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Charla «Dave Eggers formula su deseo del Premio TED: Érase una vez una escuela» de TED2008 en español.
Al aceptar su premio TED 2008, el escritor Dave Eggers le pide a la comunidad TED que se comprometa personal y cretivamente con las escuelas públicas de sus barrios. Con un entusiasmo fascinante, nos cuenta cómo su centro de tutorías 826 Valencia ha inspirado a otras personas por todo el mundo a abrir sus propios laboratorios de escritura gestionados por voluntarios.
- Autor/a de la charla: Dave Eggers
- Fecha de grabación: 2008-02-28
- Fecha de publicación: 2008-03-18
- Duración de «Dave Eggers formula su deseo del Premio TED: Érase una vez una escuela»: 1535 segundos
Traducción de «Dave Eggers formula su deseo del Premio TED: Érase una vez una escuela» en español.
Muchas gracias a todo el mundo en TED, especialmente a Chris y a Amy.
No me puedo creer que esté aquí.
No he dormido en semanas.
Neil y yo comparábamos sentados allí lo poco que habíamos dormido.
pensando en esto.
Nunca he estado tan nervioso — y hago esto cuando estoy nervioso.
Me acabo de dar cuenta.
Bien, voy a hablar de más o menos lo que hicimos en esta organización llamada 826 Valencia, y luego voy a hablar de cómo todos podemos apuntarnos para hacer cosas similares.
Allá por el año 2000, vivía en Brooklyn.
Estaba intentando terminar mi primer libro.
Caminaba atontado todos los días porque me dedicaba a escribir de 12 a 5 de la madrugada.
Por ello caminaba como aturdido durante el día.
No tenía la agudeza mental para hablar durante el día, pero tenía un horario flexible.
En el barrio de Brooklyn donde vivía, Park Slope, había muchos escritores — un número enorme de escritores en comparación con la cantidad de gente normal.
Además, yo había crecido rodeado de muchos profesores.
Mi madre era profesora.
Mi hermana se hizo profesora y muchos de mis amigos se hicieron profesores después de sus estudios universitarios.
Así que siempre les estaba eschuchando hablar sobre sus vidas y lo mucho que inspiraban, y que realmente eran el grupo más trabajador y constantemente inspirador que yo conocía.
Pero sabía muchas de las cosas contra las que estaban, muchas de las luchas a las que tenían que enfrentarse.
Y una de ellas era que muchos de mis amigos que trabajaban en colegios urbanos tenían problemas para que sus alumnos se mantuvieran en el nivel requerido sobre todo en sus competencias lectora y escritora.
Bien, muchos de estos estudiantes venían de hogares donde no se hablaba inglés muchos de ellos con necesidades especiales diferentes y dificultades para el aprendizaje.
Y por supuesto estaban trabajando en colegios que a veces y muy a menudo no tenían el presupuesto suficiente.
Y me hablaban de ello y decían «¿Sabes? Lo que realmente necesitamos es simplemente más gente, más personas, más atención individualizada, más horas, más experiencia de gente que sepan inglés y que puedan trabajar con estos alumnos de forma individualizada».
Bien, yo les decía: «¿Por qué no trabajan ustedes con ellos individualmente?» Y ellos respondían: «Bueno, tenemos cinco clases de 30 a 40 estudiantes cada una.
Esto supone 150, 180, 200 estudiantes por día.
¿Cómo podemos dar a cada alumno ni siquiera una hora a la semana de atención individualizada?» Tendrías que multiplicar la semana laboral y clonar a los profesores.
Y empezamos a hablar de esto.
Y al mismo tiempo, Pensé en un grupo enorme de gente que yo conocía:€ escritores, editores, periodistas, estudiantes graduados, profesores, de todo.
Todos ellos tenían un horario flexible durante el día e interés en el inglés — Yo creo tener interés en el inglés, pero no lo estoy hablando muy bien ahora mismo.
Lo intento.
Me puede el reloj.
Pero todo el mundo que conocía estaba interesado en la importancia de la palabra escrita para cultivar una democracia y una vida culta.
