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Charla «Cómo resolver situaciones de estrés racial» de TEDMED 2017 en español.
Si queremos aliviar las tensiones raciales que amenazan con desgarrar la estructura de la sociedad, deberemos desarrollar las habilidades para expresarnos abiertamente en situaciones de estrés racial. A través de la alfabetización racial, la capacidad de leer, reformular y resolver estas situaciones, el psicólogo Howard C. Stevenson ayuda a padres e hijos a reducir y controlar el estrés y el trauma. En esta charla inspiradora y pronunciada desde una maravillosa calma, Stevenson nos explica que decodificar la amenaza racial puede ayudar a los jóvenes a generar confianza y defenderse de manera productiva.
- Autor/a de la charla: Howard C. Stevenson
- Fecha de grabación: 2017-11-01
- Fecha de publicación: 2018-02-21
- Duración de «Cómo resolver situaciones de estrés racial»: 1054 segundos
Traducción de «Cómo resolver situaciones de estrés racial» en español.
Hay un proverbio africano que dice: «La historia del león nunca será conocida mientras sea el cazador quien la cuente».
Más que una conversación racial, necesitamos una alfabetización racial para decodificar la política de amenaza racial en EE.
UU.
La clave de esta alfabetización es una verdad olvidada: cada vez más entendemos que nuestras diferencias culturales representan el poder para sanar siglos de discriminación racial, deshumanización y enfermedad.
Mis padres eran afroamericanos.
Mi padre nació en el sur de Delaware; mi madre, en North Philadelphia, y estos dos lugares son tan diferentes el uno del otro como el este del oeste, como la ciudad de Nueva York lo es de Montgomery, Alabama.
La forma en que mi padre lidiaba con el conflicto racial era teniendo a mi hermano Bryan, a mi hermana Christy y a mí en la iglesia lo que parecía ser 24 horas al día, siete días a la semana.
(Risas)
Si alguien nos molestaba por el color de nuestra piel, él creía que debíamos orar por ellos, sabiendo que Dios al final los llevaría por el buen camino.
(Risas)
Se podría decir que su enfoque para afrontar lo racial fue espiritual, para más adelante, para algún día, como Martin Luther King.
La estrategia de mi madre era un tanto diferente.
Ella era, se podría decir, más relacional.
En este momento, como diciendo «Toma», ahora mismo.
Más como Malcolm X.
(Risas)
Se crió en barrios caracterizados por la violencia racial y la segregación, barrios de donde fue expulsada, y de donde ella, a su vez, expulsó a otros por medio de la violencia.
Cuando vino al sur de Delaware, creyó que estaba en otro país.
No entendía a nadie, particularmente a los pocos negros y morenos que eran físicamente deferentes y verbalmente respetuosos en presencia de los blancos.
No mi madre.
Cuando quería ir a algún lado, lo hacía.
No le importaba lo que pensaran.
Y enojaba a mucha gente con su estilo cultural.
Antes de entrar al supermercado, nos daba el discurso: «No pidan nada, no toquen nada.
¿Entienden lo que estoy diciendo?
No me importa si los otros niños andan trepando las paredes.
No son mis hijos.
¿Entienden lo que estoy diciendo?
» Y en coro las tres voces: «Sí, mamá.» Antes de entrar al supermercado, ese discurso era todo lo que necesitábamos.
¿Cuántos de Uds.
alguna vez recibieron ese discurso?
¿Cuántos de Uds.
dieron ese discurso?
(Risas)
¿Cuántos de Uds.
dan ese discurso hoy?
Mi madre no nos daba ese discurso porque le preocupaba el dinero o la reputación o nuestro mal comportamiento.
Nunca nos portábamos mal.
Estábamos demasiado asustados.
Estábamos en la iglesia las 24 horas, siete días a la semana.
(Risas)
El discurso que nos daba era para recordarnos que algunas personas en el mundo juzgaban nuestro mal comportamiento solo porque éramos negros.
No todos los padres deben preocuparse de que sus hijos sean mal juzgados debido al color de su piel, por el solo hecho de respirar.
Así que entramos al supermercado, y la gente nos miraba, nos observaba como si hubiéramos robado algo.
Un vendedor hacía o decía algo de vez en cuando porque les molestaba nuestro estilo cultural, y generalmente sucedía en la caja.
Y lo peor que podían hacer era tirar nuestra comida en la bolsa.
Y cuando eso sucedía, se calentaba el ambiente.
