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El lenguaje de la mentira — Noah Zandan – Charla TED-Ed

Charla «El lenguaje de la mentira — Noah Zandan» de TED-Ed en español.

Ver lección completa: http://ed.ted.com/lessons/the-language-of-lying-noah-zandan

Escuchamos entre 10 y 200 mentiras diariamente. A pesar de que hemos pasado gran parte de la historia tratando de encontrar maneras de detectarlas, mediante el seguimiento de los cambios fisiológicos de los mentirosos, estos métodos no han demostrado ser fiables. ¿Hay algún enfoque más directo? Noah Andan utiliza algunos ejemplos típicos de mentiras para ilustrar cómo podemos utilizar la ciencia de la comunicación para analizarlas.

Lección de Noah Andan, animación por Animación Moving Company

  • Autor/a de la charla: Noah Zandan
  • Fecha de grabación: 2014-11-03
  • Fecha de publicación: 2019-12-18
  • Duración de «El lenguaje de la mentira — Noah Zandan»: 326 segundos

 

Traducción de «El lenguaje de la mentira — Noah Zandan» en español.

«Lo siento, me quedé sin batería».

«No es nada.

Estoy bien».

«Esas acusaciones son completamente infundadas».

«La compañía niega cualquier implicación en los hechos».

«Te amo».

Escuchamos entre 10 y 200 mentiras al día, y nos hemos pasado gran parte de la historia buscando la manera de detectarlas, utilizando desde instrumentos medievales de tortura, a polígrafos, monitores de presión arterial, respiración y de estrés vocal, rastreadores oculares, escáneres cerebrales de infrarrojos, e incluso máquinas que pesan 180 kilos para electroencefalogramas.

A pesar de que tales dispositivos funcionan en determinadas circunstancias, se puede engañar a la mayoría, con la preparación suficiente, y ninguno es considerado fiable para ser admitido en un tribunal.

Pero ¿y si el error no está en las técnicas, sino en la premisa de que la mentira produce cambios fisiológicos? ¿Y si tomamos un enfoque más directo, utilizando las ciencias de la comunicación para analizar todas estas mentiras? En parte, a nivel psicológico mentimos para darnos una mejor imagen de nosotros mismos, para asociar nuestra imaginación a la persona que nos gustaría ser, en lugar de lo que realmente somos.

Pero al cerebro estar ocupado soñando, permite que muchas señales pasen desapercibidas.

La mente consciente solo controla cerca del 5 % de las funciones cognitivas, incluyendo la comunicación, mientras que el otro 95 % ocurre sin que seamos conscientes de ello, y según la literatura especializada acerca del control de la realidad, las historias basadas en las experiencias imaginadas son cualitativamente diferentes que las basadas en experiencias reales.

Esto sugiere que inventar una historia falsa requiere trabajo y conduce a un patrón diferente en el uso del lenguaje.

La tecnología conocida como análisis lingüístico del texto ha ayudado identificar 4 patrones comunes en el lenguaje involuntario del engaño.

Primero, los mentirosos hacen menos referencias a sí mismos al hacer declaraciones falsas.

Escriben o hablan más sobre los demás, a menudo usando la tercera persona, para distanciarse y desvincularse de sus mentiras lo qué suena aún más artificial: «En esta casa absolutamente ninguna fiesta tuvo lugar», o «Yo no organicé ninguna fiesta aquí».

Segundo, los mentirosos tienden a ser más negativos, porque se sienten inconscientemente culpables por mentir.

Por ejemplo, un mentiroso dirá algo así: «Lo siento, se ha muerto la estúpida batería.

La odio».

En tercer lugar, los mentirosos suelen explicar las cosas en términos sencillos, ya que nuestro cerebro se niega a crear una mentira compleja.

La técnicas basadas en el juicio y la estimación son modelos complejos para el cerebro.

Como una vez insistió un Presidente de los EE.

UU.: «Nunca he tenido una relación sexual con esa mujer».

Y por último, aunque los mentirosos describen cosas de una manera sencilla, tienden a utilizar oraciones más largas e intrincadas, intercalando palabras innecesarias y detalles irrelevantes, sin embargo ciertos, para reforzar la mentira.

Otro presidente, frente a un escándalo, dijo: «Puedo decir, categóricamente, que esta investigación apunta a que ninguno de los empleados de la Casa Blanca, nadie de la actual administración, está involucrado en este extraño incidente».

Vamos a aplicar el análisis lingüístico a algunos ejemplos bien conocidos.

Analicemos al siete veces campeón del Tour de Francia, Lance Armstrong.

Al comparar su entrevista de 2005 en la que negó haberse dopado, a otra de 2013 en la que lo admitió, el uso de los pronombres personales aumentó en casi un 75%.

Note las diferencias entre estas dos declaraciones.

En la primera: «Bueno, ya saben, un tipo en Francia, en un laboratorio en París, contamina una muestra, ya saben, un tal Jean Francis de tal, y la examina.

Y así recibe uno una llamada telefónica de un periódico que afirma que he dado seis veces positivo en la prueba de EPO.» La segunda: «Todo esto me superó.

Estoy seguro de que había otros que tampoco podían manejarlo, pero yo, sin duda, no pude hacerlo y yo estaba acostumbrado a controlarlo todo en mi vida.

Yo controlaba todo en mi vida».

Al negarlo, Armstrong describió una situación hipotética centrándose en otra persona, excluyéndose a sí mismo por completo de cualquier vinculación.

En su confesión, asume la responsabilidad de sus actos, centrándose en emociones y motivaciones personales.

Pero el uso de los pronombres personales es solo uno de los indicadores de engaño.

Veamos otro ejemplo, del ex senador y candidato a la presidencia, John Edwards.

«Solo sé que el presunto padre ha declarado públicamente que él es el padre del bebé.

Tampoco he estado involucrado en ninguna actividad que requirió, acordó o respaldó cualquier tipo de pago a la mujer o al presunto padre del bebé».

Eso no es solo una forma muy retorcida de decir: «El bebé no es mío», sino que Edwards nunca se dirige a los implicados por su nombres, y en cambio les llama «el bebé», «la mujer» y «el presunto padre».

Ahora vamos a ver lo que tuvo que decir después de admitir la paternidad: «Yo soy el padre de Quinn.

Haré todo lo que esté en mi mano para darle el amor y el apoyo que se merece».

La declaración es corta y directa, llamando al niño por su nombre y admitiendo su papel en su vida.

Y ¿cómo se pueden aplicar estas técnicas de detección de mentiras en su vida? En primer lugar, recordando que muchas de las mentiras que oímos a diario son mucho más piadosas que estos ejemplos, y tal vez incluso inofensivas.

Pero aun así, vale la pena ser conscientes de algunas pistas reveladoras, cómo las pocas referencias personales, el lenguaje negativo, el uso de explicaciones sencillas y oraciones complejas.

Tal vez les ayudaría a evitar una acción bursátil sobrevalorada, un producto inútil o incluso una pésima relación.

https://www.ted.com/talks/noah_zandan_the_language_of_lying/

 

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