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Cuando el dinero no es real: El experimento de los USD 10 000 – Charla TEDxLondonBusinessSchool

Charla «Cuando el dinero no es real: El experimento de los USD 10 000» de TEDxLondonBusinessSchool en español.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Mas información en: http://ted.com/tedx

Adam Carroll habla sobre su juego de Monopoly de USD 10 000 con sus hijos y sobre cómo enseñar el manejo financiero en una sociedad sin dinero en efectivo. El mensaje central de Adam es que todos buscamos las mismas cosas: dedicarnos constantemente a nuestras pasiones, vivir simplemente y con felicidad, y hacer una diferencia para aquellos a nuestro alrededor.

Adam Carroll está siendo reconocido rápidamente como uno de los principales entrenadores transformacionales del país. Ha hecho presentaciones en más de 500 institutos y universidades a escala nacional, en cientos de simposios de liderazgo, y en incontables organizaciones locales y regionales. El mensaje de Adam Carroll de «Construir una vida más grande, no un estilo de vida más grande» ha sido escuchado por más de 200 000 personas.

  • Autor/a de la charla: Adam Carroll
  • Fecha de grabación: 2015-04-24
  • Fecha de publicación: 2018-10-02
  • Duración de «Cuando el dinero no es real: El experimento de los USD 10 000»: 941 segundos

 

Traducción de «Cuando el dinero no es real: El experimento de los USD 10 000» en español.

Recientemente realicé un experimento psicológico no autorizado y no supervisado con mis hijos,
(Risas)
cuya premisa eran USD 10 000 en efectivo sobre la mesa de la cocina y un letrero al lado que decía: «¡No toquen el dinero todavía!», pero antes de empezar, deben saber que nuestra familia disfruta de jugar.

Jugamos juegos de pelota, juegos de mesa, de dados, de cartas, todo tipo de juegos, pero los que más disfrutan mis hijos son los juegos como Monopoly.

Y cuando juegan al Monopoly, juegan a un maratón de Monopoly que dura horas y horas durante varios días.

Cada uno de mis hijos tiene su estrategia y personalidad únicas cuando lo juegan.

Mi hija, que tiene 11 años, siempre es el perro.

Ella juega únicamente las cartas Fortuna y Arca comunal;
(Risas)
como pueden ver, ella usa la estrategia de la «suerte».

Mi hijo de 9 años siempre es el auto; es un jugador muy estratégico.

Él compra los Ferrocarriles y los Servicios públicos y luego procede a colocar casas y hoteles en las propiedades más caras; muy sabio.

Y luego, su hermano menor, que tiene siete años, compra todo en donde cae, sin excepción, lo que es adecuado porque él es la carretilla.

Ahora bien, antes de decirles cómo se desarrolló mi experimento, tengo que compartir una observación que me llevó a crearlo.

Un sábado por la mañana, jugando con mis hijos un maratón de Monopoly noté que estaban jugando fuera de las reglas del juego.

Y hacían cosas como sacarse los unos a los otros de la cárcel y prestarse dinero para comprar propiedades, y me encontré diciendo: «¡Chicos, así no se juega el juego!» Y ellos decían: «¡Papá, está bien! Solo queremos que ella esté con nosotros».

O: «Me puede devolver el dinero al final del juego, cuando tenga mucho efectivo».

Y, de nuevo, pensé: «

¿Qué les estoy enseñando a mis hijos?

» Por lo que empecé a observar cómo jugaban —a escuchar sus bromas, a tratar de percibir cómo tomaban sus decisiones— y tuve este pensamiento: «

¿Y si están jugando así porque el dinero no es real?

» Es un concepto sobre el cual leí mucho últimamente: «abstracción financiera», la noción de que cuando el dinero se vuelve más una idea, menos tangible, y por ende, más abstracto, cambia el modo en que interactuamos con él de manera regular, y hay pruebas anecdóticas de abstracción en todas partes a nuestro alrededor.

Todo lo debemos hacer es escuchar lo que dice la gente: «Le presté el teléfono a mi hijo o a mi nieto, y un mes después, estos gastos en aplicaciones aparecieron en mi factura».

