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El médico más célebre de la Antigua Roma – Charla TED-Ed

Charla «El médico más célebre de la Antigua Roma» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/ancient-rome-s-most-notorious-doctor-ramon-glazov

A mediados del siglo XVI, el anatomista Andrés Vesalio hizo un impactante descubrimiento: los textos de anatomía más famosos del mundo estaban equivocados. Si bien Vesalio sabía que él estaba en lo cierto, denunciar estos errores significaría desafiar a Galeno de Pérgamo, el más afamado médico en la historia de la medicina. ¿Quién fue este encumbrado médico? ¿Y por qué 1300 años más tarde los médicos aún lo veneraban y le temían? Ramon Glazov nos presenta al más célebre médico en la historia de la medicina.

Lección de Ramon Glazov, dirigida por Anton Bogaty.

  • Autor/a de la charla: Ramon Glazov
  • Fecha de grabación: 2019-07-18
  • Fecha de publicación: 2019-07-18
  • Duración de «El médico más célebre de la Antigua Roma»: 294 segundos

 

Traducción de «El médico más célebre de la Antigua Roma» en español.

A mediados del siglo XVI, un joven y talentoso anatomista llamado Andrés Vesalio hizo un impactante descubrimiento: los textos de anatomía más famosos del mundo estaban equivocados.

No omitían únicamente importantes detalles sobre el cuerpo humano, sino que además describían órganos de simios y otros mamíferos.

Si bien Vesalio sabía que él estaba en lo cierto, denunciar estos errores significaría desafiar a Galeno de Pérgamo, el más afamado médico en la historia de la medicina.

¿Quién fue este encumbrado médico? ¿Y por qué los médicos 1300 años más tarde aún lo veneraban y le temían? Nacido en el 129 d.

C., de adolescente Galeno abandonó su hogar para explorar el Mediterráneo en busca de conocimientos médicos.

Regresó convertido en un talentoso cirujano, con un gran interés en la anatomía y una tendencia a la ostentación.

Participaba con gran entusiasmo en competencias de anatomía, ansioso de ilustrar a sus colegas médicos.

En una demostración, hizo que un cerdo perdiera la voz al atar uno de sus nervios.

En otra, le sacó las entrañas a un mono y desafió a sus colegas a repararlo.

Cuando ellos no pudieron, él lo hizo.

Gracias a estas grotescas hazañas, consiguió el puesto de cirujano de los gladiadores de la ciudad.

Más tarde, dejó la arena para convertirse en el médico personal de cuatro Emperadores romanos.

Mientras sus pares debatían sobre síntomas y sus orígenes, Galeno se centró en estudiar la anatomía.

Estaba convencido de que cada órgano cumplía una función específica.

Como el gobierno romano prohibía, mayormente, experimentar con cadáveres humanos, Galeno realizó numerosas disecciones de animales.

Incluso con esta limitación, sus incansables investigaciones dieron lugar a algunas conclusiones muy precisas.

Una de las más importantes contribuciones de Galeno fue su comprensión de que el cerebro, no el corazón, controlaba el cuerpo.

Confirmó esta teoría al abrir el cráneo de una vaca viva.

Al aplicar presión en diferentes partes del cerebro, podía relacionar las distintas regiones a funciones específicas.

Otros experimentos le permitieron distinguir entre nervios sensoriales y motores, determinar que la orina se producía en los riñones, y deducir que la respiración era controlada por músculos y nervios.

Pero estos sorprendentes experimentos también condujeron a errores importantes.

Galeno nunca se dio cuenta de que la sangre circula de forma constante a través del cuerpo.

Creía más bien que el hígado producía de forma constante una cantidad infinita de sangre, la cual se agotaba en su viaje de ida hacia los órganos.

Galeno se lleva también el crédito por reforzar la teoría popular de los cuatro humores.

Introducida por Hipócrates unos siglos atrás, esta equivocada hipótesis establecía que la mayoría de los problemas de salud se debían a un desequilibrio en los cuatro fluidos corporales: los humores.

Para corregir este balance, los médicos implementaban peligrosos tratamientos, como el sangrado y la purga.

Dada esta inadecuada compresión del sistema circulatorio, Galeno fue un ferviente defensor de estos tratamientos, a pesar de que tenían resultados en ocasiones letales.

Desafortunadamente, el ego de Galeno lo llevó a pensar que todos sus descubrimientos eran de suma relevancia.

Escribió tratados sobre anatomía, nutrición, cuidados de los enfermos, catalogando meticulosamente sus obras para asegurar su conservación.

Durante los siguientes 13 siglos, la gran colección de Galeno imperaba sobre todas las demás escuelas de pensamiento.

Sus textos se volvieron el material básico para instruir a los nuevos médicos, quienes a su vez escribían nuevos ensayos que enaltecían las ideas de Galeno.

Incluso los médicos que disecaban cadáveres humanos repetían, incomprensiblemente, los errores de Galeno, a pesar de ver evidencia clara en contra.

Mientras tanto, los pocos médicos osados que ofrecían opiniones alternas eran ignorados o ridiculizados.

El legado de Galeno se mantuvo inalterado por 1300 años, hasta que el anatomista del Renacimiento, Vesalio, se expresó en contra.

Como Vesalio era un científico y orador destacado, su autoridad influyó en muchos médicos jóvenes de la época.

Pero incluso entonces, pasarían otros 100 años antes de que se produjera una descripción correcta de la circulación sanguínea, y 200 años más para que la teoría de los humores se descartara por completo.

Por suerte, hoy contamos con los beneficios de los experimentos de Galeno sin tener que otorgar igual reconocimiento a sus ideas menos precisas.

Pero quizá lo valioso sea recordar que la ciencia es un proceso en constante cambio y que se debe poner siempre la evidencia por sobre el ego.

https://www.ted.com/talks/ramon_glazov_ancient_rome_s_most_notorious_doctor/

 

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