Y tenían, ¿saben?, tiempo e interés, pero al mismo tiempo no había, que yo supiera, una vía de comunicación en mi comunidad que pudiera juntar a estas dos comunidades.
Así que cuando me mudé de vuelta a San Francisco, alquilamos este edificio.
Y la idea era poner allí McSweeney´s — McSweeney’s Quarterly, la revista que publicábamos dos o tres veces al año.
y algunas otras revistas — íbamos a mudarnos a una oficina por primera vez.
La oficina solía ser mi cocina en Brooklyn.
Íbamos a mudarnos a una oficina, e íbamos a compartir el espacio con un centro de tutorías.
Así que pensamos: «Tenemos a todos estos escritores, editores y demás — algo así como una comunidad escritora que va a venir a la oficina todos los días de todos modos, ¿por qué no abrimos entonces la parte delantera del edificio para que vengan después del colegio, y reciban ayuda con sus deberes escolares de forma que básicamente no haya límites entre esas dos comunidades?» La idea era que nosotros trabajaríamos en lo que estuviéramos trabajando, y a las 2.30 los estudiantes entrarían y dejarías de hacer lo que estuvieras haciendo.
o lo cambiarías o lo harías un poco más tarde o lo que fuera.
Darías esas horas por las tardes a los estudiantes del barrio.
Bien, teníamos este sitio, lo alquilamos.
el dueño estaba a favor de la idea.
Teníamos este mural, es un mural de Chris Ware que básicamente explica toda la historia de la palabra impresa, en forma de mural — lleva un montón de tiempo para asimilarlo y tienes que pararte en medio de la calle.
Así que alquilamos este espacio.
Y todo iba bien excepto cuando el dueño dijo: «Bien, este espacio es zona comercial, sí que tienen que inventarse algo.
Tienen que vender algo.
No pueden tener simplemente un centro de tutorías».
Y pensamos: «Je, je.
¿De verdad?© Y no se nos ocurrió nada que vender, pero investigamos lo necesario.
El edificio había sido una sala de pesas, así que había suelos de goma, techos de azulejos aislantes, luces fluorescentes.
Quitamos todo y encontramos unos hermosos suelos de madera, vigas encaladas y parecía — mientras que renovábamos este sitio alguien dijo: «¿Sabes?, parece el casco de un barco».
Y miramos a nuestro alrededor y alguien más dijo: «Bueno, deberían vender suministros para bucaneros en activo.» Y eso es lo que hicimos.
Y a todo el mundo le causó risa, y dijimos: «Eso es lo que precisamente queremos.
Vendamos artículos para piratas».
Será una tienda para piratas.
¿Ven esto? Es una especie de bosquejo que hice en una servilleta.
Un carpintero construyó todo esto y, ven, hicimos que se viera como un lugar para piratas.
Aquí ven tablones que se venden por metros y aquí hay artículos para combatir el escorbuto.
y aquí tenemos las patas de palo, hechas a medida para ustedes.
arriba ven la colección de parches con la columna negra para los parches de uso diario su parche diario, y los de colores pastel y otros tonos para salir por la noche — ocasiones especiales, bar mitzvahs o lo que sea.
Así que abrimos este sitio.
Y esto es una cuba que llenamos con tesoros para que los estudiantes los revolvieran estos son ojos de respuesto, por si pierden uno; y estos son algunos letreros que tenemos por todas partes: «Bromas prácticas con piratas».
Mientras que lees el letrero, tiramos de una cuerda detrás del mostrador y ocho fregonas te caen en la cabeza.
Esta fue mi contribución — Dije que quería que le cayera algo a la gente en la cabeza.
Y fueron fregonas.
Y este es el teatro para peces, que es un recipiente de agua salada con tres asientos.
y justo detrás de todo esto, organizamos este espacio que era el centro para tutorías.
Ahí está el centro de tutorías, y detrás las oficinas de McSweeney, donde todos nosotros trabajaríamos en la revista y editando libros y cosas de esas.
Los muchachos entrarían — o pensábamos que entrarían.