En el 2014, Apple reembolsó a los clientes por compras de aplicaciones no autorizadas hechas mayormente por niños, por un valor de USD 32,5 millones.

Este es un acuerdo de la CFC en EE.UU.

En la documentación decía que es muy fácil para los niños comprar las aplicaciones.

A los Imagineers de Disney se les encargó que hicieran los parques «sin fricción» —es como lo llamaron— e invirtieron mil millones de dólares en una Magicband.

Es un artefacto portátil que funciona como llave del cuarto, entrada para el parque, identificación y billetera cuando uno está en el parque.

Entonces, si su niño quiere unas orejas y un postre en el Magic Kingdom, —»bibidi, babidi, bu'»—
(Risas)
sus vacaciones cuestan mucho más, mágicamente.

Mágicamente.

Hace poco tuve una charla con unos adolescentes que me dijeron que USD 100 000 al año no era realmente mucho dinero.

Yo les dije: «

¿No?

¿Por qué piensan eso?

» Dijeron: «Bien, ambos tenemos USD 500 000 en nuestros cajeros del Grand Theft Auto»,
(Risas)
que es un videojuego muy popular y algo superficial.

Entonces, mientras jugaba con mis hijos y los veía jugar, y los escuchaba hablando, pensé: «

¿Qué pasaría si el dinero sobre la mesa fuera real?

¿Jugarían diferente?

» Y entonces calculé rápidamente la caja, «

¿Cuánto se precisaría en capital, en efectivo, para jugar a un juego de Monopoly con mis hijos de manera que ellos pudieran palpar el dinero entre sus manos?

» Y estimé que para cuatro o cinco jugadores serían unos USD 10 000.

Y así, un viernes pasé por el banco, conseguí todas las denominaciones de billetes del tablero de Monopoly a excepción del de USD 500 —es difícil de conseguir— y, el domingo, reuní a toda la familia para un juego de Monopoly de alto riesgo,
(Risas)
donde el ganador se lo lleva todo.

Todos los de USD 20, por cierto.

Todos los de USD 20.

Nunca vi unos ojos infantiles iluminarse como los de mis hijos cuando le di a cada uno USD 1500 en capital inicial, y nunca vi los ojos de alguien iluminarse como los de mi esposa cuando lo devolví el lunes.


(Risas)
Todo.

Nuestro juego maratón solo duró dos horas y media; fue mucho más corto y más estratégico que los juegos que juegan normalmente.

Fiel a mi hipótesis, dos de mis tres hijos jugaron diferente; mi hija todavía siguió jugando la carta de la «suerte».

Fue la primera en caer en bancarrota,
(Risas)
y se retiró felizmente al salón a leer un libro.

Mi hijo más joven, la carretilla, no compró todo en lo que caía; en cambio, calculó cuidadosamente a cuántos turnos se encontraba de alguna de las propiedades de sus hermanos y cuánto le debería a su hermano si caía en dicha propiedad, y tomó sus decisiones basándose en eso.

En efecto, el tener dinero real en la mesa y un premio en efectivo al final lo hizo ser más conservador.

Y mi hijo del medio —muy estratégico— siguió comprando todos los Ferrocarriles, y todos los Servicios públicos, pero no compró Boardwalk y Park Place, o Mayfair y Park Lane, sino que inmediatamente puso hoteles en Avenida Oriental y Avenida Baltic, o Coventry y Leicester Square en la versión del RU.

Cuando le pregunté por qué, me dijo, literalmente: «Papá, simplemente son propiedades más asequibles».


(Risas)
En ese momento lloré de orgullo.


(Risas)
¡Lo entendió! Al final, mi hijo terminó con 28 propiedades, y más efectivo del que nunca había visto y sostenido en toda su vida, y ahora sabe el significado de la frase ‘hacer llover [dinero]’
(Risas)
Miren que feliz está,
(Risas)
y cuán molestos están su hermana y su hermano.

En los confines de mi experimento hay una idea digna de difundir, y es esta: Creo que los niños están siendo criados en un mundo donde el dinero ya no es real; es una ilusión, pero tiene consecuencias reales.

Según Peter Ducker, gurú del liderazgo, los bancos e industrias financieras tienen más que ver con la información que con el dinero, pero la gente joven de hoy no recibe esa información; no tienen experiencias tempranas con el dinero.

