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Cynthia Breazeal: el crecimiento de los robots personales – Charla TEDWomen 2010

Charla «Cynthia Breazeal: el crecimiento de los robots personales» de TEDWomen 2010 en español.

Como estudiante de posgrado Cynthia Breazeal se preguntó por qué estábamos usando robots en Marte pero no en nuestros hogares. Se dio cuenta de la clave: entrenar a los robots para interactuar con la gente. Ahora inventa y desarrolla robots que enseñan, aprenden… y juegan. Presta atención a una sorprendente exhibición de un nuevo juego interactivo para niños.

  • Autor/a de la charla: Cynthia Breazeal
  • Fecha de grabación: 2010-12-08
  • Fecha de publicación: 2011-02-08
  • Duración de «Cynthia Breazeal: el crecimiento de los robots personales»: 844 segundos

 

Traducción de «Cynthia Breazeal: el crecimiento de los robots personales» en español.

Desde niña, viendo por primera vez la «Guerra de las Galaxias», quedé fascinada con la idea de los robots personales.

Y como niña, me encantaba la idea de un robot que interactuara con nosotros como un secuaz servicial en quien confiar…

algo que disfrutáramos y enriqueciera nuestras vidas y nos ayudara a salvar una o dos galaxias.

Yo sabía que robots como esos realmente no existían, pero sabía que quería construirlos.

Pasaron 20 años…

soy estudiante de postgrado en el MIT y estudio inteligencia artificial, es el año 1997, y acaba de descender el primer robot de la NASA en Marte.

Pero, irónicamente, los robots aún no están en nuestra casa.

Y recuerdo que pensé en todas las razones por las que era así.

Pero una me llamó la atención.

La robótica se había ocupado de la interacción con las cosas, no con las personas; no en una forma social que nos resultara natural y ayudara a la gente a aceptar a los robots en sus vidas diarias.

Para mí, eso era una incógnita, algo que los robots no podían hacer todavía.

Y entonces ese año comencé a construir este robot, Kismet, el primer robot social del mundo.

Así que tres años más tarde…

y mucha programación mediante, trabajando en el laboratorio con otros estudiantes de posgrado Kismet estaba listo para empezar a interactuar con la gente.

(Video) Científico: Quiero mostrarte algo.

Kismet: (Sin sentido).

Científico: Este es un reloj que me dio mi novia.

Kismet: (Sin sentido).

Científico: Sí, mira, también tiene una lucecita azul.

Casi lo perdí esta semana.

Cynthia Breazeal: Así Kismet interactuó con la gente como un niño que no habla o que todavía no habla, que supongo era apropiado, porque en realidad era el primero de su tipo.

No hablaba el idioma, pero no importaba.

Este pequeño robot podía de alguna forma calar hondo en nuestro ser social.

Y era la promesa de una forma totalmente nueva de interacción con los robots.

Así que en los últimos años continué explorando esta dimensión interpersonal de los robots, ahora en el Media Lab [MIT] con mi propio equipo de estudiantes muy talentosos.

Uno de mis robots favoritos es Leonardo.

Hemos desarrollado a Leonardo en colaboración con Stan Winston Studio.

Y quiero mostrarles un momento especial para mí de Leo.

Este es Matt Berlin interactuando con Leo, presentándole a Leo un nuevo objeto.

Y, como es nuevo, Leo no sabe qué hacer realmente con él.

Pero, al igual que nosotros, puede aprender mirando la reacción de Matt.

(Video) Matt Berlin: Hola Leo.

Leo, este es Cookie Monster.

¿Puedes encontrar a Cookie Monster?

Leo, Cookie Monster es muy malo.

Es muy malo, Leo.

Cookie Monster es muy, muy malo.

Es un monstruo aterrador.

Quiere tus galletas.


(Risas)
CB: Muy bien, Leo y Cookie pueden haber tenido un comienzo difícil pero ahora se llevan muy bien.