Debería volver atrás.
Dispusimos todo, abrimos el lugar, y pasamos meses y meses renovando este lugar.
Teníamos mesas, sillas, ordenadores, todo.
Fui a una subasta de una dot-com en un Holiday Inn en Palo Alto y compré 11 G4 sin mayor problema.
Bueno, los compramos, lo instalamos todo y esperamos.
Comencé con 12 amigos míos, gente que había conocido por años que eran escritores del barrio.
Y nos sentamos.
A las 2.30 poníamos un tablón fuera en la acera que decía: «Clases particulares para tus necesidades con el inglés y con la composición — Entra.
Es gratis».
Y pensamos: «Van a abalanzarse, y les va a encantar».
Pero no pasó así.
Y esperamos, nos sentamos en las mesas, esperamos.
Y todos nos estábamos desilusionando porque habíamos esperado durante semanas, y realmente no había entrado nadie.
Y de repente alguien nos llamó la atención sobre el hecho de que a lo mejor había una falta de confianza proque estábamos trabajando en una tienda de artículos para piratas.
Nunca nos habíamos dado cuenta, ¿saben? Y entonces, en aquellas fechas persuadí a una mujer llamada Nineveh Caligari, una educadora de San Francisco con mucha experiencia — estaba dando clase en México D.F.
y tenía toda la experiencia que era necesaria, sabía todo sobre educación, estaba conectada con todos los profesores y los miembros de la comunidad en el barrio.
La convencí para que se mudara de México D.F.
donde estaba trabajando y que se convirtiera en nuestra directora ejecutiva.
Inmediatamente, hizo avances con los profesores y los padres y los estudiantes y con todo.
y de repente teníamos lleno todos los días.
Y lo que estábamamos intentando ofrecer todos los días era atención individualizada.
La meta era tener un proproción uno a uno con cada uno de esos estudiantes.
¿Saben? Está comprobado que con 35 a 40 horas de atención individualizada por año los estudiantes pueden alcanzar el nivel de un curso superior.
Y así muchos de estos estudiantes, que no hablan inglés en sus hogares.
Vienen, muchas veces con sus padres — no pueden verlo, pero justo aquí tenemos un banco de iglesia que compré en una subasta en Berkely — los padres a veces observan mientras que sus hijos reciben la clase particular.
Esa era la base de todo, la atención individualizada.
Y nos encontramos entonces llenos de muchachos todos los días.
Si se encuentran en la calle Valencia o cerca de ella alrededor de las 2 de la tarde, o 2.30, a menudo serán atropellados por estos muchachos y sus mochilones, o lo que sea, en su carrera hacia este espacio.
Lo que es muy extraño ya que en cierto sentido es una escuela.
Pero estaba sucediendo algo psicológico aquí, algo que era un poco diferente.
Y el otro aspecto era que no había estigmas.
Los muchachos no iban al «Centro para chicos que necesitan más ayuda» o lo que fuera.
Era 826 Valencia.
En primer lugar, era una tienda de artículos para piratas, algo que es una locura.
Y luego había una editorial en la parte trasera.
Y por eso, muy a mendudo, nuestros estudiantes en prácticas trabajaban en las mismas mesas, codo con codo, en ordenadores contiguos, al lado de los estudiantes.
Y así se convirtió en un centro de tutorías — un centro editorial, como lo llamábamos — y un centro de escritura.
Entran y pueden estar trabajando con un alumno de secundaria que está haciendo una novela — porque también hemos tenido estudiantes de gran talento.
No hay estigmas.
Trabajan codo a codo.
Es un ambiente creativo.
Están viendo a adultos.
Están modelando su comportamiento.
Estos adultos trabajan en su campo.
Pueden dirigirse a uno de estos adultos, plantearles preguntas y todo se nutre mutuamente.
Hay mucha interpolinización.
El único problema, especialmente para los adultos que trabajan en McSweeney, que no habían previsto esto necesariamente cuando se apuntaron a hacerlo, fue que sólo había un cuarto de baño.
Con alrededor de 60 muchachos por día, es un problema.