Tres investigadores del Centro para el Liderazgo Creativo, en un estudio realizado hace dos décadas que fue repetido muchas, muchas veces, entrevistaron a más de 200 ejecutivos en un informe llamado: «Eventos clave en la vida de los ejecutivos».

En el informe encontraron que de los 200 ejecutivos de alto nivel que eran los mejores en su área, todos tenían características similares.

Una de ellas era que al comienzo de su carrera, fueron propulsados a un rol de liderazgo que requería que tomaran decisiones que tenían consecuencias serias.

También tuvieron a un asesor que les ayudó a apreciar las lecciones que supuestamente aprenderían de esas experiencias.

El estudio creó un marco de liderazgo que decía, en esencia, que si alguien con potencial, recibe la oportunidad de participar en vivencias estratégicamente relevantes y la capacidad de aprender las lecciones de esas experiencias, tendrá una mayor probabilidad de éxito en su capacidad de liderazgo en su carrera.

Bien, si tomamos ese marco de estudio y mi experimento de los USD 10 000 y lo miramos a través del caleidoscopio, obtendríamos un enunciado como este: si a los niños se les dan experiencias financieramente relevantes en su vida y hay alguien para ayudarlos a aprender las lecciones de esas experiencias, tienen una gran posibilidad de alcanzar el éxito financiero más tarde en su vida, y en mi humilde opinión, tienen que tenerlas temprano, y tienen que tenerlas a menudo.

Estamos en este cambio social poco sutil en nuestras formas actuales de pago.

Se estima que hay billones de dólares circulando por el globo cada día en nuestra economía global, y sin embargo solo un 4 % de ese dinero se encuentra en moneda o en divisas.

El resto es todo digital, paquetes de datos, unos y ceros, y los jóvenes de hoy, nativos digitales, no ven a la gente pagar con efectivo o cheques.

De hecho, si están en una cola, y alguien adelante saca una chequera para pagar, probablemente se dirán a sí mismos: «

¿En serio, una chequera?

Esto va a ser una eternidad».

Se ríen porque es verdad.

Las divisas de hoy son digitales.

Muchos de estos chicos equiparan gastar con las tarjetas de crédito y de débito, con el Google Wallet, Paypal y Zap.

Para ellos es igual gastar con cualquiera de estos, y, por cierto, no estoy desdeñando los avances tecnológicos de las tecnologías de pago; lejos de eso.

La tokenisación, la aleatorización y la biometría son la onda del futuro.

La primera vez que usé el Apple Pay, fue como mostrar el fuego a un troglodita.

Fue maravilloso.

Pero lo que me volvió a la realidad fue escuchar a mi hijo diciendo: «Realmente desearía tener un teléfono para poder comprar cosas».


(Risas)
De todos modos, para una persona joven, el dinero es algo abstracto, y cuando profundizamos la abstracción moviendo una Magicband o poniendo el teléfono y la huella digital sobre un sensor, todo esto favorece la abstracción.

Es la receta para un posterior desastre financiero en la vida de los no educados, porque las personas jóvenes ven al dinero como algo ilimitado, ya que no tienen el concepto del final hasta que vuelve para morderlos en su parte trasera.

He visto esto en mi trabajo con los estudiantes universitarios, gente joven que piden prestado y gastan grandes cantidades de dinero, sin tener el concepto o el conocimiento sobre el incremento en los pagos, la declinación en el estilo de vida, y los desafíos que enfrentarán más tarde.

En el Reino Unido y EE.UU., la deuda estudiantil es un problema creciente.

En EE.UU.

la deuda de los préstamos para estudiantes es de unos USD 1,2 billones, solo siendo superadas en EE.UU.

por las deudas por hipotecas.

Uno de cada tres estudiantes delinque.

Uno de cada cinco están en incumplimiento de pago.

Es un problema enorme, y esto nos concierne a todos como economía global por esta razón: Según Dun & Bradstreet, la gente gasta entre un 12 y un 18 % más al usar tarjetas de crédito en vez de efectivo.

Aún deben hacer un estudio de cuánto más gastaremos con la Magicband o un teléfono, pero imagino que será entre un 15 y un 20 %, o entre un 18 y un 25 %, y todo lo que tienen que hacer es leer los titulares de los periódicos y las revistas de hoy en el mundo.

