Contenidos
Charla «David Holt interpreta música de las montañas» de TED2004 en español.
El músico folk y narrador David Holt, toca el banjo y comparte fotografías y la antigua sabiduría de los montes Apalaches. Además, muestra algunos instrumentos poco comunes, como el arco de boca y la sorprendente batería eléctrica a la que él llama el «traje tronador».
- Autor/a de la charla: David Holt
- Fecha de grabación: 2004-03-01
- Fecha de publicación: 2008-12-07
- Duración de «David Holt interpreta música de las montañas»: 1517 segundos
Traducción de «David Holt interpreta música de las montañas» en español.
Esta es tía Zip de Sodom, Carolina del Norte.
Tenía 105 años cuando le tomé esta foto.
Siempre decía cosas que me hacían detener a pensar: «El tiempo puede ser un gran curandero, pero no es un especialista en belleza».
(Risas)
Decía: «Pórtate bien con tus amigos porque sin ellos serías un completo extraño».
(Risas)
Esta es una de sus canciones.
Veamos si podemos conectar y hacerlo juntos.
Y Michael Manring me acompañará tocando el bajo.
Démosle una calurosa bienvenida.
(Aplausos)
Uno, dos, tres, cuatro.
(Música) ♫ Mi verdadero amor es una margarita de ojos negros; ♫ ♫ si no la veo, me vuelvo loco.
♫ ♫ Mi verdadero amor vive río arriba; ♫ ♫ unos cuantos saltos más y estaré con ella.
♫ ♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! ♫ ♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! Hey.
♫ Ahora imaginaros a la tía Zip a sus 105 años en Sodom, Carolina del Norte.
Yo iba y aprendía de ella estas antiguas canciones.
Ella ya no podía cantar mucho, ni tocar.
Yo la sacaba al porche delantero.
Abajo, estaba su nieto cultivando el campo de tabaco con una mula.
Una letrina doble por aquí, a un lado.
Y cantábamos esta vieja canción.
Ella no tenía demasiada energía, así que yo cantaba «Hey, hey» y ella simplemente contestaba «Susie de los ojos negros».
♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! ♫ ♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! Hey.
♫ ♫ Ella y yo fuimos a recoger moras.
♫ ♫ Ella se enfadó, y a mí me cayó una buena paliza.
♫ ♫ Patos en el estanque, gansos en el océano, ♫ ♫ esta preciosidad es el diablo cuando se le antoja.
♫ ♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! ♫ ♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! hey, ♫ ¡Que suene el banjo! ♫ ¡Venga!, ¡Casémonos él próximo día de Acción de Gracias! ♫ ♫ Yo no haré nada, ella se buscará la vida.
♫ ♫ Ella cocinará blackjacks, yo haré salsa de carne; ♫ ♫ algún día tendremos pollo, quizá.
♫ ♫ Hey, hey, hey,hey.
Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros!, ¡hey! ♫ Una vez más.
♫ Oh, hey, hey, ¡Susie de los ojos negros!, Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros! ♫ ♫ Hey, hey, ¡Susie de los ojos negros!, hey.
♫
(Aplausos)
Gracias, Michael.
Este es Ralph Stanley.
Cuando estudiaba en la Universidad de California en Santa Bárbara, en el Instituto de Estudios Creativos especializándome en arte y biología, él vino al campus.
Fue en 1968, o eso creo, y tocó al estilo bluegrass, pero casi al final del concierto tocó el banjo al estilo antiguo el que vino de África, junto con el banjo.
Este estilo se llama claw-hammer (garra-martillo), y él lo había aprendido de su madre y su abuela.
Me enamoré de ese estilo enseguida.
Fui hacia él y le pregunté cómo podía aprenderlo Y me contestó: «Puedes ir a Clinch Mountain, de donde provengo, o a Ashveville o a Mount Airy, Carolina del Norte, algún lugar con mucha tradición musical.
Porque muchos ancianos aún viven y tocan esos estilos del pasado».
Así que fui ese mismo verano.
Me encantaron la cultura y la gente.
Y bueno, volví a mis estudios, los terminé y les dije a mis padres que quería dedicarme a tocar el banjo.
Pueden imaginarse lo contentos que quedaron.
Y bueno, me gustaría mostrarles hoy algunas de las fotografías que tomé de mis mentores.
