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Charla «Confesiones de una chica «D»: colorismo y estándares mundiales de belleza» de TEDxStanford en español.
Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx
«Si te pareces a mí, estás acostumbrado al colorismo», dice Chika Okoro, estudiante de la Escuela de Postgrado de Negocios Stanford. Chika nos dice que el fenómeno conocido como «colorismo» –la discriminación en contra las personas de piel más oscura– es «tan siniestro y sutil como el racismo». En un mundo en el que la piel clara, los ojos claros y el cabello largo y «real» son características deseadas, Okoro nos cuenta cómo le hace frente y qué podemos hacer para desaprender estas ideas profundamente arraigadas y destructivas.
Chika Okoro es estudiante de segundo año en la carrera de Maestría en Administración de Empresas de la Universidad Stanford. Apasionada por la igualdad de género y de etnia, intenta generar conciencia sobre los muchos problemas que las mujeres de color enfrentan en todo el mundo.
- Autor/a de la charla: Chika Okoro
- Fecha de grabación: 2016-04-24
- Fecha de publicación: 2019-04-16
- Duración de «Confesiones de una chica «D»: colorismo y estándares mundiales de belleza»: 602 segundos
Traducción de «Confesiones de una chica «D»: colorismo y estándares mundiales de belleza» en español.
Se estrena la película «Straight Outta Compton».
Estoy muy emocionada.
Soy de Los Ángeles, así que esta película es muy especial para mí, la vi tres veces en el cine.
Estoy navegando por Internet, devorándolo todo sobre la película.
Me encuentro con el anuncio de casting.
La película ya se había estrenado y no soy actriz, así que no iba a participar realmente, pero me pregunté, hipotéticamente, si lo hubiera hecho,
¿qué papel hubiera obtenido?
Veo el anuncio y recorro las categorías comenzando por arriba: las chicas «A».
El casting dice: «Son las más sensuales, modelos, deben tener cabello real, sin extensiones».
Bueno, como tengo 50 cm de extensiones de cabello brasileño en mi cabeza, no se aplica a mí realmente.
Pero está bien.
Paso a la siguiente categoría: las chicas «B».
El casting dice: «Son chicas hermosas, largo cabello natural, deben tener piel clara, Beyoncé es el prototipo buscado».
¿Piel clara?
Tampoco soy yo.
Y podría agregar: ni siquiera Beyoncé califica para ser una chica «A».
Pero está bien.
(Risas)
Paso a la siguiente categoría: las chicas «C».
El casting dice: «Son chicas afroestadounidenses, puede tener extensiones, piel de tono medio a claro».
Tal vez cuando vivía en Boston, en medio del invierno, podía decirse que tenía «piel de tono medio», pero desde que volví a la soleada California, donde paso todo mi tiempo libre asándome al sol, no tanto.
Entonces, sigo bajando hasta la última categoría: las chicas «D».
El casting dice: «Son chicas afroestadounidenses, pobres, fuera de forma, deben tener piel más oscura».
Piel más oscura.
Bueno, supongo que esa soy yo: una chica «D».
Cuando leí esto, me sentí traicionada.
En un año cualquiera, hay muy pocas películas protagonizadas por actores y actrices negros, solo un puñado de oportunidades para que la gente vea actrices que se parecen a mí en la pantalla grande y vea que somos fuertes, bellas y deseables.
Me sentí traicionada.
¿Ni siquiera en estos pequeños círculos puedo sentirme bella?
Me sentí despreciada en favor de aquellos con rasgos más «favorables»: piel clara, ojos claros, cabello largo, suave y real.
Pero cuanto más lo pensaba, más rotaba el sentimiento de traición hacia el sentimiento más habitual de: «así son las cosas» porque en mi mundo, este fenómeno es demasiado habitual.
Algo tan siniestro y sutil como el racismo: El colorismo, la discriminación de aquellos de piel más oscura, habitualmente entre individuos de una misma raza o grupo étnico.
El colorismo en EE.UU.
empieza con la esclavitud.
La violación en masa de esclavas negras a manos de amos blancos dio luz a una cohorte de esclavos mulatos.
Estos esclavos mulatos eran parientes de los amos y tenían rasgos anglosajones, se les daba un trato preferente y trabajaban en las casas haciendo trabajos menos extenuantes.
En cambio, los esclavos de piel más oscura debían trabajar en los campos realizando trabajos más pesados.
Incluso luego de la abolición de la esclavitud, los blancos daban trato preferente a los negros con rasgos anglosajones, dándoles mayor acceso a trabajos, hogares y educación.
Incluso dentro de las comunidades negras, la gente usaba el tono de piel y los rasgos faciales para discriminarse entre ellos.
Solo le permitían la entrada a las hermandades, fraternidades o clubes sociales de élite a los negros con rasgos anglosajones.
Pasaban por una serie de pruebas para ver si uno era «adecuado».
Una prueba muy conocida era «la prueba de la bolsa de papel».
Si tu piel era más clara que una bolsa de papel, estás dentro, pero si es más oscura que una bolsa de papel, estás fuera.
