dramáticamente rojas y doradas: el sistema vascular de la ciudad desempeñando su función vital ante tus ojos.

Pero cuando voy en mi carro tras una hora y media de trayecto diario la realidad parece muy diferente.


(Risas)
Nada, ninguna radio pública, ningún podcast…


(Risas)
Ni siquiera la meditación hace que este tiempo merezca la pena.


(Risas)

¿No es absurdo que creáramos carros capaces de andar a 210 kilómetros por hora y ahora los conducimos como si fueran carruajes del siglo 19?


(Risas)
Solamente en Estados Unidos gastamos 29,6 mil millones de horas desplazándonos en 2014.

Con esa cantidad de tiempo los egipcios podían haber construido 26 Pirámides de Giza.


(Risas)
Nosotros en un año.

Una pérdida monumental de tiempo, energía y potencial humano.

Durante décadas, nuestro remedio para los atascos era simple: construir nuevas carreteras o ampliar las existentes.

Y funcionó.

Funcionó admirablemente en París, cuando la ciudad derribó cientos de edificios históricos para crear 130 kilómetros de bulevares adecuados para el transporte.

Y todavía funciona hoy en ciudades emergentes de rápido crecimiento.

Pero en centros urbanos más establecidos, las expansiones de redes significativas son casi imposibles: el hábitat es demasiado denso, la propiedad demasiado cara y la hacienda pública demasiado frágil.

El sistema vascular de nuestra ciudad se está obstruyendo y enfermando y deberíamos prestar atención.

Nuestra actual forma de pensar no está funcionando.

Para que nuestro transporte fluya, necesitamos una nueva fuente de inspiración.

Después de 16 años trabajando en transporte mi comprensión se dio hablando con un cliente de biotecnología.

Me contaba cómo su tratamiento aprovechaba propiedades específicas de nuestro sistema vascular.

«Vaya» pensé, «nuestro sistema vascular- todas las venas y arterias de nuestro cuerpo haciendo milagros en logística cada día».

En ese momento me di cuenta de que la biología había estado en el negocio del transporte durante miles de millares de años.

Ha analizado incontables soluciones para mover nutrientes, gases y proteínas.

Es el laboratorio de transporte más sofisticado del mundo.

¿Y si la solución a nuestros problemas de transporte estuviera en nosotros?

Yo quería saber:

¿Por qué la sangre fluye por nuestras venas toda la vida, y nuestras ciudades se obstruyen diariamente?

Y la realidad es que se trata de dos redes muy diferentes.

No sé si se dan cuenta, pero todos tenemos 60 mil millas de vasos sanguíneos en nuestro cuerpo 60 mil millas.

Eso es dos veces y media la circunferencia de la tierra, dentro de ti.

Lo que significa que los vasos sanguíneos están por todas partes no solamente bajo la superficie de nuestra piel.

Pero si miran nuestras ciudades, tenemos sistemas de metro, túneles y puentes, y algunos helicópteros en el cielo.

Pero la gran mayoría del tráfico está en la tierra, en la superficie.

En otras palabras, nuestro sistema vascular usa las tres dimensiones en nuestro interior, nuestro transporte urbano es bidimensional.

Lo que necesitamos es abarcarlo verticalmente.

Si nuestras vías están saturadas, elevemos nuestro tráfico.

Este concepto chino de un autobús que puede atravesar los atascos- abrió los ojos a nuevas formas de percibir el espacio y el movimiento en nuestras ciudades.

Y podemos llegar más alto, y suspender el transporte como hicimos con la red eléctrica.

Tel Aviv y Abu Dhabi quieren probar estas redes futuristas de vainas magnéticas suspendidas.

Y podemos seguir escalando, y volar.

El hecho de que una compañía como Airbus esté trabajando seriamente en taxis urbanos voladores nos dice algo.

Los coches voladores están pasando del déjà vu de la ciencia ficción a ser territorio atractivo para los negocios.

Y eso es un momento emocionante.

Construir esta red de transporte en 3D es una de las formas de mitigar los atascos.

Pero no es la única.

Tenemos que considerar otras opciones fundamentales, como los vehículos que usamos.

Imaginen una escena familiar: Han estado conduciendo 42 minutos.

Los dos niños en la parte de atrás se empiezan a inquietar.

Y llegas tarde.

Ves ese coche lento en frente?

Siempre está cuando llegas tarde,

¿verdad?


(Risas)
Ese conductor está buscando aparcamiento.

No hay ninguno cerca, pero

¿cómo lo va a saber?

Se estima que el 30% del tráfico urbano lo generan conductores en busca de aparcamiento.

¿Ves los 100 coches a tu alrededor?

