Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » El lado oscuro de la historia: La caza de brujas – Brian A. Pavlac – Charla TED-Ed

El lado oscuro de la historia: La caza de brujas – Brian A. Pavlac – Charla TED-Ed

Charla «El lado oscuro de la historia: La caza de brujas – Brian A. Pavlac» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/ugly-history-witch-hunts-brian-a-pavlac

En 1593, en un pueblo de Alemania llamado Nördlingen, la hospedera Maria Höll fue repentinamente acusada de brujería. Al ser arrestada e interrogada, negó los cargos. Continuó negando las acusaciones incluso después de 62 sesiones de tortura. Sus acusadores finalmente la liberaron. Otras personas acusadas de brujería no tuvieron la misma «suerte». ¿Qué motivó estas cazas de brujas? Brian A. Pavlac investiga este terrorífico capítulo de la historia de la humanidad.

Lección de Brian A. Pavlac, dirigida por Lisa LaBracio.

  • Autor/a de la charla: Brian A Pavlac
  • Fecha de grabación: 2019-06-11
  • Fecha de publicación: 2019-06-12
  • Duración de «El lado oscuro de la historia: La caza de brujas – Brian A. Pavlac»: 305 segundos

 

Traducción de «El lado oscuro de la historia: La caza de brujas – Brian A. Pavlac» en español.

En 1593, en un pueblo de Alemania llamado Nördlingen, la hospedera Maria Höll fue repentinamente acusada de brujería.

Al ser arrestada e interrogada, negó todos los cargos.

Continuó negando las acusaciones incluso después de 62 sesiones de tortura.

Sus acusadores finalmente la liberaron.

Rebekka Lemp, acusada en el mismo pueblo unos años antes, no tuvo la misma suerte.

Le escribió a su esposo desde la prisión, pues le preocupaba confesar tras las torturas, a pesar de que era inocente.

Luego de hacer una confesión falsa, fue quemada en la hoguera delante de su familia.

Höll y Lemp fueron ambas víctimas de la caza de brujas que se produjo en Europa y en las colonias en América entre finales del siglo XV y principios del siglo XVIII.

Estas cazas de brujas no eran iniciativa de una única autoridad, sino un fenómeno que ocurría de forma esporádica y siempre seguía el mismo patrón.

La palabra «bruja» adoptó varios significados, pero en estas cazas una bruja era alguien que supuestamente había adquirido poderes mágicos al obedecer a Satanás y no a Dios.

Esta definición de brujería se diseminó por todas las iglesias de Europa occidental a finales del siglo XV.

Cobró mayor importancia luego de que el papa autorizara al fraile y profesor de teología Heinrich Kraemer a realizar inquisiciones para cazar a las brujas en 1485.

Su primera acusación, en el pueblo Innsbruck, no fue tomada en serio por las autoridades locales, quienes no aprobaban sus bruscos métodos de interrogación de ciudadanos respetables y suspendieron los juicios.

Inmutable, escribió un libro titulado «Malleus Maleficarum», o «Martillo de las Brujas».

En él argumentaba que las brujas existían y proponía crueles tácticas para cazarlas y procesarlas.

Se identificaba a las mujeres como las más propensas a obedecer la influencia del diablo, aunque los hombres también podían ser brujos.

El libro de Kraemer inspiró a otros a escribir sus propios textos y a dar sermones sobre los peligros de la brujería.

Según estos textos, las brujas tenían rituales como besar el ano del diablo y envenenar o hechizar blancos que el diablo les señalaba.

A pesar de que no había evidencia que respaldara estas afirmaciones, la creencia en las brujas creció.

Una caza de brujas usualmente comenzaba con una desgracia: una mala cosecha, una vaca enferma, un bebé que nacía muerto.

Los miembros de la comunidad culpaban a la brujería y se acusaban entre sí de ser brujos.

Muchos de los acusados eran personas vulnerables: ancianos, pobres, marginados.

Pero cualquier miembro de la comunidad podía ser acusado, a veces incluso los niños.

Las autoridades eclesiásticas incitaban la caza de brujas, pero eran los gobernantes quienes usualmente llevaban a cabo la detención y el castigo de los acusados.

Las personas acusadas de brujería eran interrogadas y con frecuencia torturadas.

Y, debido a las torturas, miles de inocentes confesaban la brujería e incriminaban a otros.

Dado que estas cazas de brujas sucedieron esporádicamente a lo largo de los siglos y en varios continentes, las particularidades de cada una varían mucho.

Los castigos para los condenados iban desde pequeñas multas hasta la incineración en la hoguera.

Los juicios de Häll y Lemp se extendieron durante nueve años, en tanto que otros duraron apenas meses.

Podían tener algunas pocas o cientos de víctimas.

Las motivaciones de los cazadores de brujas también variaban, pero es posible que muchos de ellos no buscaran chivos expiatorios de forma consciente, sino que verdaderamente creían en la brujería y pensaban que hacían un bien al extirparla de sus comunidades.

Poderosas instituciones permitieron gran daño por basarse en estas creencias.

Pero siempre existieron disidentes: juristas, eruditos y médicos contrariaban libros como «Martillo de las Brujas» de Kraemer con textos en los que objetaban la crueldad de las cazas, las confesiones forzadas y la falta de evidencia para probar la brujería.

Desde finales del siglo XVII y hasta mediados del siglo XVIII, sus argumentos cobraron impulso con la aparición de gobiernos centrales más fuertes y normas legales como el debido proceso.

La caza de brujas disminuyó de a poco hasta desaparecer del todo.

Tanto el inicio como la conclusión de estas atrocidades se dio de forma gradual, por circunstancias aparentemente comunes.

La posibilidad de que se repitan situaciones similares, en las que las autoridades ejercen su poder para movilizar a la sociedad en contra de una falsa amenaza, aún existe en la actualidad; pero existe también la posibilidad de disenso racional para combatir las creencias falsas.

https://www.ted.com/talks/brian_a_pavlac_ugly_history_witch_hunts/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *