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Cómo practicar sexting seguro – Charla TEDxMileHigh

Charla «Cómo practicar sexting seguro» de TEDxMileHigh en español.

En el sexting, como en cualquier cosa que es divertida, se corren riesgos; sin embargo, una violación grave de la privacidad no debe ser uno de ellos. Amy Adele Hasinoff analiza las respuestas problemáticas al sexting en los medios de comunicación, el derecho y la educación, ofreciendo soluciones prácticas para que los individuos y empresas de tecnología puedan proteger archivos digitales sensibles y potencialmente escandalosos.

  • Autor/a de la charla: Amy Adele Hasinoff
  • Fecha de grabación: 2016-06-25
  • Fecha de publicación: 2017-02-14
  • Duración de «Cómo practicar sexting seguro»: 865 segundos

 

Traducción de «Cómo practicar sexting seguro» en español.

La gente ha utilizado los medios para hablar sobre sexo durante mucho tiempo.

Cartas de amor, sexo telefónico, Polaroids picantes.

Incluso hay una historia de una niña que se fugó con un hombre que conoció por el telégrafo en 1886.

Hoy tenemos el sexting, y soy experta en sexting.

No soy practicante de sexting, pero sí sé lo que esto significa.

Creo que Uds.

también.

[Es un pene]
(Risas)
Vengo estudiando el sexting desde que acaparó la atención de los medios en 2008.

Escribí un libro sobre el pánico moral sobre el sexting.

Y esto es lo que encontré: la mayoría de las personas se preocupan por lo que no debería.

Están tratando de evitar que el sexting suceda en su totalidad.

Pero déjenme preguntar esto: Puesto que es completamente consensual,

¿cuál es el problema con el sexting?

La gente hace todo tipo de cosas que a Uds.

probablemente no les gusta, como el queso azul o el cilantro.


(Risas)
El sexting es de verdad arriesgado, como todo lo que es divertido, pero, siempre y cuando uno no envíe una imagen a alguien que no desea recibirla, no hay ningún prejuicio.

Lo que creo es un problema grave es cuando las personas comparten imágenes privadas de los demás sin permiso.

Y en lugar de preocuparnos por el sexting, lo que creo que hay que hacer es pensar mucho más sobre la privacidad digital.

La clave es el consentimiento.

En este momento la mayoría de la gente está pensando en el sexting sin pensar en el consentimiento en absoluto.

¿Sabían que actualmente criminalizamos el sexting adolescente?

Puede ser un crimen, porque se considera como la pornografía infantil, si hay una imagen de una persona menor de 18 años, y ni siquiera importa si se autoretrataron y compartieron de buena gana.

Así nos encontramos con esta situación jurídica extraña donde dos de 17 años pueden tener legalmente relaciones sexuales en la mayoría de estados de EE.UU., pero no pueden fotografiar.

Unos estados han intentado aprobar leyes de juzgamiento de faltas para el sexting pero estas leyes perpetúan el mismo problema debido a que todavía tipifican el sexting consensual como ilegal.

No tiene sentido prohibir todo el sexting, para hacer frente a las violaciones de privacidad.

Esto es como decir, resolvamos el tema de las violaciones ilegalizando completamente las citas.

La mayoría de adolescentes no son detenidos por sexting, pero

¿advinen quién sí?

A menudo los adolescentes que son rechazados por los padres de su pareja.

Y esto puede deberse al sesgo de clase, de racismo o de homofobia.

La mayoría de los fiscales son lo suficientemente inteligentes para no levantar cargos de pornografía infantil contra adolescentes, pero algunos sí lo hacen.

Según los investigadores de la Universidad de New Hampshire el 7 % de las detenciones por posesión de pornografía infantil son de adolescentes, por sexting consensuado con otros adolescentes.

La pornografía infantil es un delito grave, pero no es lo mismo que el sexting adolescente.

Los padres y los educadores también están respondiendo al sexting sin pensar realmente demasiado sobre el consentimiento.

Su mensaje a los adolescentes a menudo es: «simplemente no lo hagas».

Y lo entiendo perfectamente, hay serios riesgos legales y, por supuesto, hay un potencial de violación de privacidad.

Y cuando eran Uds.

adolescentes, seguro de que hicieron exactamente lo que les decían

¿verdad?

Probablemente esté pensando, mi hijo nunca hace sexting.

Y eso es cierto, su pequeño ángel no puede hacer sexting porque sólo el 33 % entre 16 y 17 años hacen sexting.

Pero, lo siento, para cuando son mayores, es muy probable ya hagan sexting.

Todos los estudios sitúan la tasa por encima del 50 % para los de 18 a 24 años.

Y la mayoría de las veces, nada va mal.

La gente me pregunta todo el tiempo, pero

¿el sexting no es muy peligroso?

Es como dejar la billetera en un banco del parque y esperas que te la roben, si lo haces,

¿verdad?

Así es como yo pienso al respecto: sexting es como dejar la billetera en casa del novio.

Si se llega al día siguiente y todo el dinero ya no está, qué más se necesita para deshacerse de ese tipo.


(Risas)
Así que en lugar de criminalizar el sexting para intentar evitar estas violaciones de privacidad, tenemos que centrarnos en el consentimiento en cómo pensamos sobre la circulación de nuestra información privada.

Cada nueva tecnología de los medios plantea problemas de privacidad.

De hecho, en los EE.UU.

los primeros grandes debates sobre la privacidad fueron en respuesta a las tecnologías que eran relativamente nuevas en el momento.

A finales de 1800, la gente estaba preocupada por las cámaras, las que de repente eran más portátiles que nunca, y por las columnas de chismes periódico.

Estaban preocupados de que la cámara pudiera capturar información sobre ellos, la sacaran de contexto y la diseminaran ampliamente.

¿Le suena familiar?

Es exactamente nuestra actual preocupación con los medios sociales, las cámaras drones y, por supuesto, el sexting.

Y estos temores acerca de la tecnología, tienen sentido porque las tecnologías pueden amplificar y llevar a cabo nuestras peores cualidades y comportamientos.

Pero hay soluciones.

Y hemos estado aquí antes, con una nueva tecnología peligrosa.

En 1908, Ford introdujo el automóvil modelo T.

las tasas de mortalidad de tráfico estaban aumentando.

Fue un grave problema, se ve tan seguro,

¿verdad?

La primera reacción fue tratar de cambiar el comportamiento del conductor, así desarrollamos límites de velocidad haciéndolos efectivos a través de multas.

Sin embargo, durante las décadas siguientes, empezamos a entender que la tecnología del automóvil en sí no es neutra.

Podríamos diseñar el auto para hacerlo más seguro.

Así, en la década de 1920, logramos el parabrisas resistente a los golpes.

En la década de 1950, los cinturones de seguridad.

Y en la década de 1990, los airbags.

Los tres de estas áreas: las leyes, los individuos y la industria se reunieron con el tiempo para ayudar a resolver el problema que causa una nueva tecnología.

Y podemos hacer lo mismo con la privacidad digital.

Por supuesto, se trata de volver a dar su consentimiento.

Aquí está la idea.

Antes de que nadie pueda distribuir su información privada, se debería obtener permiso.

La idea de consentimiento proviene de los activistas contra la violación que nos dicen que debemos tener el consentimiento para cada acto sexual.

Y tenemos estándares muy altos para el consentimiento en muchas otras áreas.

Piensen en la cirugía.

Su médico tiene que asegurarse de que Ud.

da con conocimiento de causa su consentimiento a la intervención médica.

No es el tipo de consentimiento como con un iTunes y las condiciones del servicio donde uno desplaza a la parte inferior y hace clic en «Acepto», «De acuerdo» o lo que sea.


(Risas)
Si pensamos más en el consentimiento, podemos tener mejores leyes de privacidad.

Ahora mismo, no tenemos muchas protecciones.

Si su exmarido o exesposa es una persona terrible, pueden tomar sus fotos de desnudos y subirlas a un sitio de pornografía.

Puede ser muy difícil lograr eliminar esas imágenes.

Y en muchos estados, en realidad es mejor, si uno se autoretrata, porque entonces se puede presentar una reclamación de copyright.


(Risas)
En este momento, si alguien viola su privacidad, ya sea un individuo o una empresa o la NSA, se puede intentar presentar una demanda, aunque es probable que no tenga éxito, porque muchos tribunales asumen que la privacidad digital es imposible.

Por eso no están dispuestos a castigar a toda persona que la viola.

Todavía escucho a la gente que me pregunta todo el tiempo, No está una imagen digital en una línea difusa entre lo público y privado porque es digital,

¿verdad?

¡No! ¡No! Todo lo digital no es público de forma automática.

Eso no tiene ningún sentido.

Como la jurista de NYU Helen Nissenbaum nos dice, tenemos leyes, políticas y normas que protegen todo tipo de información que es privada, y que no hace diferencia, si es digital o no.

Todos sus registros de salud están digitalizadas, pero su médico no puede simplemente compartirlo con nadie.

Toda su información financiera se mantiene en bases de datos digitales, pero su compañía de tarjeta de crédito, no puede diseminar su historial de compras en línea.