Lo que aprendí al desarrollar estos sistemas es que los robots en realidad son una tecnología social fascinante donde su capacidad real para accionar nuestros resortes sociales e interactuar con nosotros como socio es una parte central de su funcionalidad.

Y, con ese cambio de mentalidad, ahora podemos imaginar nuevos interrogantes, nuevas posibilidades para los robots que de otra forma no habríamos pensado.

Pero,

¿qué quiero decir con «accionar los resortes sociales»?

Bien, una de las cosas que he aprendido es que, si diseñamos estos robots para comunicarse con nosotros usando el mismo tipo de lenguaje, el mismo tipo de señales no verbales que usa la gente -como Nexi, nuestro robot humanoide lo hace aquí- vemos que la gente responde a los robots muy similar a como responde a otras personas.

La gente usa estas señales para determinar cosas como cuán persuasivo es alguien, cuán simpático, cuán participativo, cuán confiable.

Resulta que es lo mismo para los robots.

Ahora está resultando que los robots se están convirtiendo en una nueva herramienta científica muy interesante para entender el comportamiento humano.

Para responder a preguntas como:

¿cómo es que, a partir de un breve encuentro, somos capaces de estimar cuán confiable es otra persona?

Se cree que la imitación juega un papel, pero

¿cómo?

¿Es la imitación de gestos específicos lo que importa?

Resulta que es muy difícil aprender o entender esto de mirar a las personas porque cuando nos comunicamos hacemos todas estas señales de forma automática.

No podemos controlarlas en detalle porque para nosotros son subconscientes.

Pero con un robot se puede.

Y así en este video…

este es un video del laboratorio de David DeSteno en la Universidad de Northeastern.

Él es un psicólogo con quien hemos estado colaborando.

Hay un control científico cuidadoso de las señales de Nexi para poder estudiar estas preguntas.

Y la conclusión es -la razón por la que esto funciona es- porque resulta que la gente se comporta como gente aún interactuando con un robot.

Considerando esta idea clave, ahora podemos empezar a imaginar nuevos tipos de aplicaciones para los robots.

Por ejemplo, si los robots responden a nuestras señales no verbales, quizá esa sería una nueva tecnología de comunicación.

Imaginen esto:

¿Qué tal un accesorio robot para el móvil?

Uno llama a una amiga, ella pone su auricular en un robot, y ¡chan! uno es MeBot; se puede hacer contacto visual, hablar con los amigos, moverte, hacer gestos…

tal vez lo más parecido a estar realmente allí,

¿o no?

Para explorar este interrogante mi estudiante, Siggy Adalgeirsson, hizo un estudio donde trajimos participantes humanos, gente, a nuestro laboratorio para hacer una tarea colaborativa con un colaborador a distancia.

La tarea implicó cosas como mirar un conjunto de objetos sobre una mesa, analizarlos en términos de su importancia y pertinencia para realizar una determinada tarea -esto terminó siendo una tarea de supervivencia- y luego clasificarlos en términos de cuán valioso e importante pensaban que eran.

El colaborador a distancia fue un experimentador de nuestro grupo donde se usó una de las tres tecnologías diferentes para interactuar con los participantes.

Así que lo primero fue sólo la pantalla.

Esto es como la videoconferencia de hoy.

Lo siguiente fue agregarle movilidad: la pantalla sobre una base móvil.

Si están familiarizados con algunos de los robots telepresenciales de hoy, esto es como un reflejo de esa situación.

Y luego MeBot completamente expresivo.

Luego de la interacción le pedimos a la gente que calificara su calidad de interacción con la tecnología, con el colaborador a distancia, a través de esta tecnología en diferentes formas.

Observamos la participación psicológica:

¿Cuánta empatía sentiste por la otra persona?

Observamos la participación general.

Observamos sus deseos de colaborar.

Y esto es lo que vemos cuando sólo usan la pantalla.

Resulta que cuando se agrega movilidad -la capacidad de rodar por la mesa- se logra un poco más de estímulo.

