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David Pizarro: La extraña política del asco – Charla TEDxEast

Charla «David Pizarro: La extraña política del asco» de TEDxEast en español.

¿Qué tiene que ver una imagen asquerosa con a quién votas? Con sondeos y experimentos, el psicólogo David Pizarro demuestra la correlación entre la sensibilidad a las cosas asquerosas –una foto de heces, un olor desagradable– y el conservadurismo moral y político. (Filmado en TEDxEast.)

  • Autor/a de la charla: David Pizarro
  • Fecha de grabación: 2012-05-11
  • Fecha de publicación: 2012-10-23
  • Duración de «David Pizarro: La extraña política del asco»: 842 segundos

 

Traducción de «David Pizarro: La extraña política del asco» en español.

En el siglo 17, una mujer llamada Giuliana Tofana poseía un negocio de perfumes con mucho éxito.

Durante unos 50 años lo regentó.

Y se fue a pique de repente, cuando fue ejecutada
(Risas)
por asesinar a 600 hombres.

Veréis, no era un perfume muy bueno.

De hecho era inodoro, insípido e incoloro, pero como veneno, era el mejor que podía comprarse, así que las mujeres hacían cola en su tienda para matar a sus maridos.

Resulta que las envenenadoras eran un grupo muy apreciado y temido, porque envenenar a un ser humano es una cosa bastante complicada.

La razón es que tenemos una especie de detector de venenos integrado.

Esto se puede ver incluso en los niños recién nacidos.

Si queréis hacerlo, podéis coger un par de gotas de una sustancia amarga o ácida y veréis esa cara, la lengua fuera, la nariz arrugada como si estuvieran tratando de deshacerse de lo que tienen en la boca.

Esta reacción se expande en la madurez y se convierte como en una reacción de asco total, ya no sólo cuando estamos a punto de ser envenenados o no, sino siempre que hay un riesgo de contaminación física de alguna clase.

Pero la cara es muy parecida.

Sin embargo esto ha evolucionado más allá de mantenernos alejados de los contaminantes físicos, y hay una creciente colección de pruebas que señalan que, de hecho, esta emoción de asco ahora nos influye en nuestros valores morales e incluso en nuestras arraigadas ideas políticas.

¿Cómo puede ser esto?

Podemos entender este proceso aprendiendo un poco más sobre las emociones en general.

Así, las emociones humanas básicas, aquellas que compartimos con todos los demás seres humanos, existen porque nos motivan a hacer cosas buenas y nos impiden hacer cosas malas.

Por lo general, son buenas para nuestra supervivencia.

Tomemos la emoción del miedo, por ejemplo.

Nos impide hacer cosas que son muy, muy arriesgadas.

Esta foto tomada justo antes de su muerte — (Risa) — en realidad es — No, una razón por la que esta foto es interesante es porque la mayoría de la gente no lo haría, y si lo hicieran no vivirían para contarlo, porque el miedo habría actuado mucho antes frente a un depredador natural.

Del mismo modo que el miedo nos ofrece el beneficio de la protección, el asco parece hacer lo mismo, excepto que el asco lo que hace es mantenernos alejados no de las cosas que nos pueden comer, o de las alturas, sino de cosas que pueden envenenarnos, o transmitirnos una enfermedad.

De este modo, una de las características que hacen del asco una emoción tan interesante es que es muy, muy fácil de provocar, de hecho más incluso que cualquier otra de las emociones básicas, así que voy a demostraros que con un par de imágenes seguramente puedo haceros sentir asco.

Así que daos la vuelta.

Os avisaré cuando podáis mirar.


(Risas)
Venga, lo veis todos los días, no?

Venga ya.


(Risas)
(Público: Ewww.) Vale, daos la vuelta si no habéis mirado.

Esto seguramente ha hecho que muchos de vosotros en el público hayáis sentido mucho, mucho asco, pero si no habéis mirado os puedo hablar sobre alguna de las otras cosas, que se han mostrado por todo el mundo para dar asco a la gente, cosas como las heces, orín, sangre, carne podrida.