(Risas)
Mi madre comenzaba a decirles quiénes eran, quién era su familia, dónde iban a acabar, y lo rápido que lo iban hacer.
(Risas)
Si mi madre no te ha maldecido, no has vivido.
(Risas)
La persona estaba en el suelo, retorciéndose en estado de descomposición total, gimiendo en un charco de vergüenza racial.
(Risas)
Mis padres eran cristianos.
La diferencia es que mi padre oraba antes de un conflicto racial y mi madre oraba después.
(Risas)
Hay un tiempo para usar ambas estrategias, si se usan en el momento oportuno y de la manera correcta.
Pero nunca hay un momento — hay un tiempo para la conciliación, hay un tiempo para la confrontación pero nunca es momento para paralizarse como un ciervo ante los faros de un auto, ni tampoco para atacar a otros en un ataque de ira ciega e irreflexiva.
La lección es que, cuando de relaciones raciales se trata, a veces debemos aprender a orar, pensar, procesar, preparar.
Y otras veces, tenemos que saber cómo presionar, cómo hacer algo.
Y me temo que ninguna de estas dos habilidades — la preparación y la presión— prevalecen en nuestra sociedad hoy.
Investigaciones de la neurociencia dicen que cuando somos amenazados por cuestiones raciales, nuestros cerebros se bloquean, y deshumanizamos a las personas negras y morenas.
Nuestros cerebros imaginan que los niños y los adultos son mayores de lo que realmente son, más grandes de lo que realmente son y están más cerca de lo que realmente están.
Cuando estamos en nuestro peor momento, nos convencemos a nosotros mismos de que no merecen afecto o protección.
En Racial Empowerment Collaborative, sabemos que algunos de los momentos más aterradores son los enfrentamientos raciales, algunos de los momentos más aterradores que alguien pueda vivir.
Los enfrentamientos con la policía que ocasionaron la muerte injusta, en su mayoría, de estadounidenses nativos y de afroamericanos en este país, han durado unos dos minutos.
Durante 60 segundos, nuestro cerebro continúa bloqueado.
Y cuando no estamos preparados, reaccionamos exageradamente.
En el mejor de los casos, nos bloqueamos.
En el peor, disparamos primero y no hacemos preguntas.
Imaginen si pudiéramos reducir la intensidad de la amenaza dentro de esos 60 segundos y evitar que nuestro cerebro continúe bloqueado.
Imaginen cuántos niños llegarían a casa de la escuela, o de una tienda, sin haber sido expulsados o baleados.
Imaginen cuántas madres y cuántos padres no llorarían.
La socialización racial ayuda a jóvenes a negociar encuentros de 60 segundos, pero tomará más que una charla.
Se requiere de una alfabetización racial.
Pero
¿cómo tienen los padres que abordar estas conversaciones, y
¿qué es una alfabetización racial?
Gracias por preguntar.
(Risas)
Una alfabetización racial implica la capacidad de leer, reestructurar y reformular un encuentro de tensión racial.
La lectura implica reconocer cuándo ocurre un momento de conflicto racial y darnos cuenta de nuestra reacción al estrés.
La reformulación implica tomar conciencia, reducir mi interpretación desmesurada de ese momento y reducirlo a una experiencia de montañismo, que significa ir de una situación imposible a una que es mucho más factible y desafiante.
La resolución de un encuentro racialmente estresante involucra la capacidad de tomar una decisión positiva.
Esto no es una falta de reacción, simulando que no nos molestó, ni tampoco una reacción desmedida, donde exagero el momento.
Podemos enseñar a padres e hijos a leer, reformular y resolver utilizando esta estrategia de toma de conciencia: «Calcula, sitúa, comunica, respira y exhala «.
Síganme.
«Calcula» plantea: «
¿Qué sensación estoy teniendo ahora y qué tan intensa es en una escala de 1 a 10?
» «Sitúa» plantea: «
¿En qué parte de mi cuerpo lo siento?
» Y seamos específicos, como me dijo la alumna estadounidense nativa de quinto grado de Chicago: «Me enojo en el punto 9 porque soy la única nativa estadounidense.
Y lo siento en el estómago, como un grupo de mariposas que luchan entre sí, tanto que vuelan hasta mi garganta y me ahogan».
Cuanto más detallados sean, más fácil es reducir esa sensación.
«Comunica» plantea: «
¿Qué autodiscurso y qué imágenes vienen a mi mente?
