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Cómo usamos a los perros para detectar la malaria – Charla TEDxLondon

Charla «Cómo usamos a los perros para detectar la malaria» de TEDxLondon en español.

¿Y si pudiéramos diagnosticar algunas de las enfermedades más mortales del mundo por medio del olor que emite nuestro cuerpo?
En una charla fascinante y una demostración en vivo, el biólogo James Logan presenta a Freya, una perra que puede olfatear la malaria, para mostrarnos cómo podemos aprovechar los poderes asombrosos del olor animal para detectar la composición química asociada con las infecciones, y cambiar el modo en que diagnosticamos las enfermedades.

  • Autor/a de la charla: James Logan
  • Fecha de grabación: 2019-05-18
  • Fecha de publicación: 2019-10-21
  • Duración de «Cómo usamos a los perros para detectar la malaria»: 1060 segundos

 

Traducción de «Cómo usamos a los perros para detectar la malaria» en español.

La malaria todavía es uno de los mayores asesinos del planeta.

Aunque hemos progresado mucho durante los últimos 20 años, la mitad de la población del planeta aún está en riesgo por esta enfermedad.

De hecho, cada dos minutos, un niño menor de dos años muere a causa de la malaria.

Sin duda, nuestro progreso se ha estancado.

Ahora bien, al luchar contra la malaria nos enfrentamos a muchos retos, pero uno de los problemas que tenemos es, en primer lugar, encontrar personas infectadas con la enfermedad.

Por ejemplo, si una persona tiene un cierto grado de inmunidad ante ella, puede ser infectado y pasarla pero sin desarrollar ningún síntoma, y eso puede ser un gran problema porque

¿cómo encontramos a esa gente?

Es como buscar una aguja en un pajar.

Los científicos han tratado de resolver este problema durante años, pero lo que quiero contarles hoy es que la solución de este problema puede haber estado bajo nuestras narices todo este tiempo.

Bien, ha sido un comienzo un poco pesado, con muchas estadísticas importantes, así que quiero que nos relajemos un poco, y eso me ayudará a relajarme a mí también.

Hagamos una inspiración profunda …

¡Ah! (Ríe) Y suspiramos …

¡Ah, por allí se van a volar! Bien, ahora quiero que lo repitan, pero esta vez solo por la nariz, y que perciban realmente el entorno que los rodea.

De hecho, quiero que huelan a la persona que está sentada a su lado.

Aunque no la conozcan, no me importa.

Inclínense, pongan la nariz bajo su axila, vamos, dejen de ser tan británicos, pongan la nariz en la axila, huelan profundamente, vean qué pueden oler.


(Risas)
Cada uno de nosotros puede haber tenido una experiencia sensorial muy diferente.

Algunos podemos haber olido algo bastante agradable, quizá el perfume de alguien.

Pero algunos podremos haber olido algo menos agradable, quizá el mal aliento o el olor corporal de alguien.

Quizá hayan olido su propio olor.


(Risas)
Probablemente, hay una buena razón por la que a algunos de nosotros no nos gustan ciertos olores corporales.

A lo largo de la historia, hubo muchos ejemplos de enfermedades que se asociaban con un olor.

Por ejemplo, parece que la fiebre tifoidea huele como pan integral horneado, y ese es un olor bastante agradable, pero se pone peor.

La tuberculosis huele a cerveza rancia, y la fiebre amarilla huele como una carnicería, como carne cruda.

De hecho, si observamos los tipos de palabras que se emplean para describir las enfermedades, solemos encontrar estas: «podrido», «fétido», «putrefacto» o «acre».

Así que no nos sorprende que el olor corporal tenga un poco de mala reputación.

Si les dijera: «Tienes olor», no lo tomarían exactamente como un cumplido,

¿no?

Pero sí que tienen olor.

Recién se han dado cuenta.

Tienen olor.

Es un hecho científico.

Ahora quisiera darlo vuelta.

¿Y si pudiéramos pensar sobre los olores de un modo positivo, darle un buen uso, para detectar las sustancias químicas que emite nuestro cuerpo cuando estamos enfermos, y usarlo para diagnosticar a las personas?

Necesitaríamos desarrollar buenos sensores que nos permitan hacerlo, pero resulta que los mejores sensores del mundo ya existen, y se llaman: animales.

