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Conozcan a las mujeres que lucharon en el frente de una guerra americana – Charla TEDWomen 2015

Charla «Conozcan a las mujeres que lucharon en el frente de una guerra americana» de TEDWomen 2015 en español.

En 2011, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos todavía tenían vigente la prohibición de las mujeres en combate–pero aquel año, un equipo de mujeres de Operaciones Especiales fue enviado a Afganistán para servir en el frente, establecer buenas relaciones con locales y tratar de poner fin a la guerra: La corresponsal Gayle Tzemach Lemmon explica la historia de este «grupo de chicas», un equipo extraordinario de mujeres guerreras que rompieron una antigua barrera que les impedía servir.

  • Autor/a de la charla: Gayle Tzemach Lemmon
  • Fecha de grabación: 2015-05-29
  • Fecha de publicación: 2015-07-02
  • Duración de «Conozcan a las mujeres que lucharon en el frente de una guerra americana»: 685 segundos

 

Traducción de «Conozcan a las mujeres que lucharon en el frente de una guerra americana» en español.

En cada grupo de mujeres hay una divertida, aquella a la que acudes cuando necesitas llorar, la que te dice que lo aceptes cuando has tenido un mal día.

Y este grupo no era diferente.

Salvo que este era una comunidad de mujeres pioneras que se aliaron— primero para ser compañeras, después amigas, y después familia— en el menos propicio de los lugares: en el campo de batalla de Operaciones Especiales.

Fue un grupo de mujeres cuya amistad y valor fueron consolidados no solo por lo que habían visto y hecho al filo de la navaja, sino por el hecho de que estuvieron allí cuando las mujeres— al menos, oficialmente— tenían prohibido el combate terrestre, y América no tenía ni idea de que existían.

Todo comenzó con los líderes de Operaciones Especiales, algunos de los hombres más preparados de los Estados Unidos, diciendo, «Necesitamos mujeres que nos ayuden a librar esta guerra.» «América nunca avanzará en la guerra,» expusieron.

«Se necesita más conocimiento y comprensión.» Y como todo el mundo sabe, si quieren entender que está pasando en una comunidad y en un hogar, se habla con mujeres, tanto si se trata del sur de Afganistán, o del sur de California.

Pero allí, los hombres no podían hablar con mujeres, Porque en una sociedad tradicional y conservadora como Afganistán, eso implicaría un delito grave.

Por lo que se requería soldados mujeres allí.

En ese momento de guerra, en que las mujeres que iban a ser reclutadas para servir junto al Regimiento Ranger y al Equipo SEAL, iban a ver ejercer ese tipo de combate a menos de un cinco por ciento de toda la fuerza armada de los Estados Unidos.

Menos del cinco por ciento.

Y se produjo la llamada.

«Soldados mujeres: Sean parte de la historia.

Uníos a las Operaciones Especiales del campo de batalla en Afganistán.» Esto es en el 2011.

Y desde Alabama hasta Alaska, un grupo de mujeres que siempre habían querido hacer algo importante junto a los mejores, y marcar la diferencia para nuestro país, respondieron a esa llamada para servir.

Y para ellas no se trataba de política, se trataba de servir con un objetivo.

Las mujeres que vinieron a Carolina del Norte para competir por un lugar en estos equipos que iban a ser puestas en primera línea de las Operaciones Especiales aterrizaron y establecieron rápidamente una comunidad, que nunca antes habían visto.

Llena de mujeres con tanta fuerza y tan cualificadas como ellas, y motivadas por marcar la diferencia.

No tenían que disculparse por quienes eran, y de hecho, podían celebrarlo.

Y lo que encontraron cuando estuvieron allí fue que de repente, había mucha gente como ellas.

Mientras una de ellas dijo, «era como mirar alrededor y darte cuenta de que había más de una jirafa en el zoo.» Entre este equipo de destacadas se encontraba Cassie, una joven que logró ser cadete del ROTC, miembro de una hermandad, y especializada en Estudios Feministas, todo a la vez.

Tristan, estrella de atletismo en West Point, quien siempre corría y marchaba sin calcetines, con zapatos cuyo olor daba fe de ello.


(Risas)
Amber, parecida a Heidi, que siempre quiso estar en infantería, y cuando averiguó que las mujeres no podían entrar decidió ser oficial de inteligencia.

Sirvió en Bosnia, y más tarde ayudó al FBI a arrestar bandas de narcos en Pensilvania.

Y después está Kate, quien jugó futbol americano en el instituto los cuatro años, y en realidad quiso dejarlo después del primero, para entrar en el coro, pero cuando supo que las chicas no podían jugar a fútbol, decidió quedarse por las niñas que vendrían después de ella.

la biología había moldeado parte de sus destinos, y puesto, como Cassie dijo, «todo lo noble fuera del alcance de las chicas» Y sin embargo, ahí tenían la oportunidad de servir con los mejores en una misión de importancia para su país, no a pesar del hecho de que eran mujeres, sino porque lo eran.

Este equipo de mujeres, en muchos sentidos, era como todas las mujeres.

Llevaban maquillaje, y de hecho, compartían su interés por el delineador y el lápiz de ojos en el baño.

Y llevaban chaleco antibalas.

Ponían casi 23 kilos de peso en sus espaldas, y subían a un helicóptero para una misión, y a la vuelta veían la película «La boda de mi mejor amiga»
(Risas)
Incluso llevaban una cosa llamada Spanx, porque, descubrieron rápidamente, que los uniformes para hombres eran grandes donde tenía que ser pequeños, y pequeños donde tenían que ser grandes.

Así que Lane, una veterana de la guerra de Iraq—a mi izquierda— decidió visitar Amazon y pedir un par de Spanx para su trasero, para que los pantalones le quedaran mejor al salir de misión cada noche.