Pero, ¿saben? hay algo especial en esto de que los muchachos terminen su tarea en un día determinado, teniendo toda su atención — se van a casa, han terminado.
No se andan con rodeos, no hacen sus tareas delante del televisor.
Se pueden ir a casa a las 5.30, disfrutar de su familia, sus pasatiempos, ir fuera, jugar.
Y eso es lo que hace una familia feliz.
Y un montón de familias felices en un barrio forma una comunidad feliz.
Un montón de comunidades felices juntas es una ciudad feliz y un mundo feliz.
¡Así que la clave de todo son los deberes escolares! Aquí lo tienen, ¿saben?, la atención individualizada.
Así que empezamos con unos 12 voluntarios, y más tarde llegamos a tener alrededor de 50.
Y después varios cientos.
Y ahora tenemos unos 1400 voluntarios en nuestra lista.
Y ponemos todas las facilidades para los voluntarios.
Lo fundamental es que, aunque sólo tengas unas horas al mes, esas dos horas de trabajo codo a codo, junto a un estudiante, con la atención concentrada, con esta luz brillando sobre su trabajo, sus pensamientos y su propia forma de expresarse, van a ser totalmente transformadoras porque muchos de estos estudiantes nunca han tendido nada igual.
Entonces dijimos: «Aunque sólo tengas dos horas un domingo cada seis meses, no importa.
Va a ser suficiente».
En parte por esto nuestro elenco de tutores aumentó tan rápidamente.
Entonces dijimos: «Bien, ¿qué vamos a hacer con todo este espacio durante el día, porque ha de usarse antes de las 2.30?» Así que empezamos a traer clases durante el día.
De esta forma, cada día, había una excursión en la que creaban un libro; ahí pueden ver cómo lo escriben.
Esta es una clase tremendamente animada sobre el proceso de escribir.
Sólo tienes que poner una cámara en una clase, y siempre va a verse lo mismo.
Bien, este es un de los libros que hacen.
Noten el título del libro, «El libro que nunca se tomó prestado: Titanic».
Y la primera línea del libro dice: «Érase una vez un libro llamado Cindy que trataba sobre el Titanic».
Bien, mientras, hay un adulto detrás pasando esto al ordenador, tomándoselo completamente en serio, lo cual los asombra.
Bien, teníamos más tutores a nuestra disposición.
Aquí se muestra a algunos de los tutores durante uno de estos eventos.
Los profesores con los que trabajamos — y todo es diferente para los profesores — nos dicen qué hacer.
Fuimos pensando: «Somos al fin y al cabo completamente maleables.
Ustedes nos tienen que decir.
Los padres nos van a decir.
Los profesores nos van a decir cómo podemos ser de mayor ayuda».
Y entonces dijeron: «¿Por qué no vienen a los colegios? Porque qué pasa con los estudiantes que no van a su centro de tutorías, que no tienen padres activos que los lleven allí, o que no viven lo suficientemente cerca?» Y así empezamos diciendo: «Bien, tenemos 1200 personas en nuestra lista de tutores.
Simplemente corramos la voz».
Un profesor dirá: «Necesito 12 tutores para los cinco próximos domingos.
Estamos trabajando en los ensayos para entrar en la universidad.
Envíenoslos».
Y lo haríamos saber: 1400 tutores.
Quien pueda, que se apunte.
Van una media hora antes de la clase.
El profesor les dice qué hacer, cómo hacerlo, qué han aprendido, cómo va el proyecto hasta el momento.
Ellos trabajan guiados por le profesor, y todo en una gran sala.
Y esto es realmente lo peor de lo que hacemos, la gente yendo directamente desde su trabajo, desde su casa, directamente a la clase y trabajando directamente con los estudiantes.
Así somos capaces de trabajar con miles y miles de estudiantes más.
Entonces otro colegio dijo: «Bien, qué tal si les damos un aula y ponen a sus tutores allí todo el día?» Bien, esta es la sala de escritores de Everett Middle School, que decoramos al estilo bucanero.
Está al lado de la biblioteca.
