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El capitalismo devorará la democracia… a menos que alcemos la voz – Charla TEDGlobal>Geneva

Charla «El capitalismo devorará la democracia… a menos que alcemos la voz» de TEDGlobal>Geneva en español.

¿Te has preguntado por qué los políticos no son lo que solían ser, por qué los gobiernos parecen incapaces de resolver problemas reales? El economista Yanis Varoufakis, exministro de Finanzas de Grecia, dice que es porque se puede estar en la política actual, pero no en el poder, porque el poder real pertenece a los que controlan la economía. Cree que los megaricos y las corporaciones están canibalizando la esfera política, provocando crisis financiera que los gobiernos no pueden resolver. En esta charla nos habla de su sueño de un mundo en el que el capital y la mano de obra ya no luchen unos contra otros, «y sea a la vez liberal, marxista y keynesiano».

  • Autor/a de la charla: Yanis Varoufakis
  • Fecha de grabación: 2015-12-08
  • Fecha de publicación: 2016-01-25
  • Duración de «El capitalismo devorará la democracia… a menos que alcemos la voz»: 1191 segundos

 

Traducción de «El capitalismo devorará la democracia… a menos que alcemos la voz» en español.

La democracia.

En Occidente, hemos cometido un error colosal dándola por sentado.

Vemos la democracia no como la más frágil de las flores que realmente es, sino como parte de los muebles de nuestra sociedad.

Tendemos a pensar en ella como un bien intransigente.

Creemos erróneamente que el capitalismo engendra inevitablemente la democracia.

No lo hace.

Lee Kuan Yew de Singapur y sus grandes imitadores en Pekín han demostrado más allá de toda duda razonable que es perfectamente posible tener un capitalismo floreciente, un crecimiento espectacular, mientras que la política se mantiene libre de democracia.

De hecho, la democracia está retrocediendo frente a nuestras narices aquí en Europa.

A principios de este año, mientras representaba a Grecia con el gobierno griego recién elegido en el Eurogrupo como su ministro de Finanzas, me dejaron claro que los procesos democráticos de nuestra nación, nuestras elecciones, no podían interferir con las políticas económicas que se están aplicando en Grecia.

En ese momento, sentí que no podía haber una mayor reivindicación de Lee Kuan Yew, o del Partido Comunista de China, de hecho, algunos amigos recalcitrantes míos me decían que la democracia estaba prohibida si alguna vez amenazaba con cambiar algo.

Esta noche, aquí, quiero presentarles una alternativa económica para una auténtica democracia.

Quiero pedirles que me acompañen a creer de nuevo que Lee Kuan Yew, el Partido Comunista de China y de hecho el Eurogrupo se equivocan al creer que podemos prescindir de la democracia, que necesitamos una auténtica democracia bulliciosa.

Sin democracia, nuestras sociedades serían más desagradables, nuestro futuro sombrío y las nuevas y grandes tecnologías vanas.

Hablando de desperdicios, permítanme señalar una paradoja interesante que está amenazando nuestra economía en estos momentos.

Lo llamo la paradoja de los picos gemelos.

Un pico entienden, lo reconocen, es la montaña de deudas que lanza una larga sombra sobre Estados Unidos, Europa, todo el mundo.

Todos reconocemos la montaña de deudas.

Pero pocas personas disciernen su gemelo.

Una montaña de dinero en efectivo inactivo perteneciente a los ahorristas ricos y a las corporaciones, demasiado aterrorizados para invertirlo en actividades productivas que pueden generar ingresos desde donde se puede extinguir la montaña de deudas y que puede producir lo que necesita desesperadamente la humanidad, como la energía verde.

Ahora les daré dos números.

En los últimos tres meses, en Estados Unidos, en Gran Bretaña y la Eurozona, hemos invertido, en conjunto, USD 3,4 billones en todos los bienes de producción de riqueza como plantas industriales, maquinarias, edificios de oficinas, escuelas, carreteras, ferrocarriles, maquinaria, etc.

USD 3,4 billones parece mucho dinero hasta que se compara con los USD 5,1 billones que se ha evaporado en los mismos países, de nuestras instituciones financieras, sin hacer absolutamente nada durante el mismo período, excepto inflar las bolsas de valores y elevar los precios de las casas.

Una montaña de deudas y una montaña de dinero inactivo forman picos gemelos que no pueden anularse entre sí a través de la operación normal de los mercados.

El resultado es el estancamiento de los salarios, más de un cuarto de las personas de entre 25 y 54 años EE.UU., Japón y Europa no tienen empleo.

