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El hombre más feliz de la Tierra: un sobreviviente del Holocausto de 99 años comparte su historia – Charla TEDxSydney

Charla «El hombre más feliz de la Tierra: un sobreviviente del Holocausto de 99 años comparte su historia» de TEDxSydney en español.

En esta bonita y emocionante charla, el auto-proclamado «hombre más feliz de la Tierra», Eddie Jaku, comparte su historia de amor y supervivencia. Eddie Jaku era un judío viviendo en Alemania cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial. Su historia de supervivencia abarca 12 años, desde el ascenso de Hitler al poder en 1933 hasta la liberación en 1945. Él vio a la muerte todos los días a lo largo de la guerra, y como sobrevivió, se prometió a sí mismo sonreír cada día.

Esta charla es de un evento TEDx que utilizó el formato de conferencia de TED pero fue organizado de forma independiente por una comunidad local. Más información en: http://ted.com/tedx

  • Autor/a de la charla: Eddie Jaku
  • Fecha de grabación: 2019-05-23
  • Fecha de publicación: 2019-08-21
  • Duración de «El hombre más feliz de la Tierra: un sobreviviente del Holocausto de 99 años comparte su historia»: 713 segundos

 

Traducción de «El hombre más feliz de la Tierra: un sobreviviente del Holocausto de 99 años comparte su historia» en español.

Mis queridos nuevos amigos…


(Risas)
Mi nombre es Eddie Jaku y estoy parado frente a ustedes hoy como un sobreviviente del Holocausto y un testigo de los más trágicos crímenes en la historia de la humanidad.

Yo era un orgulloso joven alemán.

Pensaba que ésta era la mejor civilización que un joven como yo podría tener.

Qué equivocado estaba.

El 9 de noviembre de 1938 regresé de la escuela donde había vivido durante cinco años con un nombre falso porque ser judío.

Viví alejado de mi familia como un huérfano, obteniendo una educación y bajo una enorme presión y miedo de que alguien pudiera descubrir que yo no era Walter Shleiss, como fingía ser.

Corría mucho peligro.

Esa fatídica noche yo había llegado a casa pero mi familia había ido a esconderse.

Y yo estaba solo.

Me fui a dormir con mi perro cerca mío.

A las 5:00 de la mañana del 10 de noviembre de 1938, diez Nazis rompieron la puerta de nuestra casa.

Me da vergüenza contarles lo que me hicieron.

Yo estaba tan mal que pensé: «Eddie, hoy es el día que vas a morir» Luego, me hicieron presenciar la demolición de nuestra casa de 200 años de antigüedad, y mataron frente a mis ojos a mi amado perro, Lulu, quien había intentado protegerme.

Perdí mi dignidad, mi libertad y mi fe en la humanidad.

Perdí todo aquello por lo que había vivido.

Me redujeron de ser un hombre a no ser nada.

¿Qué pasó con mi país, donde yo nací, el país de mis ancestros, el país que produjo a Schiller Goethe, Beethoven y Mozart?

¿Qué había pasado con mis amigos alemanes que se volvieron asesinos?

En ese momento, ninguno de nosotros entendía que «Kristallnacht», la «Noche de los Cristales Rotos», cuando las fachadas de los negocios de dueños judíos fueron destrozadas y los negocios saqueados y casas y sinagogas fueron prendidas fuego, era sólo el comienzo de la pesadilla, de algo mucho peor que estaba por venir.

Ese día fui transportado hacia mi primer campo de concentración, Buchenwald, donde me mantuvieron junto a otros 11 000 hombres judíos durante aproximadamente cinco meses.

El 2 de mayo de 1939, fui liberado.

Mi padre me recogió y me llevó a Aachen.

Luego de 10 horas conduciendo, hicimos un arreglo con un contrabandista para que nos lleve a Bélgica.

Pasé dos semanas allí con mi papá en un apartamento hasta que fui arrestado por la policía belga como alemán, no como judío, e internado en un campo con otros 4 000 alemanes.

El 10 de mayo de 1940 el campo fue liquidado.

Nos dividimos en Dunkirk, y yo continué hasta Lyon.

Allí, fui arrestado por la policía francesa y enviado a Gurs, un campo terrible con 6 000 alemanes.

Luego de mis internaciones en campos, fui finalmente transportado a lo que se convirtió en mi infierno en la Tierra: Auschwitz.

Mis padres y hermanas también fueron transportados a Auschwitz.