Y atendemos a los 529 niños de esa escuela.
Este es su periódico, el «Straight-Up News».
que tiene una columna regular del alcalde Gavin Newsom en dos lenguas: inglés y español.
Bien, un día nos escribió Isabel Allende y nos dijo: «¿Por qué no asignan un libro a alumnos de secundaria? Quiero que escriban sobre cómo conseguir la paz en un mundo violento».
Y entonces fuimos a la escuela secundaria Thurgood Marshall, que es una escuela con la que habíamos trabajado en otros proyectos, y les dimos la tarea a los estudiantes.
Y les dijimos: «Isabel Allende va a leer todos sus ensayos al final.
Y los va a publicar en un libro.
Va a financiar la publicación de una edición de bolsillo de este libro.
Va a distribuirse en las librerías de la Bahía y en Amazon y todo eso».
Y entonces estos chicos trabajaron más que nunca en sus vidas porque había una audiencia externa, estaba Isabel Allende al otro lado.
Creo que tuvimos unos 170 tutores trabajando en este libro con ellos y salió increíblemente bien.
Tuvimos una fiesta enorme al final.
Este es un libro que pueden encontrar en cualquier sitio.
Y esto fue el principio.
Amy Tan esponsorizó el siguiente.
«Podría llegar a cualquier lugar».
Y esto se convirtió en algo normal.
Más y más libros.
Ahora somos adictos a esto del libro.
Los chicos trabaján más que nunca en su vida si saben que va a ser algo permanente, si saben que va a estar en un estante, si saben que nadie puede hacer de menos lo que pensaron y dijeron, que hemos respetado sus palabras y sus pensamientos con cientos de horas de cinco, seis versiones — toda esta atención que damos a sus pensamientos.
Y una vez que alcanzan ese nivel, una vez que han escrito a ese nivel, no van a volver nunca atrás.
Es absolutamente transformador.
Y todos se venden en la tienda.
Esto es al lado de los tablones.
Vendemos todos los libros de los estudiantes.
¿En que otro lugar los pondrían, verdad? Así que los vendemos y entonces algo raro ha estado sucediendo con las tiendas.
La tienda, de hecho — si bien empezamos como una broma — la tienda de hecho daba dinero.
Con ello pagábamos el alquiler.
Y quizá esto sea algo sólo de San Francisco — no sé, no quiero juzgar.
Pero la gente entraba — ¡y esto era antes de las películas de piratas y todo eso! Y se hacía dinero.
No mucho dinero.
pero lo suficiente para pagar el alquiler y un empleado a tiempo completo.
Hay mapas del océano que pueden ver a la izquierda.
Se convirtió en una puerta hacia la comunidad.
La gente entraba y decía: «¿Qué —-? ¿Qué es esto? No quiero decir palabrotas en la web.
¿Es una regla? No lo sé.
Y decían: «¿Qué es esto?» Y la gente entraba y averiguaba más sobre ello.
Y justo detrás — normalmente hay una cadena alli — justo detrás, podían ver a los muchachos en sus clases particulares.
Esta es una excursión.
Y ellos comprando.
y entonces era más fácil que compraran manteca de cerdo, o mijo para su loro o un garfio.
o un protector nocturno para garfios, todas esas cosas que vendemos.
La tienda entonces iba realmente bien.
Pero atrajo a mucha gente: profesores, benefactores, voluntarios, todo el mundo.
Porque estaba en el piso bajo.
Estaba abierta al público.
No era una ONG enterrada, ¿saben?, en el piso 30 de un edificio en el centro.
Estaba justo en el barrio al que estaba sirviendo, y estaba abierta al público siempre.
Así, sucedió esta especie de accidente raro y dichoso.
De forma que todo el mundo que conocía en Brooklyn dijeron: «Bien, ¿por qué no tenemos un sitio así aquí?» y muchos de ellos habían sido educadores antes o habrían querido serlo, y se unieron a diseñadores y escritores locales, y tomaron la idea de forma independiente e hicieron su propio proyecto.
No querían vender artículos para piratas; pensaron que eso no iba a funcionar allí.