Y, en consecuencia, baja la demanda agregada que, en un ciclo sin fin, refuerza el pesimismo de los inversores, que, por temor a la baja demanda, la reproducen al no invertir, exactamente igual que el padre de Edipo, que, aterrorizado por la profecía del oráculo de que su hijo crecería hasta matarlo, sin saberlo crea las condiciones que aseguran que Edipo, su hijo, lo matara.

Esta es mi pelea con el capitalismo.

Su derroche repugnante, todo este dinero ocioso, se debe usar para mejorar la vida, para desarrollar el talento humano, y de hecho para financiar todas estas tecnologías, tecnologías verdes, absolutamente esenciales para salvar el planeta Tierra.

¿Tengo razón al creer que la democracia podría ser la respuesta?

Eso creo, pero antes de continuar,

¿qué entendemos por democracia?

Aristóteles define la democracia como la constitución en el que el libre y los pobres, siendo la mayoría, controlan el gobierno.

Ahora, por supuesto, la democracia ateniense excluía a demasiados.

A las mujeres, los migrantes y, por supuesto, los esclavos.

Pero sería un error desestimar la importancia de la antigua democracia ateniense sobre la base de quién se excluye.

Lo que era más pertinente, y sigue siéndolo sobre la antigua democracia ateniense, es la inclusión de los trabajadores pobres, que no solo tenían el derecho a la libre expresión, sino lo más importante, sobre todo, adquirieron los derechos de los juicios políticos a los que se les concedía la misma importancia en la toma de decisiones sobre los asuntos de Estado.

Por supuesto, la democracia ateniense no duró mucho.

Como una vela que arde brillantemente, se quemó rápidamente.

Y de hecho, las democracias liberales de hoy no tienen raíces en la antigua Atenas.

Tienen sus raíces en la Carta Magna, en la Gloriosa Revolución de 1688, de hecho, en la Constitución de Estados Unidos.

Mientras que la democracia ateniense se centra en el ciudadano sin dueño y el empoderamiento de los trabajadores pobres, nuestras democracias liberales se basan en la tradición de la Carta Magna, que era, después de todo, una carta para amos.

Y, en efecto, la democracia liberal solo surgió cuando fue posible separar completamente la esfera política de la esfera económica, con el fin de limitar el proceso democrático plenamente en la esfera política, dejando la esfera económica, el mundo empresarial si lo prefieren, como una zona libre de democracia.

En nuestras democracias actuales, esta separación de lo económico de la esfera política, justo cuando comenzó, dio lugar a una inexorable lucha épica entre ambas, con la esfera económica colonizando la esfera política, devorando su poder.

¿Se han preguntado por qué los políticos no son lo que solían ser?

No es porque su ADN haya degenerado.


(Risas)
Más bien es porque uno puede estar en el gobierno hoy y no en el poder, porque el poder ha migrado desde la política a la esfera económica, que es independiente.

Ciertamente, hablé de mi pelea contra el capitalismo.

Si lo piensan bien, es un poco como una población de depredadores, que tienen tanto éxito en diezmar a la presa con la que se alimentan que al final se mueren de hambre.

Del mismo modo, la esfera económica ha colonizando y canibalizado la esfera política hasta tal punto que está socavándose a sí misma, provocando crisis económicas.

El poder corporativo es cada vez mayor, los bienes políticos se están devaluando, la desigualdad aumenta, la demanda agregada está cayendo y los empresarios tienen miedo de invertir el dinero de sus corporaciones.

Entre más triunfa el capitalismo en quitar el demos de la democracia, más altos son los picos gemelos y mayor es la pérdida de recursos humanos y de riqueza de la humanidad.

Está claro que si esto es cierto, debemos reunir las esferas políticas y económicas y es mejor hacerlo con el demos en el control, como en la antigua Atenas, excepto sin los esclavos o la exclusión de las mujeres y los migrantes.

Esto no es una idea original.

La izquierda marxista tenía esa idea hace 100 años y no le fue muy bien,

¿verdad?

La lección que hemos aprendido de la debacle soviética es que solo con un milagro los trabajadores pobres se reempoderarán como lo eran en la antigua Atenas, sin crear nuevas formas de brutalidad y desperdicios.

Pero hay una solución: eliminar a los trabajadores pobres.

El capitalismo lo hace al sustituir los trabajadores con salarios bajos por autómatas, androides, robots.

El problema es que mientras las esferas de la economía y la política sean independientes, la automatización hace que los picos gemelos sean más altos, los desechos más elevados y los conflictos sociales más profundos, incluso, pronto, creo, en lugares como China.