Y yo nunca volvería a ver a mis padres.

No tuve la oportunidad de decirle adiós a mi amada madre.

Y la he extrañado cada día de mi vida.

Si tienes la oportunidad hoy, por favor ve a casa y asegúrate de decirle a tu madre cuánto la amas.

Por favor, haz esto por tu nuevo amigo Eddie.

Fui lo suficientemente afortunado y logré escapar de lo que empezó a conocerse como «La marcha de la muerte».

Me escondí en un bosque, solo, por muchos meses, antes de ser encontrado por el ejército americano.

Pero hoy estoy aquí, un hombre feliz, que disfruta la vida con una esposa maravillosa y una hermosa familia.

No odio a nadie.

El odio es una enfermedad que puede destruir a tu enemigo, pero también te destruirá a ti en el proceso.


(Aplausos)
Estoy haciendo todo lo que puedo para hacer de este mundo un lugar mejor para todos.

Y les imploro a todos ustedes que hagan lo mejor que puedan también.

Asegurémonos que esta terrible tragedia, la peor en la historia, no suceda nunca más.

Y también de que nunca jamás sea olvidada.

Luego de muchos años de penurias y escondites, el 7 de septiembre de 1945, después de un largo viaje en tren, entré nuevamente a Bélgica sin ningún papel.

Poco después de eso, conocí a mi esposa, Flore, y nos casamos.

LLevamos casados 73 años.

(Aclamaciones)
(Aplausos)
Gracias.

En esa época, yo no era un hombre feliz.


(Risas)
No disfrutaba estar entre la gente.

Eso fue hasta que nació mi primer hijo, Michael.

Entonces, mi corazón sanó y mi felicidad regresó en abundancia.

Hice la promesa de que desde ese día hasta el final de mi vida, sería feliz, sonreiría, sería educado, solidario y amable.

También prometí nunca más volver a pisar suelo alemán.

Hoy me paro frente a ustedes como un hombre que ha cumplido todas esas promesas.

Mi mayor felicidad proviene de mi familia: mi esposa, mis dos hijos, Michael y Andre, mis muchos nietos y bisnietos, quienes nos traen mucha alegría.

Hoy, yo enseño y comparto felicidad con todos los que conozco La felicidad no cae del cielo; está en tus manos.

Si tú eres saludable y feliz, eres millonario.

La felicidad también trae buena salud al cuerpo y la mente, y yo le atribuyo mis 99 años de salud mayormente a la actitud positiva y feliz.


(Aplausos)
Una flor es mi jardín, un buen amigo es mi mundo.

La gente joven hoy en día se olvida de parar.

Están corriendo constantemente y no saben hacia dónde.


(Risas)
Deberían tomarse el tiempo de ser felices y disfrutar la vida.

Hay un tiempo para reír y hay un tiempo para llorar.

Yo veo cosas buenas en la vida.

Invita a un amigo o a algún familiar a comer.

Sal de paseo.

Mañana vendrá, ¡pero primero disfruta el hoy!
(Aplausos)
Me pregunto cómo la gente existe sin amistad, sin gente con quien compartir sus secretos, esperanzas y sueños; con quien compartir la buena fortuna y las tristes pérdidas.

En la dulzura de la amistad, que haya risas y se comparta el placer.

Los buenos tiempos son mejorados y los malos olvidados gracias a la magia de la amistad.

Yo, cuando despierto, soy feliz porque es un nuevo día para disfrutar.

Cuando recuerdo que debí haber muerto con una muerte miserable, pero en lugar de eso estoy vivo, intento ayudar a la gente que está triste.

Yo estuve en el fondo del pozo.

Entonces, si yo puedo hacer sonreir a una persona que está triste, soy feliz.


(Risas)

(Aplausos)
Gracias Recuerden éstas palabras: Por favor, no camines delante de mí, quizás no sea capaz de seguirte.

Por favor, no camines detrás de mí, quizás no sea capaz de guiar.

Sólo camina a mi lado y sé mi amigo.


(Aplausos)
Terminaré mi charla con un deseo desde mi corazón hacia sus corazones.

Que siempre tengan mucho amor que compartir, mucha salud de sobra, y muchos buenos amigos que los quieran.

Gracias por darme el privilegio de hablarles hoy.

Gracias.

(Aclamaciones)
(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/eddie_jaku_a_holocaust_survivor_s_blueprint_for_happiness/

 

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