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El mito de Sísifo – Alex Gendler – Charla TED-Ed

Charla «El mito de Sísifo – Alex Gendler» de TED-Ed en español.

Ver la lección completa en: https://ed.ted.com/lessons/the-myth-of-sisyphus-alex-gendler

Sísifo fue un soberano que gobernó su ciudad con inteligencia y la llevó a la prosperidad, pero también fue un perverso tirano que sedujo a su sobrina y que mataba a sus huéspedes para demostrar su poder. Al violar la sagrada tradición de la hospitalidad, Sísifo encendió la ira de los dioses. Pero sus temerarias provocaciones fueron finalmente su propia condena: un castigo que Zeus le impondría para toda la eternidad. Alex Gendler nos cuenta el mito de Sísifo.

Lección de Alex Gendler; dirección de Adriatic Animation.

  • Autor/a de la charla: Alex Gendler
  • Fecha de grabación: 2018-11-13
  • Fecha de publicación: 2018-11-13
  • Duración de «El mito de Sísifo – Alex Gendler»: 278 segundos

 

Traducción de «El mito de Sísifo – Alex Gendler» en español.

Con personajes atados a una rueda de fuego, convertidos en araña o condenados a que un águila les devorase el hígado, la mitología griega relata numerosas historias de dioses que imponen espantosos tormentos a los mortales que los desafían.

Sin embargo, uno de los castigos más famosos no se destaca por su gran crueldad, sino por su inquietante familiaridad.

Sísifo fue el primer rey de Éfira, antiguo nombre de la actual Corinto.

Si bien gobernó su ciudad con inteligencia y la llevó a la prosperidad, fue también un tirano perverso que sedujo a su sobrina y mataba a sus huéspedes para demostrar su poder.

Esta violación a la sagrada tradición de la hospitalidad enfureció a los dioses.

Sin embargo, Sísifo podría haber evitado el castigo de no haber recurrido a temerarias provocaciones.

Todo comenzó cuando Zeus raptó a la ninfa Egina y se la llevó bajo la forma de una enorme águila.

Asopo, padre de Egina y dios de los ríos, los siguió hasta Éfira, donde encontró a Sísifo.

Asopo le prometió al rey hacer brotar un manantial dentro de la ciudad a cambio de información sobre el sitio adonde Zeus había llevado a la muchacha.

Cuando Zeus se enteró, tal fue su ira que ordenó a Tánatos, o la Muerte, que encadenara a Sísifo en el inframundo para que no causara más problemas.

Pero Sísifo hizo honor a su astucia.

Cuando Tánatos se disponía a apresarlo, el rey le pidió que le enseñara cómo se usaban las cadenas y, rápidamente, Sísifo lo hizo prisionero antes de que escapara al mundo de los vivos.

Con Tánatos prisionero, nadie moría, y el mundo se convirtió en un caos.

Todo volvió a la normalidad cuando el dios de la guerra Ares, contrariado porque las guerras ya no eran una diversión, liberó a Tánatos.

Sísifo sabía que tenía las horas contadas.

Pero ocultaba otro as debajo de la manga.

Antes de morir, pidió a su esposa Mérope que arrojara su cuerpo a la plaza pública, y desde allí fue arrastrado por las aguas hasta las costas del río Estigia.

Ya de regreso al mundo de los muertos, Sísifo se acercó a Perséfone, reina del inframundo, y se lamentó de que su esposa lo había ofendido al no honrarlo con un funeral.

Perséfone le concedió permiso para regresar al mundo de los vivos y castigar a Mérope, siempre y cuando regresara una vez terminada su misión.

Como era de esperar, Sísifo rompió su promesa y, de este modo, logró escapar de la muerte por segunda vez engañando a los dioses.

Pero no habría una tercera vez, pues el mensajero Hermes llevó a Sísifo de regreso al Hades.

El rey se creyó más listo que los dioses, pero Zeus tendría la última palabra.

El castigo que le impuso a Sísifo era una tarea muy concreta: hacer rodar una roca enorme por una colina, cuesta arriba.

Pero cuando se acercaba a la cima, la roca volvía a caer, y Sísifo debía volver a empezar una y otra vez…

una y otra vez…

eternamente.

Los historiadores sugieren que el relato de Sísifo podría tener origen en antiguos mitos sobre la salida y la puesta del sol, u otros ciclos de la naturaleza.

Lo cierto es que la vívida imagen de alguien condenado a repetir incesantemente una tarea inútil se ha interpretado como una alegoría de la condición humana.

En su clásico ensayo, «El mito de Sísifo», el filósofo existencialista Albert Camus comparó este castigo con la infructuosa búsqueda humana del sentido y la verdad en medio de un universo indiferente y vacío de significado.

En lugar de un Sísifo desesperado, Camus lo imaginó afrontando su destino con valor cada vez que bajaba por la colina para volver a subir la roca.

Y aun, si las luchas que la vida nos impone a diario pueden parecer a veces igualmente absurdas y repetitivas, les damos sentido y valor cuando las tomamos como propias.

https://www.ted.com/talks/alex_gendler_the_myth_of_sisyphus/

 

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