Los animales están hechos para oler.

Viven su vida cotidiana según su olfato.

Perciben el entorno, lo cual les da información realmente importante en esencia, para mantenerse vivos.

Imaginen que son un mosquito que ha volado desde afuera hasta esta sala.

Entrarán en un mundo muy complejo.

Serán bombardeados con olores desde todas partes.

Hemos descubierto que somos bestias muy olorosas.

Producimos diferentes sustancias químicas volátiles.

No solo una, como el olor corporal, sino muchas.

Pero no son solo Uds., sino también los asientos, la alfombra, el pegamento que la adhirió al suelo, la pintura de las paredes, los árboles afuera …

Todo alrededor de Uds.

produce olores, y el mosquito debe volar a través de este mundo realmente complejo, y debe encontrarlos dentro de él.

Y cada uno de Uds.

sabrá …

Levante la mano a quién siempre lo pican los mosquitos.

¿Y a quién nunca lo pican?

Siempre hay una o dos personas molestas a las que no los pican.

Pero al mosquito le es difícil encontrarlos, y eso tiene que ver con el modo en que Uds.

huelen.

Los que no atraen a los mosquitos tienen un olor repelente, y sabemos que …


(Risas)
Debo aclarar, repelente para los mosquitos, no para la gente.


(Risas)
Ahora sabemos que nuestros genes son los que controlan eso.

Los mosquitos pueden hacerlo porque tienen un sentido del olfato altamente sofisticado, y pueden «ver» a través de toda la mezcla de olores para encontrarlos individualmente y picarlos para alimentarse de su sangre.

¿Qué pasaría si alguno de Uds.

estuviera infectado con malaria?

Bien, veamos rápidamente el ciclo de vida de la malaria.

Es bastante complejo pero, básicamente, un mosquito debe picar a alguien para ser infectado.

Una vez que pica a una persona infectada, el parásito viaja desde la región de la boca hasta el intestino luego revienta, crea quistes, los parásitos se reproducen, y luego viajan desde el intestino hasta las glándulas salivales; desde allí se inyectan nuevamente en otra persona cuando la pica el mosquito, ya que cuando pica inyecta saliva.

Luego, dentro del ser humano, atraviesa otro ciclo, otra parte nueva de su ciclo de vida; en su etapa en el hígado cambia de forma, y luego vuelve al torrente sanguíneo, y la persona se vuelve contagiosa.

Sabemos que el parásito es muy bueno para manipular a sus huéspedes de modo de mejorar su transmisión, para asegurarse de que lo sigan transmitiendo.

Si esto es lo que ocurre con la malaria podría tener sentido que manipule algo relacionado con el olor, ya que este es la clave.

El olor es lo que nos relaciona con los mosquitos.

Es así como nos encuentran.

Es lo que llamamos la hipótesis de la manipulación por la malaria, y es algo en lo que he trabajado durante los últimos años.

Así que una de las primera cosas que queríamos investigar era si una infección con malaria nos hace más atractivos a los mosquitos.

Y con nuestros colegas diseñamos un experimento en Kenia, en el que los participantes, niños de Kenia, dormían en tiendas.

El olor de la tienda se enviaba a una cámara con mosquitos, los cuales respondían con su comportamiento.

Volaban hacia los olores o se alejaban de ellos, según les gustara o no el olor.

Algunos participantes estaban infectados con malaria, y algunos no, pero lo más importante era que ninguno de los niños tenía síntomas.

Cuando vimos los resultados, fue realmente sorprendente.

Las personas infectadas con malaria los atraían mucho más que las que no lo estaban.

Les explicaré este gráfico.

Tenemos «cantidad de mosquitos atraídos por el niño», y dos grupos de datos: antes del tratamiento y después de él.

A la izquierda, la barra representa un grupo de personas que no estaban infectadas, y si nos desplazamos hacia la derecha esta gente ha sido infectada y están llegando al estado en el que son infecciosos.

Así que cuando las personas se vuelven infecciosas ellas son significativamente más atractivas.

En este estudio obviamente, les brindamos tratamiento a los niños para eliminar los parásitos y luego repetimos la prueba; y encontramos que la característica de ser altamente atractivos desapareció cuando estaban libres de infección.