Tenemos que volver a reconfigurar, tenemos que reagrupar lo económico y lo político, y será mejor hacerlo democratizando la esfera reunificada, no sea que nos encontremos con una hiperautocracia vigilante loca que haga que Matrix, la película, parezca un documental.


(Risas)
La pregunta no es si el capitalismo sobrevivirá a las innovaciones tecnológicas que están surgiendo.

Una pregunta más interesante es si el capitalismo será reemplazado por algo parecido a una distopía Matrix o algo mucho más cercano a una sociedad como Star Trek, donde las máquinas sirven a los seres humanos y los humanos gastan sus energías en explorar el universo y disfrutando de largos debates sobre el significado de la vida de una manera antigua, como en un ágora de Atenas de alta tecnología.

Creo que podemos darnos el lujo de ser optimistas.

Pero

¿qué haría falta, cómo sería tener esta utopía Star Trek en lugar de la distopía Matrix?

En términos prácticos, les compartiré brevemente, un par de ejemplos.

A nivel de la empresa, imaginen un mercado de capitales, donde ganan capital a medida que trabajan, y donde su capital los sigue de un trabajo a otro, de una compañía a otra, y la empresa, con quien sea que trabajen en ese momento, es propiedad exclusiva de aquellos que trabajen ahí en ese momento.

Entonces todos los ingresos por el capital, a partir de las ganancias, y el propio concepto de trabajo asalariado se vuelven obsoletos.

No hay separación entre aquellos que poseen, pero no trabajan en la empresa y los que trabajan pero no son propietarios de la empresa; no más guerra entre el capital y el trabajo; ninguna brecha entre inversión y ahorro; de hecho, no hay imponentes picos gemelos.

En el ámbito de la economía política global, imaginen por un momento que nuestras monedas nacionales tienen un tipo de cambio de libre flotación, con una moneda universal, global, digital, emitida por el Fondo Monetario Internacional, el G-20, en beneficio de toda la humanidad.

E imaginen además que todo el comercio internacional se realiza en esta moneda, vamos a llamarla «cosmos», en unidades de cosmos, con todos los gobiernos acordando a pagar a un fondo común una suma de cosmos proporcional al déficit comercial del país, o al superávit comercial de un país.

E imaginen que ese fondo se usa para invertir en tecnologías verdes, especialmente en partes del mundo donde la financiación es escasa.

Esta no es una idea nueva.

Es lo que, efectivamente, John Maynard Keynes propuso en 1944 en la Conferencia de Bretton Woods.

El problema es que en ese entonces no tenían la tecnología para llevarla a cabo.

Ahora la tenemos, especialmente en el contexto de una esfera político-económico reunificada.

El mundo que estoy describiéndoles es al mismo tiempo libertario, en que se da prioridad a las personas empoderadas, marxista, ya que se ha confinado al basurero de la historia la división entre capital y trabajo, y keynesiano, keynesiano global.

Pero por encima de todo, es un mundo en el que vamos a ser capaces de imaginar una auténtica democracia.

¿Sería el amanecer del mundo?

¿O vamos a caer en una distopía Matrix?

La respuesta está en la decisión política que tomemos colectivamente.

Es nuestra elección, y será mejor que lo hagamos democráticamente.

Gracias.


(Aplausos)
Bruno Giussani: Yanis, tú te describiste como marxista libertario.

¿Cuál es la relevancia del análisis de Marx hoy en día?

YV: Bueno, si lo que acabo de decir tiene alguna relevancia, entonces Marx es relevante.

Porque la idea de reunificar la política y la económica, si nosotros no lo hacemos, entonces la innovación tecnológica va a crear una caída masiva de la demanda agregada, lo que Larry Summers llamaba estancamiento secular.

Con esta crisis migratoria de una parte del mundo, como hoy en día, desestabilizará no solo nuestras democracias, sino también en el mundo emergente que no es tan dado a la democracia liberal.

Así que si este análisis es importante, entonces Marx es absolutamente relevante.

Pero también lo es Hayek, es por eso que soy un marxista libertario, y también Keynes, así que por eso estoy totalmente confundido.


(Risas)
BG: En efecto y posiblemente también lo estamos.


(Risas)

(Aplausos)
YV: Si no estás confundido, no estás pensando,

¿cierto?

BG: Es algo muy de filósofos griegos decir eso.

YV: Lo dijo Einstein, en realidad.

BG: Durante tu charla mencionaste a Singapur y China, y ayer en la cena con los oradores, expresaste una opinión muy fuerte sobre cómo Occidente mira a China.