Éstas son las clases de cosas de las que es de sentido común que nos mantengamos alejados, porque podrían contaminarnos.

De hecho sólo tener aspecto de enfermo, o extrañas prácticas sexuales, éstas son cosas que también nos dan mucho asco.

Darwin probablemente fue uno de los primeros científicos en investigar sistemáticamente las emociones humanas, y destacó la naturaleza universal y la fuerza de la reacción del asco.

Ésta es una anécdota de sus viajes por Sudamérica.

«En Tierra del Fuego un nativo tocó con su dedo una carne preservada en frío mientras yo estaba comiendo…

y simplemente mostró asco por estar blanda, mientras que yo sentí un asco profundo, ya que un salvaje desnudo tocara mi comida
(Risas)
aunque sus manos no parecían sucias».

Más tarde escribió, «No pasa nada, algunos de mis mejores amigos son salvajes desnudos».


(Risas)
Bueno, pues resulta que no son sólo los viejos científicos británicos los delicados.

Hace poco tuve la oportunidad de hablar con Richard Dawkins para un documental, y tuve la ocasión de darle asco unas cuantas veces.

Ésta es mi favorita.

Richard Dawkins: «Hemos evolucionado alrededor del cortejo y el sexo, estamos apegados a emociones y reacciones profundamente arraigadas de las que es difícil deshacerse de la noche a la mañana».

David Pizarro: Mi parte favorita de este vídeo, en la que al Profesor Dawkins le dan arcadas de verdad.

Da un salto atrás, y le dan arcadas, y de las tres veces que tuvimos que hacerlo las tres veces le dieron arcadas.


(Risas)
Y le daban arcadas de verdad.

Pensaba que iba a vomitarme encima, en serio.

Una de las características del asco, sin embargo, no es sólo su universalidad y su fuerza, sino la forma en la que funciona por asociación.

Así que cuando una cosa asquerosa toca una cosa limpia, esa cosa limpia se vuelve asquerosa, pero no al revés.

Esto es muy útil como estrategia si quieres convencer a alguien que un objeto o un individuo o un grupo social entero es asqueroso y debe ser evitado.

La filósofa Martha Nussbaum se refiere a esto en esta cita: «Así a lo largo de la historia, ciertas propiedades del asco — viscosidad, mal olor, pegajosidad, deterioro, mal olor — han sido asociados repetida y monótonamente a judíos, mujeres, homosexuales, intocables, gente de clase baja — todos representados como manchados por la suciedad del cuerpo».

Permitidme daros algunos ejemplos de cómo…

algunos poderosos ejemplos de cómo esto ha sido utilizado históricamente.

Esto es de un libro para niños Nazi publicado en 1938: «¡Mirad a esa gente! Esas barbas llenas de piojos, las orejas sucias y de soplillo, esas ropas sucias, llenas de grasa …

Los judíos suelen desprender un desagradable olor dulzón.

Si tienes buen olfato, puedes oler a los judíos».

Un ejemplo más moderno viene de la gente que trata de convencernos que la homosexualidad es inmoral.

Esto es de una web anti-gay, donde dicen que los gays son «merecedores de la muerte por sus prácticas sexuales».

Son como «perros comiendo su propio vómito y cerdas revolcándose en sus propias heces».

Éstas son propiedades del asco que están tratando de relacionar directamente con el grupo social que no debería gustarte.

Cuando estábamos investigando por primera vez el papel del asco en los juicios morales, una de las cosas por la que nos interesamos era si esta clase de razonamientos es más probable que funcionen en individuos que tienen reacciones de asco más fácilmente.

Así mientras que el asco, junto a las otras emociones básicas, son un fenómeno universal, es verdad que hay gente que se asquea con más facilidad que otra.

Probablemente lo habéis podido comprobar en los miembros del público cuando os he enseñado esas imágenes asquerosas.