Y aún más si se agrega expresividad completa.

Pareciera como que esta personificación física social realmente marca una diferencia.

Ahora tratemos de darle a esto un poco de contexto.

Sabemos que las familias de hoy viven cada vez más separadas y definitivamente eso tiene un gran impacto en las relaciones y en los lazos familiares en la distancia.

En mi caso, tengo 3 niños pequeños y quiero que tengan una relación muy buena con sus abuelos.

Pero mis padres viven a miles de kilómetros de distancia, por lo tanto no se ven con mucha frecuencia.

Intentamos con Skype, con el teléfono, pero mis niños son pequeños; realmente no quieren hablar, quieren jugar.

Les encanta la idea de pensar en los robots como un nueva tecnología para jugar a la distancia.

Así que imagino un tiempo no muy lejano…

mi madre va a su computadora, abre un navegador y se conecta con un pequeño robot.

Y como abuela-robot, ahora puede jugar, realmente jugar, con mis hijos, con sus nietos, en el mundo real, con sus juguetes reales.

Imagino a las abuelas pudiendo jugar con sus nietas, con sus amigos, y pudiendo compartir todo tipo de actividades en la casa, como compartir un cuento antes de dormir.

Y a través de esta tecnología participar activamente en las vidas de sus nietos de una forma que hoy no es posible.

Pensemos en algunos otros ámbitos como ser la salud.

Hoy en EEUU más del 65% de las personas tienen sobrepeso o son obesos, y también tenemos un gran problema con los niños.

Y sabemos que a medida que uno envejece en la vida, si de joven fue obeso, puede tener enfermedades crónicas que no sólo disminuyen la calidad de vida sino que son una enorme carga económica para el sistema de salud.

Pero si los robots pueden ser interesantes, si nos gusta colaborar con los robots, si los robots son convincentes, tal vez un robot puede ayudar a mantener un programa de dieta y ejercicios, tal vez puede ayudar a controlar el peso.

Una especie de Pepito Grillo digital, como el muy conocido cuento de hadas, un sostén amigable que siempre está ahí para ayudar a tomar la decisión correcta de la forma correcta, en el momento adecuado, para ayudar a formar hábitos saludables.

Así que exploramos esta idea en nuestro laboratorio.

Este es un robot, Autom.

Cory Kidd desarrolló este robot para su trabajo de doctorado.

Y fue diseñado para ser un consejero de dieta y ejercicios.

Podía realizar un par de habilidades no verbales simples.

Podía hacer contacto visual.

Podía compartir información mirando a una pantalla.

Uno usaba una interfaz de pantalla para ingreso de datos, como la cantidad de calorías consumidas ese día, y la cantidad de ejercicio realizado.

Y entonces podía ayudar en el seguimiento.

Y el robot hablaba con voz sintética para entablar un diálogo de consejero modelado a partir de entrenadores, pacientes, etc.

Y construía una alianza de trabajo con uno mediante ese diálogo.

Podía ayudar a fijar objetivos y hacer el seguimiento del progreso, y servía de motivación.

Una pregunta interesante es:

¿La encarnación social es tan importante?

¿Importa que sea un robot?

¿Es la calidad del asesoramiento y la información lo que realmente importa?

Para responder esa pregunta hicimos un estudio en el área de Boston donde pusimos una de tres intervenciones en los hogares durante varias semanas.

Uno de los casos fue el robot que vieron ahí, Autom.

Otro fue una computadora que ejecutó la misma interfaz de pantalla táctil, ejecutó exactamente los mismos diálogos.

La calidad del asesoramiento fue idéntico.

Y el tercero fue un bolígrafo y un anotador, porque ese es el material típico utilizado al empezar la dieta y el ejercicio.

Así que una de las cosas que realmente queríamos ver no era cuánto adelgazaba la gente, sino cuánto interactuaban con el robot.

Porque el desafío no es adelgazar sino mantenerse.

