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Charla «El mito del Sampo: una fuente inagotable de fortuna y codicia» de TED-Ed en español.
Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/the-myth-of-the-sampo-an-infinite-source-of-fortune-and-greed-hanna-ilona-harmavaara
Después de una dura batalla marítima y ocho largos días de ser asediado por las olas, Väinämöinen –un poderoso y sabio bardo, tan longevo como la misma Tierra– fue arrastrado hasta las costas de la lejana Pohjola. Una astuta bruja lo sanó, pero le exigió algo a cambio de ayudarlo a regresar a casa. No satisfecha con simple oro y plata, Louhi quería algo que aún no existía. Hanna-Ilona Härmävaara nos cuenta el mito finlandés sobre el origen del «Sampo».
Lección de Hanna-Ilona Härmävaara, dirigida por WOW-HOW Studio.
- Autor/a de la charla: Hanna-Ilona Harmavaara
- Fecha de grabación: 2019-09-23
- Fecha de publicación: 2019-09-23
- Duración de «El mito del Sampo: una fuente inagotable de fortuna y codicia»: 290 segundos
Traducción de «El mito del Sampo: una fuente inagotable de fortuna y codicia» en español.
Tras una dura batalla marítima y ocho largos días de ser asediado por las olas, Väinämöinen —un poderoso y sabio bardo, tan longevo como la misma Tierra— fue arrastrado hasta las costas de la lejana Pohjola.
A diferencia de su hogar, Kalevala, Pohjola era una tierra oscura y helada, gobernada por Louhi, la hechicera del norte.
La astuta bruja sanó a Väinämöinen, pero le exigió algo a cambio de ayudarlo a regresar a casa.
No satisfecha con simple oro y plata, Louhi quería algo que aún no existía: el «Sampo», que debía ser forjado a partir de «las plumas de cisnes blancos, la leche de la máxima virtud, un único grano de cebada y las más refinada lana de piel de cordero».
Se creía que este artefacto era una fuente inagotable de riquezas.
Pero Väinämöinen sabía que únicamente Seppo Ilmarinen, el Eterno Herrero que forjó la mismísima cúpula del cielo, podía fabricar semejante objeto.
Así que convenció a Louhi de que le permitiera ir a buscarlo.
Si bien el viaje no fue nada fácil, el bardo finalmente llegó a Kalevala.
Pero Ilmarinen se negó a ir al tenebroso norte, tierra de brujas y caníbales.
Pero para cumplir su palabra, Väinämöinen engañó a Ilmarinen para que subiera a un árbol gigante.
Luego, invocó una potente tormenta para que trasladara al herrero hasta Pohjola.
Ilmarinen fue bienvenido en el norte.
Louhi ofreció a su nuevo huésped una extravagante hospitalidad y le prometió la mano de su hermosa hija a cambio de que él construyera el artefacto.
Cuando finalmente le preguntó si era capaz de fabricar el Sampo, el valeroso herrero contestó que efectivamente podía hacerlo.
Pero por más que intentaba doblegar la fragua a su voluntad, sus fuegos producían solamente otros artefactos, de apariencia hermosa, pero defectuosos: como un elegante arco sediento de sangre, o el brillante arado que destruía las cosechas de los campos.
Finalmente, Ilmarinen invocó los vientos para trabajar la fragua y en tres días construyó el Sampo.
El fuego de la fragua le dio a la tapa múltiples colores.
A los costados, el herrero construyó un molino de granos, uno de sal y otro de dinero.
Louhi estaba tan complacida con el ilimitado poder productivo del objeto que se apresuró a ocultarlo dentro de una montaña.
Cuando Ilmarinen intentó reclamar su premio, la doncella prometida se negó a casarse con él, y el herrero debió regresar a casa solo.
Pasaron los años y, mientras Pohjola prosperaba, Ilmarinen y Väinämöinen permanecían solteros y pobres.
Afligido por esta injusticia, el bardo ideó un plan para recuperar el Sampo y ambos partieron hacia el norte con la ayuda de Lemminkäinen, un apuesto joven con la reputación de causar problemas.
Al llegar, Väinämöinen exigió la mitad de las ganancias del Sampo como compensación.
De lo contrario, lo tomarían por la fuerza.
Indignada por este pedido, Louhi invocó sus fuerzas para enfrentar a los héroes.
Pero mientras su ejército se preparaba para la guerra, el bardo tocó su arpa mágica, Kantele, y los hechizó, sumiendo a toda Pohjola en un profundo sueño.
De esta forma, los tres hombres tomaron el Sampo y escaparon en silencio.
Lemminkäinen estaba tan extasiado por su victoria que pidió a Väinämöinen que cantara sobre su triunfo.
El bardo se negó, pues conocía los peligros de celebrar con antelación.
Pero tras viajar por tres días, el entusiasmo de Lemminkäinen fue más fuerte que él, y se puso a cantar irresponsablemente.
Su espantosa voz alertó a una grulla, cuyos chillidos despertaron a la horda de Pohjola.
El ejército emprendió la marcha.
Mientras el navío se acercaba, Väinämöinen lanzó una roca y destrozó su casco.
Impávida, Louhi se transformó en un águila gigante, y transportó a su ejército en su espalda para atacar el navío de los héroes.
El ave consiguió sujetar el Sampo con sus garras, pero con la misma rapidez cayó al mar, se rompió en pedazos y se hundió en lo profundo, fuera de su alcance.
Enterrado en el fondo del océano, los restos de este poderoso artefacto permanecen en el reino de Ahti, el dios del agua, y desde allí salan los mares hasta el día de hoy.
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