Sólo algunos de ellos, pero así quizá puedan hacerse una pequeña idea de esta gente.
Y también tocar un poco el banjo.
Hagamos un poco una mezcla.
(Música)
(Aplausos)
Esas últimas fotografías eran de Ray Hicks, que acaba de fallecer el año pasado.
Fue uno de los grandes trovadores del folk estadounidense.
Las historias del Viejo Jack que había aprendido — hablaba así, y apenas se le podía entender.
Pero era realmente magnífico.
Y vivía en esa casa, que su bisabuelo había construido.
Sin agua corriente ni electricidad.
Maravilloso, un tipo maravilloso.
Y pueden ver más fotografías Tengo una página web con un montón de fotografías que he tomado de alguna de esta gente que no he podido mostrarles hoy.
Este instrumento apareció en esas fotografías.
Se llama arco de boca.
Es con seguridad el primer instrumento de cuerda del mundo, y todavía se toca en las montañas sureñas.
Claro, que en aquella época no se utilizaba una cuerda moderna de guitarra ni nada parecido, simplemente se tomaba un palo y un intestino de gato y se ataba.
Era difícil para los gatos, pero daba un instrumento pequeño y genial.
Suena algo así.
(Música) ♫
¿Han oído las historias que contaban con alegría jóvenes y viejos ♫ ♫ sobre las peripecias de los chicos Johnson?
♫ ♫ Para tí Kate, para mí Sam; los dos tendremos un chico Johnson.
♫ ♫ Para tí Kate, para mí Sam; los dos tendremos un chico Johnson.
♫ ♫ Eran exploradores del ejército rebelde, ♫ ♫ eran conocidos por doquier.
♫ ♫ Cuando los yanquis los vieron venir tiraron las armas y se escondieron.
♫ ♫ Para tí Kate, para mí Sam; los dos tendremos un chico Johnson.
♫ ♫ Para tí Kate, para mí Sam; los dos tendremos un chico Johnson.
♫ Suena bien,
¿eh?
(Aplausos)
Creo que fue en 1954, más o menos.
Íbamos en el coche por las afueras de Gatesville, Texas, donde pasé mi edad más temprana.
Volvíamos del supermercado por las afueras de Gatesville.
Mi madre iba conduciendo; y mi hermano y yo en el asiento de atrás.
Estábamos muy enfadados con mi madre.
Mirábamos por la ventana.
Estábamos rodeados por cientos de hectáreas de campos de algodón.
Lo que ocurría era que habíamos estado en la tienda y mi madre no había querido comprarnos un tarro de Ovomaltina que tenía un cupón para el anillo decodificador del Capitán Medianoche.
Y, tío, eso nos cabreó.
Y mi madre no estaba muy dispuesta a aguantar demasiado tampoco, iba conduciendo y nos dijo: «¡Pero bueno! Os creéis que podéis tener todo lo que queráis.
No tenéis ni idea de lo duro que es ganar dinero.
Vuestro padre trabaja mucho.
Os creéis que el dinero crece en los árboles.
No habéis trabajado ni un día en vuestra vida.
Me ponéis enferma.
Vais a trabajar este verano».
Paró el coche y nos dijo: «¡Salid!» Mi hermano y yo nos bajamos.
Parados al borde de cientos de hectáreas de algodón.
Había cerca de cien negros en la zafra.
Mi madre nos cogió por los hombros, y nos condujo a través del campo.
Buscó al capataz y le dijo: «Tengo estos dos niñitos que no han trabajado ni un solo día en su vida».
Lógicamente, sólo teníamos 8 y 10 años.
(Risas)
Le dijo: «
¿Los pondría usted a trabajar?
» Seguro que al capataz le debió parecer una idea divertida: poner a trabajar a esos dos niñitos blancos de clase media en un campo de algodón…
En agosto en Texas…
hace calor.
Así que nos dio una bolsa a cada uno, de unos 3 metros de largo, así de ancho, y empezamos a recoger algodón.
Ahora, el algodón es suave, pero la planta está llena de espinas.
Y si no sabes muy bien lo que estás haciendo las manos empezarán a sangrarte al momento.
