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Charla «El caso de una bibliotecaria contra las multas por libros atrasados» de TEDxUWLaCrosse en español.
Las bibliotecas tienen el poder de crear un mundo mejor; conectan comunidades, promueven la alfabetización y crean estudiantes de por vida. Pero hay una cosa que mantiene a las personas alejadas: el miedo a las multas por los libros atrasados. En esta charla que invita a la reflexión, la bibliotecaria Dawn Wacek afirma que las multas en realidad no logran lo que pensamos qué logran. ¿Qué pasaría si tu biblioteca simplemente deja de poner multas?
- Autor/a de la charla: Dawn Wacek
- Fecha de grabación: 2018-02-08
- Fecha de publicación: 2018-11-15
- Duración de «El caso de una bibliotecaria contra las multas por libros atrasados»: 833 segundos
Traducción de «El caso de una bibliotecaria contra las multas por libros atrasados» en español.
Hola, amigos.
Estoy feliz de verlos a todos aquí hoy.
Esto es exactamente lo que digo a la gente que nos visita en la biblioteca pública La Crosse.
Y lo digo porque lo creo en serio.
Los niños que entran a nuestra biblioteca son mis amigos, y me preocupo por sus necesidades y su futuro.
Quiero que sean felices y exitosos.
Espero que encuentren grandes libros o películas que los deleiten.
O la solución a un problema complicado.
Las bibliotecas tienen esta maravillosa reputación de que nos preocupamos por nuestras comunidades.
Publicamos declaraciones de misión y de propósito donde reza que conectamos a nuestra comunidad con el mundo.
Desarrollamos mentes, creamos aprendices de por vida.
Y estos ideales son muy importantes para nosotros, porque sabemos el poder que tienen de crear un mundo mejor.
Un mundo más conectado, más comprometido y empático.
Los libros tienen poder, la información tiene poder.
Y para aquellos sin poder en nuestras comunidades, ser capaces de conectarse con eso es aún más importante.
En 1995 Betty Hart y Todd Risley publicaron un estudio que mostraba que las familias trabajadoras y aquellos dependientes del estado de bienestar social experimentan lo conocido como la «brecha de 30 millones de palabras».
Esencialmente, lo que vieron es que los niños de estas familias escuchan tantas menos palabras cada día que a la edad de tres años, ya existe esta enorme diferencia en su adquisición de la lengua.
Y esa brecha en palabras continua al entrar al colegio, y los resultados posteriores en la competencia lectura, son más pobres, con una falta de éxito en general.
Los niños necesitan oír palabras cada día y no solo necesitan oír las conversaciones cotidianas, tienen que escuchar palaras raras: aquellas fuera del léxico común que compartimos, cerca de 10 000.
Voy a leer un fragmento de un libro para niños de uno de nuestros autores infantiles favoritos: Eric Carle.
Algunos pueden conocer su libro «La oruga muy hambrienta».
Pero este es de «‘Despacio, despacio, despacio,’ dijo el perezoso».
«Finalmente, el perezoso respondió, ‘Es cierto que soy lento, tranquilo y aburrido.
Soy despistado, me entretengo y pierdo el tiempo.
También soy imperturbable, lánguido, estoico, impasible, flojo, letárgico, plácido, calmado, meloso, relajado y, bueno, ¡holgazán! Soy relajado y tranquilo y me gusta vivir en paz.
Pero no soy perezoso’.
Entonces el perezoso bostezó y dijo, ‘Justo así es como soy.
Me gusta hacer cosas, despacio, despacio, despacio’ «.
Pueden ver de este breve ejemplo de un libro de nuestra biblioteca cómo Eric Carle usó 20 palabras diferentes para hacer llegar la misma idea a los niños.
Sabemos que muchas de las familias que visitan la biblioteca, muchos de nuestros amigos, tienen dificultades financieras.
Sabemos que algunos de ellos viven en la pobreza, y no tienen para comer o un lugar seguro para vivir.
Sabemos que nuestro amigo James, viene después del colegio y vive en un refugio local, no lee a su nivel de edad y probablemente nunca ha leído a su nivel de edad.
Sabemos que tenemos esa brecha de 30 millones de palabras y la brecha de logros para cuando los niños entran a tercer grado, y ambas se correlacionan de forma directa con el nivel de ingresos.
¿Y cuál es la responsabilidad de las bibliotecas al abordar estas brechas? ¿Cómo ayudar a nuestros amigos a ser más exitosos, educados y, algún día, mejores ciudadanos globales? Hay que comenzar por garantizar un acceso libre y equitativo a todo lo que las bibliotecas les ofrecen.