Mejores leyes podrían ayudar a abordar las violaciones de privacidad, después de suceder.

pero una de las cosas más fáciles que podemos hacer todos es hacer cambios personales para ayudar a proteger la privacidad de los demás.

Siempre nos dicen que la privacidad es nuestra propia, única, responsabilidad individual.

Se nos dice constantemente que controlemos y actualicemos los datos de privacidad.

Se nos dice, no comparta nunca nada que no quisiera que viera todo el mundo.

Esto no tiene sentido.

Los medios digitales son entornos sociales y compartimos cosas con personas en las que confiamos todos los días.

Como la investigadora de Princeton Janet Vertesi argumenta, nuestros datos y nuestra privacidad, no son solo personales, en realidad son interpersonales.

Y así, una cosa que pueden hacer que es realmente fácil es empezar a pedir permiso antes de compartir la información de otra persona.

Si desean publicar una foto de alguien en línea, pidan permiso.

Si desean reenviar un hilo de correo electrónico, soliciten permiso.

Y si quieren compartir un selfie desnudo de alguien, obviamente, hay que pedir permiso.

Cambios individuales pueden realmente ayudar a proteger la privacidad de los demás, pero necesitamos empresas de tecnología a bordo también.

Estas empresas tienen pocos incentivos para proteger nuestra privacidad debido a que sus modelos de negocio, dependen de nosotros compartiendo todo con tantas personas, como sea posible.

En este momento, si yo les envío una foto, también pueden enviarla a cualquiera que desee.

Pero

¿y si tengo que decidir, si esa imagen es reenviable o no?

Esto les dictará, que Uds.

no tienen mi permiso para enviar esta imagen.

Hacemos este tipo de cosas todo el tiempo para proteger los derechos de autor.

Si uno compra un libro electrónico, no se puede enviar a tantas personas como desee.

¿Por qué no se hace esto con los teléfonos móviles?

Podemos exigir que las empresas de tecnología añadan estas protecciones a nuestros dispositivos y plataformas como el valor predeterminado.

Después de todo, se puede elegir el color del auto, pero los airbags son siempre estándar.

Si no pensamos sobre la privacidad y el consentimiento digital, las consecuencias pueden ser graves.

Hubo un adolescente de Ohio, llamémosla Jennifer, por el bien de su privacidad.

Ella compartió fotos de sí misma desnuda con su novio de la escuela secundaria, pensando que podía confiar en él.

Desafortunadamente, él la traicionó y envió sus fotos a toda la escuela.

Jennifer estaba avergonzada y humillada, pero en lugar de tener compasión, sus compañeros la acosaban.

La llamaron perra y puta y le hicieron la vida imposible.

Jennifer comenzó a faltar a la escuela y sus calificaciones bajaron.

Al final Jennifer decidió poner fin a su propia vida.

Jennifer no hizo nada malo.

Todo lo que hizo fue compartir una foto desnuda con alguien en quien pensó que podía confiar.

Y, sin embargo, nuestras leyes le dicen que ella ha cometido un crimen horrible equivalente a la pornografía infantil.

Nuestras normas de género le dicen que al producir esta imagen desnuda de sí misma, de alguna manera, hizo la cosa más horrible y vergonzosa.

Y cuando asumimos que la privacidad es imposible en los medios digitales, condonamos y excusamos completamente el mal comportamiento de su novio.

La gente sigue diciendo a las víctimas de violaciones de privacidad, «

¿En qué estabas pensando?

Nunca deberías haber enviado esa imagen».

Si en vez de eso, Uds.

están intentando saber qué decir, prueben con esto.

Imagínense que te encuentras con tu amigo que se rompió la pierna esquiando.

Se arriesgaron a hacer algo divertido y no terminó bien.

Pero probablemente no vas a ser el idiota que diga, «Bueno, creo que no debería haber ido a esquiar».

Si pensamos más en el consentimiento, podemos ver que las víctimas de violaciones de privacidad merecen nuestra compasión, y no el castigo, la vergüenza, el acoso o el reproche.

Podemos apoyar a las víctimas y podemos evitar algunas violaciones de privacidad si se hacen estos cambios legales, individuales y tecnológicos.

Porque el problema no es el sexting, sino el tema es la privacidad digital.

Y una solución es el consentimiento.

Así la próxima vez que una víctima de una violación de privacidad se acerca a ti, en lugar de culparla, hagamos esto en su lugar: vamos a cambiar nuestras ideas sobre la privacidad digital, y vamos a responder con compasión.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/amy_adele_hasinoff_how_to_practice_safe_sexting/

 

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