Otra prueba conocida era la «prueba del lápiz»: Pasaban un lápiz a lo largo de tu cabello para ver si era lo suficientemente lacio como para que el lápiz no se atore.
La última prueba era «la prueba de la sombra»: Iluminaban tu perfil con una linterna y observaban la sombra de tu perfil en la pared.
Si coincidía con el perfil de una persona blanca, estás bien, pero si no, estás fuera.
Aunque estas prácticas ya no se llevan a cabo, sus efectos continúan estando presentes.
Recuerdo un cumplido habitual que recibía durante la secundaria, a menudo de parte de hombres negros.
Era algo así: «Eres muy bonita…
para una chica de piel oscura».
Y no ayuda que los medios sigan dando mayor importancia a la piel clara al retocar con Photoshop la piel de las actrices de color antes de mostrarlas en las portadas de sus revistas; como puede verse aquí, aquí, aquí e incluso aquí.
El colorismo no está aislado en Estados Unidos, sus efectos son globales y quedan evidenciados por las cremas para aclarar y blanquear la piel usadas mundialmente.
Solo en India y Asia, estas cremas representan un negocio multimillonario.
A pesar de las toxinas dañinas presentes en estos productos, la gente está dispuesta a arriesgarse al usarlos para alcanzar lo que les han hecho creer que es la belleza.
Y los fabricantes han sacado provecho de esa visión.
Una marca conocida, «Vaseline», incluso se asoció con Facebook e inventaron una aplicación que aclara la piel de las fotos de perfil para promocionar su crema para blanquear la piel.
Y no se puede viajar por Asia sin ser inundado por publicidades y comerciales que nos prometen felicidad y éxito si nuestra piel es un poco más clara.
(Risas)
Hay estudios que demuestran que los mensajes que vemos a tan corta edad tienen un efecto profundo en nosotros.
En 2010, la CNN hizo un estudio en el que se entrevistó a niños pequeños de solo cinco, seis y siete años; y les pidieron que asignen valores y atributos a la gente, basándose en su color de piel.
Este es un fragmente de ese estudio.
(Comienza el video) Entrevistadora:
¿Por qué es inteligente?
Niña: Porque es blanca.
Entrevistadora: Está bien.
Muéstrame la niña tonta.
¿Y por qué es la niña tonta?
Niña: Porque es negra.
Entrevistadora: Muéstrame la niña fea.
¿Y por qué es la niña fea?
Niña: Porque es negra.
Entrevistadora: Muéstrame la niña linda.
¿Y por qué es la niña linda?
Niña: Porque tiene la piel clara.
Chika Okoro: Los mensajes que uno ve a tan temprana edad y que uno interioriza, permanecen con uno.
Permanecen en mí.
Y aunque lo niego y digo que soy fuerte, soy inteligente, estoy realizada, soy bella, estoy en Stanford y no soy una chica «D», todo esto, estos mensajes permanecen en mí.
Y se manifiestan a través de esa voz que me pregunta, que me hace dudar y pensar: «Esperen…
¿Soy una chica «D»?
Permanece en mí.
Entonces, cuando alguien me hace un cumplido o dice: «Te ves bien, te ves bonita», la voz completa el resto de la frase con: «para una chica de piel oscura».
Permanece en mí.
Me hace cuestionarme mis intenciones porque aunque digo que tengo estas extensiones por diversión y que me gustan, esa voz dice «¡No!» «Las tienes porque intentas alcanzar un estándar de belleza que en realidad nunca podrás alcanzar».
Permanece en mí.
Aun cuando voy a enviar un mensaje de texto, esa voz en mi cabeza me dice que tengo que sentirme avergonzada cuando me desplazo hasta al final, hasta el último y más oscuro «emoji».
Permanece en mí.
Pero no quiero que permanezca en mí.
Y lo bueno es que no tiene que ser así porque estas preferencias de belleza que tenemos no son innatas, son aprendidas.
Y si son aprendidas, podemos desaprenderlas.
Entre nosotros hay directores ejecutivos y de marketing, cofundadores, Uds.
son los árbitros de lo que la sociedad considera hermoso cuando deciden a quién ponen en sus publicidades o quiénes son las caras de sus marcas.
Cuando tengan la oportunidad, elijan la opción poco convencional.
Y los que consumimos estos mensajes también tenemos un rol porque el primer paso hacia el cambio es tomar conciencia.
Y ahora todos nosotros somos un poco más conscientes y veremos el mundo de un modo un poco diferente.
No tenemos que aceptar pasivamente lo que la sociedad no dice que es hermoso, podemos cuestionarlo, podemos desafiar el statu quo.
Porque cuando lo hacemos, damos un paso más hacia el ensanchamiento del estándar de belleza y hacia crear una sociedad en la que podamos ver que las chicas «D» también son hermosas.
Gracias.
(Aplausos)
(Ovación)
https://www.ted.com/talks/chika_okoro_how_colorism_shapes_our_standards_of_beauty/