Contenidos
Charla «El gobierno… inversor, tomador de riesgos, innovador» de TEDGlobal 2013 en español.
¿Por qué el gobierno no se hace a un lado y deja que el sector privado —los «verdaderos revolucionarios»— innoven? Es la retórica que se escucha en todas partes y Mariana Mazzucato quiere disiparla. En una charla enérgica, muestra cómo el Estado —que muchos ven como un lento y torpe gigante— en realidad es uno de los actores que más riesgos apasionantes asume y un factor de creación de mercados.
- Autor/a de la charla: Mariana Mazzucato
- Fecha de grabación: 2013-06-26
- Fecha de publicación: 2013-10-28
- Duración de «El gobierno… inversor, tomador de riesgos, innovador»: 844 segundos
Traducción de «El gobierno… inversor, tomador de riesgos, innovador» en español.
¿Alguna vez se preguntaron por qué las empresas realmente geniales, las innovadoras, las creativas, —empresas de la nueva economía, Apple, Google, Facebook— están saliendo de un país en particular, Estados Unidos de América? Por lo general, cuando digo esto, alguien dice: «¡Spotify! Eso es Europa».
Pero, sí.
No ha tenido el impacto que han tenido estas otras empresas.
Ahora soy economista, y en realidad estudio la relación entre innovación y crecimiento económico a nivel de la empresa, la industria y la nación, y trabajo con responsables políticos de todo el mundo, sobre todo en la Comisión Europea, pero recientemente también en lugares interesantes como China, y puedo decirles que esa pregunta está en boca de todos: ¿Dónde están los Googles europeos? ¿Cuál es el secreto que subyace al modelo de crecimiento de Silicon Valley, que ellos entendieron que difiere de este modelo de crecimiento de la vieja economía? Y lo interesante es que a menudo, incluso en el siglo XXI, al final tenemos estas ideas del mercado versus el estado.
Se habla en formas modernas, pero la idea es que, de alguna manera, detrás de lugares como Silicon Valley, el secreto han sido los distintos tipos de mecanismos de creación de mercados, la iniciativa privada, sea esta un sector de capital de riesgo dinámico capaz de aportar finanzas de alto riesgo a estas empresas innovadoras, las gacelas, como las llaman, temidas por los bancos tradicionales, o tipos diferentes de políticas de comercialización de verdadero éxito que en realidad le permiten a estas empresas llevar estos grandes inventos, sus productos, al mercado y en realidad superar este período tan aterrador del Valle de la Muerte en el cual muchas empresas fracasan.
Pero lo que realmente me interesa, especialmente hoy en día y por lo que está pasando políticamente en todo el mundo, es el lenguaje empleado, la narrativa, el discurso, las imágenes, las palabras reales.
A menudo se nos dice que el sector privado es mucho más innovador porque no se restringe a las convenciones.
Es más dinámico.
Piensen en el discurso tan inspirador de Steve Jobs a la clase de graduación 2005 en Stanford, donde dijo que sean innovadores, que conserven el hambre, y sean tontos.
¿Sí? Estos tipos tienen hambre, son tontos y pintorescos, ¿sí? Y en lugares como Europa, puede que sea más equitativo, quizá nos vistamos un poco mejor y que comamos mejor que en EE.UU., pero el problema es este maldito sector público.
Es demasiado grande y en realidad no ha permitido que el capital de riesgo dinámico y la comercialización puedan rendir los frutos que deberían dar.
E incluso periódicos muy respetables, de algunos soy suscriptora, usan palabras como, ya saben, el Estado es este Leviatán, ¿sí? Este monstruo con grandes tentáculos.
Son muy explícitos en estas editoriales.
Dicen: «el Estado es necesario para resolver estas pequeñas fallas del mercado cuando uno tiene bienes públicos o distintos tipos de externalidades negativas como la contaminación, pero, ¿saben cuál será la próxima gran revolución luego de Internet? Todos esperamos que sea algo ecológico, o algo de nanotecnología, y para que eso pueda ocurrir», dicen, —este fue una edición especial sobre la próxima revolución industrial— dicen, «el Estado, debe sentar las bases, ¿sí?» Financiar la infraestructura, las escuelas.
Incluso financiar la investigación básica, porque es de público conocimiento que es un gran bien público en el que las empresas privadas no quieren invertir.
Pero, ¿saben algo? «Dejen el resto a los revolucionarios».
A esos pensadores pintorescos, desestructurados.
A veces se los llama «manos de garaje», porque algunos hicieron algunas cosas en sus garajes, aunque eso en parte es un mito.
Y lo que quiero hacer en, Dios mío, solo 10 minutos, es volver a pensar esta yuxtaposición, porque tiene consecuencias realmente enormes que exceden la política de innovación, que suele ser el área de la que hablo a menudo con los líderes políticos.
Tiene enormes consecuencias, incluso con toda esta idea actual de dónde, cuándo y por qué deberíamos recortar el gasto público y distintos tipos de servicios públicos que, claro, como sabemos, están siendo cada vez más externalizados debido a esta yuxtaposición.