» Y si realmente quieren ayuda, prueben con respirar y exhalar lentamente.
Con la ayuda de mis muchos colegas en Racial Empowerment Collaborative, utilizamos la técnica de reducción del estrés en el momento, en varios proyectos de investigación y terapia.
En un proyecto utilizamos el baloncesto para ayudar a los jóvenes a manejar sus emociones durante arrebatos de 60 segundos en la cancha.
En otro proyecto, con la ayuda de mis colegas Loretta y John Jemmott, aprovechamos el estilo cultural de las peluquerías afroamericanas, donde capacitamos a barberos negros para que sean educadores en salud en dos áreas: para reducir de forma segura el riesgo sexual en relaciones de pareja; y la otra, para detener la violencia por represalias.
Lo bueno es que los barberos usan su estilo cultural para educar en salud a hombres de 18 a 24 años mientras les cortan el pelo.
Otro proyecto consiste en enseñar a los maestros a leer, reformular y resolver momentos estresantes en el aula.
Y en el otro proyecto enseñamos a los padres y a sus hijos por separado a entender sus traumas raciales antes de reunirlos para resolver problemas de microagresiones diarias.
Las conversaciones de alfabetización racial con nuestros hijos pueden tener un efecto positivo, pero se necesita práctica.
Y sé que algunos de Uds.
están pensando: «
¿Práctica?
¿Práctica?
¿Estamos hablando de práctica?
» Sí, estamos hablando de práctica.
Tengo dos hijos.
El mayor, Bryan, tiene 26 años, y mi hijo menor, Julian, tiene 12.
Y no tenemos tiempo para hablar de cómo sucedió.
(Risas)
Pero cuando pienso en ellos, todavía son bebés para mí, y me preocupo todos los días de que el mundo los pueda juzgar mal.
En agosto de 2013, Julian, que entonces tenía ocho años, me ayudaba a doblar la ropa, que en sí mismo era algo tan raro que debería haberme imaginado que algo extraño sucedería.
En la televisión estaban los padres de Trayvon Martin, y estaban llorando debido a la absolución de George Zimmerman.
Y Julian estaba pegado a la TV.
Tenía mil preguntas y yo no estaba preparado.
Él quería saber por qué,
¿Por qué un hombre adulto acechó, atrapó y mató a un chico desarmado de 17 años?
Y no supe qué decir.
Lo mejor que pude decir fue «Julian, a veces en el mundo hay personas que menosprecian a las personas negras y morenas y no los tratan, y a los niños tampoco, como humanos».
La situación le causó tristeza.
(Voz en off) Julian Stevenson: Es triste.
«No nos importa.
Tú no eres de los nuestros».
Howard Stevenson: Sí.
JS: Es como decir, «Somos mejores que tú».
HS: Sí.
JS: «Y no hay nada que puedas hacer al respecto.
Y si me asustas o algo así, te dispararé porque te tengo miedo».
HS: Exactamente.
Pero si alguien te está acechando…
JS: No es lo mismo para todos los demás.
HS: No siempre es lo mismo, no.
Tienes que tener cuidado.
JS: Sí, porque la gente puede faltarte el respeto.
HS: Exactamente.
JS: Y piensas que eres, «No miras, no pareces …» Es como si pensaran: «No tienes buena pinta, así que tengo derecho a faltarte el respeto».
HS: Sí, y eso es lo que llamamos racismo.
Y a eso lo llamamos racismo, Julian; y sí, algunas personas pueden usar una chaqueta con capucha, y no les pasa nada.
Pero a ti y a Trayvon les podría pasar algo, y es por eso que papá quiere que estén a salvo.
(Voz en off) HS: Y por eso…
JS:Cuando dices «otras personas» quieres decir que si Trayvon fuera blanco, no le habrían faltado al respeto de esa forma?
HS: Sí, Julian, papá quiso decir «gente blanca» al decir «otras personas»,
¿de acuerdo?
De alguna manera, era muy incómodo al principio, pero una vez que comencé a obtener mi ritmo, empecé a hablar de estereotipos y cuestiones de discriminación, y justo cuando estaba en mi salsa, Julian me interrumpió.
(Voz en off) HS: …
eres peligroso o un delincuente porque eres negro, seas un niño o un joven.
Eso está mal, no importa quién lo haga.
JS: Papá, quiero que pares.
HS:
¿Qué?