La manera en la que medimos esto fue con una escala diseñada por otros psicólogos que simplemente pedía a la gente que de entre una amplia variedad de situaciones dijeran con qué probabilidad sentirían asco.

Aquí tenemos un par de ejemplos.

«Incluso si tuviera hambre, no me tomaría un bol de mi sopa favorita si la hubieran removido con un matamoscas usado, pero lavado a fondo».

«

¿Estás de acuerdo o no estás de acuerdo?

»
(Risas)
«Mientras caminas por un túnel bajo una vía de tren, hueles a orín.

¿Te daría mucho asco o nada de asco?

» Si haces bastantes preguntas como éstas, obtienes una puntuación general sobre la sensibilidad al asco.

Resulta que esta puntuación es significativa.

Cuando traes a la gente al laboratorio y les preguntas si estarían dispuestos a hacer cosas sin riesgo pero asquerosas, como comer chocolate con forma de caca de perro, o en este caso comer gusanos de harina que son perfectamente saludables pero muy asquerosos, la puntuación en esta escala predice si vas a estar dispuesto a hacer estas cosas.

La primera vez que nos pusimos a recopilar datos y los asociamos con valores políticos o morales, encontramos un patrón general…

junto con los psicólogos Yoel Ibar y Paul Bloom…

de que de hecho, en tres estudios seguíamos encontrándonos con que la gente que decía ser más aprensiva también reconocía ser más conservadora políticamente.

O dicho de otra forma, la gente que es muy liberal no le hace ascos a casi nada.

(Risa) En un estudio de seguimiento más reciente, pudimos observar una muestra de gente mucho más grande.

En este caso, casi 30.000 voluntarios en Estados Unidos, y encontramos el mismo patrón.

Como podéis ver, la gente que están en el lado ultraconservador en la escala de orientación política también es mucho más probable que admitan tener asco mucho más fácilmente.

Estos datos también nos permitieron controlar estadísticamente un gran número de cosas que sabíamos que estaban relacionadas con la orientación política y con la sensibilidad al asco.

Así que pudimos controlar el sexo, la edad, los ingresos, la educación, e incluso variables de personalidad básicas, y el resultado sigue siendo el mismo.

Cuando nos fijamos no sólo en la orientación política que nos decían, sino además en el comportamiento de los votantes, pudimos verlo geográficamente por todo el país.

Lo que descubrimos fue que en las regiones en las que la gente decía ser muy sensible al asco, McCain obtuvo más votos.

Así que no sólo predijo la orientación política proclamada, sino el comportamiento de los votantes.

También pudimos, con esta muestra, mirar alrededor del mundo, en 121 países distintos preguntamos lo mismo y, como podéis ver, estos son 121 países divididos en 10 zonas geográficas diferentes.

No importa donde mires, lo que esto marca es el tamaño de la relación entre la sensibilidad al asco y la orientación política, y no importa donde hayamos mirado, vimos un efecto muy similar.

Otros laboratorios también han investigado sobre esto usando diferentes formas de medir la sensibilidad al asco, en vez de preguntarle a la gente si se asquean con facilidad, les ponen unos cables para medir las respuesta fisiológicas, en este caso la conductividad de la piel.

Y lo que han demostrado es que la gente que dice ser más conservadora políticamente, también se alteran más fisiológicamente cuando les enseñas imágenes asquerosas como las que os he enseñado antes.

Es interesante lo que también mostraron en un resultado, que seguíamos obteniendo en nuestros estudios anteriores también, era que una de las influencias más fuertes aquí es que los individuos que son fácilmente asqueados no sólo son más propensos a declararse políticamente conservadores, sino también profundamente contrarios al matrimonio gay y la homosexualidad, y básicamente un montón de temas socio-morales de índole sexual.

Así que la alteración fisiológica predijo, en este estudio, las actitudes hacia el matrimonio gay.

Pero incluso con todos estos datos relacionando la sensibilidad al asco y la orientación política, una de las preguntas que nos quedan es,

¿qué es lo que los une?

¿Es cierto que el asco está realmente definiendo los valores políticos y morales?