¿Sí? O sea, quizá tenemos que tener escuelas libres o escuelas concentradas para que sean más innovadoras sin lidiar con la carga del pesado plan de estudios estatal, o similar.
Este tipo de palabras constantemente, estas yuxtaposiciones, aparecen por doquier, no solo con la política de innovación.
Por eso para pensar de nuevo, no tienen por qué creerme, solo piensen en las cosas más revolucionarias que tienen en sus bolsillos y no los enciendan, pero puede que quieran sacarlos, a sus iPhones.
Pregúntense quién financió esas genialidades revolucionarias, ultracreativas, que tiene el iPhone.
¿Qué caracteriza a sus teléfonos como ‘inteligentes’, en vez de ser ‘tontos’? Es Internet, que uno puede navegar la Web en cualquier lugar del mundo; el GPS, que permite saber dónde estamos en cualquier lugar del mundo; la pantalla táctil que hace que sea también un teléfono fácil de usar para cualquier persona.
Eso es lo muy inteligente y revolucionario de los iPhones, y todo fue financiado por el gobierno.
Y la idea es que Internet fue financiada por DARPA, el Departamento de Defensa de EE.UU.
El GPS fue financiado por el programa Navstar de los militares.
Incluso Siri fue financiado por DARPA.
La pantalla táctil fue financiada por subvenciones públicas de la CIA y la NSF a dos investigadores públicos de la Universidad de Delaware.
Puede que piensen: «Bueno, dijo muchas veces la palabra ‘defensa’ y ‘militar'», pero es muy interesante y se cumple sector tras sector, departamento tras departamento.
Así que en la industria farmacéutica, en la que estoy en lo personal muy interesada porque tuve la suerte de estudiarla en profundidad, es maravilloso preguntarse sobre lo revolucionario versus lo no revolucionario, porque todas y cada una de las medicinas pueden dividirse según sean revolucionarias o incrementales.
Las nuevas entidades moleculares con grado de prioridad son los nuevos medicamentos revolucionarios, mientras que las pequeñas variaciones de medicamentos ya existentes —Viagra, distintos colores, diferentes dosis— son los menos revolucionarios.
Y resulta que el 75 % de las nuevas entidades moleculares con grado de prioridad se financian en laboratorios aburridos, kafkianos, del sector público.
Eso no significa que Big Pharma no gaste en innovación.
Lo hace.
Gasta en mercadotecnia.
Gasta en la D de la I+D.
Gasta mucho en la recompra de sus acciones, algo problemático.
De hecho, empresas como Pfizer y Amgen recientemente gastaron mucho más dinero recomprando sus acciones para subirles el precio, que en I+D, pero esa es una charla TED que otro día me fascinaría dar.
Lo interesante de todo esto es que el Estado, en todos estos ejemplos, hizo mucho más que simplemente solucionar las fallas del mercado.
En realidad, fue dando forma y creando mercados.
Financió no solo la investigación básica, que, de nuevo, es un bien público típico, sino incluso la investigación aplicada.
Fue incluso, Dios no lo quiera, un capitalista de riesgo.
Estos programas SBIR y SDTR, que dan financiación inicial a las pequeñas empresas no solo han sido extremadamente importantes comparados con el capital de riesgo privado, sino que también se han vuelto cada vez más importantes.
¿Por qué? Porque como muchos sabemos el capital de riesgo es de muy corto plazo.
Quiere el retorno de inversión en 3 a 5 años.
La innovación lleva mucho más tiempo que ese, 15 a 20 años.
Entonces la idea…
o sea, esta es la idea, ¿sí? ¿Quién está financiando la parte difícil? Claro, no es solo el Estado.
El sector privado hace mucho.
Pero la narrativa que siempre escuchamos es que el Estado es importante para lo básico, pero que no aporta realmente al pensar de alto riesgo, revolucionario, ultracreativo.
En todos estos sectores, desde financiar Internet hasta gastar, pero también idear la visión estratégica de estas inversiones, siempre vino desde dentro del Estado.
El sector de la nanotecnología es realmente fascinante para estudiar esto, porque la palabra en sí, la nanotecnología, vino del seno del gobierno.
Y esto tiene consecuencias enormes.
En primer lugar, claro que no soy una persona anticuada que plantea Mercado versus Estado.
Todos sabemos que en el capitalismo dinámico son realmente necesarias las asociaciones público-privadas.
Pero la idea es que si constantemente vemos al Estado como necesario pero en realidad, un poco aburrido y a menudo un poco peligroso como el Leviatán, creo que atrofiamos la posibilidad de crear estas asociaciones público-privadas de una manera dinámica.
Incluso las palabras que usamos a menudo para justificar la parte «P», la parte pública —bueno, las dos son P— en la asociación público-privada es en términos de bajar riesgo.
El sector público en estos ejemplos que acabo de darles, y hay muchos más, que juntos a otros colegas hemos estado analizando, ha hecho mucho más que bajar riesgos.
En cierta forma asumió el riesgo.
Ha sido quien ha pensado en forma creativa.