Entonces, sabiendo de la comunidad anti-crimen de Nueva York, abrieron la Compañía de artículos para superhéroes de Brooklyn.
Con un diseño maravilloso de Sam Pott.
Y lo hicieron de forma que pareciera una de esas ferreterías que tienen que tener todo aquello que han vendido en alguna ocasión, ¿saben?, por todas partes.
Así que abrieron este lugar.
Dentro es como un Costco (almacén al mayor) para superhéroes — todos los artículos en su forma básica.
Todos están hechos a mano Todos son productos pensados para otros fines, o lo que sea.
Todo el embalaje lo hace Sam Potts.
Así aquí tienen la unidad de contención para villanos, donde los niños ponen a sus padres.
La oficina.
En esta camarita usted pone su producto, que sube mediante un ascensor eléctrico y el tipo que está detrás del mostrador te dice que tienes que recitar el voto de heroísmo, si quieres comprar algo.
Y esto limita realmente sus ventas.
Personalmente, creo que es un problema.
Ya que lo tienen que hacer con la mano sobre el corazón y todo eso.
Aquí ven algunos productos.
Todos están hechos a mano.
Esto es un kit de identidad secreta.
Si quieres adoptar la identidad de Sharon Boone, una ejecutiva de mercadotecnia americana de Hoboken en Nueva Jersey.
Es un dosier completo con todo lo que necesitarías saber sobre Sharon Boone.
Y esta es la «capería» donde se le ajusta su capa, y luego sube estos tres empinados escalones y encendemos tres ventiladores hidráulicos desde cada lado y puede ver su capa en acción.
No hay nada peor, ¿saben?, que estar allí arriba y la capa se pliegue o algo por el estilo.
Y luego, la puerta secreta — es uno de los estantes que no se ve cuando se entra pero se abre lentamente.
Lo pueden ver en el centro, al lado de los ganchos.
Se abre y el centro de tutorías está en detrás.
¡Pueden ver el efecto completo! Pero todo esto es — solo quiero enfatizarlo — financiado y construido de forma local.
Todos los diseñadores y constructores fueron de la zona, y todo se hizo de forma altruista.
Yo fui una vez y les dije: «Chicos, lo están haciendo fabulosamente», o algo así.
Y eso fue todo.
Pueden ver la hora de los cinco distritos de Nueva York en la parte trasera.
Este es el espacio durante las horas de tutorías.
Siempre hay mucho trajín.
Los mismos principios: atención individualizada, devoción completa al trabajo del estudiante y un optimisto ilimitado y una posibilidad para la creatividad y las ideas.
este interruptor está accionado en sus cabezas cuando caminan por los 18 pies de esta estrambótica tienda, ¿verdad? Es colegio pero no es colegio.
Claramente no es colegio, aunque trabajen codo con codo en las mesas, lápices, papeles, lo que sea.
Este es uno de los alumnos, Khaled Hamdan.
Pueden leer su cita.
Adcito a los vídeojuegos y la televisión.
No se podía concentrar en casa.
Llegó aquí.
Se le dio esta atención concentrada.
Y no pudo escapar.
Así que muy pronto, estaba escribiendo.
Terminaba su tarea pronto — se hizo adicto a terminar su tarea.
Es algo adictivo terminar la tarea que te la revisen y saber que va a alcanzar la siguiente etapa y estar preparado para el colegio al día siguiente.
Así que si hizo adicto a ello y empezó a hacer otras cosas.
Ya ha publicado en cinco libros.
Colaboró como autor en un documental de broma sobre superhéroes fracasados llamado «Super-Han-Sidos».
Escribió una serie sobre «El pingüino Balboa», que es un pinguino luchador — boxeador.
Y luego leyó sus libros just hace unas semanas ante 500 personas en Symphony Space, una gala benéfico para 826 New York.
Y está allí todos los días.
Es como el evangelio para él.
Trae a sus primos.
Hay cuatro miembros de la familia que vienen todos los días.
Bien, voy rápido.
Esto es Los Angeles.
