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¿Deberíamos comer insectos? – Emma Bryce – Charla TED-Ed

Charla «¿Deberíamos comer insectos? – Emma Bryce» de TED-Ed en español.

Vea la lección completa en: http://ed.ted.com/lessons/should-we-eat-bugs-emma-bryce

¿Qué es sabroso, abundante y alto en proteína? ¡Los insectos! Aunque menos común fuera de los trópicos, la entomofagia, la práctica de comer insectos fue alguna vez de lo más extendida en las culturas. Puede que sientas repulsión al masticar insectos, pero alimentan a cerca de 2000 millones de personas al día (mmh, tarántulas fritas). También son prometedores de ser alimento seguro sostenible con el ambiente. Emma Bryce hace una defensa convincente para que cenemos insectos.

Lección de Emma Bryce, animación de NEIGHBOR.

  • Autor/a de la charla: Emma Bryce
  • Fecha de grabación: 2014-01-02
  • Fecha de publicación: 2019-02-15
  • Duración de «¿Deberíamos comer insectos? – Emma Bryce»: 276 segundos

 

Traducción de «¿Deberíamos comer insectos? – Emma Bryce» en español.

Por siglos, la gente ha consumido insectos, de todo desde escarabajos a gusanos, langostas, saltamontes, termitas y libélulas.

La práctica incluso tiene un nombre: entomofagia.

Los cazadores recolectores de la antigüedad quizá aprendieron de los animales de forraje que comían insectos ricos en proteínas y siguieron el ejemplo.

Conforme evolucionamos los insectos se volvieron parte de nuestra tradición dietética, cumplieron el rol tanto de alimento básico como de manjar.

En la Grecia antigua, se consideraba las cicadas refrigerios de lujo.

Incluso a los romanos la larva de escarabajo les parecía una delicia.

¿Por qué perdimos nuestro gusto por los insectos? La razón de nuestro rechazo es histórico y la historia probablemente comenzó alrededor del año 10 mil a.C.

en el Creciente Fértil, un lugar de Medio Oriente que fue el principal lugar de nacimiento de la agricultura.

En aquel entonces, nuestro ancestros alguna vez nómadas, empezaron a establecerse en el Creciente.

Al ir aprendiendo a cosechar cultivos y domesticar animales, las actitudes cambiaron, extendiendo su dominio hacia Europa y al resto del mundo.

Cuando el cultivo despuntó, la gente quizá desdeño los insectos como mera peste que destruía sus cultivos.

Las poblaciones crecieron y Occidente comenzó a urbanizarse, debilitando las conexiones de nuestro pasado de forrajeo.

La gente simplemente se olvidó de su historia rica de insectos.

Hoy, para la gente no acostumbrada a la entomofagia, los insectos son un factor irritante.

Pican y muerden, e infestan nuestra comida.

Los asociamos con un «factor de repulsión» y nos desagrada la idea de cocinar insectos.

Casi 2 000 especies de insectos se convierten en alimento, que forma gran parte de la dieta diaria para 2 000 millones de personas en el mundo.

Los países de los trópicos son los consumidores más entusiastas porque culturalmente se acepta.

Además las especies en esas regiones son grandes, diversas y tienden a congregarse en grupos o enjambres lo que facilita su cosecha.

Como en Camboya al sureste asiático donde se recolectan gigantescas tarántulas se fríen y se venden en los mercados.

Al sur de África, la jugosa oruga mopane es un alimento básico que se cocina lentamente en una salsa picante o se comen seca y salada.

Y en México, los chapulines picados tostados con ajo, limón y sal.

Los insectos se pueden comer enteros y hacer una comida con ellos o molidos en harina, polvo y pasta que se agrega a la comida.

Pero no se trata del sabor.

Son también sanos.

De hecho, los científicos dicen que la entomofagia puede ser una solución de costo efectivo para los países en desarrollo que tienen inseguridad alimentaria.

Los insectos pueden contener hasta un 80% de proteína, los componentes vitales del cuerpo, y también tienen alto contenido de grasas ricas en energía fibras, y micronutrientes como vitaminas y minerales.

¿Sabías que la mayoría de los insectos comestibles contienen la misma cantidad o incluso más hierro mineral que la carne de vaca, convirtiéndolos en una enorme fuente sin explotar ¿Sabes que la deficiencia de hierro es actualmente el problema de nutrición más común del mundo? El gusano de la harina es otro ejemplo nutritivo.

La larva del escarabajo amarillo es nativa de los EEUU y fácil de criar.

Tienen alto contenido vitamínico, montones de minerales sanos y puede contener hasta un 50% de proteína, casi tanto como en una cantidad equivalente de carne de res.

Para cocinarlo, simplemente se pone mantequilla y sal en la sartén se tuesta y espolvorea con chocolate para un refrigerio crujiente.

Lo que tienes que vencer con el «factor de repulsión», lo ganas en nutrición y sabor.

En efecto, los insectos pueden ser deliciosos.

Los gusanos de la harina saben a nueces tostadas.

Las langostas a camarón.

Los grillos, como dicen algunos, tienen un aroma de palomitas de maíz Cultivas insectos para alimento tienen también menos impacto ambiental que la crianza de ganado porque los insectos emiten mucho menos gases de efecto invernadero y usan mucho menos espacio, agua y alimento.

Socioeconómicamente, la producción de insectos podría sustentar a la gente de países en desarrollo dado que la crianza de insectos se puede hacer a escala pequeña, altamente productiva y aun así relativamente barata de mantener.

Los insectos también se pueden convertir en alimento más sustentable para el ganado y puede recolectarse del despedicio orgánico, como las cáscaras vegetales, que de otra forma quizá terminarían pudriéndose en vertederos.

¿Ya tienes hambre? Ante un plato de grillos fritos, la mayoría hoy todavía se echaría atrás, al imaginarse todas esas patas y antenas atorarse entre los dientes.

Pero piensen en una langosta, es muy parecida a un insecto gigante repleto de patas y antenas que alguna vez fue considerado alimento repulsivo e inferior.

Ahora la langosta es un manjar.

¿Puede ocurrir el mismo cambio de paradigma para los insectos? ¡Hagan la prueba! Pongan ese insecto en la boca y disfruten el crujido.

https://www.ted.com/talks/emma_bryce_should_we_eat_bugs/

 

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