Pero también estoy segura de que todos han tenido experiencia con gobiernos locales, regionales, nacionales y uno dice, «Sabes algo, conocí al burócrata kafkiano».
Esa yuxtaposición está allí.
Bueno, hay una profecía autocumplida.
Al hablar del Estado como algo irrelevante, aburrido, a veces creamos esas organizaciones de ese modo.
Por eso tenemos que construir estas organizaciones empresario-estatales.
DARPA, que financió Internet y Siri, pensó realmente mucho en esto, cómo dar la bienvenida al fracaso, porque fallarán.
Fallarán al innovar.
Uno de cada 10 experimentos tiene algo de éxito.
Y los capitalistas de riesgo lo saben y pueden financiar realmente las otras pérdidas de ese éxito.
Y eso me lleva, probablemente a la mayor consecuencia y esto tiene enormes consecuencias más allá de la innovación.
Si el Estado es algo más que un solucionador del mercado, si es un creador de mercado, y para hacerlo ha tenido que asumir riesgos enormes, ¿qué pasó con la recompensa? Todos sabemos, si alguna vez tomamos un curso de finanzas, lo primero que te enseñan es la relación riesgo-recompensa, por la cual algunas personas son suficientemente tontas o quizá suficientemente inteligentes si tienen tiempo de esperar, invertir en acciones, porque son de alto riesgo que con el tiempo tendrán una recompensa mayor que los bonos, el riesgo y la recompensa.
Bueno, ¿dónde está la recompensa estatal de haber asumido esos enormes riesgos y haber hecho la tontería de crear Internet? Internet fue una locura.
Realmente.
Digo, la probabilidad de fracasar era enorme.
Había que estar completamente loco para hacerlo y por suerte lo estaban.
Ahora, ni siquiera llegamos a la pregunta de las recompensas a menos que veamos que el Estado asume riesgos.
Y el problema es que los economistas piensan a menudo que el Estado recibe impuestos como recompensa.
Ya saben, las empresas pagarán impuestos, los empleos que creen generarán crecimiento y así las personas que reciben esos empleos recibirán aumento de ingresos que regresará al Estado mediante los impuestos.
Bueno, por desgracia, eso no es verdad.
No es cierto porque muchos de los empleos que se crean, van al extranjero.
Es la globalización y está bien.
No debemos ser nacionalistas.
Dejemos que los empleos vayan donde quizá tienen que ir.
Es decir, podemos tener una postura al respecto.
Pero también estas empresas que tuvieron estos beneficios enormes del Estado —Apple es un gran ejemplo— tuvieron la primera…
bueno, no la primera, pero USD 500 000 fueron para Apple, la empresa, mediante este programa SBIC, que antecedió al programa SBIR, así como, como he dicho antes, todas las tecnologías subyacentes al iPhone.
Sin embargo, sabemos que legalmente, como muchas otras empresas, repagan muy pocos impuestos.
Así que en realidad lo que tenemos que volver a pensar es que quizá debería haber un mecanismo de generación de retorno mucho más directo que los impuestos.
¿Por qué no? Podría ocurrir quizá mediante acciones.
Esto, por cierto, en los países que piensan en esto en forma estratégica, países como Finlandia en Escandinavia, pero también China y Brasil, están reteniendo acciones en estas inversiones.
Sitra financió a Nokia, mantuvo acciones, hizo mucho dinero, es un organismo de financiación pública en Finlandia, que luego financió la próxima ronda de Nokias.
El Banco Nacional de Desarrollo, en Brasil, hoy está proveyendo enorme financiación a tecnologías limpias, y acaba de anunciar un programa de 56 000 millones para el futuro, retiene acciones en estas inversiones.
Así que para decirlo provocativamente, de haber pensado el gobierno de EE.UU.
en esto, y quizá recuperado dinero en algo llamado fondo de innovación, pueden apostar que con solo un 0,05 % de las ganancias producidas por Internet que se hubiesen destinado a ese fondo de innovación habría mucho más dinero para gastar hoy en tecnologías ecológicas.
En cambio, muchos de los presupuestos estatales que en teoría están tratando de hacerlo están siendo limitados.
Pero quizás aún más importante, hemos oído antes del 1 %, del 99 %.
Si el Estado se pensara de esta forma estratégica, como uno de los jugadores principales en el mecanismo de creación de valor, porque de eso estamos hablando, ¿sí? Quiénes son los diferentes actores en la creación de valor en la economía y el papel del Estado, y cómo se lo ha relegado a un segundo plano.
Si podemos tener una teoría más amplia de creación de valor que nos permita admitir lo que el Estado ha estado haciendo y obtener algo a cambio, podría ser en la próxima ronda, y espero que todos esperemos que la siguiente gran revolución de hecho sea ecológica, que ese período de crecimiento no solo sea inteligente, basado en la innovación, no solo ecológico, sino también más inclusivo, para que las escuelas públicas en lugares como Silicon Valley pueden beneficiarse de ese crecimiento, porque no lo han hecho.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/mariana_mazzucato_government_investor_risk_taker_innovator/