El Echo Park Time Travel Mart.
«Donde estés, nosotros ya hemos estado».
Como un 7-11 para viajeros del tiempo.
Ven todo: es exactamente como un 7-11.
Sabandijas.
Trozos de mamut.
Incluso tienen su propia máquina de ? «Fuera de servicio.
Regrese ayer».
En fin.
Voy a seguir adelante.
Estos son espacios que están simplemente afiliados con nosostros, haciendo lo mismo: Word St.
en Pittsfield, Massachusetts.
Ink Spot en Cincinnati.
Youth Speaks en San Francisco, California, que nos inspiró a nosotros.
Studio St.
Louis en St.
Louis.
Austin Bat Cave en Austin.
Fighting Words en Dublín, Irlanda, iniciativa de Roddy Doyle; este abrirá en abril.
Y ahora voy con mi deseo TED – ¿puedo? Bien.
Tengo un minuto.
Ahí va mi deseo TED: Deseo que ustedes – ustedes de forma personal y toda organización e individuo creativos que ustedes conozcan – encuentren una forma de comprometerse directamente con un colegio público de su área y que después nos cuenten la historia sobre cómo se involucraron, de forma que dentro de un año dispongamos de mil ejemplos ¡mil! — de alianzas público-privadas innovadoras.
¡Grandes saltos hacia delante! Y pueden ser cosas que quizá ya estén haciendo.
Sé que muchas personas en esta sala están haciendo ya cosas realmente interesantes.
Lo sé a ciencia cierta.
Así que, cuéntennos esas historias e inspiren a otros desde el sitio web.
Hemos creado un sitio web.
Voy a cambiar a «nosotros» y no «yo» espero: Esperamos que los asistentes a esta conferencia marquen el comienzo de una nueva era de participación en nuestras escuelas públicas.
Esperamos que tomen la delantera en esta iniciativa asociando su espíritu innovador y su experiencia con el de los educadores innovadores en su comunidad.
Dejen siempre que los profesores marquen la ruta.
Ellos les dirán cómo pueden serles de ayuda.
Espero que intervengan y ayuden.
Hay millones de formas.
Pueden ir a su escuela local y consultar con los profesores.
Ellos siempre les dirán cómo ayudar.
Así — este es el caso del Hot Studio en San Francisco, que hicieron este trabajo tan fenomenal.
Este sitio web tiene ya una serie de historias, muchas ideas.
Se llama «Había una vez una escuela» que es un nombre estupendo, creo.
En este sitio se documentará todo proyecto que salga de esta conferencia y por todo elmundo.
Aquí tienen el sitio web; ven cuántas ideas.
Pueden inspirarse al leerlas; después añadan sus propios proyectos una vez que los hayan empezado.
Hot Studio hizo un trabajo fantástico en un plazo muy ajustado de tiempo.
Visiten el sitio.
Si tienen preguntas, pueden preguntar a este señor, que es nuestro director de programas nacionales.
Contestará su llamada.
Si le mandan un email, contestará cualquier pregunta que tengan.
Y les dará inspiración y ayudará a seguir adelante y les guiará por el proceso de forma que puedan ser agentes del cambio.
¡Y se divertirán! De esto trata esta charla — no tiene que ser algo estéril.
No tiene que ser algo burocráticamente insostenible.
Pueden hacer y usar las destrezas que tengan.
Las escuelas los necesitan.
Los profesores los necesitan.
Los estudiantes y sus padres los necesitan.
Los necesitan a ustedes: a su persona física y a sus mentes abiertas y sus oídos abiertos y su compasión ilimitada, sentados junto a ellos, escuchando y asintiendo y planteando preguntas por horas.
Algunos de estos chicos simplemente no saben lo buenos que son: lo inteligentes y lo mucho que tienen que decir.
Ustedes pueden decírselo.
Pueden hacer brillar esa luz sobre ellos, con una interacción humana cada vez.
Esperamos que se unan a nosotros.
Muchísimas gracias
https://www.ted.com/talks/dave_eggers_my_wish_once_upon_a_school/