85 solo llevan un pasajero.

Todos esos 85 conductores cabrían en un autobús londinense.

La pregunta es:

¿Por qué malgastan tanto espacio si es lo que más necesitamos?

¿Por qué nos hacemos esto?

La biología nunca lo haría.

El espacio en nuestras arterias se usa al completo.

En cada latido, una presión de la sangre más alta compacta millones de glóbulos rojos en trenes masivos de oxígeno que fluyen rápido por todo nuestro cuerpo.

Y el pequeño espacio dentro de nuestros glóbulos rojos no se desperdicia tampoco.

En condiciones saludables se utiliza más del 95% de la capacidad de oxígeno.

¿Imaginas si los vehículos que utilizamos en nuestras ciudades estuvieran llenos un 95% todo el espacio adicional que tendrías para caminar, ir en bici y disfrutar de la ciudad?

La razón por la que la sangre es increíblemente eficiente es que nuestros glóbulos rojos no se dedican a órganos o tejidos específicos sino tendríamos atascos en nuestras venas.

No, se comparten.

Se comparten con todas las células de nuestro cuerpo.

Y ya que nuestra red es tan extensa, cada una de las 37 billones de células tiene su propio suministro de oxígeno precisamente cuando lo necesita.

La sangre es una forma de transporte tanto colectiva como individual.

Pero para nuestras ciudades, hemos estado atascados.

Hemos estado atascados en un debate sin fin de crear una sociedad centrada en el carro o amplios sistemas de transporte público.

Pienso que debemos trascenderlo.

Pienso que podemos crear vehículos que combinan la conveniencia de los carros y las eficiencias de los trenes y buses.

Imagínense.

Estás sentado confortable en un tren urbano rápido y fluido, junto con 1.200 pasajeros.

El problema con trenes urbanos es que a veces uno tiene que parar cinco, diez, quince veces antes de su destino final.

¿Y si en ese tren uno no tuviera que parar?

En ese tren, los vagones pueden separarse dinámicamente mientras uno se mueve.

y se convierten en buses exprés sin conductores que se mueven en una red secundaria de carreteras.

Y luego sin una única parada, o tampoco un largo traslado, ahora está uno en un bus hacia su barrio.

Y cuando se acerca, la sección donde uno está se separa y lo conduce automáticamente hasta su puerta.

Es colectivo y individual al mismo tiempo.

Ese podría ser uno de los vehículos compartidos y sin conductores del mañana.

Ahora …

Por si caminar en una ciudad zumbando con drones, taxis voladores, buses modulares y vainas magnéticas suspendidas no fuera lo suficiente exótico, pienso que hay una otra fuerza en acción que pondrá el tráfico urbano hipnótico.

Si pensamos en ello, la generación actual de carros sin conductores sólo trata de ganarse su espacio en una rejilla de tráfico hecha por y para los humanos.

Están tratando de aprender las reglas de tráfico, que son relativamente simples, y lidiando con la imprevisibilidad humana, lo que es más desafiador.

¿Pero qué pasaría cuándo ciudades enteras estén sin conductores?

¿Habría necesidad de semáforos?

¿Habría necesidad de carriles?

¿Y límites de velocidad?

Los glóbulos rojos no fluyen en carriles.

Nunca paran en semáforos en rojo.

En las primeras ciudades sin conductores, no habría semáforos o carriles.

Y cuando todos los carros fueran autónomos y conectados, todo es previsible y el tiempo de reacción es mínimo.

Pueden moverse mucho más rápido y tomar cualquier acción racional que pueda acelerarlo o los carros alrededor.

Y en lugar de estrictas reglas de tráfico, el flujo sería reglado por un conjunto de algoritmos dinámicos y en constante mejoramiento.

El resultado: un tráfico raro que mezcla el rigor rápido y suave de las autopistas alemanas y la vitalidad creativa de los cruzamientos de Mumbai.


(Risas)
El tráfico sería funcionalmente exuberante.

Será líquido como nuestra sangre.

Y por una paradoja peculiar, cuánto más robotizada fuere la rejilla de tráfico más orgánico y vivo será su movimiento.

Entonces sí, la biología tiene todos los atributos de una genialidad de transporte hoy.

Pero ese proceso ha tomado miles de millares de años, y pasó por todo tipo de iteración y mutación.

No podemos esperar miles de millares de años para evolucionar nuestro sistema de transportes.

Tenemos ahora los sueños, los conceptos y la tecnología para criar redes de transporte en 3D, inventar nuevos vehículos y cambiar el flujo en nuestras ciudades.

Hagámoslo.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/wanis_kabbaj_what_a_driverless_world_could_look_like/

 

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