Los libros nivelan el terreno al exponer a los niños de todos los niveles socioeconómicos a las palabras.
En la biblioteca, ofrecemos programas basados en los 5 pilares de la alfabetización temprana: jugar, cantar, hablar, leer y escribir.
Ofrecemos programas para adultos con clases de informática, habilidades laborales y creación de negocios.
Todos hacemos este gran trabajo para miembros de la comunidad y a la vez, lo contrarrestamos al cobrar multas y tarifas a nuestros clientes.
Hoy en La Crosse, 10 000 de nuestros usuarios no pueden sacar materiales de la biblioteca debido a multas y a tasas.
Si nos acercamos a nuestros barrios más pobres, donde el 82 % del alumnado se considera en desventaja económica el número aumenta al 23 % del barrio.
Y estos son números locales, pero son así a nivel nacional.
En bibliotecas de todo el país que cobran multas, son los barrios más pobres los de mayor número de personas sancionadas.
De hecho, en la biblioteca municipal de Colorado estaban tan preocupados al respecto que publicaron un documento técnico y declararon inequívocamente que es el miedo a las multas lo que mantiene a las familias pobres alejadas.
Un colega tomó un servicio de Lift en Atlanta el año pasado, y empezó a charlar con la conductora sobre bibliotecas.
Y ella le contó que creció yendo a la biblioteca local, que la amaba.
Pero ahora siendo madre con tres niños a su cargo, no había forma de poder permitirse un carnet de biblioteca por los estrictos plazos de entrega que imponen.
«Sería como otra tarjeta de crédito que no puedo pagar».
Entre tanto, otras bibliotecas han ido eliminando las multas como una en San Rafael que ha eliminado las multas a los niños, incrementando en un 126 % la solicitud de tarjetas infantiles durante los primeros meses.
Cuando la gente no tiene miedo de las posibles multas, hacen cola para acceder a lo que podemos ofrecerles.
¿Qué queremos decirle a la gente? Tenemos estas dos ideas dispares.
Por una parte, somos campeones de la democracia y afirmamos que estamos ahí para que todos los ciudadanos puedan ser autodidactas.
Somos defensores del poder que tiene la alfabetización temprana para reducir la diferencia de éxito y eliminar la brecha de palabras.
Decimos a la gente: «Estamos aquí para ayudarles».
Por otra parte, si tienen problemas financieros y cometen un error, el tipo de error que cualquiera en esta sala podría cometer, como que las cosas de la bolsa de la biblioteca estén en su casa un par de semanas más de lo que deberían, que pierdan un CD, o derramen café en un libro, de repente, ya no estamos para Uds., porque si esto sucede, les haremos pagar por ello.
Y si no pueden pagarlo, pues mala suerte.
He sido bibliotecaria desde hace muchos años.
Y en los últimos años, yo misma he tenido que pagar más de USD 500 en multas por retrasos.
Podrían preguntarse por qué, si estoy allí todos los días y sé cómo funciona el sistema.
Pero como todos nuestros amigos en la biblioteca, estoy ocupada, pierdo cosas, mi casa está a veces desordenada, y he perdido uno o dos DVDs bajo el sofá.
He sido suficientemente afortunada como para ser capaz de pagar esos USD 500 en los últimos años.
Si bien no felizmente, al menos tuve los medios para pagarlos.
¿Es ese servicio justo y equitativo si algunos podemos pagar nuestras multas y continuar usándolo como siempre, y otros cometemos un error y ya no somos bienvenidos? Simplemente no es justo.
¿Por qué continuar operando bajo un modelo que daña a nuestros clientes más vulnerables? Hay razones.
Hay razones como la responsabilidad.
Hay algunas bibliotecas que sienten que es nuestro trabajo enseñar a la gente responsabilidad.
Y no se han dado cuenta de que puede haber maneras de hacerlo que no equivalen a dólares.
También está la idea de compartir recursos colectivamente en una comunidad, y por eso tenemos que turnarnos.
Si tengo mi película de «My Little Pony» mucho tiempo y alguien más quiere verla, eso no es justo.
Y luego, está el dinero.
Los miembros de la comunidad aman sus bibliotecas, y no quieren que dejemos de ofrecer nuestros servicios.
Por suerte, podemos abordar estas cosas de varias formas sin ahuyentar a nuestras poblaciones más vulnerables.
Algunas bibliotecas han ido hacia un modelo Netflix.
Quizá están familiarizados con esto: toman prestadas las cosas, cuando han acabado de usarlas las devuelven.