Y cuanto más interacción haya con el material más probable es el éxito a largo plazo.

Entonces lo primero que quiero observar es cuánto tiempo interactuaba la gente con estos sistemas.

Resulta que la gente interactuaba con el robot mucho más, aún cuando la calidad del asesoramiento era idéntico al de la computadora.

Cuando se pidió a la gente que calificara la calidad de la colaboración, el robot tuvo mayor calificación y confiaban más en él.


(Risas)
Y si miramos la integración emocional fue completamente diferente.

La gente le da nombre a los robots.

Los visten.


(Risas)
Incluso cuando pasábamos a recoger los robots al final del estudio, nos acompañaban al auto y les decían adiós a los robots.

No hacían esto con una computadora.

Por último quiero hablar del futuro de los medios para niños.

Sabemos que hoy los niños pasan mucho tiempo detrás de las pantallas, sean de televisión, o de videojuegos, etc.

Mis hijos adoran la pantalla.

Les encanta.

Pero quiero que jueguen, como madre quiero que ellos jueguen juegos del mundo real.

Por eso tengo un nuevo proyecto en mi grupo que quiero presentarles hoy llamado Playtime Computing [Info Recreo, NT] que trata de pensar qué es lo interesante de los medios digitales y llevarlos, literalmente, fuera de la pantalla, hacia el mundo real del niño, donde pueda adoptar muchas de las propiedades del juego del mundo real.

Esta es la primera exploración de esta idea en la que los personajes pueden ser físicos o virtuales, y el contenido digital literalmente puede salir de la pantalla al mundo real y volver.

Me gusta pensarlo como el Atari Pong de este juego de realidad híbrida.

Pero podemos llevar esta idea más lejos.

¿Qué tal si…

(Juego) Nathan: Aquí viene.

¡Sí! CB: …el personaje mismo puede entrar a tu mundo?

Resulta que a las niños les encanta cuando el personaje se vuelve real y entra en su mundo.

Y cuando está en su mundo, se pueden relacionar y jugar de una forma totalmente diferente a como juegan en la pantalla.

También es importante esta idea de la persistencia del personaje a través de las realidades.

Así que los cambios que los niños hacen en el mundo real deben trasladarse al mundo virtual.

Aquí, Nathan ha cambiado la letra A por el número 2.

Imaginen que quizás estos símbolos le dan al personaje poderes especiales cuando entra al mundo virtual.

Así que ahora están enviando de vuelta al personaje a ese mundo.

Y ahora tiene poder de número.

Y, finalmente, aquí estoy tratando de crear una experiencia realmente inmersiva para los niños, donde de verdad se sientan parte de esa historia, parte de esa experiencia.

Y realmente quiero despertar su imaginación así como «La Guerra de las Galaxias» despertó mi imaginación.

Pero quiero hacer más que eso.

De hecho, quiero que ellos creen esas experiencias.

Quiero que sean capaces de construir su imaginación con estas experiencias y que las hagan propias.

Para ello hemos estado explorando un montón de ideas en telepresencia y realidad híbrida para posibilitarles a los niños proyectar sus ideas en este espacio donde puedan interactuar con otros niños y construir sobre ello.

Quiero llegar a nuevas formas de medios para niños que fomenten la creatividad, el aprendizaje y la innovación.

Creo que eso es muy, muy importante.

Así que este es un nuevo proyecto.

Hemos invitado a muchos niños a este espacio, y ellos piensan que está muy bueno.

Pero debo decirles que lo que más les gusta es el robot.

Lo que les importa es el robot.

Los robots nos tocan una fibra humana íntima.

Y ya sea que nos estén ayudando a ser más creativos e innovadores, o que nos ayuden a sentirnos más conectados a pesar de la distancia, o que sean los secuaces en quien confiar que nos ayudan a lograr nuestras metas personales para dar lo mejor de nosotros mismos, para mí hablar de robots es hablar de personas.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/cynthia_breazeal_the_rise_of_personal_robots/

 

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