Y mi hermano y yo empezamos a recoger algodón y las manos nos empezaron a sangrar, y entonces…
«Mamáaa!» Y mamá estaba sentada al lado del coche así.
Ella no se iba a rendir.
Y creo que el capataz vio que tenía las de ganar.
Miraba disimuladamente desde atrás y cantaba en voz baja.
♫ «Hay una cuerda larga y ancha en el cielo, lo sé.
♫ ♫ No quiero que se vaya sin mí.
♫ ♫ Hay una cuerda larga y ancha en el cielo, lo sé.
♫ ♫ No quiero que se vaya sin mí».
♫ Y toda la gente de alrededor empezó a cantar respondiendo, y él cantaba: ♫ «Buenas noticias, buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Y no quiero que se vaya sin mí».
♫ Mi hermano y yo no habíamos escuchado nada igual en nuestra vida.
¡Era tan bonito! Allí nos quedamos recolectando algodón, sin quejarnos, sin llorar, mientras cantaban cosas como: ♫ «Oh, Mary, no llores» ♫ y ♫ «Chapoteando en el agua» ♫ y ♫ «Ya terminé» ♫, ♫ «Esta pequeña luz mía».
♫ Al final, cuando acabó el día, habíamos recogido cada uno más o menos un cuarto del saco de algodón.
Pero el capataz fue muy amable y nos dio a cada uno un cheque por un dólar, aunque mi madre nunca nos dejó cobrarlo.
Tengo 57 años y aún tengo el cheque.
Mi madre esperaba que aprendiéramos el valor del trabajo pesado.
Pero si tienen hijos sabrán que a veces no funciona así.
No, aprendimos algo más.
Lo primero que aprendí aquel día fue que no quería trabajar tan arduamente nunca más en mi vida.
(Risas)
Y prácticamente nunca lo hice.
Pero también aprendí que hay gente en este mundo que tiene ese trabajo pesado todos los días, y eso me abrió los ojos.
También aprendí que una gran canción puede hacer más fácil el trabajo arduo.
Y puede integrar a un grupo mejor que cualquier otra cosa.
Aquel día yo tan solo era un niño de 8 años cuando mi madre me sacó del coche en el aquel caluroso campo de algodón en Texas.
Ni siquiera sabía que existía la música…
ni que existía.
Pero aquel día trabajando en el campo de algodón, cuando aquella gente empezó a cantar, me di cuenta de que me encontraba en el corazón mismo de la música de verdad, y allí es donde siempre he querido estar desde entonces.
Canten esta vieja canción conmigo.
Yo canto: ♫ «Hay una cuerda larga y ancha en el cielo, lo sé».
♫ Ustedes: ♫ «No quiero que se vaya sin mí».
♫ ♫ «Hay una cuerda larga y ancha en el cielo, lo sé».
♫ ♫ «No quiero que se vaya sin mí».
♫ ♫ «Buenas noticias, buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Y no quiero que se vaya sin mí».
♫ Hace bastante tiempo que ustedes no han recogido algodón,
¿no?
Intentémoslo una vez más.
♫ Hay una corona de estrellas en el cielo, lo sé.
♫ ♫ No quiero que se vaya sin mí.
♫ ♫ Hay una corona de estrellas en el cielo, lo sé.
♫ ♫ No quiero que se vaya sin mí».
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Y no quiero que se vaya sin mí».
♫ De esto hace ya mucho tiempo, pero recordé la historia, y la conté en un concierto.
Mi madre estaba entre el público.
Lógicamente, estaba contenta de escuchar una historia sobre ella misma, pero después del concierto vino y me dijo: «David, tengo que decirte algo.
Todo estaba planeado.
Arreglé todo con el capataz.
Lo arreglé con el propietario.
Sólo quería que vosotros dos aprendiérais el valor del trabajo.
Pero no sabía que eso iba a hacerte enamorar de la música.
¡Vamos! ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Buenas noticias: viene el carro.
♫ ♫ Y no quiero que se vaya sin mí.
♫
(Aplausos)
Bien, esta es al guitarra de acero.
Es un instrumento hecho en EE.UU.
Fue originalmente fabricada por los hermanos Dopyera, que más tarde fabricaron el dobro, que es un instrumento de cuerpo de madera con un cono de metal que es por donde sale el sonido.
Normalmente se toca sentado sobre las piernas.