Si no las devuelven, no pueden tomar prestadas más cosas, pero una vez que lo hacen, todo está perdonado, está bien.
Pueden tomar prestado de nuevo.
Otros siguen cobrando multas, pero quieren ofrecer alternativas a sus clientes, así hacen cosas como comida por multas, donde llevas latas o estudian sus multas, para poder eliminarlas.
Incluso hay otra biblioteca en Wisconsin que ofrece boletos para rascar en sus mostradores, y se pueden rascar y obtener un 10 o 20 % de descuento en sus multas el mismo día.
Y hay días de amnistía.
Un día al año, devolvemos nuestros materiales atrasados y todo es olvidado.
Una biblioteca en San Francisco que hizo la amnistía el año pasado volvió a dar la bienvenida a 5000 usuarios que habían sido sancionados.
Ese mismo día recibieron más de 700 000 artículos atrasados.
Entre ellos un libro que llevaba 100 años atrasado.
Así que sé que suena ridículo, pero sé por experiencia que la gente se mantendrá alejada de la biblioteca antes que enfrentar la autoridad de un bibliotecario cuando tienen objetos atrasados.
Como Michel ha mencionado he sido bibliotecaria 15 años, y mi madre no ha estado en una biblioteca en décadas, porque cuando era joven, perdió un libro.
Estos son grandes primeros pasos.
Pero no van lo suficientemente lejos, porque hacen que la gente pase por el aro.
Tienen que venir en los días correctos, en el momento justo.
Es posible que tengan comida extra que compartir.
Quieren evaporar sus multas, necesitan estar alfabetizados.
Si queremos que la gente use la biblioteca de nuevo, deberíamos deshacernos por completo de las multas.
Es posible que piensen que se pierde un recurso que necesitamos para financiar las bibliotecas, ¿no? Pero hay un par de cosas que considerar cuando pensamos cómo funcionan las multas en los presupuestos de una biblioteca.
Primero, las multas nunca son una fuente de ingresos estable.
Siempre han fluctuado, y, de hecho, han seguido bajando en las últimas décadas.
Cuando la recesión golpeó, también afectó la capacidad de pagar de la gente.
Muchos de esos 10 000 amigos que tenemos en la biblioteca que no pueden usarla, nunca podrían pagarnos.
Cuando hablamos de eliminar sus multas, no estamos perdiendo tanto dinero.
Y, en tercer lugar, les sorprenderá saber que las multas de media, a nivel nacional son un 1,5 % del presupuesto operativo de una biblioteca.
Esto puede representar mucho dinero.
En una biblioteca grande o un sistema grande, la cantidad de dólares puede ser grande.
Pero es un coste asumible para la mayoría de bibliotecas.
Y finalmente, lo más importante, cuesta dinero cobrar multas.
Cuando se tienen en cuenta todas las formas en que cobramos multas, como los correos que enviamos para recordarlas, servicios, como servicios de gestión de colecciones, incluso notificaciones por teléfono o correos electrónicos pueden costar dinero.
Y el tiempo del personal es un enorme costo para las bibliotecas.
Nuestro personal de atención al público está ahí hablando con la gente sobre multas; a veces discutiendo sobre ellas.
Cuando eliminamos todas estas cosas, si nos deshacemos de las multas, podríamos ahorrar dinero a nuestras bibliotecas.
O al menos, podríamos reasignar el tiempo del personal a actividades que se ajusten mejor a esas misiones.
Otra cosa que quiero que todos salgan entendiendo es que las multas no funcionan para logar lo que creemos que logran.
El debate sobre las multas si debemos hacerlo, cuánto deberíamos pagar, no es nuevo.
Hemos hablado de esto durante casi 100 años.
Mientras ese libro estuvo atrasado.
Estudio tras estudio mostraron que la razón de las multas es por creencias fuertemente sostenidas sobre la efectividad de recuperar los materiales a tiempo lo que no se respaldada con evidencias.
Básicamente multamos porque siempre hemos multado.
La mejor opción para sus bibliotecas es priorizar su propia misión.
Y lo harán si los miembros de su comunidad se lo piden.
Cuando salgan de aquí, espero que visiten su biblioteca pública y que hablen con sus bibliotecarios, hablen con sus vecinos y con los miembros de su comunidad que están en las juntas de las bibliotecas.
Díganles que saben lo importante que es la alfabetización para todos en su comunidad.
Que si nuestras bibliotecas son de verdad para todos, deben deshacerse de las multas y abrazar a la comunidad.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/dawn_wacek_a_librarian_s_case_against_overdue_book_fines/