¿Quieres compartir eso?

YV: Bueno, hay un alto grado de hipocresía.

En nuestras democracias liberales, tenemos una apariencia de democracia.

Es porque hemos limitado, como decía en mi charla, la democracia a la esfera política, dejando la esfera donde está toda la acción, la esfera económica, como una zona completamente libre de democracia.

En un sentido, si se me permite ser provocador, China hoy en día está más cerca de la Gran Bretaña del siglo XIX.

Porque recuerda, solemos asociar el liberalismo con la democracia, eso es un error, históricamente.

El liberalismo, liberal, es como John Stuart Mill.

John Stuart Mill era particularmente escéptico sobre el proceso democrático.

Lo que estamos viendo ahora en China es un proceso muy similar al que tuvimos en Gran Bretaña durante la Revolución Industrial, especialmente la transición de la primera a la segunda.

Y castigar a China por hacer lo que Occidente hizo en el siglo XIX, huele a hipocresía.

BG: Estoy seguro de que mucha gente aquí se pregunta sobre tu experiencia como Ministro de Finanzas de Grecia a principios de este año.

YV: Lo veía venir.

BG: Sí.

BG: Seis meses después,

¿cómo vez la primera mitad del año?

YV: Extremadamente interesante, desde un punto de vista personal, y muy decepcionante, porque tuvimos la oportunidad de reiniciar la Eurozona.

No solo Grecia, la zona euro.

Para alejarnos de la complacencia y la negación constante de que hay una falla, y hay una falla masiva en la arquitectura en la Eurozona, que amenaza, masivamente, a la totalidad del proceso de la Unión Europea.

Tuvimos una oportunidad con base en el programa griego que, por cierto, fue el primer programa en manifestar esa negación, para poner las cosas bien.

Y, desafortunadamente, los poderes de la Eurozona, en el Eurogrupo, optaron por mantener la negación.

Pero ya sabes lo que pasa.

Es la experiencia de la Unión Soviética.

Cuando intentas mantener vivo un sistema económico que arquitectónicamente no puede sobrevivir, a través de la voluntad política y a través de autoritarismo, puedes tener éxito en extenderla, pero cuando se produce el cambio sucede muy abrupta y catastróficamente.

BG:

¿Qué tipo de cambio prevés?

YV: Bueno, no hay duda de que si no cambiamos la arquitectura de la Eurozona, esa zona no tiene futuro.

BG:

¿Cometiste errores cuando eras Ministro de Finanzas?

YV: Todos los días.

BG:

¿Por ejemplo?

YV: Cualquiera que mira hacia atrás…


(Aplausos)
No, pero en serio.

Si hay algún ministro de hacienda o de cualquier otra cosa, que dice al cabo de seis meses en un trabajo, especialmente en una situación estresante, que no se ha equivocado, es gente peligrosa.

Por supuesto que cometí errores.

El mayor error fue firmar la solicitud para la ampliación de un contrato de préstamo en el final de febrero.

Me imaginaba que había un interés genuino en el lado de los acreedores para encontrar un terreno común.

Y no lo había.

Estaban simplemente interesados ​ en aplastar nuestro gobierno, solo porque no querían tener que enfrentar las fallas en la arquitectura que hay en la Eurozona.

Y porque no quieren admitir que durante cinco años se aplicó un programa catastrófico en Grecia.

Hemos perdido una tercera parte del PBI nominal.

Es peor que la Gran Depresión.

Y nadie ha llegado limpio de la troika de prestamistas que han impuesto esta política a decir: «Fue un error colosal».

BG: A pesar de todo esto, y a pesar de la agresividad de la discusión, pareces bastante proeuropeo.

YV: Por supuesto.

Mira, mi crítica a la Unión Europea y a la Eurozona viene de una persona que vive y respira Europa.

Mi mayor temor es que la Eurozona no sobreviva.

Porque si no sobrevive, las fuerzas centrífugas que se desataron serán demoníacas y van a destruir a la Unión Europea.

Y eso sería catastrófico no solo para Europa sino para toda la economía mundial.

Somos probablemente la mayor economía del mundo.

Y si nos dejamos caer en una ruta de lo posmoderno de 1930, que me parece que es lo que estamos haciendo, entonces será perjudicial para el futuro de los europeos y no europeos por igual.

BG: Definitivamente espero que estés equivocado en ese punto.

Yanis, gracias por venir a TED.

YV: Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/yanis_varoufakis_capitalism_will_eat_democracy_unless_we_speak_up/

 

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