Así que no era que la gente los atraía más, sino que el parásito manipulaba al huésped de algún modo para hacerlo más atractivo a los mosquitos como un faro para atraer a más mosquitos de modo que pudiera continuar con su ciclo vital.

Lo siguiente que quisimos averiguar fue qué era lo que olía el mosquito.

¿Qué detectaba?

Para ello recolectamos el olor corporal de los participantes, envolviendo sus pies con bolsas, lo que nos permitió recoger los olores volátiles de sus pies, que son muy importantes para los mosquitos.

Aman realmente el olor de los pies.


(Risas)
Especialmente los pies con olor a queso.

Los mosquitos aman ese olor.

Así que nos concentramos en los pies, y recolectamos el olor.

Ahora bien, el sentido del olfato de los mosquitos es muy complejo.

Sería bueno si ellos detectaran solo una sustancia química, pero no es tan simple.

Deben detectar una cierta cantidad de sustancias químicas en la concentración correcta, con la proporción exacta, la combinación adecuada de sustancias químicas.

Piensen en una composición musical.

Si tocan mal alguna nota, o lo hacen muy fuerte o muy suave no suena bien.

O una receta: si se equivocan con un ingrediente o lo cocinan demasiado o muy poco, no tiene buen sabor.

Con el olor es lo mismo.

Está formado por una serie de sustancias químicas con la combinación correcta.

Las máquinas de nuestro laboratorio no son muy buenas para captar esa clase de señal; es bastante compleja.

Pero los animales pueden, y en mi laboratorio conectamos microelectrodos en las antenas de un mosquito.

Imaginen lo difícil que es.


(Risas)
Y también los conectamos con células individuales dentro de las antenas, lo que es increíble.

Cuando uno hace esto no quiere estornudar, eso sí es seguro.

Esto nos permite medir la respuesta eléctrica de los receptores olfativos en las antenas y así podemos ver que es lo que huele el mosquito.

Les voy a mostrar cómo es.

Esta célula de insecto responderá en un segundo cuando presione este botón; verán como empieza a responder.

Un olor pasará sobre la célula y se volverá un poco loca, haciendo un chisporroteo, y luego vuelve a su potencial de reposo cuando detenemos el olor.

(Chisporroteo rápido) (Chisporroteo de tono bajo) (Chisporroteo rápido) Bien, entonces, ahora pueden volver a casa y decir que vieron a un insecto olfateando y que oyeron a un insecto olfateando, es un concepto raro,

¿no?

Esto funciona realmente bien y nos permite ver qué es lo que detecta el insecto.

Cuando usamos este método en nuestras muestras de malaria pudimos descubrir qué era lo que el mosquito detectaba; encontramos los compuestos asociados con la malaria, principalmente aldehídos, un grupo de compuestos que olían, que significaban la señal de la malaria.

Así que ahora conocemos cómo huele la malaria, y utilizamos al mosquito como un biosensor para que nos dijera cómo era este olor.

Y me gusta imaginar que pudiéramos ponerle un arnés a un mosquito y llevarlo con una correa para que olfatee a la gente de una comunidad — eso me pasa por la mente — y ver si podemos realmente encontrar a la gente con malaria pero, por supuesto, eso no es posible.

Sin embargo, hay un animal con el que lo podemos hacer.

Los perros tienen un sentido del olfato increíble, e incluso algo más especial: pueden aprender.

A muchos les resultará familiar esta idea, como en los aeropuertos, donde los perros olfatean nuestro equipaje o a nosotros mismos en busca de drogas y explosivos, o incluso comida.

Y queríamos saber si podíamos entrenar a los perros para que aprendieran el olor de la malaria.

Hemos trabajado con «Medical Detection Dogs», una entidad benéfica, para ver si los podemos entrenar para que aprendan el olor de la malaria.

Fuimos a Gambia y recolectamos un poco de olor de niños que estaban infectados y no infectados, pero esta vez recolectamos su olor haciendo que usaran medias, medias de nailon para recolectar su olor.

Y las trajimos al Reino Unido y se las entregamos a esta entidad de beneficencia para hacer el experimento.

Ahora bien, les podría mostrar un gráfico y decirles cómo funciona el experimento, pero eso sería un poco aburrido.

Dicen que uno nunca debe trabajar en vivo con animales o con niños, pero hoy vamos a romper esa regla.