JS: Recuerdas cuando estábamos…
HS: Entonces me interrumpe para contarme una historia de cuando estaba en la piscina con un amigo y fue agredido por dos hombres blancos por cuestiones raciales, lo que su madre corroboró.
Y me sentí feliz de poder hablar sobre eso; parecía como si lo estuviera entendiendo.
De la tristeza de los padres de Trayvon, pasamos a hablar de los padres de George Zimmerman, quienes, según leí en una revista, justificaban el ataque a Trayvon.
Y, para mí, la reacción de Julian no tuvo precio.
Me hizo sentir que él lo estaba entendiendo.
(Voz en off) JS:
¿Qué dijeron de él?
HS: Creo que básicamente estaban justificando el seguimiento y el acecho.
JS:
¿Qué -?
HS: Sí, creo que eso está mal.
JS: Espera.
¿Creen que tiene derecho a seguir a un chico negro, pelear con él y dispararle?
HS: Como Julian lo estaba entendiendo, empecé a perderlo.
Porque en mi imaginación, pensaba:
¿Qué pasa si mi Julian o Bryan hubiera sido Trayvon?
Calculé mi enojo en un 10.
Mi pierna derecha temblaba incontrolablemente como si estuviera corriendo.
Y en mi imaginación, podía ver a alguien persiguiendo a Julian, y yo persiguiéndolos a ellos.
Y lo único que podía salir de mi boca era que si alguien trata de molestar a mi hijo …
(Voz en off) HS: Si alguien trata de molestar a mi hijo …
mmm, mmm, mmm.
JS:
¿Qué pasaría?
HS: Bueno, mejor que corran.
JS:
¿Por qué?
HS: Iría a buscarlos.
JS:
¿Ves?
(Risa) HS: Iría a buscarlos.
JS:
¿De verdad?
HS: Oh, sí.
JS: Entonces te atraparán porque podrían tener armas.
HS: Bueno, llamaría a la policía también, como debe ser.
Pero siento que quiero atraparlos.
Pero no se debe; tienes razón, no se puede andar persiguiendo a la gente.
JS: Pueden estar armados.
HS: Sí, tienes razón.
Sí, tienes razón.
Siento que quiero perseguirlos.
JS: Además, podrían ser un ejército.
HS: Lo sé; me dan ganas de ir a buscar a los que se meten con mi hijo.
No me gusta eso.
JS: Mmm …
HS: Pero tienes razón.
Tienes que tener cuidado.
Tienes que tener cuidado.
Nunca se sabe lo que algunos locos pensarán de ti.
Solo piensa que eres hermoso, como lo cree papá, y también lo cree mamá, que eres hermoso, precioso e inteligente.
Y tú mereces estar en este planeta, tan feliz, bello e inteligente como desees.
Puedes hacer lo que quieras, mi amor.
HS: La socialización racial no es solo lo que los padres enseñan a sus hijos.
También es la forma en que los niños responden a lo que sus padres enseñan.
¿Mi hijo está preparado?
¿Pueden reconocer cuando aparece un elefante racial en una habitación?
¿Pueden reducir su interpretación desmesurada a una aventura de montañismo en la que puede participar y no huir?
¿Pueden tomar una decisión positiva y justa en 60 segundos?
¿Puedo hacerlo yo?
¿Pueden hacerlo Uds.?
Sí, podemos.
Podemos construir relaciones más sanas en temas raciales si aprendemos a calcular, situar, comunicarnos, respirar y exhalar en medio de nuestros momentos más terribles, cuando nos encontramos cara a cara con nuestros egoísmos.
Si los siglos de odio racial hierven en el cuerpo, la mente y el alma de todos nosotros, y si todo lo que afecta el cuerpo, la mente y el alma afecta nuestra salud, entonces podríamos usar el control de armas para nuestros corazones.
Solo quiero lo que todos los padres quieren para sus hijos cuando no estamos cerca: afecto y protección.
Cuando la policía y los maestros ven a mis hijos, quiero que ellos se imaginen los suyos, porque creo que si ven a nuestros hijos como propios, nadie les disparará.
Con la alfabetización racial y, claro está, con la práctica, podemos descifrar el trauma racial de nuestras historias, y sanaremos al contarlas.
Pero nunca debemos olvidar que nuestras diferencias culturales están llenas de afecto y protección, y recuerden siempre que nunca se sabrá la historia del león mientras sea el cazador quien la cuente.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/howard_c_stevenson_how_to_resolve_racially_stressful_situations/