Estas mujeres se unían por video conferencia desde diversas bases de todas partes de Afganistán, y hablaban sobre como era ser una de las únicas mujeres que hacían aquello.

Intercambiaban chistes, hablaban sobre lo que funcionaba, y lo que no, lo que aprendieron a hacer bien, y lo que necesitaba mejorar.

y hablaban sobre algunos de los momentos más ligeros de ser mujer al frente de las Operaciones Especiales, lo que incluye el Shewee, utensilio que permite hacer pipí como un chico, aunque se dice que ha alcanzado un índice de precisión de solo un 40%.


(Risas)
Estas mujeres vivían en el «y.» Demostraron que podían actuar con fiereza y ser femeninas.

Que podían llevar máscara y chaleco antibalas.

Que les podía encantar el «CrossFit» y adorar el punto de cruz.

les podía encantar descender de helicópteros así como hornear galletas.

Las mujeres viven en el «y» todos y cada uno de los días, y estas mujeres llevaron eso a la misión también.

En ese campo de batalla nunca olvidaron que ser mujer les pudo haber llevado al frente, pero ser un soldado es lo que les acreditó allí.

Hubo una noche en que Amber salió de misión, y al hablar con las mujeres de la casa, se percató de que había un tirador atrincherado al acecho de fuerzas americanas y afganas que esperaban para entrar en la casa.

Otra noche fue Tristan quien averiguó que habían piezas que formaban explosivos por toda la casa en la que se encontraban, de hecho, estaban por todo el camino entre la casa y donde estaban a punto de dirigirse aquella noche.

Y la noche que otra de sus compañeras demostró sus habilidades ante un escéptico equipo de SEAL, al hallar el objeto de inteligencia que buscaban envuelto en pañal de bebé mojado.

Y está la noche en que Isabel, otra de sus compañeras, encontró las cosas que estaban buscando, y recibió el «Impact Award» de los Rangers quienes dijeron que sin ella, las cosas y las personas que buscaban aquella noche nunca se hubieran encontrado.

Aquella y otras muchas noches, ellas salían para demostrarse a sí mismas, no solo a ellas, sino a las que vendrían después de ellas Y también a los hombres con los que servían.

Se dice que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer.

Y en este caso, con estas mujeres habían hombres que querían ver como lo lograban.

El Ranger que las entrenó había servido en 12 despliegues.

Y cuando le dijeron que tenía que entrenar a chicas, no tenía ni idea de lo que se iba a encontrar.

Pero tras ocho días con estas mujeres en el verano del 2011, le dijo a su compañero Ranger: «hemos presenciado algo histórico.

Ellas podrían ser nuestras aviadoras de Tuskegee.»
(Aplausos)
En el centro de este equipo se encontraba la persona a quien llamaban «la mejor de nosotras.» Ella era una pequeña rubia muy dinámica, que apenas media metro sesenta.

Y era una mezcla salvaje entre Martha Steward, y la teniente O’Neil.

A ella le encantaba preparar la comida para su marido, su amor en el ROTC de Kent State quien la animó a superarse, y a confiar en sí misma, y a ponerse a prueba ante cada límite.

También le encantaba cargarse unos 23 kilos a la espalda y correr kilómetros, y deseaba ser un soldado.

Solía tener una máquina panificadora en su oficina en Kandahar, y horneaba pan de pasas y después se iba al gimnasio y se levantaba 25 o 30 veces de una barra de dominadas.

Era una persona que, si necesitabas un par extra de botas o comida casera, estaba en los números de marcación rápida.

Porque nunca te hablaba sobre lo buena que era, sino que lo demostraba con acciones.

Era famosa por no tomar el camino fácil.

Y también por acercarse a una cuerda de 4 kilómetros y medio, ascender por ella utilizando solo los brazos, y después alejarse mientras se disculpaba, porque sabía que se suponía que debía usar los brazos y las piernas, como los Rangers las entrenaron.


(Risas)
Algunos de los héroes vuelven a casa para explicar sus historias.

Y otros no.

Y un 22 de octubre de 2011.

La teniente Ashley White fue asesinada junto a dos Rangers, Christopher Horns y Kristoffer Domeij.

Su muerte lanzó a este programa construido en la sombra a ser el centro de atención.

Porque después de todo, la prohibición de las mujeres en combate aún estaba muy arraigada.

Y en el funeral, el jefe de operaciones especiales vino, y ofreció un testimonio público no solo por Ashley White, sino por todo el equipo de hermanas «No os equivoquéis,» dijo, «estas mujeres son guerreras, y han escrito un nuevo capítulo sobre el significado de ser mujer en el ejército de los Estados Unidos.» La madre de Ashley es profesora asistente y conductora de autobús, quien además hornea galletas.

No recuerda mucho acerca de aquellos abrumadores días, en los que el dolor—-gran dolor—- se mezclaba con orgullo.

Pero ella recuerda un momento.

Una desconocida con un niño de la mano se acercó a ella y dijo, «Sra.

White, he traído a mi hija aquí hoy, porque quería que supiera qué es un héroe.

Y quería que supiese que los héroes también pueden ser mujeres.» Es tiempo de celebrar todas las heroínas olvidadas que buscan en su interior y hallan el corazón y las agallas para continuar y poner a prueba cada límite.

Este grupo inusual de hermanas unidas para siempre en la vida y después formaron de hecho parte de la historia, y pavimentaron el camino para las que vendrán después de ellas, como ellas hicieron con las que hubieron antes.

Ellas mostraron que los guerreros se presentan en cualquier forma y tamaño.

Y las mujeres pueden ser héroes, también.

Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/gayle_tzemach_lemmon_meet_the_women_fighting_on_the_front_lines_of_an_american_war/

 

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