Así, en The Guardian, The Washington Post, Fortune, Forbes, estos son los titulares que vemos: «Nueva deuda del consumidor alcanza su máximo en siete años», en el RU; «Récord en las deudas de consumo» en EE.UU.

«Asfixiante deuda de tarjetas de crédito»; «La crisis de la deuda de las tarjetas de crédito: el próximo dominó económico».

Esto pasa cuando la gente gasta de más y por encima de sus posibilidades.

Lamentablemente, The Money Charity dice que actualmente en el Reino Unido cada cinco minutos y tres segundos, una persona es declarada insolvente o en bancarrota.

Para ponerlo en perspectiva, desde que empecé a hablar, dos personas en este país entraron en bancarrota.

En el Reino Unido, Demos.org dice que los estadounidenses de entre 25 y 34 años tienen la segunda tasa más alta de bancarrota.

Tienen 25 años.

Cada uno deberíamos preguntarnos: «

¿Por qué?

¿Por qué está pasando esto?

» Y, en mi visión simplista, es por esto: Porque el dinero que están gastando no es real, es una abstracción.

Y para detener esto en la nueva generación, tenemos que hacerles entender que viven en un mundo donde deben tomar decisiones monetarias reales, donde el dinero es mayormente una ilusión pero tiene consecuencias muy reales.

Como quiero que sus niños y los míos sean muy exitosos financieramente, consideren lo siguiente: si van a gastar dinero en los niños, denles una cantidad fija de dinero y déjenlos gastarla.

Permítanles sentir el dinero concreto entre sus manos.

Déjenlos tener éxito o fallar con consecuencias menores para que más tarde en la vida, cuando tomen decisiones mayores, sepan que van acompañadas de consecuencias importantes.

Y para los chicos mayores, esto: estimen una cantidad para ropa escolar, víveres y cosas similares, denles esa cantidad, y cuando la hayan gastado, no hay más.

Y aquí está la clave: ellos lo gastarán bajo su guía discreta, con su asesoramiento sutil, con su supervisión perspicaz, y ya sea que lo llamen mensualidad, comisión por las tareas, o salario semanal, cada niño, a partir de los cinco años, debe recibir semanalmente una cantidad concreta de dinero para que sepan funcionar en una sociedad sin dinero en efectivo como la actual.

Es mejor enseñarles el hábito de ahorrar cuando tienen un poquito de dinero que tratar de enseñarles cuando ya no tienen dinero porque se sobrepasaron al gastar.

Conocí a un estadounidense llamado José.

Tenía 20 años, y estudiaba en una universidad de EE.UU.

Era hijo de padres nacidos en Cuba.

A los 15 años, sus padres le dijeron: «José, te daremos comida, alojamiento, y USD 50 al mes, pero el resto depende de ti».

Le pregunté: «

¿Y cómo fue eso?

» Dijo: «La ropa, los artículos de aseo y escolares, las diversiones, la gasolina, todo dependía de mí.

Estuve molesto con mis padres por un año.

¿Pero sabes qué?

Me di cuenta de que fue la mejor cosa que podrían haber hecho por mí».

Cuando conocí a José, tenía una beca completa en la universidad a la que asistía.

De su trabajo a tiempo parcial, había ahorrado USD 20 000 en una cuenta durante la secundaria, y este chico exudaba talento financiero y un inconfundible potencial de liderazgo.

Mi mensaje central de hoy es este: no se necesita un juego de mesa de USD 10 000, ni aislar a los chicos financieramente para hacer una diferencia.

El primer paso es muy fácil.

Se trata de educar a la nueva generación para tomar decisiones en un mundo donde el dinero es mayormente una ilusión, pero tiene consecuencias reales, y la razón por la cual esto es importante para nosotros, como sociedad global, es que la próxima generación heredará la economía global que les estamos entregando, y que colocaremos precariamente sobre sus hombros.

Les debemos la preparación para el éxito financiero.

Muchas gracias.


(Aplausos)
Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/adam_carroll_what_playing_monopoly_with_real_money_taught_me_about_my_kids_and_humanity/

 

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