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De esclavo a gladiador rebelde: la vida de Espartaco – Fiona Radford – Charla TED-Ed

Charla «De esclavo a gladiador rebelde: la vida de Espartaco – Fiona Radford» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/from-slave-to-rebel-gladiator-the-life-of-spartacus-fiona-radford

Espartaco fue uno de los millones de esclavos capturados en los territorios conquistados por Roma para trabajar en las minas, labrar los campos o luchar para entretener así a la muchedumbre. Había sido encarcelado tras desertar del ejército romano. Junto a otros esclavos, Espartaco inició una rebelión para conseguir su libertad. ¿Cómo pudo un esclavo convertirse en el símbolo de la libertad y el coraje? Fiona Radford explora la vida y la leyenda de Espartaco.

Lección de Fiona Radford, dirigida por Kozmonot Animation Studio.

  • Autor/a de la charla: Fiona Radford
  • Fecha de grabación: 2018-12-17
  • Fecha de publicación: 2018-12-17
  • Duración de «De esclavo a gladiador rebelde: la vida de Espartaco – Fiona Radford»: 303 segundos

 

Traducción de «De esclavo a gladiador rebelde: la vida de Espartaco – Fiona Radford» en español.

Mientras el guerrero dormía, una serpiente se enroscó alrededor de su rostro.

Pero su esposa no la consideró una amenaza sino un presagio: un temible poder conduciría a su esposo a la gloria o a la perdición.

Sin embargo, por el momento él era simplemente un esclavo, uno entre millones, capturados en los territorios conquistados por Roma para trabajar en las minas, labrar los campos, o luchar para entretener así a la muchedumbre.

Nacido en Tracia, actual Bulgaria, había servido en el ejército romano, pero fue encarcelado por desertar.

Su nombre era Espartaco.

Espartaco fue trasladado a Capua por Batiato, un ‘lanista’ o formador de gladiadores.

Y la vida en el ‘ludus’, la escuela de gladiadores, era inclemente.

Todo nuevo recluta debía hacer un juramento: «ser quemado, encadenado, golpeado y muerto a hierro»; y obedecer la voluntad del amo sin cuestionar.

Pero ni esta disciplina férrea pudo doblegar el espíritu de Espartaco.

En el año 73 a.

C., Espartaco y otros 73 esclavos que lo siguieron robaron cuchillos y broquetas de la cocina y lucharon para escapar.

En el camino, interceptaron un vagón cargado con armamento de gladiadores.

Ya no pelearían por otros; ahora luchaban por su libertad.

Cuando la noticia llegó a Roma, el Senado estaba muy ocupado con guerras en España y en el Reino del Ponto como para preocuparse por unos esclavos revoltosos.

Impertérrito, Cayo Claudio Glabro lideró un ejército de 3000 hombres, se dirigió al monte Vesubio, donde se refugiaban los rebeldes, y bloqueó el único pasaje al monte.

Restaba únicamente esperar a que se rindieran debido al hambre…

O eso fue lo que pensó.

En medio de la noche, los rebeldes descendieron del monte con sogas hechas de lianas, y atacaron el campamento desprotegido de Glabro.

Así nació la leyenda del gladiador rebelde de Roma.

A medida que la rebelión se hizo más conocida, sus filas aumentaron con esclavos prófugos, desertores y campesinos hambrientos.

Muchos carecían de entrenamiento, pero las ingeniosas tácticas de Espartaco los convirtió en una verdadera guerrilla.

Una segunda expedición romana, liderada por Publio Varinio, fue emboscada cuando los oficiales se bañaban.

Para evadir las fuerzas romanas restantes, los rebeldes usaron los cadáveres de sus enemigos como disfraz, y hasta robaron el caballo de Varinio para escapar.

Gracias a sus inspiradoras victorias y a su política de distribuir el botín equitativamente, Espartaco continuó atrayendo adeptos, y obtuvo el control de aldeas en donde podían forjarse nuevas armas.

Los romanos comprendieron entonces que no se estaban enfrentando a unos simples fugitivos.

En la primavera del 72 a.

C.

el Senado respondió enviando dos legiones completas.

Los rebeldes resultaron victoriosos, pero muchas vidas se perdieron en la batalla, incluso la del teniente de Espartaco, Crixo.

En su honor, Espartaco ordenó que se llevaran a cabo juegos fúnebres, en los que sus prisioneros romanos debían luchar como si fueran gladiadores.

Hacia el final del año 72 a.

C., el ejército de Espartaco era una fuerza imponente de unos 120 000 soldados.

Pero semejante número resultó difícil de controlar.

Con el paso hacia los Alpes despejado, Espartaco pretendía marchar fuera de las fronteras de Roma, donde sus seguidores serían libres.

Pero su gran ejército se había vuelto temerario.

Muchos querían seguir saqueando; otros tenían la ambición de marchar sobre la mismísima Roma.

Finalmente, el ejército rebelde se dirigió al sur, renunciando así a su última oportunidad de ser libres.

Mientras tanto, Marco Licinio Craso había tomado el mando de las fuerzas romanas.

Como era el ciudadano más opulento de Roma, persiguió a Espartaco con ocho nuevas legiones, y finalmente arrinconó a los rebeldes en la península de Calabria.

Tras intentos fallidos de construir balsas y luego de ser traicionados por piratas locales, los rebeldes intentaron romper las filas de Craso, pero no tuvieron éxito.

Los refuerzos de Roma regresaban de las guerras mitridáticas, y tanto las filas como el espíritu de los rebeldes se habían quebrado.

En el 71 a.

C., los rebeldes presentaron su última resistencia.

Cuando estaba a punto de alcanzar a Craso, Espartaco fue reducido por centuriones.

Su ejército fue destruido, y 6000 prisioneros fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia como muestra macabra de la autoridad romana.

Craso ganó la guerra, pero no es su legado el que resuena en la historia.

Miles de años después, el nombre del esclavo que hizo temblar al imperio más poderoso del mundo se ha convertido en un símbolo de libertad y del coraje de luchar por ella.

https://www.ted.com/talks/fiona_radford_from_slave_to_rebel_gladiator_the_life_of_spartacus/

 

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