Se hizo para tocar música hawaiana en los años 20, antes de que existieran las guitarras eléctricas, tratando de sacar más sonido a la guitarra.
Y luego los amigos afroestadounidenses descubrieron que podían utilizar un cuello roto de botella, como este — un buen Merlot funciona muy bien.
El vino que tomamos ayer podía haber funcionado perfectamente.
Romperlo, ponerlo en el dedo, y deslizarlo sobre las notas.
Este instrumento prácticamente me ha salvado la vida.
Hace 15 años, no, 14, creo, este año, mi mujer y yo perdimos a nuestra hija, Sarah Jane, en un accidente de coche, y fue lo más…
casi, casi me llevó de este mundo.
Y creo que aprendí algo sobre qué es la felicidad al tener que pasar por un dolor tan increíble, estando al borde del abismo y queriendo simplemente saltar.
Tenía que hacer listas de razones por las que mantenerme con vida.
Tenía que sentarme y hacer listas, porque estaba preparado para irme; estaba listo para salir de este mundo.
Y claro, al principio de la lista obviamente estaban Jenny, y mi hijo Zeb, mis padres -no quería hacerles daño.
Pero luego, cuando pensaba más allá de eso, eran las cosas simples.
No me importaba…Tenía un programa de radio, Tengo un programa en la radio pública, «Riverwalk», No me importaba para nada.
Ni los premios, ni el dinero, nada.
Nada.
Nada.
En la lista había cosas como ver los narcisos en flor en primavera, el aroma del heno recién segado atrapar una ola y barrenarla, tocar la mano de un bebé, el sonido de Doc Watson tocando la guitarra, escuchar los antiguos discos de Muddy Waters y Uncle Dave Macon.
Y para mí, el sonido de la guitarra de acero, porque uno de los vecinos de padres me acababa de dar una.
Y me sentaba con ella, y no sabía cómo tocarla, pero tocaba las cosas más tristes que podía tocar.
Y de todos los instrumentos con los que he tocado ha sido el único con el que realmente he podido tener esa conexión.
Este es un tema que salió de aquello.
(Música) ♫ He oído que tienes problemas.
♫ ♫ Señor, odio escuchar esas noticias.
♫ ♫ Pero si quieres hablar de ello, ya sabes que te escucharé.
♫ ♫ Las palabras ya no sirven; déjame contarte lo que siempre hago.
♫ ♫ Sólo rompo otro cuello de botella y toco este blues de guitarra de acero.
♫ ♫ La gente dice: «¡Vamos, levánta ese ánimo!» ♫ ♫ Sí, ya, es más fácil decirlo que hacerlo.
♫ ♫ Cuando apenas puedes moverte, ellos corren locos de alegría.
♫ ♫ A veces pienso que es mejor hundirse en la melancolía ♫ ♫ hasta poder salir a canturrear estos blues de guitarra de acero.
♫ ♫ Puedes intentar guardártelo todo adentro ♫ ♫ con alcohol, drogas y cigarrillos, ♫ ♫ pero sabes que eso no te va a llevar a donde quieres llegar.
♫ ♫ Pero tengo una medicina aquí que puede que te haga despertar un poco.
♫ ♫ Llámame por la mañana luego de estos blues de guitarra de acero.
♫ ♫ Ábrete ahora.
♫
(Aplausos)
Ah, creo que tengo tiempo para contaros esto.
Mi padre era inventor.
Nos mudamos a California cuando lanzaron el Sputnik, en 1957.
Y él estaba trabajando en giroscopios; tenía una serie de patentes por cosas de ese tipo.
Y nos mudamos enfrente de Michael y John Whitney.
Tenían mi edad más o menos.
Más tarde terminaron por convertirse en dos de los inventores de la animación computada.
El padre de Michael estaba trabajando en algo llamado la computadora.
Era 1957, y yo tan sólo era un niño de 10 años; Yo no sabía qué era aquello.
Pero él me llevó a ver una, o bueno, lo que estuvieran haciendo.
Era como una biblioteca, llena de válvulas de vacío hasta donde alcanzaba la vista, pisos y pisos de estas cosas, y uno de los ingenieros dijo: «Un día podréis poner una de estas en vuestro bolsillo».