Tenemos que recurrir a métodos experimentales para responder a esto, así que lo que podemos hacer es traer a la gente al laboratorio y provocarles asco y compararlos con un grupo control que no ha sentido asco.

Resulta que durante los últimos cinco años varios investigadores han hecho esto, y los resultados han sido siempre más o menos los mismos, que cuando la gente siente asco, su actitud se inclina hacia la derecha del espectro político, hacia un conservadurismo más moral también.

Así que ya utilices un olor fétido, un sabor malo, de películas, de sugestiones post-hipnóticas de asco, imágenes como las que os he enseñado, el sólo recordarles a la gente que la enfermedad está por todos lados y que deberían tener cuidado y lavarse, sí, mantenerse limpios, todos tienen un efecto similar en el juicio.

Dejadme que os dé un ejemplo de un estudio reciente que hicimos.

Les pedimos a los participantes sólo que nos dieran su opinión sobre varios grupos sociales, y hacíamos que la habitación oliera mal o no.

Cuando la habitación olía mal, lo que observamos fue que la gente mostraba más actitudes negativas hacia los hombres gay.

El asco no influyó en la actitud de ninguno de los otros grupos sociales por los que les preguntamos, incluyendo los afroamericanos, los mayores.

Todo se centraba en la actitud que habían tenido hacia los hombres gay.

En otro grupo de estudios sólo les recordamos a la gente — esto era cuando la gripe porcina estaba por ahí — les recordamos a la gente que para impedir que la gripe se extendiera debían lavarse las manos.

A algunos participantes incluso les hicimos rellenar cuestionarios al lado de un letrero que les recordaba que debían lavarse las manos.

Y lo que descubrimos fue que sólo rellenar un cuestionario al lado de este recordatorio para lavarse las manos hizo que la gente se declarara más conservadora políticamente.

Y cuando les preguntamos por diferentes cuestiones sobre lo bueno y lo malo de ciertos actos, lo que encontramos también fue que simplemente recordarles que debían lavarse las manos les hizo más conservadores moralmente.

Concretamente, cuando les hicimos preguntas sobre prácticas sexuales tabú pero inofensivas, sólo recordarles que debían lavarse las manos les hizo pensar que eran moralmente reprobables.

Dejadme que os dé un ejemplo de lo que quiero decir con «prácticas sexuales tabú pero inofensivas».

Les propusimos situaciones.

En una de ellas dijimos que un hombre le está cuidando la casa a su abuela.

Cuando su abuela no está, tiene sexo con su novia en la cama de la abuela.

En otra, dijimos que una mujer disfruta masturbándose con su osito de peluche favorito acurrucado junto a ella.


(Risas)
La gente encuentra estas situaciones moralmente repugnante si se les ha recordado que se laven las manos.


(Risas)

(Risas)
Bien.

El hecho de que las emociones tienen influencia en nuestro juicio no debería ser una sorpresa.

O sea, en parte así funcionan las emociones.

No sólo te impulsan a comportarte de determinadas formas, sino que cambian la forma en la que piensas.

En el caso del asco, lo que es un poco más sorprendente es el alcance de esta influencia.

Tiene mucho sentido, y es una emoción muy buena de tener, que el asco me haga cambiar la forma en la que percibo el mundo físico siempre que la contaminación sea una posibilidad.

Tiene menos sentido que una emoción que fue diseñada para impedirme ingerir veneno prediga a quién le voy a votar en las próximas elecciones presidenciales.

La cuestión de si el asco debería influenciar nuestros juicios morales y políticos ha de ser ciertamente compleja, y puede depender de qué juicios estemos hablando exactamente, y como científico, tenemos que concluir a veces que el método científico no está preparado para responder a este tipo de preguntas.

Pero una cosa de la que estoy bastante seguro es que, por lo menos, lo que podemos hacer con esta investigación es apuntar las preguntas que deberíamos preguntarnos en primer lugar.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/david_pizarro_the_strange_politics_of_disgust/

 

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