Así que demos la bienvenida al escenario a Freya …


(Aplausos)
y a sus entrenadores Mark y Sarah.


(Aplausos)
Esta es la verdadera estrella del show.


(Risas)
Bien, ahora les pediré que se queden tranquilos, no se muevan mucho.

Este es un entorno extraño para Freya.

Ahora los está observando.

Así que quedémonos lo más tranquilos posible.

Ahora lo que haremos es pedirle a Freya que siga esta línea de artefactos en cada uno de los cuales tenemos un recipiente que contiene una media usada por un niño de Gambia.

Tres de las medias fueron usadas por niños no infectados, y solo una fue usada por un niño infectado con malaria.

Y como verían en un aeropuerto, imaginen que estas son personas y que el perro las olfateará profundamente.

Veamos si la pueden observar cuando perciba la malaria, si es que la percibe.

Realmente es una prueba difícil para ella en este entorno extraño, por lo que ahora se lo entrego a Mark.


(Risas)
Número tres.

Bien
(Aplausos)
Ahí vamos.

No sabía en qué recipiente estaba.

Mark no sabía.

Fue un genuino test a ciegas.

Sarah,

¿fue correcto?

Sarah: sí.

JL: Fue correcto.

Bien hecho, Freya.

Es fantástico.


(Aplausos)
Es realmente maravilloso.

Ahora Sarah cambiará un poco los recipientes, va a retirar el que contiene la malaria, y solo tendremos cuatro recipientes que contienen medias de niños que no tenían malaria, así que, en teoría, Freya debería seguir la línea sin detenerse.

Esto es muy importante, porque también necesitamos saber quiénes no están infectados, debe poder hacer eso.

Y es una prueba difícil.

Estas medias han estado en el congelador durante un par de años y también es un pedacito de media.

Imaginen si esta fuera una persona que emite una gran señal.

Esto es realmente increíble.

Bien, vamos contigo Mark.


(Risas)

(Aplausos)
Genial.

Fantástico.


(Aplausos)
¡Muy bueno! Muchas gracias chicos.

Muchos aplausos para Freya, Mark y Sarah.

Bien hecho chicos.


(Aplausos)
Qué buena perrita.

Luego le darán una galleta.

Fantástico.

Lo han visto con sus propios ojos.

Fue una demostración en vivo.

Estaba muy nervioso.

Estoy feliz de que funcionó.


(Risas)
Es realmente increíble; cuando hacemos esto, encontramos que estos perros nos pueden decir correctamente si alguien está infectado con malaria el 81 % de las veces.

Es increíble.

El 92 % de las veces nos pueden decir correctamente cuando alguien no está infectado.

Y esos números se hallan por sobre el criterio fijado para el diagnóstico por la Organización Mundial de la Salud.

Así que estamos pensando en enviar perros a los países, y especialmente a los puertos de entrada, para detectar a las personas que tienen malaria.

Esto podría ser una realidad.

Pero no podemos enviarlos a todas partes, por lo que también estamos trabajando y buscando desarrollar tecnología, una tecnología portátil que empodere al individuo para que se pueda autodiagnosticar.

Imaginen un parche que llevan en la piel que detecte en el sudor si están infectados con malaria y cambie de color.

O quizá algo más técnico: un reloj inteligente que los alerte cuando están infectados con malaria.

Si podemos hacer esto digitalmente, y podemos recopilar datos, imaginen la cantidad de datos que podemos recolectar a escala mundial.

Esto podría revolucionar el modo en que seguimos la propagación de las enfermedades, en que dirigimos los esfuerzos de control y respondemos a brotes de enfermedades, lo que finalmente conduciría a la erradicación de la malaria, y más allá de la malaria, para otras enfermedades que ya sabemos que tienen un olor.

Si aprovechamos el poder de la naturaleza para encontrar esos olores, podremos hacer esto y convertirlo en realidad.

Como científicos, nuestra tarea es desarrollar nuevas ideas, nuevos conceptos, nuevas tecnologías para resolver algunos de los mayores problemas del mundo, pero nunca deja de asombrarme que, muchas veces, ya la naturaleza lo ha hecho por nosotros, y la respuesta …

está justo debajo de nuestras narices.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/james_logan_how_we_re_using_dogs_to_sniff_out_malaria/

 

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