Y yo pensé, ¡caramba, pues como serán los pantalones de grandes!
(Risas)
Así que esa Navidad -a ver si tengo tiempo para esto- esa Navidad me regalaron el equipo de química ‘Señor Mago Divert-i-Rama’.
Bueno, es que yo quería ser un inventor como mi padre; y Michael también.
Su bisabuelo había sido Eli Whitney, el inventor de la desmotadora de algodón.
Así que miramos aquello – era un equipo de química comercial.
Tenía tres elementos que nos sorprendieron mucho: azufre, nitrato de potasio y carbón.
Hombre, teníamos sólo 10 años, pero sabíamos que con aquello se podía hacer pólvora.
Hicimos un poco y lo pusimos en el camino de la entrada y tiramos una cerilla y ¡fiú!, salió ardiendo.
Ah, ¡fue genial! Y bueno, obviamente lo siguiente que había que construir era un cañón.
Así que fuimos al garage de Michael.
Su padre tenía de todo, y pusimos un tubo en posición le atornillamos una tapa al final, e hicimos un agujero en la parte de atrás del tubo, cogimos algunos de nuestros petardos, sacamos las mechas, las atamos juntas, las pusimos atrás, en aquel agujero, y rellenamos con nuestra pólvora el tubo y pusimos tres bolas de rodamiento encima, ¡en el garage!.
(Risas)
No éramos tontos: pusimos delante un panel de madera contrachapada de metro y medio.
Nos apartamos, encendimos aquello, Y salieron volando y atravesaron el panel como si fuera de papel.
A través del garage.
Dos de ellas aterrizaron en una de las puertas de su nuevo Citroën.
(Risas)
Lo desmontamos todo y lo enterramos en su jardín de atrás.
Aquello era Pacific Palisades; y probablemente siga allí todavía, allá detrás.
Bueno, mi hermano se enteró de que habíamos hecho pólvora.
Él y sus amigos, que eran mayores, y muy antipáticos, Nos dijeron que nos darían una paliza si no hacíamos pólvora para ellos.
Nosotros les preguntamos: «
¿Qué vais a hacer con ella?
» Y ellos dijeron: «La derretiremos y haremos combustible para cohetes».
(Risas)
Ya, vale.
Entonces os haremos bastante.
(Risas)
Así que se la hicimos, y estaba en mi…
Ah, bueno, es que nos acabábamos de mudar allí.
Acabábamos de mudarnos a California.
Mamá había remodelado la cocina; ese día ella no estaba.
Teníamos un molde de torta.
Al final, fue Chris Berquist el encargado de derretirla.
Michael y yo estábamos de pie a un lado de la cocina.
El dijo: «Sí, mira, se está derritiendo.
Sí, el azufre se está derritiendo.
Sí, no hay problema».
Y salió ardiendo y se volvió, y se quedó así, sin pelo, sin pestañas, sin nada.
Había restos por todo el armario de la cocina; el aire se llenó de humo negro.
Ella volvió a casa, se llevó el juego de química, y ya nunca lo volvimos a ver.
Pero pensábamos a menudo en eso porque cada vez que ella cocinaba sorpresa de atún sabía ligeramente a pólvora.
Así que también me gusta inventar cosas, y creo que terminaré mi charla con algo que inventé hace tiempo.
Cuando salieron las baterías electrónicas, yo empecé a pensar
¿por qué no tomar la forma de música más antigua, los ritmos «hambone», y combinarla con las nuevas tecnologías?
Lo llamé «traje tronador» (thunderwear).
En ese momento los tambores digitales eran nuevos.
Los puse juntos, cosí 12, en un traje.
Ayer les enseñé alguno de los ritmos hambone; Voy a hacer algunos iguales.
Tengo un pulsador aquí, otro aquí, aquí, aquí.
Justo aquí.
Me va a doler bastante si no me quito esto.
Vale.
Ahora, los pulsadores suben por esta cola de aquí, van a la batería electrónica, y pueden hacer varios sonidos, como las baterías.
A ver si puedo demostrarlos todos juntos.
También puedo cambiar los sonidos pisando este pedal de aquí, y déjenme que cierre esta intervención haciendo un pequeño solo de hambone o algo así.
Gracias, amigos.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/david_holt_the_joyful_tradition_of_mountain_music/